Si nada más levantarnos alguien del grupo hubiera comunicado al resto algo como: "Está lloviendo, ¿volvemos a la cama?", probablemente la respuesta hubiera sido unánime: "Vale", porque a la pereza se le unía un cielo muy gris y la lluvia "mojatontos" que estaba cayendo. Pero unos por otros, la casa sin barrer, y como nadie dijo nada, todos acudimos a nuestra cita de las 9,00 h.
Y menos mal que nadie realizó la propuesta porque nos habríamos perdido una bonita ruta a un lugar que desconocíamos, pese a haber estado por la zona muchas veces, la ermita de San Pelayo, en el término de Almaraz de Duero. De ella sólo se conservan algunos restos de sus muros, y vestigios de lo que fuera un santuario rupestre, pero intactas quedan las vistas que desde su emplazamiento hay sobre nuestro río Duero. Ha sido toda una sorpresa para nosotros.
