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27 de octubre de 2019

Al Molino de La Viñuela

Hoy se celebraba la marcha Titán Matacucos y uno de los bíkers se había apuntado. Como no nos gusta dejar a nadie solo le dijimos que no fuera y él contestó que no iría siempre que la alternativa fuera una buena ruta. Y así lo intentamos.

Esa "buena ruta" ya la habíamos hecho casi igual algunos de los siete bíkers que hoy nos dimos cita en el lugar habitual, pero aún así merecía la pena. Eso sí, finalmente fuimos seis porque el séptimo tenía un problema con el mando del cambio y no fuimos capaces de solucionarlo.

Dejamos atrás Zamora cruzando el Puente de Piedra, recorriendo San Frontis y tomando el GR-14 tras cruzar la carretera de Bermillo. Los primeros kilómetros los hicimos con frío. Las previsiones eran de una mañana de temperatura agradable, en la que haría casi calor al filo del mediodía, y no nos abrigamos; y la realidad fue que el sol no salió y eso provocó que no entráramos en calor.


Y no lo hicimos hasta poco antes de llegar a Tardobispo, y no porque subieran las temperaturas, sino porque hubo que subir unas ligeras pendientes. Tras pasar esta localidad continuamos por el trazado del GR-14 hasta La Pueblica sin más novedades que alguna zona con barro. Aún así, menos de lo que esperábamos con toda la lluvía caída durante la semana.


Tras pasar esas zonas de barro, llegamos al conocido como Puente Potato, que cruza la ribera del Campeán y que era parte del camino tradicional que unía Zamora con Ledesma. Lo cruzamos y seguimos adelante hacia Pereruela.



Cuando llegamos junto a la carretera, en vez de seguir el camino habitual que va a la izquierda de esta, decidimos aventurarnos por uno de reciente factura que, como imaginábamos, también nos llevó hasta Pereruela. Allí volvimos al GR-14 y no lo abandonamos hasta las proximidades del Puente de Las Urrietas.


Antes de cruzar dicho puente giramos a la derecha y seguimos rodando por otro nuevo camino, abierto sobre otro más estrecho existente, que ya no abandonamos hasta nuestro destino, si bien en un momento dado se termina el nuevo y continúa el viejo trazado. 

Sin duda ahí empieza lo más bonito de la ruta, un descenso en el que se empieza a divisar el Duero, en su lento transcurrir hacia Portugal, y donde empieza a estar encajonado, preludio de Los Arribes.


Unos cientos de metros más adelante no pudimos por menos que pararnos a admirar el paisaje que, sin duda, y a pesar de la falta de sol, nos pareció impresionante.


Desde allí ya divisábamos nuestro destino, el molino que unos llaman La Central y otros de la Viñuela. En cualquier caso, un bonito molino caracterizado por tener forma de barco. Tras la pequeña parada volvimos a las bicis y el camino parecía llevarnos en sentido contrario al molino, si bien poco después realiza un giro de casi 180º, que nos enfiló de nuevo hacia él.


En el último tramo el camino se convierte en una senda muy bonita, rodeada de escobas y vegetación baja. Al llegar a las cercanías del molino paramos y aprovechamos para admirar el paisaje y para retomar fuerzas comiendo algún tentempié.


Justo cuando íbamos a abandonar el lugar el sol quiso hacernos un guiño, iluminándolo todo y brindándonos así una vista totalmente diferente.


Tras la parada nos enfrentamos a la larga y empinada cuesta que teníamos que ascender. Poco a poco y cada uno a su ritmo lo fuimos logrando.


Después de pasar de nuevo junto al puente de las Urrietas volvimos a pisar el GR-14 con dirección a Pereruela, pero enseguida cogimos otro nuevo camino que salía a nuestra izquierda. Tal y como esperábamos no mucho después giraba a la derecha y terminó por sacarnos de nuevo al GR-14, en las proximidades de Pereruela.

Tras atravesar de nuevo esta localidad continuamos hacia San Román, primero, de nuevo por un camino recién arreglado, y más tarde por una pradera, conocida como la del Terror, porque suele acumular agua, aunque hoy no era el caso.


No tardamos mucho en llegar a las proximidades de San Román, donde volvió a haber camino. Descendimos hacia la parte baja del pueblo, aunque enseguida hubo que ascender por sus empinadas calles.



Y el ascenso continuó también después del pueblo, en esta ocasión por la carretera, hasta que al llegar a la parte más alta nos desviamos para coger el camino que lleva a La Carva. No tardamos mucho en empezar a descender, y lo hicimos prudentemente porque las últimas veces que habíamos pasado por allí el firme estaba en muy mal estado. Pero las lluvias han afianzado el terreno y estaba mejor de lo esperado. Además las vistas durante la bajada eran magníficas, al estar toda la ribera del Duero repleta de los colores del otoño.


Desde allí, rodamos en paralelo al río y proseguimos hacia Carrascal, y eso incluye un par de subidas que ya empezaban a pesar en las piernas.


No llegamos a entrar en esa localidad, en realidad la dejamos a un lado. Seguimos rodando, con Zamora ya a la vista, y salvando los pequeños sube y bajas que fuimos encontrando. En un momento dado, ya cerca de la capital, viramos a la izquierda para seguir por una vía de cemento que, tras un ascenso y un descenso nos dejó muy cerca del puente de los Poetas.

Lo cruzamos porque queríamos ir a lavar las bicis, y continuamos hacia el Centro Comercial Valderaduey, donde pudimos quitar los pegotes de barro que traíamos por todos lados. Tras el lavado nos volvimos a montar en las bicis para ir a tomar algo que nos hidratase, y qué mejor que unas cañas...

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Relive 'Morning Oct 27th'

19 de noviembre de 2017

A un paso de Zamora también hay rutas preciosas

En la mañana de este soleado y frío Domingo queríamos hacer una ruta tranquila y no muy larga porque se reincorporaban dos bíkers después de bastante tiempo sin subirse en la bici, así que salimos de nuestro lugar de quedada habitual con dirección al río. Cruzamos el Puente de Piedra.



Pasamos por delante de Los Pelambres y nos adentramos en Rabiche. Allí ya se nos empezó a quitar el frío con el calentón de una subida que tuvimos que hacer. Continuamos por un camino a la derecha con la intención de ir a Carrascal y rodamos por él como unos tres kilómetros. Antes de llegar a esta localidad un bíker sugirió ir por Las Chanas, así que abandonamos ese camino y giramos a la izquierda. 


Tras algunos tramos de subidas que se alternaban con zonas que dejaban tomar un respiro, llegamos a un alto desde el que había unas preciosas vistas. 



Bordeamos esa zona, pasamos junto a lo que queda de las antiguas instalaciones militares y comenzamos el descenso. 


Atravesamos una pradera que había en el valle y comenzamos a ascender por un camino bordeado de encinas que nos llevó hasta las proximidades de Carrascal. Ya no descendimos al pueblo, sino que giramos a la izquierda, por el camino de la Dehesa Congosta. 



Ya con el Duero a la vista continuamos rodando hasta ponernos a su altura.  


Antes de empezar a subir La Carba intentamos ir hacia la Presa de San Román. Pasamos por un lado de la cancela. El camino está empezando a desaparecer comido por la vegetación, pero aún así se podía rodar, la helada era aún, casi a las 12, impresionante. Finalmente no pudimos llegar porque había un túnel de zarzas que no quisimos atravesar, así que dimos la vuelta y volvimos al inicio de la subida a la Carba.


Ya de nuevo a los pies de La Carba nos enfrentamos a ella. Bueno, algunos se enfrentaron a ella, otros ni lo intentaron porque prácticamente es imposible, no sólo por la inclinación, sino por el estado del terreno. Casi todos los intentos fueron fallidos en este primer tramo.



En el segundo tramo de máxima inclinación hubo más intentonas y fallaron la mayoría. Al resto no les quedó otra que tirar de la bici hasta que el terreno y la inclinación permitieron volver a subirse. No obstante unos y otros al terminar este ascenso de dos kilómetros llegamos empapados de sudor, a pesar del frío.


Tras reagruparnos continuamos hacia San Román donde hicimos una parada para almorzar en una brigada.


Después de la pausa continuamos descendiendo por las calles del pueblo y dirigiéndonos a la denominada Pradera del Terror, aunque ahora, con la gran sequía que estamos sufriendo, no da ningún miedo. 


Continuamos por varios caminos hasta que llegamos a Pereruela. Allí cruzamos la carretera y tomamos un camino alternativo al GR14 que nos llevó hasta cerca de Sobradillo de Palomares. Al llegar a la carretera giramos a la izquierda y cogimos un camino, también a la izquierda, que nos llevó a unirnos de nuevo al GR 14 a la altura de La Pueblica de Campeán. Continuamos por el GR 14 hasta Tardobispo donde lo volvimos a abandonar para subir hacia la Iglesia y coger, tras ella, un camino a la izquierda. Este camino, después de algún cambio de dirección, nos llevó de nuevo a encontrarnos con la Senda del Duero, pero ya junto a Entrala. 


Desde allí ya rodamos por ella hasta entrar en Zamora. Como íbamos a pasar cerca de Los Pelambres, decidimos devolver allí a nuestros cuerpos el líquido perdido, disfrutando además de las vistas, la compañía y el sol. Después de esta pausa volvimos a subir a nuestras bicis para cruzar el río y dirigirnos con la mayor rapidez posible a nuestras respectivas duchas.

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