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21 de mayo de 2019

IX BTT Arroz a la zamorana

Un año más nos apuntamos a la que podemos ya considerar "la reina" de las pruebas de BTT de Zamora, porque en esta ocasión congregó a más de 1000 ciclistas venidos de un buen número de provincias de nuestro país.

Para poder estar a tiempo en Losilla de Alba, el lugar donde se celebra, tuvimos que madrugar, y mucho, ya que quedamos a las 7.45 h. Nos desplazamos hasta allí en tres coches siete bíkers, si bien uno fue a contemplar el evento sin poder participar (por prescripción médica). Tras llegar, preparamos todo el equipamiento, recogimos los dorsales y nos pusimos tras la línea de salida, donde encontramos un huequecillo...


Con una gran puntualidad, a las 9,00 h, se dio la salida  y comenzó el espectáculo. No mucho después de salir hubo un repecho para dirigirnos hacia los aerogeneradores que hay próximos al pueblo y, aunque no era ni largo ni duro, al ser tantos ralentizó la marcha.




Ya en el camino que une los molinos, al estar poco pisado y tener dos roderas, no tocaba otra que ir en fila de a uno. Eso sí, no importaba porque así daba tiempo a disfrutar de las vistas de la jara repleta de flor y del embalse.




El terreno estaba muy seco porque la sequía de este año ha sido pertinaz y eso se traducía en muchísimo polvo, tanto que en algunos momentos, bajadas sobre todo, apenas dejaba ver el camino. Después de algunas pequeñas subidas y algunas bajadas más pronunciadas llegamos a un punto desde donde pudimos ver el Viaducto de Martín Gil, continuamos bordeando el embalse y terminamos cruzando uno de sus entrantes por un pequeño puente.


A partir de ese punto cambió algo el paisaje. Dejamos atrás los caminos polvorientos y en su mayoría anchos y empezamos a rodar por zonas más verdes y caminos menos marcados.


Aunque no mucho después volvimos otra vez a contemplar zonas de jara, sin dejar de perder de vista el embalse. A estas alturas nuestro grupo estaba algo roto. Había una unidad por delante, dos más a no muchas distancia y otras tres algo más rezagadas.


No tardamos en llegar a la primera localidad que atravesamos, Santa Eufemia del Barco. Tras rodar por sus calles proseguimos nuestro trayecto. El terreno seguía siendo cómodo y avanzábamos sin dificultad, ya con el pelotón mucho más diluido. Volvimos a encontrarnos con grandes caminos de concentración pero alternando con zonas boscosas, de matorral y encina, fundamentalmente. Lo cierto es que el recorrido nos estaba encantando.



Y así, rodando y rodando llegamos a Navianos de Alaba, algo más de la mitad del kilometraje previsto, donde estaba el primer avituallamiento. Allí pudimos reponer fuerzas sin problema ya que la organización, como siempre, tenía mucha comida y bebida a nuestra disposición.


Allí nos encontramos los seis bíkers de nuevo, aunque tres fueron saliendo también escalonadamente a medida que íban comiendo y bebiendo algo, y los otros tres salimos juntos.

Después de abandonar Navianos atravesamos una zona muy verde y poco después el recorrido empezó a "envenenarse".


Y es que hubo tres cuestas seguidas que hicieron sudar a todos los participantes. Fueron tres toboganes grandes a los que les sucederon tres bajadas similares.



Tras las tres subidas y sus correspondientes bajadas atravesamos, por un camino estrecho que iba zizagueando entre árboles, una zona muy bonita con mucha frondosidad que nos llevó hasta las proximidades de Escober de Tábara.


No llegamos a entrar al pueblo, simplemente lo bordeamos y proseguimos nuestro camino. Camino que volvió a complicarse enseguida con otras dos rampas, una de ellas bastante larga. Superadas ambas llegamos a San Martín de Tábara, donde había un segundo avituallamiento que muchos se saltaron. Nosotros paramos un par de minutos y proseguimos.

Poco después de dejar atrás esta localidad hubo una rampa más de importancia, eso sí, engalanada a ambos lados del camino con las flores de las escobas, de las jaras y de los espliegos (o flor de San Juan).



Superada esa dificultad del terreno, el resto de la marcha, unos 10 km,  fue ya más suave. Tras unirse de nuevo los trayectos de la marcha media y larga hubo un tramo de hierba que se hizo algo costoso, pero tras recorrerlo con cierta dificultad volvimos a caminos, con tendencia descendente, aunque las pequeñas rampas que encontrábamos ya nos parecían enormes.

Pasamos cerca de Marquiz de Alba, pero tampoco llegamos a entrar en él. Continuamos por el ancho camino de concentración y ya empezamos a divisar a lo lejos los reflejos que producían los cientos de coches aparcados a la salida de Losilla.

Finalmente nuestro equipo entró en meta por etapas, primero entró un bíker, unos minutos más tarde el segundo, después dos más y, por último, las dos últimas unidades. Justo cuando iban a entrar estos les adelantaron dos ciclistas por por la izquierda haciendo un sprint e, inexplicablemente uno de ellos salío catapultado hacia adelante él solo (como se aprecia en la imagen), chocando con la cara y el hombro en el suelo. Nuestro dos bikers frenaron y trataron de atenderle, si bien enseguida vino gente de la organización y un médico. Pero nos dio mucha rabia que se cayera de una forma tan tonta, y a diez metros de la meta,  y nos dejó con muy mal cuerpo y preocupados, la verdad.



Tras el susto, ya todos juntos, nos hicimos una foto de grupo.



Un año más tenemos que felicitar a la Organización por hacerlo perfecto. El aparcamiento muy bien organizado, la recogida de dorsales muy rápida, la salida a la hora, el recorrido muy bonito, la señalización perfecta, los avituallamientos super abundantes... En fin, que rozan la perfección, sin duda gracias al trabajo de muchas personas y la ilusión de todos. ¡Enhorabuena!


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27 de mayo de 2018

VIII BTT Arroz a la zamorana

A pesar de que no somos muy partidarios de participar en marchas BTT organizadas, el caso de la llamada "Arroz a la zamorana" es un caso aparte. En principio porque es la más importante de la provincia, en segundo lugar porque siempre suele tener un recorrido muy bonito y en tercer lugar porque la organización es perfecta.


Así que los ocho bíkers participantes salimos muy temprano de Zamora en varios coches para desplazarnos hasta Losilla de Alba. Tras descargar las bicis y colocarnos todos los atripechos nos dirigimos a la línea de salida y poco después se inicio la marcha.



En esta edición éramos nada más y nada menos que 800 los participantes, pero a pesar de ello no hubo tapones, ni caídas y los dos kilómetros de salida neutralizada fueron muy tranquilos. Tras pasar por el arco de la salida oficial todo siguió igual, nadie se alteró, al menos en la zona en la que nosotros íbamos.


Tras alguna zona de descenso pronto llegó la primera ascensión que nos pilló a todos un poco fríos y se nos llegó a atragantar levemente. En esta zona los caminos eran los típicos de la zona, anchos, de firme algo golpeado, y de color rojizo.


Pasamos cerca de San Pedro de la Cueva pero antes de llegar a esta localidad giramos noventa grados y cambiamos de dirección.


Continuaron los ascensos y descensos, cambiamos más veces de dirección, atravesamos alguna zona con mayor frondosidad y terminamos llegando a San Martín de Tábara, lugar escogido para el primer avituallamiento. Justo ahí se partía la marcha y los que optaban por la corta allí se separaban del resto. Hicimos una breve parada para comer y beber algo y volvimos a las bicis.


La salida del pueblo era infernal, con una cuesta muy empinada en su comienzo, que se prolongó durante dos kilómetros.


Continuamos por buenos caminos y zonas con vegetación baja y algunas encinas. Las cuestas arriba y abajo se seguían sucediendo. Ascendimos en paralelo a la hilera de aerogeneradores y no tardamos mucho en llegar a Ferreruela de Tábara.




Allí no llegamos a parar y continuamos. Salimos también de esta localidad con un buen ascenso. Nada más culminarlo descendimos si bien poco después volvimos a ascender. Atravesamos una zona muy bonita con muchos árboles y frondosidad.


Seguimos rodando y terminamos llegando a un viaducto bajo el que pasamos para continuar durante algún kilómetro en paralelo a la vía del tren.




Algo más adelante, cerca de Marquiz de Alba, nos encontramos con otro viaducto. Tuvimos que descender junto a él por un camino muy técnico para terminar atravesando un riachuelo. Al salir una subida empinada que desembocaba en una carretera, tras la que había un subida que a algunos le dio trabajo subirla y a otros también, incluso con la bici en la mano. Cuando volvimos a la bici teníamos por delante ya pocos kilómetros así que con la fuerza que te da saber que ya queda poco llegamos a Losilla de nuevo. Lo más importante, que todos fuimos llegando, cada uno a su ritmo, en buenas condiciones sin mayores incidentes que un cambio de cámara y una rotura de cadena que se puedo solucionar in situ.







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Relive 'Morning May 27th'

21 de mayo de 2017

Bikers Duri en la VII Marcha BTT "Arroz a la zamorana"

Un año más, y ya van siete, Carbajales de Alba se vistió de fiesta para recibir a casi quinientos ciclistas y más de doscientos senderistas, en una marcha que ya es un clásico para los zamoranos y para gente de todo el norte de España y Portugal.

Pero antes de empezar esta ruta tuvimos que madrugar, y mucho, cargar las bicis y desplazarnos hasta esa localidad. Tras coger los dorsales y la bolsa con el famoso pan y una botella de vino, nos situamos en la plaza para tomar la salida, aunque antes nada mejor que hacerse una fotito ante el fotocol del evento


A las 9 en punto se dio la salida, y tras un tramo neutralizado, se dio la salida oficial. Comenzamos descendiendo, pero como era de esperar tras esas primeras bajadas comenzamos a ascender, una subida larga pero llevadera que nos puso junto a los aerogeneradores. 



Rodamos un tramo bastante largo junto a ellos, por un camino de muy buen firme y ancho, si bien siguiendo con el perfil ascendente.



Tras hacer varios cambios de sentido comenzamos a rodar por caminos más estrechos y rodeados de jaras e hiniestas. Un buen espectáculo al estar completamente floridas unas y otras.


Poco después el paisaje se transformó y nos adentramos en un robledal en el que la luz penetraba con dificultad. En esa zona tuvimos que atravesar varios riachuelos por lo que nuestros pies percibieron el frescor de sus aguas.

Tras muchos subes y bajas llegó una ascensión muy larga y tras ella una bajada más larga si cabe, en la que, por primera vez en todo el recorrido, los kilómetros corrieron con rapidez. Poco después del descenso llegamos a Losacio de Alba, donde estaba el primer avituallamiento.


Repusimos fuerzas y continuamos. Comenzamos ascendiendo, después otra bajada y de nuevo jaras, robles e hiniestas por todos lados.




Después de estos tramos llegamos a Domez, segundo avituallmaiento, donde paramos lo necesario para comer y beber algo. Desde allí continuamos bordeando el río Aliste, esta ribera es preciosa para rodar por ella, primero llaneando, después ascendiendo para en el descenso llegar a Vegalatrave.


Tras atravesar esta localidad ascendimos por la carretera pero antes de coronar nos desviamos para volver a la ribera del río.


Continuamos bordeándolo por buen terreno, salvo algunas piedras (como en toda la zona) y comenzamos otra ascenso considerable.


Eso sí, si algo bueno tienen las cuestas es que a veces proporcionan excelentes vistas, y para muestra un botón:


Descendimos para cruzar el río por un puente y entramos, con una buena cuesta en Losacino, donde se encontraba el último avituallamiento. Tras una breve parada continuamos, cómo no, ascendiendo... Seguimos por un camino que discurre en paralelo a la carretera y poco después llegamos a Muga de Alba.

Al salir de esta localidad iniciamos una enorme recta llena de toboganes que, a esas alturas, se iban atragantando. Son cinco kilómetros que se hacen largos porque, además, son los más feos, de toda la ruta. Pero tiene un premio, y es cuando tras la última subida se divisa Carbajales. En ese momento es cuando todos pensamos que lo hemos conseguido y que, a pesar de sufrir sobre la bici, ha merecido la pena. En pocos minutos llegamos a la plaza donde encontramos a mucha gente recibiéndonos.

Como siempre que hemos estado, la organización merece un párrafo aparte. Lo hacen perfecto, no se les puede pedir más. Todo perfectamente señalizado, gente en todos los cruces, detalles con los participantes, avituallamientos super generosos, etc., etc. ¡Chapeau por todos los que la hacen posible cada año!

Al terminar, tras la reconfortante ducha, nos desplazamos a Ferreruela, donde recuperamos con creces todo lo perdido en Casa Pepa.

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Animación de la ruta: