1 de mayo de 2025

El barro nos cortó el rollo

Hay rutas que no deberían tener un espacio aquí, y si no fuera porque el blog es un "notario" de nuestras actividades, la de hoy no aparecería. No empezó bien, pero el fin fue provocado por cincuenta metros de barro "botijero" que puso fin a nuestra ruta.

Realmente todo empezó mal, porque que amanezca la primera mañana de mayo con niebla no es muy normal, al menos en estas tierras. A las 9.30 nos encontramos tres bikers de los cinco que habíamos confirmado nuestra presencia. Las primeras palabras que cruzamos fue para hablar de la niebla y de los 7º de temperatura, que también nos habían sorprendido porque ya estábamos usando ropa, si no de verano, casi.

Nos pusimos en marcha, cruzamos el Puente de Hierro y giramos a la izquierda. Nada más hacer el giro esperamos a los otros dos bikers. En cuanto llegaron, tras los saludos, comenzamos a rodar por el llamado Camino Viejo de Villaralbo. 

Hay que reconocer que en los primeros dos o tres kilómetros pasamos un poquito de frío por lo dicho anteriormente, nuestra ropa de invierno ya está guardada y la que teníamos a mano es más bien de verano.

Llegamos a Villaralbo sin novedad, si bien atravesamos esta localidad por calles por las que nunca o casi nunca lo habíamos hecho.


Salimos del pueblo por un buen camino. Más adelante realizamos un giro a la izquierda para proseguir por una larga recta.


Terminada esta realizamos otros dos giros y terminamos a los pies de la cuesta por la que se va al cementerio de Moraleja del Vino. Una vez ascendida, aunque es corta, propició que si había algún resquicio de frío, desapareciera.


En Moraleja cruzamos el pueblo de lado a lado, llegando a una zona urbanizada  por la que lo abandonamos. Tras un pequeño tramo de asfalto este desapareció dando paso a una pista de tierra estupenda por la que se rodaba muy bien, a pesar de que las ruedas se pegaban algo al suelo. Y es que entre las 20.00 y las 24.00 horas del día anterior había llovido 11 litros.


Tras una primera recta trazamos un giro bastante abierto y entramos en un tramo largo sin curvas. Desde nuestra salida de Moraleja estábamos rodando por tramos inéditos para nosotros y esta última recta nos estaba gustando porque había mucha vegetación a ambos lados del camino.


Estábamos cerca de Gema del Vino y el camino nos llevó a bordear un soto que hay poco antes de esta localidad. Después cruzamos la carretera de Fuentesaúco y continuamos recto.


A esas alturas de la mañana la niebla se estaba resistiendo y, aunque ya no estaba a ras de suelo, seguía estando presente pero a mayor altura.


Seguimos rodando por la misma recta que habíamos iniciado unos tres kilómetros antes. Pasamos junto a las abandonadas instalaciones de "Tencas de Casaseca". La historia de este proyecto fallido comenzó cuando un empresario compró unos terrenos en Casaseca de las Chanas para crear una chopera. Cuando se dio cuenta de la calidad y cantidad de agua que tenía la parcela decidió construir 35 estanques para criar esta especie. Realizó una inversión de 500 millones de pesetas y su producción no era suficiente para cubrir la demanda. Se plantearon nuevas inversiones y algo debió fallar porque la explotación lleva años abandonada, una auténtica lástima. 

Poco después de pasar junto al último estanque realizamos un giro a la izquierda. El nuevo camino nos llevó en poco más de un kilómetro hasta la entrada de otra localidad: Jambrina. Rodamos por su larguísima calle principal.
 

Al pasar junto a un espejo decidimos hacernos una foto de grupo. Tras el posado continuamos hasta el final del pueblo, bordeamos el cementerio y continuamos por la carretera local que va a Gema del Vino.


Antes de llegar a la primera curva nos desviamos hacia la derecha. Como cien metros después de entrar en ese camino percibimos que el barro de ese tramo se empezaba a pegar a nuestras ruedas. No habíamos rodado ni 50 metros en esa zona cuando nos dimos cuenta de que era barro del que denominamos "botijero". 


Reaccionamos muy bien, paramos, nos dimos la vuelta y volvimos a la carretera, pero ya era tarde. Las ruedas ya se frenaban del barro acumulado, la cadena, las roldanas y los piñones también tenían barro. 


Ya sobre el asfalto dedicamos no menos de 10 minutos a tratar de arreglar el desaguisado, pero solo pudimos quitar lo mayor, porque en estos casos, para limpiar bien las bicis no queda otra que lavarlas a presión.



Decidimos abortar la ruta y seguir por esa carretera local hasta Gema. Como todos íbamos algo cabreados yo creo que aplicamos esa furia sobre los pedales porque tardamos muy poco en recorrer ese tramo.


Al llegar a Gema teníamos la opción de seguir hacia Bamba, desde esta localidad a Moraleja y, desde allí a Villaralbo y Zamora; pero también había la posibilidad de tomar la carretera, ir hacia Casaseca de las Chanas para coger el carril bici, seguir por él hasta Arcenillas y continuar hasta su fin, en la rotonda de Villaralbo y Moraleja; y una vez allí ir a Zamora.

Lo hablamos y decidimos seguir por carretera hasta Casaseca y así lo hicimos. Por el camino al menos pudimos recrear en algún momento la vista. 


Ya en Casaseca de las Chanas fuimos al encuentro del carril bici. Una vez que lo cogimos fuimos por él hasta Arcenillas. Después de esta localidad continuamos por él y, aprovechando que el tramo hasta su fin es casi todo descendente, rodamos bastante rápido.


Al llegar a la rotonda decidimos ir a lavar a la cercana estación de servicio de Cobadú. Allí, por fin, pudimos deshacernos del barro. Con las bicis ya limpias iniciamos el regreso a Zamora. Primero volviendo a la rotonda, después siguiendo las indicaciones que hay a partir del final del carril bici y que permiten llegar a la capital sin pisar tierra (o barro si ha llovido). 

Entramos en Zamora por Pinilla y decidimos cruzar el río por el Puente de Piedra, así que hacia él nos dirigimos. 


Ya cerca de este comenzamos a oír música y nos pareció ver mucha gente. Al acercarnos comprobamos que estaba pasando una procesión. En ella varias personas llevaban a hombres a la virgen, la de la Guía, una imagen muy venerada en Zamora, específicamente en la margen izquierda del río Duero, siendo la patrona de esta zona. La imagen, una talla policromada del siglo XVI, es llevada en procesión cada 1 de mayo desde el templo del Santo Sepulcro hasta el Puente de Piedra. 


Al llegar al puente la procesión dio la vuelta y nosotros lo cruzamos. Ya al otro lado del río continuamos por el Barrio de La Horta y desde este a Puertanueva, donde paramos a tomar una caña para compensar el enfado que el barro nos provocó.



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