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3 de marzo de 2024

Caralaire hasta los almendros de Los Infiernos

Teníamos previsto hacer esta ruta el Domingo pasado, pero la lluvia nos lo impidió, así que la mantuvimos en la recámara y hoy la hemos puesto en práctica. Hace siete días habríamos visto los almendros de la zona de Los Infiernos en su máximo apogeo, hoy estaban bonitos pero las flores ya habían perdido muchos pétalos. Aún así, mereció la pena.


7 de febrero de 2021

Peña La Mora y El Modorrón

Pese a que habíamos planificado una ruta por carreteras locales para evitar de nuevo el barro producido por las persistentes lluvias de toda la semana, somos chicos facilones y nos dejamos engatusar por la mañana soleada que apareció esta mañana. Nos dio pena desaprovechar un día bonito así que finalmente fuimos a la Peña La Mora y al Modorrón, dos atalayas naturales sobre el Duero. Bonitos lugares que desconocíamos, aunque habíamos estado cerca alguna vez.


4 de octubre de 2020

Sorprendente Ermita de San Pelayo

 Si nada más levantarnos alguien del grupo hubiera comunicado al resto algo como: "Está lloviendo, ¿volvemos a la cama?", probablemente la respuesta hubiera sido unánime: "Vale", porque a la pereza se le unía un cielo muy gris y la lluvia "mojatontos" que estaba cayendo. Pero unos por otros, la casa sin barrer, y como nadie dijo nada, todos acudimos a nuestra cita de las 9,00 h.

Y menos mal que nadie realizó la propuesta porque nos habríamos perdido una bonita ruta a un lugar que desconocíamos, pese a haber estado por la zona muchas veces, la ermita de San Pelayo, en el término de Almaraz de Duero. De ella sólo se conservan algunos restos de sus muros, y vestigios de lo que fuera un santuario rupestre, pero intactas quedan las vistas que desde su emplazamiento hay sobre nuestro río Duero. Ha sido toda una sorpresa para nosotros.

9 de febrero de 2020

Un paraíso a 12 km de Zamora

Creemos conocer una buena parte de nuestra provincia pero hay veces en las que nos damos cuenta de que realmente conocemos muy poco aún. La prueba la hemos tenido hoy, ha bastado alejarse de la capital poco más de 12 km para transitar y ver unos paisajes preciosos, con increíbles subidas y bajadas, encinares, pinares, monte bajo, jarales, arroyuelos... En fin, un pequeño paraíso, y a dos pasos.



27 de enero de 2019

En busca del final del Esla

El invierno está haciendo estragos en este equipo y hoy sólo cuatro bíkers nos pusimos sobre nuestras bicis. Bueno, a decir verdad, hubo un quinto que rodó a su aire porque está recuperándose de una lesión.


Habíamos quedado en desplazarnos hasta Almaraz en coche para hacer una ruta desde allí y así salir del Alfoz de Zamora, que ya lo tenemos muy trillado. Y así lo hicimos, madrugamos, cargamos las bicis y sobre las 9,15 estábamos en dicha localidad.

Iniciamos la ruta intentando salir del pueblo. Intentando porque por donde pensábamos que iba el track era una cuesta muy empinada que no tenía salida. Primer calentón de la mañana y, además, inútil. Descendimos y ya cogimos el track "bueno". Poco después llegamos a una zona en la que había una charca enorme. A ambos lados había dos paredes de piedra y no había ni un sólo centímetro en todo el ancho del camino que no cubriera dicha charca. Y lo peor, no se veía lo que cubría y parecía de aguas fecales. No nos arriesgamos a cruzarla y variamos un poco el track, recortamos un poco el recorrido y listo.

Salimos a un camino en muy buen estado (el que conduce a Las Pilas de Almaraz) pero con varios sube y bajas que no nos sentaron nada bien a ninguno porque aún estábamos fríos.



Nos desviamos a la izquierda y continuamos en la misma tónica, buen firme, ascensiones y descensos y mayoritariamente campos de cereales en el horizonte.



En un momento dado giramos noventa grados y enfilamos hacia Villaseco. A partir de ese momento, al ir más cercanos al cauce del Duero, el paisaje empezó a cambiar. Empezó a aflorar la roca y, por lo tanto, se terminaron los cultivos.


Continuamos con algunos sube y bajas y poco después distinguimos en el horizonte a Villaseco, adonde llegamos poco después.



Atravesamos de punta a punta la localidad y la abandonamos por otro buen camino de excelente firme. La orografía continuaba siendo sinuosa y veíamos escobas y encinas a ambos lados del camino.



Tras rodar varios kilómetros y realizar algunos cambios de dirección, comenzamos un ligero descenso que se fue inclinando más y más. La vegetación en esta zona era mucho más densa. Poco después avistamos el Duero.



Continuamos descendiendo y llegamos a un espacio abierto y redondo preparado así para que quien baje en coche pueda dar la vuelta.


El camino se estrechó pero en bici podíamos seguir algo más y así lo hicimos, pasamos entre escobas y encinas y llegó un punto en el que no podíamos seguir. Dejamos las bicis en el suelo, avanzamos unos metros más y... ¡Flashazo! Nos encontramos con esta vista, que nos dejó con la boca abierta a los cuatro:


A la derecha el río Esla, recorriendo sus últimos metros de indepencia, y a la izquierda el Duero recogiendo las aguas de su afluente.



A nuestra izquierda estaba Peña el Carro, una enorme piedra que vigila permanentemente el encuentro de los dos ríos, la rodeamos y llegamos a una especie de mirador con unas vistas aún mejores. A la izquierda el Duero.


Y a la derecha el Esla.


Tras disfrutar unos minutos de las vistas al tiempo que comíamos un bocado, iniciamos la marcha de nuevo. Era el momento de desandar los últimos dos kilómetros del camino que nos había llevado hasta allí, es decir dos kilómetros de ascensión. Pensábamos que iba a ser peor, así que pudimos con ella. Tras ese tramo dejamos de pisar el recorrido de la ida y nos desviamos a la izquierda.

De nuevo volvieron a aparecer continuos sube y bajas que iban castigándonos, y también volvió a cambiar el paisaje, encontrándonos ahora con zonas más áridas.


Desde un punto vimos a lo lejos la presa del embalse de Ricobayo y la localidad de Muelas del Pan.


El camino que íbamos siguiendo nos llevó hasta la entrada de Villaseco, pero no llegamos a pisar sus calles.


Justo antes de entrar nos desviamos a la izquierda y empezamos a rodar por una larguísima recta que nos llevó hasta Muelas del Pan. Recorrimos una parte del pueblo y poco después salimos de él por la zona del cementerio. Los diez kilómetros aproximadamente que nos separaban de Almaraz los hicimos rápidos porque los caminos que llevábamos, aparte de tener también buen firme, tendían ligeramente hacia abajo. Este tramo no tiene más historia porque el paisaje no llama en absoluto la atención.


No tardamos mucho en divisar la localidad de nuestra partida, la veíamos en un bajo, pero para llegar a ella tuvimos que afrontar dos cuesta más. Tras ellas una buena bajada nos introdujo en el pueblo.

Antes de cargar las bicis tomamos algo en el bar de la localidad y tras esta recuperación sí, cargamos todo y para Zamora de nuevo.


Para descargar la ruta haz clic en el logo de Wikiloc.

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Relive 'Morning Jan 27th'

18 de junio de 2017

A Villaseco, pese al calor

Para decidir la ruta de hoy nos ayudamos de nuestros amigos de BiciZamora. Tenían planificado realizar una ruta nocturna hasta Villaseco y como nunca habíamos ido hasta esa localidad decidimos utilizar su track en una parte importante del recorrido.

Hoy como se preveía mucho calor quedamos en madrugar, pero sólo nos presentamos cinco bíkers en la Ciudad Deportiva. Desde allí salimos hacia Valorio.

Tras cruzar el bosque ascendimos, aunque se nos atragantó algo esta ascensión en frío, hacia la zona de la N-122 para tomar allí el camino que nos llevó a las proximidades de la Hiniesta. Continuamos hacia Palomares.


Tras el descenso giramos a la derecha y poco después a la izquierda para encarar un camino ascendente. Terminada la suave ascención y tras varios giros a derecha e izquierda llegamos a las proximidades de Muelas del Pan.


Estuvimos a su altura, pero no llegamos a él, sino que rodamos por un camino que discurre en pararelo a la carretera que une esa localidad con Villaseco.


Rodando a buen ritmo divisamos esta localidad a lo lejos y en pocos minutos estábamos en la plaza, junto al Ayuntamiento y la iglesia, comiendo algo para encarar bien la vuelta.


Pronto nos volvimos a subir a nuestras bicis e iniciamos el regreso saliendo del pueblo por el camino del cementerio, bordeado de cruces de granito para rezar el Vía Crucis.


Tras pasar el camposanto continuamos rodando y en pocos minutos estábamos descendiendo hacia la entrada de Almaraz. Paramos para comprar agua fresca y rellenar nuestros botes y continuamos. Tras ascender la cuesta por la que salimos del pueblo, descendimos por un camino recientemente ensanchado y alisado (le han quitado el encanto) hasta que llegamos a la carretera.


Rodamos por ella con lo que lleva implícito, es decir sube y bajas, pero sobre todo "subes". Al terminar el ascenso largo, giramos a la derecha para seguir por caminos. Caminos que nos llevaron hasta el de Los Pisones.



Salimos de nuevo a la carretera y continuamos por ella hasta que tomamos a la derecha el camino que va a las Aceñas de Gijón, pero antes de llegar a estas continuamos por la izquierda. Este camino nos llevó a la parte inferior del puente de los Poetas.


Desde allí, bordeando el río, llegamos de nuevo a la Ciudad Deportiva, aunque antes fue necesario parar a hidratarnos. Hoy estaba más que justificado por el calor, que nadie nos llame cerveceros...



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Animación de la ruta:



17 de enero de 2016

Las Pilas de Almaraz tras las lluvias

Después de haber dejado un Domingo en blanco por la lluvia, volvimos a salir en nuestras bicis, esta vez con otra inclemencia meteorológica: el frío, ya que los termómetros marcaban menos dos grados y la helada que había por todos lados daba fe de ello.

Empezamos rodando hacia la carretera de Almaraz por el carril bici, circulamos por ella hasta pasada la cárcel y pasada esta tomamos el camino que sale a la izquierda. Tras pasar la llamada playa de los Yeyés nos desviamos a la derecha para ascender una cuesta que se nos suele atragantar a todos por el mal firme que tiene y porque nos pilla fríos. Tras sufrir un poquito la superamos y continuamos, tras varios cambios de dirección, hasta llegar de nuevo a la carretera.

Ya en ella iniciamos un largo descenso que prácticamente nos llevó hasta los llamados Infiernos. Continuamos por ella como un par de kilómetros más y giramos a la izquierda para coger un camino muy bonito que, tras una larga ascensión, nos dejó a las puertas de Almaraz. Atravesamos el pueblo y cogimos el camino que lleva a Las Pilas. El descenso hasta estas, como siempre, precioso, técnico, con el río al fondo...

Tras hacernos unas fotos tras la gran cascada, recién alimentada por las abundantes lluvias, comimos algo e iniciamos la dura subida, iniciando así el regreso que hicimos casi idéntico al camino de ida, salvo que una vez que salimos a la carretera no la dejamos hasta llegar a Zamora. Ya aquí nos hidratamos y lavamos las bicis, que llegaron con una gran capa de barro.


Testimonio de la helada.
Descenso hacia Las Pilas de Almaraz.
Poblado abandonado y la cascada.
Cascada.
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13 de septiembre de 2015

Palomares-Los Infiernos

Primera ruta "seria" de la temporada 2015-2016. Comenzamos con tiempo otoñal y temperatura fresca, si bien entramos en calor subiendo hacia el alto de Valorio. Con el viento de cara que no nos abandonaría  durante todo el tramo de ida, continuamos hacia Palomares donde tuvimos que parar bajo un árbol unos minutos porque empezó a llover con cierta intensidad. Aún lloviendo algo volvimos a iniciar la marcha, siguiendo por buenos caminos. Poco después cruzamos la N-122.

Tras bajar hacia una vaguada se perdía el camino, continuamos unos metros campo a través y tras una empinada cuesta enlazamos de nuevo con otro que tras algunos cambios de dirección enfila hacia Muelas. Nos faltó muy poco para llegar a esta localidad, de hecho ya la veíamos, pero iniciamos ya el regreso.

A partir de ese punto nos esperaba lo mejor de la ruta. Sendas más estrechas y sinuosas y prácticamente todo cuesta abajo hacia Los Infiernos, y todo aderezado con mucha vegetación y unas estupendas vistas.

Tras el descenso desembocamos cerca del kilómetro 13 de la carretera de Almaraz. Desde allí, con el viento de espalda y rodando por asfalto, tardamos muy poco, a pesar de las subidas, en llegar a "Las Espadañas" a hidratarnos.

Bonita y recomendable ruta, sobre todo la segunda parte.

Rodando cerca de La Hiniesta.
Bikers rodando tras sobrepasar Palomares.
Camino hacia Los Infiernos.
Panorámica del río Duero en Los Infiernos.

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16 de marzo de 2014

Las Pilas de Almaraz

De nuevo nos volvimos a encontrar con un día de esos que parecen estar hechos para disfrutar con la bici. Salimos de la Ciudad Deportiva y encaramos el carril bici que abandonamos para coger la carretera de Almaraz, que seguimos hasta pasada la cárcel donde tomamos el camino de la izquierda, por el que continuamos para tomar más adelante uno a la derecha con una larga cuesta y que, tras esta, y después de unos kilómetros ya llanos, nos devolvió de nuevo a la carretera de Almaraz, que ya no abandonamos hasta poco antes de llegar a esta localidad. En realidad teníamos que haber cogido un camino pasados Los Infiernos, pero por un despiste no nos quedó otra que seguir por carretera.

Como decíamos, poco antes de llegar a Almaraz tomamos un camino que nos llevó al pueblo. Allí nos dirigimos hacia la Iglesia y al llegar a esta giramos a la izquierda, pasamos por una fuente románica y seguimos recto. A lo largo del pueblo hay algunas indicaciones que indican "Cascadas de Las Pilas" o "Ruta 3". Saliendo del pueblo el camino es ancho y de buen firme hasta una bifurcación (donde también indica "Ruta 3" a la derecha). A partir de ese momento el camino se estrecha algo y empieza a descender. Tras una pequeña subida, de repente, nos encontramos con una gran bajada y al fondo el río Duero, fue una vista que nos sorprendió muchísimo por lo agradable. Descendimos encarando el río y al llegar a su altura el camino va en pararelo a él, siendo espectacular. En ese momento divisamos los restos de algunas casas (de los mineros de la compañía inglesa que explotó unas minas de estaño hasta principios del siglo XX)  y a su lado una cascada que nos dejó boquiabiertos.

Dejamos las bicis y caminamos los últimos metros hasta llegar al pie de esta caída de agua. Hay otra, pero ya no la visitamos. Tras tomar nuestro almuerzo en una mesa de madera junto al río (un lujo), iniciamos el regreso.

La subida fue dura porque el terreno es pedregoso, por la inclinación y porque es larga, pero pudimos con ella y seguimos deshaciendo el camino de ida hasta llegar a Almaraz. Allí tomamos el camino que nos había llevado hasta allí, pero tras una buena subida seguimos recto para no regresar por el mismo que nos llevó hasta allí, y fue un gran acierto porque este va descendiendo en paralelo a un arroyo con bastante vegetación en torno suyo y desembocó en una valle repleto de almendros en flor y viñas. Más bonito imposible. Finalmente el camino nos devolvió a la carretera. A partir de ahí recorrimos la misma ruta que a la ida sin más novedades que la del viento, que se levantó algo y lo trajimos en contra.

Es una ruta con cierta dureza porque la orografía de esta zona es sinuosa pero mereció la pena, sin duda.

Fuente románica en Almaraz.
Inicio del descenso hacia el río.
Cascada de las Pilas de Almaraz.


19 de enero de 2014

Los Infiernos

Aunque estuvo lloviendo y nevando hasta poco antes de salir, a la hora que quedamos el cielo estaba claro y poco después el sol quiso acompañarnos y no nos dejó en toda la mañana.

Comenzamos nuestra ruta por el carril bici para tomar después la carretera de Almaraz que seguimos hasta poco después de pasar la cárcel, momento en el que cogimos un camino llano que abandonamos tras recorrer como un kilómetro. Tomamos uno a la derecha que es un auténtico sube y baja entre jaras y monte bajo que nos devolvió de nuevo a la carretera. Discurrimos por ella hasta "Los Infiernos". Allí nos desviamos para coger un camino aunque comprobamos que no podíamos seguir el track porque porque había que cruzar el arroyo Joyalada que traía bastante agua. Un poco más adelante salía otro camino y lo seguimos. Al comienzo fue una subida continua. Cuando comenzó a descender hicimos una paradita, tomamos el almuerzo y continuamos. Volvimos a encontrarnos con el track que habíamos abandonado aunque para ello hubo que realizar un descenso muy inclinado y al mismo tiempo divertido. Pero de nuevo había que cruzar el mismo arroyo. Aunque hicimos todo tipo de malabarismos para evitarlo, al final todos metimos los pies en el agua.

Tras escurrir los calcetines continuamos con la bici en la mano porque nos enfrentábamos a una subida que posiblemente tuviera el 20% o más. Tras la costosa subida seguimos por caminos en buenas condiciones. Cruzamos la N 122 y seguimos por buenos caminos hasta desembocar en la Dehesa de Palomares, que está preciosa en esta época. La bordeamos y en seguida llegamos a La Hiniesta, donde hicimos una parada técnica para tomar un café. Desde allí a la ducha en un suspiro.

Ruta muy recomendable, con tramos con cierta dureza, pero con paisajes muy variados y bonitos.

Restos de nieve entre las jaras.

El Duero en la zona de "Los Infiernos".

Bonito paisaje entre "Los Infiernos" y Muelas del Pan.