3 de septiembre de 2019

Fin del verano en Laredo

Durante el verano hemos seguido montando en bicicleta pero pocas veces juntos. Casi todos hemos aprovechado para conocer nuevos caminos y paisajes inéditos en los lugares donde pasábamos nuestras vacaciones. Pero ya empieza a ser tradición juntarnos todos, o casi todos, en Laredo el último fin de semana de agosto para despedirnos del verano.


En esta ocasión fuimos ocho los que nos desplazamos hasta esa localidad cántabra y allí siete hicimos una bonita ruta el Domingo por la mañana.

Las previsiones para ese día habían sido malísimas durante toda la semana, pero a pesar de los pronósticos a las 9,00 h no caía ni una gota, si bien el cielo estaba muy encapotado.


Una vez que nos preparamos rodamos por el paseo marítimo hasta llegar a El Puntal, donde nos hicimos una foto de grupo. Como se puede observar no hablamos con anterioridad de la indumentaria a vestir y reinó la anarquía.


Abandonamos El Puntal y nos dejamos guiar por nuestro anfitrión, primero por una avenida para después continuar hacia las Marismas de la Ría de Treto, llegando finalmente a Colindres, donde atravesamos el puerto pesquero.



Tras salir del puerto cruzamos la ría por el coqueto puente de hierro, salimos a la carretera, cruzamos la localidad de Treto y en la segunda rotonda que nos encontramos giramos a la izquierda para ascender primero y descender después hacia otra localidad llamada Rada. Antes de llegar a esta cruzamos por otro puente el río del mismo nombre que dicha localidad.



 Al llegar a Rada comprobamos que el clero sigue manteniendo algunos privilegios, como se puede observar en la foto.


Tras cruzar esta localidad continuamos por un camino asfaltado que nos llevó a otras pequeñas localidades o barrios, que está trazado casi en paralelo al pequeño río Clarín y que no tiene dificultad alguna porque es prácticamente llano. En ese tramo nos encontramos bonitas estampas propias de Cantabria e incluso un precioso puente.




A medida que avanzaba la mañana el cielo se fue poniendo más oscuro. Incluso comprobamos que en esa zona había llovido hacía poco porque el suelo estaba muy mojado y, como era lógico, comenzó a "chispear", algo bastante lógico ya que nos estábamos dirigiendo al Valle de Llueva. Al llegar a esa localidad el "chirimiri" ya era un chubasco en condiciones y nos estábamos empapando, claro.


Al terminar las últimas casas giramos a la izquierda para acercarnos hasta la ermita de San Roque. Allí paramos un momento pero enseguida nos pusimos en marcha de nuevo, porque dejar de pedalear era sinónimo de quedarnos fríos.

La lluvia trastocó los planes de nuestro anfitrión, que quería que hubiéramos ascendido un puerto cercano, y tuvo que improvisar haciendo que volviéramos a la carretera que nos había llevado a Llueva, la cruzamos y continuamos unos metros más para ver el nacimiento del riachuelo Clarín. Enseguida volvimos a la carretera y poco después nos desviamos para continuar por un camino asfaltado que discurre en paralelo a la otra orilla del Clarín.



A lo largo de este tramo paró de llover y, como la temperatura no era mala, nos fuimos secando algo. El terreno seguía siendo llano y en algún momento incluso con cierto perfil descendente así que rodábamos rápido.

Llegamos de nuevo a Rada, volvimos por la misma carretera que habíamos tomado a la ida hasta una pequeña localidad llamada Coz de Monte y allí giramos a la izquierda para comenzar un largo ascenso, unos cinco kilómetros.


Tras esos cinco kilómetros se sucedieron altibajos durante otros tantos, eso sí, aderezados con buenas vistas de los valles de la zona.



La última de las subidas era mas larga y, además, volvió la lluvia, pero eso no impidió que siguiéramos disfrutando.


Y tras tanta subida no quedaba otra que descender, y fue a lo grande. Un bonito descenso con bastantes curvas y sin tráfico. Una pena que al estar mojado el asfalto obligara a tomar precauciones...  Al terminar tuvimos que cruzar la autovía A8 y continuamos en parelelo a ella durante un tramo.


Algunos pensábamos que los ascensos ya habían terminado, pero no, aún había otro de cierta importancia de alrededor de un kilómetro. Eso sí, al coronar había "premio", ya que desde lo alto se podía contemplar una excelente vista de Laredo y su costa.



Aunque creíamos haber terminado ya con todas las cuestas aún quedaba una, más corta eso sí, y tras ella comenzamos a descender entre urbanizaciones de Treto. Finalmente salimos a la carretera que unas horas antes nos había llevado desde Colindres hasta esa localidad, pero ahora tocaba deshacer el trayecto, por lo que cruzamos el puente de hierro, volvimos a pasar por el muelle y llegamos a Laredo recorriendo algunos caminos distintos a los que habíamos transitado a la ida. 

Como en nuestros cuentakilómetros marcaban 62 km decidimos, a pesar de estar mojados, tomar una caña. Tras beberla, disfrutarla y "comentar la jugada" vimos como en el cielo se abría un claro. Fuimos a guardar las bicis y por ese claro se coló el sol, así que nos cambiamos rápido y cuatro de nosotros nos dirigimos a la playa, que estaba allí mismo, para darnos un bañito que nos supo a gloria y que para la mayoría será el último de la temporada. Curiosamente poco después de salir del agua se escondió de nuevo el sol y comenzó a llover de nuevo. Y ya no pararía en toda la tarde.

El fin de "fiesta" lo celebramos comiendo una marmita de atún de la que dimos buena cuenta, tanto los bíkers como las galanas. Tras la comida cargamos las bicis y regresamos a Zamora.


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Relive 'Morning Sep 1st'

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