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12 de marzo de 2023

No es un barco, sino un molino...

El llamado Molino de La Viñuela, es una curiosa construcción con forma de barco, que se encuentra dentro del cauce del río Duero, en el término de Pereruela, a unos cinco kilómetros de esta localidad. Lo hemos visitado más veces pero el paraje es tan espectacular y tan bonito, que hoy nos tentó volver de nuevo, y así lo hicimos.

13 de febrero de 2022

De la Tierra del Vino a Sayago

Normalmente, cuando hacemos una ruta nos solemos mover por la misma comarca. En esta ocasión hemos recorrido una parte de la Tierra del Vino y desde ella hemos ido a su vecina Sayago. Y de regalo hemos tenido un acompañante no invitado, el viento, que transformó un recorrido que, a priori, era cómodo, en uno de cierta dureza.

19 de diciembre de 2021

Central de "El Porvenir de Zamora"

En 1899, Federico Cantero Villamil, un adelantado a su tiempo, impulsó la creación de la sociedad anónima El Porvenir de Zamora, teniendo por objeto gestionar la distribución de la red eléctrica de la provincia. En 1902, dicha sociedad comenzó a construir el salto de San Román de los Infantes, inaugurado el 1 de enero de 1903. Desde él se gestionaba la distribución de electricidad a la ciudad de Zamora, Salamanca y parte de Valladolid. A ese salto se le ha conocido popularmente como "El Porvenir". Hoy lo hemos visitado.

23 de junio de 2019

Etapa de transición... antes de la Gran Ruta

Ayer una de nuestras galanas tuvo una gran fiesta sorpresa, y allí estuvimos dándolo todo, así que quedamos para salir hoy a una hora prudencial. Sólo nos presentamos cuatro, no porque el resto se quedara en la cama, sino por distintos compromisos de cada uno. Y los cuatro, y el resto también, podemos asegurar que ya tenemos la cabeza puesta en nuestra gran ruta de este año, que unos empezarán el jueves, desde Santiago de Compostela, y a la que nos uniremos el resto dos días después, en Tuy, para continuar todos juntos hacia Lisboa. Esto se dejaba ya notar en nuestras bicis, que ya llevaban portabultos, y alguno hasta alforjas para irse acomodando.


Nos sorprendió ver que el día no era de los bonitos, las nubes se habían apoderado del cielo y el sol apenas se dejaba ver, y de hecho apenas lo vimos a lo largo de la ruta. Como habíamos leído que el viento soplaría del sur o suroeste decidimos ir en su contra, hacia Pereruela, para regresar con ayuda.

Partimos de la Ciudad Deportiva bordeando el río, cruzamos el Puente de Piedra y atravesamos San Frontis. Tras cruzar la carretera de Bermillo tomamos el GR-14. Curiosamente, a la altura del Brocal de las Promesas, ya cerca de Entrala, una chica que había junto a un coche nos paró y nos hizo una encuesta sobre por qué estábamos pasando por allí, de dónde veníamos, a dónde íbamos, si íbamos a tomar algo a la llegada y alguna pregunta más. Lógicamente le dijimos que para qué era la encuesta y se acreditó como autorizada por la Junta de Castilla y León para conocer el uso de la Euro Velo 1, una de las grandes rutas europeas de bicicleta, y mejorarla. Tras ofrecernos una bebida, que rechazamos, nos despedimos de ella y continuamos adelante. Justo al irnos le preguntamos, por curiosidad, que a cuántos le había hecho la encuesta y nos dijo que a ¡54!, y eran las 10.30 h.

Continuamos por el GR-14 y no tardamos en llegar a Tardobispo y no mucho después a las proximidades de la Pueblica de Campeán. Cruzamos el puente romano y proseguimos hacia Pereruela.



Pero antes de llegar a esa localidad hay que superar un par de subidas que cada uno hizo a su ritmo sin mayores problemas.


Una vez que llegamos a Pereruela, poco después de comenzar las primeras viviendas, giramos a la derecha para tomar un camino que recientemente ha sido arreglado (al igual que otros que vimos por la zona).



Con la capa de arena recién echada y compactada, y el perfil que comenzó a ser descendente, rodamos a muy buena velocidad y en pocos minutos vimos desde un alto la localidad de San Román de los Infantes. Si bien antes pudimos contemplar buenas vistas de la zona.



Descendimos hasta la parte más baja de la localidad y desde allí ascendimos por sus empinadas calles. Como siempre que pasamos por allí, nos volvió a dar la impresión de que el tiempo se hubiera parado entre aquellas casas que conforman la localidad.



Allí mismo, en un banquito en el que ya hemos parado otras veces, hicimos una breve pausa para renovar fuerzas comiendo algo.

Enseguida volvimos a las bicis y nos enfrentamos a la empinada cuesta por la que se abandona el pueblo.


Al llegar arriba tomamos la vieja carretera de la izquierda, avanzamos por ella y poco después giramos a la derecha para tomar el camino de la Dehesa de Congosta.


Este camino es prácticamente en su totalidad descendente. Los primeros metros para disfrutarlos. Tras pasar una cancela continúa el descenso para ya hay un tramo en el que hay que tomar precauciones por su inclinación y porque el terreno está muy suelto.


Hay que poner tanta atención en el suelo que apenas se pueden disfrutar las bonitas vistas del Duero, empezando ya estar encajonado entre laderas.

Poco después hay otro segundo tramo más inclinado aún y con el terreno en peores condiciones, es el que coincide con los últimos metros.

Ya todos abajo, junto al río, continuamos a su vera hacia Carrascal. Pero eso sí, antes de llegar a este barrio de Zamora, hay que superar tres subidas casi encadenadas.


Tras superar la última continuamos avanzando y giramos a la izquierda, cogiendo un camino que nos llevó hasta el pueblo/barrio. Atravesamos sus calles y tras abandonarlo tomamos el camino de la derecha, con otro nuevo ascenso, por el que ya llegamos casi a Zamora. Sólo tuvimos que volver a la izquierda en las proximidades de la ciudad, superar un tramo ascendente y poco después descender hacia la carretera. Rodamos por ella unos cientos de metros y llegamos a Los Pelambres. Desde allí continuamos hacia el lugar desde donde habíamos partido para comentar la ruta e hidratarnos, como suele ser habitual.

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Relive 'Morning Jun 23rd'

17 de diciembre de 2017

¿Un molino o un barco en el Duero?

De nuevo con una helada impresionante y con cielo raso, sin una nube, iniciamos la ruta cinco bíkers desde el lugar habitual. Salimos de Zamora por el Puente de Piedra, cogiendo el GR-14 en San Frontis.

Los primeros kilómetros sufrimos las habituales molestias del frío, manos y pies helados, moquilla, etc.; nada nuevo, pero el sol lograba, poco a poco, paliar estas molestias.




No seguimos el GR-14 al pie de la letra, pero terminamos llegando igualmente a Tardobispo. A la salida del pueblo volvimos a la Senda del Duero, pero la volvimos a abandonar enseguida para tomar otra alternativa más bonita, llegando al pie de la Pueblica por la antigua Mirandesa. La helada en esa zona hoy era impresionante.



Continuamos hacia Pereruela, cruzamos esta localidad y proseguimos con dirección Arcillo, si bien no llegamos a descender hacia el Puente de las Urrietas, porque nos desviamos ligeramente a la derecha. Poco después comenzamos a descender hacia el río y el paisaje cambió, nos encontramos mucha más vegetación, encinas, jaras...



Divisamos el Duero y continuamos el descenso, cada vez con mayor inclinación. Y por fin, nos encontramos con la figura de un bonito molino dentro del río.



Su silueta, por un tajamar que tiene al frente, es muy parecida a la de un barco. A pesar de verlo ya, quisimos llegar a su lado y descendimos hasta donde pudimos, justo enfrente.


Al ser una zona totalmente sombría la helada aún no se había desecho y hacía frío, así que tomamos un tentempié rápido e iniciamos el largo ascenso.
Las primeras rampas son las más inclinadas, superadas estas el ascenso es más cómodo.


Tras una parada por un pinchazo continuamos y nos desviamos un poco del camino de la ida, yendo a salir al Puente de las Urrietas. Aprovechando la sequía nos hicimos una foto junto a él y proseguimos, subiendo, hacia Pereruela.



En Pereruela paramos de nuevo por una pequeña avería. Tras arreglarla salimos del pueblo hacia San Román, pasando por la llamada Pradera del Terror. Llegando a esa localidad de nuevo hicimos otra parada por otro pinchazo. Continuamos, la atravesamos y ascendimos para tomar el camino de la Dehesa de Congosta. Descendimos otra vez hacia el río por la Carba, cada vez más peligrosa por la cantidad de piedra suelta.


Ya abajo rodamos en paralelo al río, si bien hubo que hacer dos ascensiones más para llegar a la altura de Carrascal. No llegamos al pueblo, lo dejamos a un lado, para recorrer una zona sin apenas camino marcado, sorteando encimas y agachándonos continuamente para no darnos con las ramas.


Ya en el camino que lleva a Zamora, continuamos por él, terminando en un descenso que nos puso en la carretera de Carrascal, cerca del Puente de los Poetas. Tras una parada en Los Pelambres para ayudar a recuperar la hidratación a nuestros cuerpos, terminamos la ruta donde la habíamos empezado.

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Animación de la ruta






19 de noviembre de 2017

A un paso de Zamora también hay rutas preciosas

En la mañana de este soleado y frío Domingo queríamos hacer una ruta tranquila y no muy larga porque se reincorporaban dos bíkers después de bastante tiempo sin subirse en la bici, así que salimos de nuestro lugar de quedada habitual con dirección al río. Cruzamos el Puente de Piedra.



Pasamos por delante de Los Pelambres y nos adentramos en Rabiche. Allí ya se nos empezó a quitar el frío con el calentón de una subida que tuvimos que hacer. Continuamos por un camino a la derecha con la intención de ir a Carrascal y rodamos por él como unos tres kilómetros. Antes de llegar a esta localidad un bíker sugirió ir por Las Chanas, así que abandonamos ese camino y giramos a la izquierda. 


Tras algunos tramos de subidas que se alternaban con zonas que dejaban tomar un respiro, llegamos a un alto desde el que había unas preciosas vistas. 



Bordeamos esa zona, pasamos junto a lo que queda de las antiguas instalaciones militares y comenzamos el descenso. 


Atravesamos una pradera que había en el valle y comenzamos a ascender por un camino bordeado de encinas que nos llevó hasta las proximidades de Carrascal. Ya no descendimos al pueblo, sino que giramos a la izquierda, por el camino de la Dehesa Congosta. 



Ya con el Duero a la vista continuamos rodando hasta ponernos a su altura.  


Antes de empezar a subir La Carba intentamos ir hacia la Presa de San Román. Pasamos por un lado de la cancela. El camino está empezando a desaparecer comido por la vegetación, pero aún así se podía rodar, la helada era aún, casi a las 12, impresionante. Finalmente no pudimos llegar porque había un túnel de zarzas que no quisimos atravesar, así que dimos la vuelta y volvimos al inicio de la subida a la Carba.


Ya de nuevo a los pies de La Carba nos enfrentamos a ella. Bueno, algunos se enfrentaron a ella, otros ni lo intentaron porque prácticamente es imposible, no sólo por la inclinación, sino por el estado del terreno. Casi todos los intentos fueron fallidos en este primer tramo.



En el segundo tramo de máxima inclinación hubo más intentonas y fallaron la mayoría. Al resto no les quedó otra que tirar de la bici hasta que el terreno y la inclinación permitieron volver a subirse. No obstante unos y otros al terminar este ascenso de dos kilómetros llegamos empapados de sudor, a pesar del frío.


Tras reagruparnos continuamos hacia San Román donde hicimos una parada para almorzar en una brigada.


Después de la pausa continuamos descendiendo por las calles del pueblo y dirigiéndonos a la denominada Pradera del Terror, aunque ahora, con la gran sequía que estamos sufriendo, no da ningún miedo. 


Continuamos por varios caminos hasta que llegamos a Pereruela. Allí cruzamos la carretera y tomamos un camino alternativo al GR14 que nos llevó hasta cerca de Sobradillo de Palomares. Al llegar a la carretera giramos a la izquierda y cogimos un camino, también a la izquierda, que nos llevó a unirnos de nuevo al GR 14 a la altura de La Pueblica de Campeán. Continuamos por el GR 14 hasta Tardobispo donde lo volvimos a abandonar para subir hacia la Iglesia y coger, tras ella, un camino a la izquierda. Este camino, después de algún cambio de dirección, nos llevó de nuevo a encontrarnos con la Senda del Duero, pero ya junto a Entrala. 


Desde allí ya rodamos por ella hasta entrar en Zamora. Como íbamos a pasar cerca de Los Pelambres, decidimos devolver allí a nuestros cuerpos el líquido perdido, disfrutando además de las vistas, la compañía y el sol. Después de esta pausa volvimos a subir a nuestras bicis para cruzar el río y dirigirnos con la mayor rapidez posible a nuestras respectivas duchas.

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8 de febrero de 2015

En busca del Duero

Iniciamos la jornada con una temperatura por debajo de 0º, como viene siendo habitual últimamente, y con el sol queriéndose asomar tímidamente. Salimos de Zamora y cogimos el GR-14 con dirección Pereruela. En un momento dado giramos antes de lo debido a la derecha, siguiendo la antigua Calzada Mirandesa, y nos metimos en un barrizal que podíamos haber evitado si no hubiéramos tenido ese despiste. Más adelante volvimos a enlazar con el GR-14 y continuamos sin novedad hasta Pereruela.

Entramos en esta localidad y enseguida volvimos a la derecha y nos dimos de bruces con el viento de cara que además era frío. Si lo unimos a que el sol se había dejado cubrir por las nubes, el resultado fue que la sensación térmica no tenía nada ver con la sentida en el tramo anterior. Tras girar a la izquierda continuamos por un camino que cada ciertos metros tenía unos barrizales enormes que nos obligaban a bajarnos de la bici o a pasar como podíamos para evitarlos en la medida de lo posible. Finalmente empezamos a descender y llegamos al bonito pueblo de San Román de los Infantes. A la brigada de la Iglesia tomamos un rápido almuerzo que nos vino bien para coger fuerzas para subir la empinada cuesta que hay que superar para abandonarlo. Tras coronarla giramos a la izquierda hacia un camino que nos llevó a la entrada de la Dehesa Congosta, la traspasamos y comenzamos el divertidísimo descenso que nos llevó hasta la misma orilla del Duero.

Desde allí continuamos en paralelo al río con un viento de cara y unos toboganes que hicieron que sufriéramos más de lo previsto. Poco antes de llegar a Carrascal giramos a la izquierda para bajar primero y subir después una enorme rampa que nos llevó hasta esa localidad. La atravesamos y continuamos ya por carretera hasta Zamora porque se nos había echado el tiempo encima.


Camino a la salida de Pereruela.
Uno de los barrizales que tuvimos que atravesar.
El Duero desde la Dehesa de Congosta.
Camino entre la Dehesa de Congosta y Carrascal.



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