27 de noviembre de 2022

VI Marcha MTB Ufones

No solemos frecuentar las pruebas de bici de montaña, pero a algunas acudimos porque les tenemos simpatía, y la de Ufones es una de las que más porque es digno de admirar el cariño y la entrega con la que todos los vecinos (28), familiares y simpatizantes participan en la organización de este evento. Y lo hacen perfecto, la verdad.

La salida de la VI Marcha MTB de Ufones estaba prevista a las 10.30 h, pero antes había que cargar las bicis, desplazarse hasta allí, descargar, prepararse y recoger el dorsal; así que los cuatro bikers que íbamos a participar salimos de Zamora a las 8.45 h. Ya en la ciudad nos dimos de bruces con la niebla y nos acompañó, salvo pequeños tramos, durante todo el camino. También estaba en Ufones al llegar, aunque parecía que iba a levantar. Lo que sí había era frío, en toda regla, ya invernal, solo 1º.

Aproximadamente a la hora prevista se dio la salida. Como la plaza del pueblo es pequeña los ciclistas ocupábamos más de una calle adyacente.

Los primeros nueve kilómetros fueron como una vuelta de calentamiento porque saliendo de Ufones, pasamos por Rabanales para, seguidamente, volver a pasar por el propio Ufones. Eso sí, fue como un preludio de todo lo que nos íbamos a encontrar después, sube y bajas continuos, tramos atravesando robledales y otras zonas más despejadas de vegetación.



La niebla, lejos de desaparecer, se hizo más presente pero eso sí, el frío inicial que todos sentimos, tras las primeras cuestas, había desparecido.


Después de pasar de refilón por Ufones nos dirigimos hacia San Juan del Rebollar. El tramo de unos 5 km que separa ambas localidades lo formaba una subida y una bajada en las que encontramos zonas con poca vegetación, y otras arboladas, totalmente vestidas de otoño para la ocasión.


Tanto en Ufones como en San Juan del Rebollar había mucha gente en la calle que animaba y animaba sin parar, y es digno de admirar porque no estaba el día para estarse parado... 


Saliendo de este pequeño pueblo nos esperaba un sendero precioso, rodeado de paredes alistanas para delimitar las propiedades, robles, hiedra y bastante barro.


El camino era estrecho y solo permitía una fila de a uno. Poco después se abrió un claro en el bosque y el camino se ensancho, si bien seguidamente nos sumergimos en un single track, es decir un sendero estrecho, trazado para la ocasión, haciendo un continuo zig zag entre robles.


Poco después de salir del robledal entramos en la siguiente localidad atravesada por la Marcha, en esta ocasión se trataba de Matellanes.


En realidad recorrimos muy pocas calles de esta porque poco después de entrar en el pueblo giramos a la izquierda.

No muy lejos de esta localidad, desde una zona alta y despejada de vegetación pudimos disfrutar de buenas vistas a nuestra derecha.


Íbamos camino de Fradellos pero nos quedaba un largo trecho hasta llegar a él. Llevábamos poco más de 20 km de marcha desde la salida y nos restaban otros tantos hasta alcanzar esa localidad. Entre medias atravesamos paisajes de todo tipo: zonas de robles, un pinar, zonas despejadas... Y eso sí, siempre subiendo y bajando, como ya hemos dicho, esa fue la tónica de todo el recorrido.




A todo esto, la niebla había levantado por fin. El sol se llegó a ver en muchos momentos a lo largo de la mañana bajo esa espesa capa de nubes, pero no lograba romperla. Finalmente lo consiguió, tímidamente, y atravesando nubes altas. Aún así todo recobró "alegría" con esa luz con la que casi inundó todo.


Es imposible relatar el recorrido que hicimos en este largo tramo camino de Fradellos porque cambiamos de dirección infinitas veces, solo hay que ver el mapa del recorrido más abajo para creerlo. Pero sí recordamos haber atravesado largas praderas por las que no se rodaba mal, pese a la humedad existente. No estaban anegadas y eso nos salvó.



Ya muy cerca de Fradellos cruzamos una carretera y no mucho después realizamos un giro a la izquierda. Allí se iniciamos una rampa que, sin duda, es la peor de todo el recorrido. Su inclinación, el firme, salpicado de piedras, y que las piernas ya llegan cargadas, la endurecieron. Cuando creíamos haberla superado porque había unos metros llanos descubrimos que tras ese respiro había un curva y la subida continuaba. Eso sí, al llegar a la parte más alta se inicia un descenso muy inclinado que nos puso a los pies de Fradellos.


Al llegar a la parte más baja cruzamos un bonito puente y tocó ascender por algunas de sus empinadas calles. Cerca de sus últimas casas nos encontramos con el segundo avituallamiento. El anterior estaba en el km 20 aproximadamente. En ambos, los voluntarios se afanaban en atender a todos los que llegaban ofreciendo plátanos, mandarinas, dulces y bebidas.


Paramos lo justo para comer un poco de fruta y continuamos nuestro camino. Salimos de la localidad descendiendo hacia otro bonito puente sobre el río Cebal, al que íbamos a acompañar hasta prácticamente Grisuela.



Desde este punto nos quedaban poco menos de 20 km, que volvieron a ser muy variados, atravesando zonas muy dispares. Como decíamos, íbamos acompañando al río Cebal, si bien en muchos momentos no lo veíamos. Volvimos a rodar por preciosos caminos escoltados de robles, jaras y mucho verdor.


También pasamos junto a lugares que, con ese verdor y con la luz del sol, conformaban un precioso conjunto.

Tan pronto íbamos por buenas pistas, como girábamos para abandonar una de estas y seguir por un sendero estrecho, o un camino entre paredes hechas con primor.


De vez en cuando conseguíamos ver el río que, gracias a las lluvias de las últimas semanas, las tan necesitadas lluvias, conformaban un caudal aceptable.


Desde una parte algo más alta conseguimos componer una mejor estampa del mismo.


Poco después de partir de Fradellos nos enfrentamos a un ascenso de nueve kilómetros de duración. En ocasiones era poco perceptible, pero no tardaba en aparecer una rampa que ponía las cosas en su sitio. Igualmente también iban apareciendo, de vez en cuando, bonitas estampas del campo alistano.


Y también de vez en cuando aparecían charcos. No habíamos hablado del barro hasta ahora, pero realmente fue un invitado en todo regla a este festín. Estuvo presente desde el primer momento y fue impregnando con descaro nuestras bicis y nuestra ropa. Había ocasiones en las que se podía esquivar, pero muchas otras en las que no tocaba otra que pisarlo y enfandangarse.


Llegamos a Grisuela, donde volvimos a encontrar gente animando a todos los ciclistas. Poco después de salir de esta pequeña localidad rodamos por una buena pista ascendente que, al igual que otras partes del recorrido, la teníamos aún muy presente en nuestra memoria, ya que esta y otras las habíamos pisado con nuestras bicis hacía poco más de un mes. (Ruta: De Rabanales a la Raya y más allá).


No habíamos citado que nuestro grupito se había roto muchos kilómetros antes. Una unidad desapareció en la salida y tardamos casi 50 km en volverlo a ver, y otra unidad iba algo por delante de los dos restantes. Faltando pocos kilómetros se volvieron a unir estos tres últimos.


Sin darnos cuenta, el escaso y poco vigoroso sol que nos había acompañado algunos minutos, había desaparecido y empezamos a temer que se cumplieran las previsiones de lluvia para algo después del mediodía. Poco después comenzó a llover... Menos mal que fueron solo unos minutos y enseguida paró.

Ya muy cerquita del final comenzamos a rodar por single tracks muy bonitos, con alguna zona técnica de mucha roca aflorando a la superficie.


Finalmente vimos ya Ufones. Para llegar a él descendimos una cuesta pero en vez de tomar el camino más recto a la meta, la organización nos llevó por caminitos que recorren la parte baja del pueblo para después ascender por dos calles, justo cuando las piernas quieran ya pocas bromas. 


Tras esos ascensos entramos en la plaza. Nos buscamos los tres, nos agarramos en paralelo y así, de esa guisa, cruzamos el arco de meta. Y a unos metros de esta nos hicimos una foto para corroborarlo.



Nos acercamos al avituallamiento donde cogimos un dulce y lo mejor, una vasito de caldo caliente que, a todo el mundo, sabía a gloria.

El cuarto bíker entró poco después, habiéndose retrasado porque en los último kilómetros tuvo una avería que le frenaba la rueda trasera.

Queremos aprovechar para felicitar a la organización porque transmite el cariño con el que hace todo. Y lo que se hace con cariño siempre sale bien. ¡Enhorabuena por vuestro trabajo y por lograr hacer cada año una preciosa ruta!



Para descargar la ruta haz clic en el logo de Wikiloc.

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