13 de septiembre de 2020

Desolación en la ribera del río Aliste

Tras el periodo estival en el que es difícil juntarse por las idas y venidas de unos y otros, hoy los Bikers Duri hemos iniciado la temporada 2020-2021.

Prácticamente hace un mes, tras escuchar la noticia de un voraz incendio que se extendía desde Lober a Vegalatrave, pasando por Domez, a más de uno de este grupo se nos encogió el alma porque es una de nuestras zonas preferidas de la provincia. Así que la primera salida de esta nueva temporada tenía que ser para comprobar los destrozos causados por aquel fuego. Para ello utilizamos el track de un recorrido por la zona que habíamos hecho hace algunos años. La única diferencia con aquel es que en esta ocasión salimos de Muga de Alba, en lugar de Losacino, y que evitamos un par de errores que cometimos en el original.

Quedamos a las 8.30 para cargar las seis bicis en tres coches y nos desplazamos hasta Muga de Alba. Tras descargar y prepararnos iniciamos la ruta. Nos dejamos aconsejar por el GPS, y en lugar de seguir el track desde el primer metro, fuimos por carretera hasta Losacino, bueno, nos dejamos caer hasta Losacino, porque los menos de tres kilómetros que separan ambas localidades son cuesta abajo. No es mal modo de comenzar...

Atravesamos de punta a punta el pueblo y descendimos hasta el embalse para cruzarlo por uno de los muchos puentes gemelos que Iberduero construyó para no dejar incomunicados a los pueblos afectados por el embalse.




Al salir del puente giramos a la derecha y comenzamos un suave ascenso por un camino de bosque bajo. Tras la subida la tendencia se tornó descendente y terminamos saliendo de nuevo al embalse junto a Vide de Alba, si bien dejamos este a un lado y cruzamos por el puente de la carretera a la otra orilla.


Poco después de salir de dicho puente giramos a la izquierda y tomamos un camino que va en paralelo a una zona en la que ni el río Aliste es río, ni es aún embalse-embalse. Al estar el nivel algo bajo pudimos contemplar los restos de las tapias de las que, seguro que eran, fértiles cortinas anegadas en su día. 


Seguimos oteando desde el camino el río-embalse y tras algún pequeño descenso pronto pudimos contemplar a un lado Vegalatrave. Nos separaba aún algún kilómetro, que no tardamos en realizar, tras superar una buena cuesta que nos condujo hasta la carretera, y un descenso por esta que nos dejó a la misma entrada del pueblo.

Recorrimos algunas de sus calles y enseguida lo dejamos atrás. Poco después, bajando de nuevo hacia el río Aliste, nos encontramos las primeras muestras del incendio. Prácticamente todas las lomas estaban calcinadas y también otras zonas a las que lenguas de fuego habían llevado el incendio.



Comprobamos como, en algunas ocasiones, el río había hecho de cortafuegos, y en otras ocasiones las paredes de las cortinas, habían realizado esa misma tarea. Pero también pudimos ver viñas quemadas entre las paredes que las delimitaban.


Y lo peor de todo, aún se percibía el olor a quemado, que en el monte es sinónimo de muerte repentina. Menos mal que la naturaleza es sabia y seguro que en la primavera la zona reverdece, siendo, eso sí, los árboles los grandes damnificados.

Continuamos apenados nuestro recorrido hacia Domez ciclando por el mismo camino que llevábamos pero que, al aproximarse más al río, tiene más vegetación. Esta zona se libró del incendio.


Tras recorrer el tramo más bonito de la ruta, llegamos a las inmediaciones de Domez, donde el río se engrandece y se muestra como un auténtico espejo.


Terminamos saliendo a la carretera y cruzamos el cauce del río por el puente que, en época de lluvias,  siempre termina por debajo del río y cortándose así el acceso al pueblo. Desde él pudimos comprobar que las obras de construcción de uno nuevo van a buen ritmo. 


Pasamos por algunas calles del pueblo y enseguida continuamos rodando por la margen derecha del río. Pero no mucho después volvimos de nuevo a la izquierda, tras cruzar un pequeño puente de hormigón.


Ya en la otra orilla sólo teníamos que desandar el camino recorrido, pero sólo hasta Losacino. 


Yendo en dirección contraria pudimos contemplar los destrozos causados desde otra perspectiva, no menos desoladora.



Volvimos a atravesar Vegalatrave, subimos el cuestón de la salida (cuando lo descendimos no parecía tan inclinado...), y de nuevo volvimos junto al Aliste.


En pocos minutos llegamos otra vez al puente que dejaba a un lado a Vide de Alba, bordeamos un pequeño monte y cruzamos el puente de acceso a Losacino.


Nada más salir de él tomamos un camino que sale ligeramente a la derecha y que asciende, y asciende, y asciende... En total son tres kilómetros y medio de ascenso, eso sí, por una pista ancha y de buen firme; y con un paisaje a ambos lados de la misma que parecía de un lugar totalmente diferente y alejado de lo que terminábamos de recorrer.


La subida terminó en un giro de noventa grados a la derecha que nos metió en un descenso por una pista similar que abandonamos poco después para volver a la izquierda y continuar por una bajada técnica que nos llevó hasta la carretera que une Castillo de Alba y Muga de Alba. 

Poco después de coger la carretera volvimos a cruzar el embalse por uno de esos puentes gemelos.



Tras el puente un ascenso que terminó cuando giramos a la derecha para recorrer un pliegue tras el que llegamos a la entrada del pueblo y que nos recibió con esta vista:


Las ruinas del castillo mandado construir, sobre los restos de un castro, por  Fernando II de León y posteriormente ocupado por la Orden del Temple.

Descendimos hasta la plaza del pueblo, y allí, junto a la iglesia, y con otra estupenda vista del castillo hicimos una parada para tomar un tentempié.



Dedicamos poco tiempo a estos menesteres, así que en pocos minutos volvimos a nuestras bicis y comenzamos a recorrer a la inversa, el tramo de carretera que terminábamos de hacer.


Si bien, ya no volvimos al camino que nos había llevado al asfalto, sino que continuamos por esa misma carretera, en ascenso continuo desde que cruzamos el embalse, hasta Muga de Alba. Al recorrer la calle principal del pueblo tuvimos la mala suerte de que se cruzara en nuestro camino un bar, así que no tuvimos más remedio que parar a tomar una cervecita. Eso sí, tras la cerveza, nos acercamos a los coches, cargamos las bicis y nos volvimos para Zamora, llegando incluso a muy buena hora.

En primavera volveremos a recorrer la zona para ver de primera mano su recuperación.


Para descargar la ruta haz clic en el logo de Wikiloc.

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