En los últimos años, a finales de marzo o principios de abril, muchos campos de la provincia se tiñen de amarillo. Aprovechando la explosión de verdor de los campos de cereales, se generan unas cuadrículas de contrastes, entre el amarillo y el verde, dignas de ver. Eso es lo que hemos hecho hoy, ir a su encuentro. Algo hemos visto, pero aún no está la colza en su máximo esplendor. Aún así, ha merecido la pena.