19 de marzo de 2023

La Isla del Duero

La definición de isla que todos tenemos en mente es la de "una porción de tierra rodeada de agua por todas partes". Hoy hemos visitado una zona denominada así, "La isla", sin embargo no cumple con esa definición porque está unida a tierra por una parte, así que se trata de una península. En realidad es un gran meandro que hace el Duero en las cercanías de Villalazán. En esa zona también hay algunas lagunas que hoy visitamos.

Hoy, por fin, después de muchas salidas bajo mínimos, conseguimos juntarnos siete bíkers, solo faltaron dos para estar todos. Para celebrarlo, amaneció un día con un cielo sin una nube y con un sol espléndido, o eso nos parecía... 

Quedamos a las 9.00 h, y cinco minutos más tarde partíamos del lugar habitual. La temperatura era de 3º pero ese sol prometía que nos iba a regalar una mañana agradable. Cuál fue nuestra sorpresa cuando, nada más empezar a rodar, nos acercamos al río y allí nos encontramos con una niebla que acompañaba a las aguas, resistiéndose a ser vencida por el sol en esa lucha que siempre mantienen la una contra el otro. Eso sí, la estampa merecía la pena como pudimos comprobar al pasar sobre el Puente de Cardenal Cisneros.


Una vez que cruzamos el puente, bajamos las escalerillas y continuamos a ritmo tranquilo hacia Villaralbo por el denominado camino de San Miguel. En ese tramo aprovechamos para ponernos al día de las novedades de la semana de unos y otros.

En el momento en el que nos debíamos separar del río para enfilar hacia las primeras viviendas de Villaralbo no lo hicimos y continuamos recto por la ribera del mismo. Mientras, siguieron dirimiendo sus diferencias la niebla y el sol, estando ya a punto de vencer este definitivamente. 


Poco después comenzamos a rodar por uno de los recorridos más bonitos que podemos encontrar cerca de Zamora. Se trata de una senda que serpentea igual de caprichosamente que lo hace el Duero porque está trazada bordeando este. 


El rocío hacía brillar la hierba, que en estos días, ya casi primaverales, lo cubre casi todo y luce de un intenso verde. A nuestra izquierda el río, hoy azulado por mor del cielo, y a nuestra derecha mucho arbolado al principio, e hileras de chopos milimétricamente alineados más adelante, cuando la senda se convirtió en camino.



Ese camino que seguíamos, en un momento dado se terminó. En los mapas aparece un tramo que en la realidad no existe como tal y en su lugar encontramos vegetación. Intentamos ir al encuentro de otro cercano pero tuvimos que ir con la bici en la mano entre ramajes e incluso fue necesario cruzar un riachuelillo. Así conseguimos llegar a dicho camino que, en unos cientos de metros, nos llevó de nuevo al track que estábamos siguiendo (en el de Wikiloc ya está corregido).


Poco después llegamos a la carretera que une Villaralbo con Villalazán. Nos incorporamos a ella durante menos de un kilómetro y la abandonamos girando a la derecha para seguir por un camino ancho que, tras otro giro y unas pedaladas más, nos llevó a Madridanos. 

Pasamos por un lateral de este pueblo y seguimos por el GR-14, pero pronto giramos a la izquierda para dirigirnos a Villalazán. Poco más de un kilómetro más adelante estábamos cruzando de nuevo la carretera y tomando el camino de frente, dejando a nuestra derecha esa localidad.

Este camino nos dirigía hacia el Duero, pero antes de llegar a él giró y comenzamos a rodar en paralelo a su cauce. 


Más adelante, justo tras pasar sobre un pequeño puente, volvimos hacia la izquierda. No tardamos mucho en abandonar ese camino y tomar un senderito precioso, rodeado de verde y árboles. 


Poco después pudimos ver a nuestra derecha la primera de las lagunitas, en este caso la más pequeña. Unos cientos de metros más adelante llegamos a la segunda, que es una laguna en toda regla, parece incluso natural aunque nos dijeron hace unos días que se habían hecho para extraer arena para la construcción de la N-122. Junto a esta nos hicimos una foto de grupo y los que querían comer algo aprovecharon para hacerlo.


Continuamos por un camino en busca de la segunda lagunilla. Enseguida casi se diluyó continuando prácticamente por la hierba.


Al llegar a esta nos dio la impresión de que está, o ha estado recientemente, en explotación. De hecho, si se consulta un mapa por satélite de la zona, no aparece.



Abandonamos la zona tomando un camino ya libre de vegetación y rodeado de fincas. Como a un kilómetro de distancia vimos otra lagunilla más. Esta apenas se ve desde el camino, hay que abandonar este y subir una pequeña cuestecita para poderla contemplar.


En ese punto, al tiempo que volvíamos al camino, levantamos la vista hacia la izquierda y encontramos un pueblo ocupando parte del horizonte. Se trataba de Fresno de la Ribera, del que nos separaban unos cientos de metros y el río.


Tanto las lagunillas como el lugar donde estábamos en ese momento forman parte de un gran meandro que hace el Duero, siendo esta zona la parte interior del mismo. El recorrido que hicimos por ella incluyó varios cambios de dirección hasta acercarnos de nuevo al río, aunque no llegamos a verlo, y al paraje denominado La Isla. 


Antes de llegar a esa zona volvimos a cambiar de dirección, realmente hicimos como un cuatro invertido hasta llegar a un tramo por la que habíamos rodado antes de llegar a las lagunillas, es decir, que "pisamos el track", pero solo fueron unos trescientos metros, tras los que nos separamos de ese para enfilar hacia Villalazán.



Antes de entrar en el pueblo tuvimos que ascender una cuesta. Casi en la parte más alta nos encontramos con esta bonita entrada de bodega, escoltada por un almendro en plena ebullición.


Atravesamos algunas calles de esta localidad pero la abandonamos enseguida para continuar por un camino que nos permitió tener una bonita vista de la zona denominada Las Contiendas (a nuestra izquierda). Después realizamos un giro que nos permitió acercarnos a Madridanos, si bien antes de llegar a esta localidad nos desviamos a la izquierda para tomar un camino, el típico de las dos roderas que, tras un largo tramo recto de más de cinco kilómetros, nos llevó hasta cerca de Bamba.


Antes de entrar en esta localidad tuvimos que girar noventa grados y entonces sí, ya enfilamos hacia la misma. La cruzamos y al salir del pueblo continuamos a la derecha, por el camino que conduce a Moraleja del Vino.

Los poco más de tres kilómetros que tiene de recorrido ese camino los hicimos sin novedad. Al llegar a la carretera de Madridanos continuamos por ella, dirección Moraleja, claro. Recorrimos algunas de sus calles, nos sorprendió algún grafiti y salimos a la carretera de Zamora. Siguiendo por ella abandonamos el pueblo. 


Iniciamos la bajada que deja atrás la localidad y enseguida giramos a la izquierda para tomar la larga recta que conduce a Arcenillas. Los tres kilómetros del recorrido los hicimos a buen ritmo así que llegamos pronto a sus primeras viviendas.


Callejeamos y terminamos yendo hacia la iglesia, frente a ella giramos noventa grados para continuar por un larga recta que se inicia bajando y que permite coger una buena velocidad.


Ir de este pueblo a Zamora sin hacerlo por carretera es una tarea difícil e implica realizar muchos desvíos y vericuetos que hacen que parezca que se está dando un rodeo. Bueno, realmente se da, porque el recorrido se aleja mucho de la definición de recta.


Cuando cruzamos la carretera que une Arcenillas con Morales del Vino perdimos un efectivo que se fue desde allí hacia su casa, el resto continuamos por caminos secundarios. 


Más adelante llegamos a la carretera de Pontejos, nos incorporamos a ella menos de un kilómetro y la dejamos para continuar por un camino trazado en paralelo a la autovía Vía de la Plata. Cuando nos alejamos de ella continuamos realizando múltiples giros, pero también disfrutando del paisaje, muy propio de marzo.


Finalmente terminamos saliendo a la carretera de Fuentesaúco. La cruzamos y proseguimos, también cambiando de dirección muchas veces, hacia el Puente de Cardenal Cisneros. Al llegar a las proximidades de este giramos a la izquierda y fuimos hacia Pinilla. Cruzamos el Puente de Hierro y desde allí nos dirigimos al punto de salida. Como el Bar CD estaba lleno, fuimos a Cambalache para comentar la ruta y quedar para la posterior paella con la que nuestro bíker valenciano iba a celebrar su particular San José con todos nosotros y la Galanas.



Para descargar la ruta haz clic en el logo de Wikiloc.

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