Salimos de la plaza y nos dirigimos al barrio de San Lorenzo. Desde allí hacia La Folguera, que bordeamos por la parte de atrás.
Por esa zona se empieza a subir suavemente, pero la ascensión no termina hasta las proximidades de Ferreras. Eso sí, prácticamente siempre es una subida muy llevadera y más llevadera aún si vas mirando el paisaje, valles y laderas cubiertas de monte bajo, pinos alineados, olor a jara...
Poco antes de llegar a Ferreras comenzamos a descender y no paramos hasta las primeras naves del pueblo. No lo llegamos a atravesar sino que lo bordeamos por un lado. Desde allí tomamos dirección El Casal. Los primeros kilómetros son llanos por buenos caminos y con algunos cambios de sentido.
Al acercarse a la mancha de pinos próxima a El Casal comienza otra subida larga y tendida en un camino bordeado de altos pinos que podría estar perfectamente en Canadá.
Pasado El Casal hay de nuevo otro descenso suave y, tras pasar la cancela que evita el paso de vehículos de motor, comienza otra subida larga pero al igual que las anteriores, llevadera. Tras dos o tres kilómetros nos desviamos a la izquierda, realizamos un descenso divertido que nos llevó hasta el camino de San Mamés. Al llegar a este paraje nos desviamos a la izquierda y subimos hasta la ermita (unos en la bici y otros a pie).
Tras la foto de rigor, volvimos a retomar el camino que nos llevó hasta la carretera de Riofrío. Tras unos cientos de metros por ella nos desviamos hacia la derecha para ir a la zona conocida como El Bosque.
Finalmente, llegamos a Tábara, nos duchamos, nos hidratamos y salimos para Perilla de Castro donde nos esperaba una buena comida.
Ah, y conseguimos ver cinco corzos y/o ciervos. Primero uno, más adelante dos. Más tarde se cruzó otro y uno más ya cerca de San Mamés.
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