24 de abril de 2017

Íbamos a Matilla pero terminamos en las antenas de Algodre

De cara a estar en forma para hacer dentro de dos meses el Camino del Cid hoy hemos vuelto a salir aprovechando que era festivo. Cierto es que no todos habían hecho una ruta ayer.

En cualquier caso salimos de la Ciudad Deportiva y seguimos por Los Tres Árboles con la idea de seguir un track que nos llevaría a las proximidades de Matilla la Seca. Pero en el GPS dicho track no aparecía así que hubo que improvisar...Como al salir de Zamora ya habíamos cogido dirección Coreses para allí seguimos. Después de cruzar el pueblo giramos a la derecha para dirigirnos a Molacillos. A lo lejos, en lo alto, divisamos nuestra nuevo objetivo:


Eso sí, algo hicimos mal porque Molacillos no terminaba de aparecer en el horizonte, así que en el primer cruce que encontramos decidimos que la derecha podía ser una buena opción (para continuar, sólo para continuar, que nadie piense mal...).



Finalmente la apuesta salió bien porque terminamos en el "buen" camino. Este tiene un perfil ascendente, pero una subida tendida.


Al concluirla giramos a la derecha para descender por un camino que nos dejó a las afueras de Gallegos del Pan. Allí cogimos unos metros la carretera pero enseguida volvimos a lo nuestro, a los caminos, y empezamos a ascender, primero suave, más duro después y cuando creíamos que había terminado nos encontramos con otra rampa inesperada, pero pudimos con ella.

Seguimos rodando, y cambiamos de dirección un par de veces, pero siempre teniendo en mente las antenas que hay por encima de Algodre. Empezamos a divisarlas y en poco tiempo conseguimos ponernos a sus pies.


Desde allí las vistas merecen la pena, más ahora, con el ajedrezado multicolor en el que se ha convertido el campo por efectos de la primavera.

  

Tras contemplar las vistas decidimos bajar hacia Coreses, así que marcha atrás como un kilómetro y giro a la derecha (persistente hoy...) que nos metió en una zona que nos gusta, repleta de pinos y bosque bajo, la pena es que con mucha arena.


Tras algunos sube y bajas, más bajas que subes, llegamos a Coreses, desde allí fuimos hasta El Convento y allí cogimos un camino que, tras varios cambios de dirección, y tras un tramo grande rodando el paralelo a la vía del AVE, nos devolvió al camino por el que habíamos salido de Zamora. Al llegar a la gasolinera continuamos por el carril bici que nos empujó, sin nosotros querer, hacia una de las Casetas de Los Tres Árboles donde pudimos hidratarnos y saciar parcialmente nuestra hambre.


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23 de abril de 2017

Un puente que a veces se esconde y el Cristo de Valderrey

Hay días que cunden más que otros... Esta mañana sólo íbamos a salir tres bikers que, finalmente, se quedaron en dos. Habíamos quedado a las 8,30, pero en lugar de hacerlo donde siempre lo cambiamos por una churrería para desayunar digamos que "de un modo diferente". Tras coger fuerzas iniciamos nuestra marcha que estaba limitada en el tiempo porque queríamos llegar pronto a Valderrey, porque hoy se celebraba la romería y queríamos participar de ella.

Salimos de Zamora por la Carretera de La Hiniesta. Al llegar a la Cruz del Rey Don Sancho tomamos la Vía de la Plata que no abandonaríamos hasta el antiguo cruce en el que la N-630 se desdobla en la N-631, en las proximidades del Puente la Estrella. Hasta allí ya se sabe, muy buenos caminos de concentración, alguna subida y bajada suave y en este época campos que da gusto verlos y muchos peregrinos a los que desearles un "Buen Camino".



Al pasar por Montamarta nos llevamos una estupenda vista de la ermita.


Tras abandonar la Vía de la Plata en el lugar indicado, continuamos por carretera hasta llegar a las curvas de el Puente la Estrella. Tras superar la más cerrada giramos a la izquierda para coger un bonito camino, bordeado de jaras, ¡ya en flor antes de terminar abril!, y de encinas.


Este camino nos llevó directos al viejo puente sobre el río Esla. Un puente que sólo se puede ver cuando el nivel del embalse es muy bajo, como ocurre ahora por la sequía.


Tras hacer alguna foto y comer un plátano, iniciamos la vuelta. Los dos primeros kilómetros pisando de nuevo el camino de ida, pero antes de llegar otra vez al cruce giramos a la derecha y cogimos un camino que nos llevó hasta la plataforma del AVE. Decidimos emular al Alvia puesto que en breve será imposible hacerlo. Ya en ella empezamos a rodar a muy buen ritmo, incluso procurábamos ir por una hilera de hormigón porque sobre ella aún se iba mejor.



Por el camino de nuevo pudimos contemplar bonitas escenas propias de la primavera.


En poco tiempo llegamos a las proximidades de La Hiniesta. No quisimos abusar y nos "apeamos" de dicha plataforma como un par de kilómetros antes de llegar al pueblo. Tras atravesarlo continuamos por el camino habitual que nos puso en Valderrey en un plis plas.



Ya allí nos estaban esperando para tomar una caña en uno de los puestos. Bueno, al final fueron dos, no lo negaremos...

Tras apaciguar la sed nos subimos de nuevo a nuestras bicis, al principio por la antigua carretera de La Hiniesta, y más adelante por el Camino de La Lobata que nos llevó hasta el Polígono de La Hiniesta. Y de allí al centro en un santiamén.

Como decíamos al principio, la mañana cundió, un desayuno especial, una bonita ruta y disfrute de la romería en buena compañía. ¿Se puede pedir más de una mañana?

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16 de abril de 2017

El espactáculo de la colza en la Tierra del Vino

Como cada año, en el mes de abril, la Tierra del Vino se viste de amarillo gracias a los campos de colza sembrados aquí y allá, que provocan un auténtico espectáculo visual.
 

Para verlo cuatro bikers nos encontramos en el lugar habitual y nos encaminamos hacia el Puente de Piedra. Allí, tras cruzar San Frontis, cogimos el GR-14 por el que continuamos hasta el cruce con la carretera de Los Llanos. Allí giramos a la izquierda y continuamos en paralelo a dicha carretera hasta llegar a la de Peñausende. Rodamos unos metros por ella y enseguida giramos a la izquierda para tomar el carril bici Zamora-Morales.

Allí se nos unió otro biker y continuamos, ya los cinco, hasta el propio Morales. Tras atravesar esta localidad giramos a la derecha para continuar por el llamado Camino El Perdigón que abandonamos más tarde para seguir por el denominado Camino Sampedro.


Tras algunos giros y siempre con perfil ascendente nos pusimos a los pies de las antenas que hay próximas a Casaseca de Campeán. No pudimos evitar la tentación e intentamos el ascenso, sólo uno de nosotros logró llegar hasta la cima sin poner pie a tierra, el resto, por pérdida de tracción o porque las fuerzas fallaron, no lo lograron.

Desde esa altura la vistas eran magníficas. Paramos unos minutos para hacer algunas fotos.



Enseguida nos subimos de nuevo a nuestras bicis e iniciamos el descenso.


Ya de nuevo a los pies de las antenas pero por la otra cara, tomamos dirección Corrales siguiendo un tramo que casi es un descenso continuo.
Ya en Corrales del Vino tuvimos que parar porque de nuevo un pinchazo vino a cortar nuestra marcha. Tras arreglarlo nos dirigimos hacia la Cerámica Saza, pasamos a su lado y continuamos recto hasta llegar a un enorme huerto solar. Lo bordeamos y seguimos rodando, en esta ocasión dirección Gema.


En este tramo hay algunos toboganes pero la tendencia es más descendente así que en pocos minutos pasamos cerca de esta localidad y proseguimos ahora con dirección a Casaseca de las Chanas, por muy buenos caminos, anchos y con buen firme.



Antes de entrar en esa localidad giramos a la izquierda y posteriormente cambiamos de sentidos en varias ocasiones, terminando pasando por las proximidades de Pontejos. Continuamos a muy buen ritmo hasta la carretera que une Morales con Arcenillas, al llegar a ella rodamos por ella hasta el cruce con la de Pontejos. Giramos a la derecha para seguir por esta durante algún kilómetro. Más adelante la abandonamos virando levemente a la derecha siguiendo en paralelo a la autovía durante algún kilómetro. Después de muchos zig-zags terminamos en la carretera de Moraleja. La cruzamos y nos dirigimos hacia el río. Al llegar a este lo cruzamos por el puente de Cardenal Cisneros.

Como llegamos a muy buena hora nos dio tiempo a ver llegar la procesión de la Resurrección. Además, como uno de los bikers carga con la Vírgen, tuvimos el honor de que la bailaran para nosotros.



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2 de abril de 2017

Rodando hasta El Cubo de la Tierra del Vino

De cara a la preparación de la Ruta del Cid, que pretendemos hacer a partir del 1 de julio, hoy quisimos hacer una ruta larga, más larga al menos que lo que hacemos habitualmente, así que fijamos nuestro objetivo en El Cubo de la Tierra del Vino.

Madrugamos más que otros días y salimos de Zamora por el Puente de Hierro con dirección Salamanca. Pasado el cementerio cogimos el carril bici Zamora-Morales pero lo abandonamos en la rotonda del Cristo de Morales. En esos primeros kilómetros pasamos frío porque había habido helada y la temperatura estaba en torno a los tres grados. El sol se agradecía y se hacía necesario.

Pasamos junto a la ermita y continuamos por la vía de servicio primero y desde la rotonda posterior por el pequeño tramo de carretera que lleva hasta Morales del Vino.


Cruzamos esta localidad y seguimos por el llamado Camino de El Perdigón que más adelante abandonaríamos para virar ligeramente a la izquierda con intención de ir hacia Corrales del Vino. En esta zona comenzamos ya a ver los cultivos de colza, justamente empezando a florecer, y nos acompañarían hasta pasado Santa Clara de Avedillo.


Antes de llegar a Corrales del Vino tuvimos que ascender varios tesos suaves que, unidos al ascendente perfil que hay desde Zamora, hicieron que el frío despareciera por completo.



Tras pasar Corrales proseguimos hacia Santa Clara de Avedillo. Cruzamos bajo un viaducto de la A-66 y giramos a la derecha y poco después a la izquierda, para iniciar un ascenso durillo adornado con estupendas vistas de la zona.



Después de coronar comenzó una divertida bajada (como todas) que nos delvolvió a la carretera, y ya por ella entramos en el pueblo. Poco después de las primeras casas giramos a la derecha hacia una zona de bodegas y enseguida salimos del pueblo. Pasamos junto a una ermita muy coqueta y continuamos. Entramos en una zona con caminos más estrechos, con más vegetación y con subida continua pero suave y llevadera.

De nuevo volvió a cambiar el paisaje y entramos en zona de caminos anchos en perfecto estado, enormes rectas y arbolado. Rodamos fuerte por ellos y pronto comenzamos a divisar El Cubo.



Poco después pisamos sus calles. Al llegar a un parque paramos para recuperar fuerzas.


La parada fue corta y enseguida nos subimos a nuestras bicis para continuar. Salimos de esta localidad y giramos a la izquierda para tomar la Vía de la Plata, que no abandonaríamos hasta las proximidades de Entrala.


Los primeros kilómetros fueron en paralelo a la vía abandonada (lástima de Vía Verde...), después viramos algo a la izquierda e iniciamos un descenso largo y divertido en las proximidades de Cabañas de Sayago. Se percibía que el perfil ahora era descendente porque rodábamos a muy buen ritmo.

Enseguida llegamos a Villanueva de Campeán y desde este pueblo continuamos por buenos caminos hasta las proximidades de San Marcial. Poco antes dos bikers tuvieron que seguir solos porque tenían prisa. Bordeamos este pueblo por la derecha y poco después tuvimos que ascender. Tras culminar dicho ascenso giramos a la izquierda y terminamos en la carretera. Seguimos por ella como un kilómetro y al encontrar de nuevo un monolito de la Vía de la Plata la abandonamos para seguir ya por camino hasta Entrala.


No era necesario entrar a este pueblo pero lo hicimos para hidratarnos allí ya que un biker se separaba del grupo en ese punto (¡Y qué mejor modo de despedirlo!).

Tras la hidratación un nuevo componente se nos unió al grupo.


Retomamos la Vía de la Plata y rodando fuerte entramos en Zamora en pocos minutos, eso sí, justo a la entrada de San Frontis un bíker no sabemos cómo pero cayó al suelo. Afortunada y milagrosamente sin consecuencias.

Bonita ruta muy rodadora y con bonitos y variados paisajes.

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26 de marzo de 2017

A Santa Clara de Avedillo, pese a la rueda trasera

La protagonista de esta ruta ha sido una rueda trasera, de ahí que aparezca hasta en el título. Y es que poco después de salir de Zamora un biker se dio cuenta de que iba pinchado.


Paramos con intención de hinchar pero, aunque parezca ridículo, no hubo manera de desenroscar el tapón. Desesperados intentamos hasta cortar la boquilla para, al menos, poder cambiar la cámara, pero tampoco pudimos. Como Morales estaba cerca, poco a poco llegamos hasta allí, y en la gasolinera, con ayuda de unos alicates y echándole un poco de gasolina, conseguimos quitar el tapón y poder hinchar, Pero para entonces el biker se había dado cuenta de que su cuentakilómetros-pulsómetro había desaparecido. Sin duda se había caído en el último tramo que habíamos realizado. Se dieron la vuelta dos y el milagro se hizo, lo encontraron en mitad del camino. Con todo ya en orden conseguimos retomar la ruta, si bien poco después hubo que parar a cambiar la cámara porque había vuelto a perder el aire.


Ya con la nueva cámara pudimos continuar, pero ¡qué mala es la envidia! La rueda delantera más adelante también precisó atenciones, pero en esta ocasión bastó con hinchar y el pinchazo, gracias al líquido, se subsanó.

Pero antes de todo esto, todo había comenzado en la Ciudad Deportiva. Allí nos encontramos cuatro bikers (sí, solo cuatro, se conoce que el cambio de hora y la amenaza de lluvia causaron estragos) con intención de hacer una ruta hasta Santa Clara de Avedillo ya que el viento soplaba del sur. Cruzamos el puente de Cardenal Cisneros, seguimos un pequeño tramo del GR-14 y terminamos saliendo a la rotonda de Moraleja, Arcenillas y Villaralbo. Allí mismo cogimos un camino que debería habernos llevado a Casaseca de las Chanas si no hubiera surgido, poco después de empezar a rodar por él, el incidente descrito en el párrafo anterior. 

Así que, como variamos el track, a partir de Morales del Vino improvisamos, yendo hacia Pontejos.


Allí continuamos recto por buenos caminos que nos llevaron a las cercanías de Gema del Vino. 


Bordeando esta localidad giramos a la derecha por la carretera que conduce a Jambrina, si bien, tras algunos sube y bajas nos desviamos a la derecha y continuamos por un camino que nos dejó a la entrada de esa localidad. 


Sin llegar a entrar en este pueblo proseguimos por la carretera que va a Santa Clara de Avedillo. Los cuatro kilómetros que separan ambas localidades deberían haber sido poco más que un paseo, pero el viento en contra y un ritmo alto los convirtieron en un tramo duro (eso sí, con vistas).



Hicimos una breve parada en la plaza de este pueblo para reponer fuerzas y en pocos minutos nos subimos de nuevo en las bicis para iniciar el regreso. Decidimos hacerlo por carretera hasta Corrales del Vino. Tras superar las dos largas subidas que tiene este tramo, iniciamos el descenso, casi sin tiempo ni para contemplar el bonito paisaje desde esa altura.


En Corrales retomamos los caminos y cogimos el que conduce a Peleas de Abajo, localidad a la que llegamos enseguida porque fuimos a un ritmo elevadísimo. Desde Peleas fuimos a Cazurra y de Cazurra a Pontejos. Desde este pueblo volvimos de nuevo a Morales del Vino y, tras cantarle a uno de los nuestros el "Cumpleaños feliz" a la puerta de su casa, cogimos el carril bici a Zamora.


Este nos puso a los pies de la capital en pocos minutos. Poco antes del "Ruta de la Plata" empezó a llover, pero lejos de enfadarnos nos pareció una suerte, porque la previsión indicaba que llovería con toda probabilidad desde las 11 h. y eran ya más de las 13 h.

No sabemos si sería el miedo a la lluvia, o las ganas de llegar, o lo que fuera, pero el caso es que habíamos hecho los más de 25 km. que nos separaban de Santa Clara de Avedillo en sesenta y tres minutos. ¡No estuvo mal! Quizás, y no es por quitarnos méritos, haya que tener en cuenta que el viento nos daba parcialmente de espalda y que el perfil desde allí es descendente.

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