18 de marzo de 2018

A Sanzoles evitando el GR-14

Tras una semana pasada por agua y mala previsión para el Domingo no esperábamos encontrarnos, ni mucho menos, con una mañana tan agradable como la que hemos podido disfrutar.

Los efectivos del grupo siguen mermados y tan sólo partimos de la Ciudad Deportiva cinco bíkers. Nuestro destino previsto era Sanzoles pero queríamos evitar los caminos tantas veces transitados del GR-14, salvo el tramo Zamora-Villaralbo para el que no hay alternativas.

Al llegar a esta localidad nos desviamos antes de sobrepasar Casa Aurelia y rodamos bordeando el pueblo y con dirección al río.



Al llegar a este cambiamos de dirección, girando a la derecha para terminar saliendo a la carretera de Villalazán. Rodamos por ella unos doscientos metros y la abandonamos para coger un camino a la izquierda. Tras varios cambios de dirección terminamos en el GR-14, en las inmediaciones de Madridanos.

Bordeamos este pueblo y abandonamos de nuevo el GR-14 para rodar entre Las Contiendas y el Viso entre campos a los que, al fin, hemos vuelto a ver de un verde intenso.



Inevitablemente volvimos a pisar de nuevo la Senda del Duero, pero poco después la dejamos para seguir hacia la localidad de Sanzoles.



Desde ese punto hasta la propia localidad es prácticamente una subida constante, tendida, y sin apenas descanso. 



Paramos junto al coqueto abrevadero y fuente, estrenado recientemente, para comer algo y enseguida volvimos a nuestras bicis.


Atravesamos la bonita plaza y tomamos un camino perpendicular a la carretera con grandes toboganes que llevan al Viso.


En sus proximidades giramos a la izquierda y siguiendo por más toboganes, y tras atravesar un tramo del  barro pegajoso tan temido, llegamos a  la pequeña localidad de Bamba.


En la placita continuamos de frente por un camino que, tras un cambio de dirección, y un poco cordial diálogo con unos perros, nos llevó hasta el que suele ser habitual para nosotros y que lleva a Moraleja del Vino. Tras pasar por varias calles del pueblo salimos a la carretera de Zamora por la que rodamos unos cientos de metros y que abandonamos para tomar el camino de Arcenillas, una enorme recta con algunos sube y bajas.


Sin llegar a entrar en esta localidad continuamos recto por la carretera que va a Morales algo más de un kilómetro. La abandonamos para volver a un camino que nos llevó hasta la carretera de Pontejos, por la que rodamos unos quinientos metros. Nos desviamos a la derecha para comenzar el galimatías que hay seguir para llegar a Zamora cuando se está por esta zona.

Terminamos saliendo a la carretera de Moraleja, la cruzamos, y continuamos por el segundo galimatías, el que nos llevó hasta el puente de Cardenal Cisneros. Lo atravesamos y contemplamos la gran crecida del río.


Ya al otro lado del río volvimos al lugar de partida y allí mismo recuperamos algo lo perdido hidratándonos y comiendo una tapita.


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Relive 'Morning Mar 18th'

11 de marzo de 2018

A pesar de Félix...

Quizás esta mañana lo más sensato habría sido quedarse en casa. Félix, como han bautizado al temporal, estaba haciendo de las suyas, sobre todo con el viento, pero llevaba ya varios Domingos sin salir y no quería quedarme en blanco uno más. En principio íbamos a ser tres los que lo íbamos a intentar pero finalmente los otros dos se cayeron de la convocatoria y quedé yo solo.

Como había amenaza de lluvia no quise alejarme mucho de Zamora, así que comencé rodando por el carril bici. Con el viento ayudando daba gusto pedalear, eso sí, mirando al río me daba cuenta de la fuerza del viento porque había hasta olas.


En el tramo del Valderaduey el viento ya daba de lado y era molesto. Al llegar cerca de la gasolinera me salí del carril bici y me dirigí hacia La Rinconada. Allí ya me ví las caras con los 40 km de viento en contra e incluso empezó a llover un poco.


Al llegar a las proximidades del río desanduve todo el recorrido para retornar al carril bici. En este me costaba enormemente no bajar de 14 km/h. Al llegar a la zona del Puente de Piedra decidí seguir hacia Valorio. Ya en el bosque me encontré con tres ciclistas de Bici Zamora a los que conocía y me uní a ellos. Juntos fuimos hasta cerca de La Hiniesta, si bien antes de llegar ascendimos hacia Roales y desde esta localidad hacia laurbanización Siglo XXI. Entramos de nuevo en Zamora por la carretera de Villalpando.

Tras hidratarnos en las instalaciones de Pádel Indoor continué yo solo estrenando la pasarela sobre las vías del AVE.


Desde Las Viñas, donde me llevó la pasarela, me dirigí a Cardenal Cisneros para cruzar el puente e ir a Villaralbo. La ida la hice con un motor turbo, con apenas esfuerzo rodaba a más de 30 km/h, pero lógicamente ya imaginé que eso iba a traer consecuencias a la vuelta. Y vaya si las tuvo... Me costaba horrores pasar de 13 km/h, aparte de la molestia en la cara, del ruido que produce en los oídos y el esfuerzo que supone rodar contra él.


Sufriendo sobre la bici conseguí llegar a la entrada de Zamora y fue un alivio. Crucé el Puente de Hierro. La vista del Duero merecía la pena pararse a sacar una foto.


Y ya no hay más historia de esta ruta. Simplemente que al menos rodé y así salvé el día de bici.


Relive 'Morning Mar 11th'

11 de febrero de 2018

Faia da Água Alta (Lamoso) y Chiviteros (Torregamones) -senderismo-

Este Domingo tocó senderismo, así que salimos a las 10,00 h. de Zamora catorce personas dispuestas a disfrutar de la naturaleza, del paseo y de la buena compañía. Tras una hora de viaje llegamos a Bemposta (Portugal) donde paramos a tomar un café. Tras él volvimos a los coches para llegar hasta una pequeña localidad llamada Lamoso. Aparcamos a la salida del pueblo e iniciamos la caminata en busca de la Faia da Água Alta. Para llegar a ella tuvimos primero que, básicamente, descender por un buen camino, en algún tramo con bastante inclinación, poco más de un kilómetro.



Se llega a una caseta donde comienza la senda que lleva a la cascada natural, que se ve en su esplendor desde una pasarela hecha al efecto y a la que se accede por un sendero muy cuidado, con escalones en algunos tramos y con cuerdas para sujetarse a lo largo de todo el recorrido.  Dicho sendero nos hizo sudar a todos porque combina zonas de escalones muy altos que ascienden mucho en pocos metros, con descensos muy pronunciados, tramos de mucha pendiente...



Lo peor fue que desde la pasarela no había ninguna cascada que ver. La sequía de este año ha hecho estragos, y ni en el otoño ni en lo que llevamos de invierno se han recuperado los acuíferos. Tan sólo caía un hilillo de agua. Menos mal que el entorno lo compensa porque la zona es muy bonita.



Terminamos el ascenso de la zona de sendero y llegamos a la caseta donde habíamos empezado la senda. Paramos unos minutos para beber algo de agua y picar algo y enseguida comenzamos a caminar hacia los coches. Lógicamente tocó ascender todo lo descendido en la ida, pero lo hicimos bien y a buen ritmo.

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Relive 'Morning Feb 11th'

Al llegar subimos a los coches y nos dirigimos a Palaçoulo, donde teníamos encargada la comida. Tras recuperar fuerzas de nuevo tocó volver a la carretera, en esta ocasión para ir hasta la presa de Miranda do Douro. Allí, nada más traspasarla, aparcamos y comenzamos la segunda ruta del día, que debería llevarnos hasta los Chiviteros.

El comienzo es duro, un ascenso con mucha inclinación que, con la barriga bastante llena, se lleva peor. El primer kilómetro es todo ascendente e hizo estragos en el grupo, porque se fue rompiendo en pequeños grupos.


Al llegar a una zona más llana, donde parecía terminar el ascenso, nos reagrupamos. Empezó a llover ligeramente, la suerte es que el agua nos daba por la espalda y no nos molestaba en exceso..., hasta que minutos después empezó a arreciar. Tiramos de capuchas y gorros y proseguimos. A mayores sufrimos un despiste y nos desviamos del track previsto y, aunque retomamos el buen camino después, rodeamos como un kilómetro.


Por suerte minutos después dejó de llover y la verdad es que nos alegramos todos mucho. Proseguimos y por la llanura y esos buenos caminos sayagueses, avanzamos rápidamente y llegamos a los Chiviteros, una especie de chozas construidas en piedra y con tejado de escoba ubicadas dentro de un corral en medio del monte y que eran utilizados por los cabreros para refugiar a sus animales más pequeños, protegiéndoles del frío y de las alimañas.




A todos nos encantaron, sobre todo a los que nos los habían visto nunca. Tras beber un poquito y comer algo iniciamos la ruta de vuelta, es decir, comenzamos a desandar el camino de ida. Y así lo hicimos, salvo el tramo que en el que nos habíamos equivocado, que ya lo hicimos bien. Como el perfil de la vuelta es descendente lo hicimos a muy buen ritmo, disfrutando de las vistas y ya casi todos agrupados.



Finalmente llegamos al lugar de partida justo con las últimas luces del día y contentos por haber logrado terminarla todos sin ningún problema.

Tras estirar un poco fuimos a Torregamones a tomar algo a La Tortuga y desde allí de nuevo a Zamora.


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Relive 'Afternoon Feb 11th'

10 de febrero de 2018

Enormes rectas por la Tierra del Pan

Esta semana la ruta la adelantamos al sábado para poder hacer mañana otras actividades. La iniciamos en la misma soleada esquina de siempre sólo cuatro bíkers. Salimos de Zamora con frío, uno bajo cero, pero sabiendo que con el sol que teníamos en el horizonte y el cielo sin una nube, nos iban a terminar dando una mañana espléndida. Los primeros kilómetros los hicimos por el carril bici, al llegar al Valderaduey cruzamos la N-122 para ir hacia Molacillos. Tras subir el paso del AVE y el de la autovía se nos empezó a quitar el frío. A buen ritmo, llegamos a Molacillos sin novedad.



Cruzamos el pueblo de extremo a extremo y continuamos hacia Benegiles por caminos anchos, algo golpeados y bastante llanos.


Antes de entrar en esa localidad nos volvimos a topar con el Valderaduey, y lo volvimos a cruzar.


Rodamos por una calle del pueblo en paralelo al río y salimos de él por la carretera de Villalpando, por la que rodamos unos cientos de metros. La dejamos para tomar un camino perpendicular a la izquierda que poco después abandonamos para girar a la derecha y proseguir por una enorme recta.



Al final de esa recta el camino prosigue hacia la izquierda con una subida tendida y larga Tras superarla otra recta enorme nos llevó hasta Cerecinos de Carrizal.


Paramos junto a la iglesia a reponer fuerzas y poco después continuamos. Salimos del pueblo y tomamos la carretera local que lleva a Piedrahíta de Castro. Rodamos por ella unos dos kilómetros, tras los cuales giramos a la izquierda para tomar un camino que, en línea recta nos llevó hasta Moreruela de los Infanzones.


Al llegar a Moreruela nos encontramos algo que creemos no sea nada habitual en estas tierras: un helicóptero que había tomado tierra junto al pueblo. Imaginamos que por una avería, porque había a su lado una furgoneta del servicio técnico.


Atravesamos el pueblo y salimos de él por un camino que abandonamos poco después para girar a la derecha y no muchos metros más adelante a la izquierda para coger otra recta que, tras algunos toboganes nos llevó hasta las proximidades de Cubillos.





Abandonamos ese camino para llegarnos hasta Cubillos. Tras una parada en esta localidad volvimos a rodar por el mismo camino que nos llevó hasta allí para retomar el que traíamos desde Moreruela. Algo más adelante cruzamos la autovía tras rodar unos metros por el borde de un sembrado y seguimos por un camino que terminó por llevarnos hasta la urbanización Siglo XXI. Y ya en la carretera de Villalpando continuamos por ella hasta entrar en Zamora.

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Relive 'Morning Feb 10th'

4 de febrero de 2018

Acompañando al Duero desde Villalazán

Nuestro plan para hoy era desplazarnos a Ufones para hacer allí una ruta por Aliste, pero como la previsión meteorológica no era muy propicia, decidimos abortar a última hora y buscar una alternativa. Y esta fue ir hasta Villalazán y desde allí volver por las riberas del Duero.

Pero para llegar a Villalazán hubo que salir primero de donde siempre. La mañana estaba fría, sobre todo porque el sol trataba de asomarse tímidamente, pero no llegaba a combatir el frío. Cruzamos el puente de Cardenal Cisneros y continuamos por el Camino de San Miguel.


A partir de ahí hicimos un montón de cambios de dirección para terminar en la rotonda de Villaralbo. Después rodamos en paralelo a la A-66, hasta que terminamos saliendo a la carretera de Cazurra, seguimos por esta y enseguida por la que comunica Morales con Arcenillas.


Al llegar a las proximidades de esta localidad cruzamos la carretera y proseguimos por una recta enorme que nos dejó junto a Moraleja del Vino.




Aunque para algunos los caminos se les hacen estrechos y buscan nuevas alternativas...


Desde Moraleja fuimos a Bamba por el camino habitual. Cruzamos el pueblo y no, esta vez no nos dejamos seducir por el Viso, así que giramos a la izquierda y enfilamos hacia Madridanos.


No llegamos a entrar al pueblo, lo bordeamos y continuamos hacia Villalazán.


Este camino nos llevó hasta la carretera, justo donde se inicia la subida que lleva al pueblo. Allí mismo paramos para comer algo y enseguida continuamos.

Y lo hicimos por la carretera unos 3 km, la abandonamos girando a la derecha en la gravera, tomamos un camino que nos llevó hasta darnos de bruces con el río.


Pocos metros después encontramos lo que nos pareció podría haber sido una estación de bombeo.




Tras la inspección correspondiente seguimos adelante bordeando el río y bajamos dos rampas de las que gustan, aunque hubo contrapartida poco después otra mayor aún que hubo que subir con la bici en la mano.


Continuamos bordeando el Duero durante varios kilómetros, los más bonitos de la ruta, una zona muy agradable para ciclar, con buen terreno, cierto verdor y muchas arboledas, incluida la enorme chopera de Villaralbo.



 

Ya cerca de Villaralbo tuvimos problemas con un pinchazo y la válvula de una rueda. Tras tres paradas conseguimos solventar el problema. Menos mal que el sol ya se decidió a acompañarnos y estas paradas no nos dejaron helados.


Desde esta localidad a Zamora, no sé si por miedo a que se volviera a deshinchar o por qué, vinimos a todo lo que daban nuestras piernas, así que nos pusimos en la entrada de Zamora en un plis plas. Ya aquí hubo quienes se tuvieron que ir y hubo quienes disfrutaron de una hidratación necesaria, qué duda cabe, tras el esfuerzo.

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Relive 'Morning Feb 4th'