12 de octubre de 2020

Por las tierras de Tábara y la Sierra de la Culebra

Tenemos que reconocer que la Sierra de la Culebra es una de nuestras debilidades dentro de la provincia. Y lo bueno que tiene es que no nos cansamos de ella, todo lo contrario, nos gusta cada día más. La mayoría no la hemos descubierto en su plenitud hasta que no la hemos conocido desde la bici, y rara es la temporada que no hacemos dos o tres rutas en las que la incluyamos. Hoy fue una de ellas. Pero además en esta ocasión le añadimos un aliciente, el Parque Eólico de Valmediano, un lugar desde donde hemos podido disfrutar de unas vistas espectaculares.

Aunque la ruta comenzó en Litos, la salida fue bastante antes, a las 8,45, desde Zamora. Pocos minutos después de las 9,30 llegamos a esta localidad y comenzamos a preparar las bicis y a abrigarnos porque por primera vez esta temporada la temperatura era baja, en torno a 6º.


Tras arrancar y empezar a dejar el pueblo atrás nos encontramos con la primera dificultad, había que cruzar el lecho del río Cachón. Estaba seco, pero la subida y la bajada al mismo hubo que hacerla con las bicis en la mano. Visto ahora con la imagen del satélite, sólo teníamos que haber vuelto hacia el pueblo y nos habríamos encontrado con un puente : )
 

Nos alejamos de Litos por un buen camino de perfil ascendente y con tierras de labor a ambos lados del mismo salpicadas de encinas.


Íbamos pisando, en sentido inverso, el Camino de Santiago Sanabrés, de hecho, nos cruzamos con dos peregrinos en bicicleta, pero no tardamos en abandonarlo para seguir por otro camino que sale a nuestra izquierda. 

Continuamos por este, que también tiene buen firme, adornado con alguna subida y bajada suaves hasta que llegamos a la carretera que une Tábara con Pueblica de Valverde. Salimos a ella, rodamos por su asfalto poco más de cien metros y nos desviamos a la derecha para continuar por un camino estrecho y con pendiente de las que ayudan a quitar el frío de esas horas de la mañana.


El firme dificultaba el ascenso porque en algunos tramos el terreno estaba algo suelto. Subimos rodeados de pinos, jara y monte bajo. Después de aproximadamente kilómetro y medio de ascenso llegamos a una pista ancha, un camino de servicio que nos conduce a los primeros aerogeneradores de una larga serie de ellos.


Cuando la vegetación lo permite miramos a los lados y vemos, a nuestra derecha la Tierra de Tábara y a la izquierda los Valles. Unas vistas que fueron un auténtico lujo, al igual que el día, con un sol espléndido que ayudaba en gran medida a combatir el frescor de la mañana.


Si alguien pensó que por rodar junto a los aerogeneradores el perfil de ese tramo iba a ser plano, se equivoca, porque continuamos subiendo y bajando siguiendo la hilera de estos molinos gigantes.

En un momento dado había un ramal que iba a la derecha y lo seguimos para continuar hasta donde terminaba el camino. Allí, junto al último aerogenerador de ese ramal, pudimos volver a deleitarnos con las vistas.



Enseguida volvimos al camino principal iniciando un prolongado descenso que, tras un giro de noventa grados, nos llevó hasta Faramontanos de Tábara por una espectacular bajada que puso los velocímetros en valores muy altos.


Cruzamos algunas calles de esta localidad y, al salir de ella, tomamos un camino a la derecha, el que pasa junto a las pistas de pádel y de futbito. Un camino ancho de concentración que no abandonamos hasta algo más de un kilómetro después, momento en el que giramos a la izquierda para, no mucho después volver de nuevo a la derecha, para ya seguir, a lo largo de unos 3 km, hasta Tábara.


La entrada en este pueblo no puede ser más bonita porque nos dimos de frente con la preciosa torre de la iglesia de Santa María. Iglesia de origen románico, si bien con muchas intervenciones posteriores que generan la convivencia de varios estilos.


Rodamos por varias calles de este pueblo, que tiene connotaciones sentimentales para varios de los bíkers de este grupo, al ser el lugar de nacimiento de algunos de sus ancestros. Terminamos saliendo a la carretera de Riofrío por la que seguimos unos cientos de metros hasta que, antes de llegar al silo, giramos a la derecha para atajar e ir hacia un camino, el que conduce al paraje de San Mamés.


Tras pequeñas subidas y bajadas por este camino de buen firme y mucho polvo, llegamos al lugar donde se inicia la subida a la ermita de San Mamés. Ascendimos por ella y allí mismo decidimos hacer nuestra parada de media mañana.


Después de hacer una foto de grupo, comimos algo y enseguida volvimos a subir a nuestras bicis para descender hacia la pradera y comenzar a adentrarnos en la Sierra de la Culebra.

Nada más salir de San Mamés se intuye que comienza la sierra porque la vegetación cambia mucho en relación a todo lo que habíamos ciclado anteriormente. Empezaron a proliferar los robles y el verdor comenzaba a estar por todas partes. 

Tras unos dos kilómetros recorriendo este robledal giramos a la derecha para tomar un camino que algunos conocíamos de anteriores visitas a la Culebra. Un camino con un ascenso de cierta dureza, sobre todo por su longitud, un par de kilómetros y que, nada más cogerlo inicia la transición al bosque de replobación, pinar, mayoritario en esta sierra.



A pesar de no ser un bosque autóctono, no le resta belleza al paisaje. Por momentos parece que se está recorriendo un bosque cualquiera del norte de Europa o de Canadá. 


El ascenso concluye cuando el camino se une a uno principal, el que conduce al llamado Casal. Un camino de muy buen terreno, con ligero ascenso en ese tramo y que, tras una bajada, casi nos empotra contra una barrera que hay para evitar el paso de vehículos y que, por un lado, hay hueco para que puedan pasar caminantes o ciclistas.
 

Después de pasar la barrera el camino está trazado en paralelo al arroyo del Casal y está flanqueado, a la derecha por una ladera repleta de pinos, y a la izquierda por el propio arroyo y una zona como pantanosa en época húmeda. El perfil de todo el tramo, desde poco después de cruzar la barrera y las instalaciones del Casal, es ascendente. Cierto es que el ascenso es tendido y muy llevadero, y fácilmente se rueda a 20 km/h a pesar de la inclinación. 

Después de pasar junto al criadero de burros y otras instalaciones que allí tiene la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente, continuamos a la derecha y, tras otro pequeño ascenso, comenzamos a rodar de nuevo entre un bosque cerrado de pinos a ambos lados del camino.



Poco después se comienza a descender y el bosque se cierra aún más, recorriendo así una zona sombría pero muy bonita. En esta época los helechos que circundan los pinos se habían tintado de una amplia gama de ocres y hacía más bonito aún el recorrido.




La velocidad a la que cada uno hizo el descenso hizo que el grupo se estirara, pero siempre manteniendo el contacto visual entre unos y otros.


El descenso termina al salir del bosque y se continúa con dirección a Ferreras de Abajo. En ese tramo, al estar ya fuera de zona de arbolado, se empezó a notar el viento, que además nos daba de cara. No tardamos en salir a la carretera que une las dos Ferreras, por la que rodamos poco más de kilómetro y medio.

Sin dejar la carretera cruzamos el pueblo de lado a lado y al salir de este en dirección al cruce con la N-631, continuamos por el carril bici que han construido en paralelo a la carretera. Cuando llegamos al cruce, atravesamos la carretera y continuamos por un camino que hay justo enfrente y que, virando hacia la derecha, cruza por debajo de las vías de AVE y lleva hasta Litos en poco más de tres kilómetros, en los que nos molestó mucho el viento frontal, si bien como lo que nos quedaba era muy poco, no se lo tuvimos en cuenta.

Al llegar a la iglesia, donde teníamos aparcados los coches, dos bíkers recogieron sus bicis e iniciaron su vuelta a casa y el resto, y uno más que se unió unos minutos más tarde, se dirigieron al restaurante Cinco y Caña, donde recuperaron las energías gastadas y, quizás, alguna más...

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Para diseñar esta ruta nos hemos basado en una de Luzu, otra de Jcrio, y la "cosecha propia". Gracias a ambos por compartir en Wikiloc.

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