31 de diciembre de 2018

Por el Pinar de Peñausende y por Sayago

El Domingo pasado un bíker sugirió hacer una ruta por Sayago. Y como en este grupo sólo hay que proponer, que siempre hay gente dispuesta a hacer las propuestas realidad, esta mañana partimos de Zamora cinco bíkers en dos coches dirección Peñausende.

La helada que había no nos la podíamos perder así que, una vez que preparamos las bicis en la puerta de La Becera, nos subimos a ellas y a disfrutar de la mañana, de los dos bajo cero, pero también del sol y del cielo azul sin una sola nube.



23 de diciembre de 2018

Hasta el interior de las cisternas romanas del Teso de la Mora

Hay rutas que tienen sorpresa incluida, y la de hoy la tuvo, porque la idea era ir hasta el Teso de la Mora, pero tuvimos la suerte de al llegar poder entrar al interior de las cisternas romanas que allí se encuentran.

Pero para llegar a la sorpresa, antes partimos a las 9.30 de la Ciudad Deportiva cinco bíkers (las prenavidades empiezan a hacer estragos...) y nos dirigimos hacia la zona de la Universidad Laboral porque queríamos pasar por la pasarela existente sobre las vías.


Ya al otro lado, en la carretera de Villalpando, continuamos por ella y giramos a la izquierda para seguir por la de Cubillos. Poco más adelante nos desviamos de nuevo a la izquierda para seguir por un camino trazado en paralelo a la carretera y que nos llevó hasta la de Valcabado. Ya en este tramo descubrimos que íbamos a encontrar bastante más barro del que esperábamos.


Al llegar a dicha carretera nos dirigimos a la derecha y llegamos enseguida de nuevo a la de Cubillos, que seguimos hasta esta localidad. Ya en ella pasamos por debajo del puente de la vía y poco después continuamos por un camino a la izquierda. En este ya empezamos a sufrir el barro seriamente.


Menos mal que, aunque es el típico que se va pegando a las ruedas en cada vuelta, tuvimos la suerte de que estuviera en unas condiciones que no se adhería pero sí que frenaba las ruedas y costaba mucho mover la bici. Esto, añadido a que el perfil era ascendente, hizo que este tramo nos hiciera sudar, a pesar de la niebla, que no levantaba, y que hacía que la temperatura fuera baja, poco más de cero grados.


Tras algunos cambios de dirección y ya por caminos en mejor estado, alcanzamos una recta desde donde ya pudimos ver el Teso de la Mora.


Pero antes de llegar a él tuvimos que atravesar primeramene Torres del Carrizal. Tras recorrer algunas de sus calles giramos a la izquierda. y tras algún kilómetro rodando cómodos, enfilamos otra recta pero con una ascensión no muy pronunciada pero como todas, costosa.


Esa subida nos dejó en el camino que hemos seguido otras veces para ir al Teso. Continuamos por este terreno ya conocido y empezamos a disfrutar de las vistas porque estábamos ya casi a la altura de las cisternas.


Y allí, un poquito más adelante vimos la cubierta y el vallado hecho para proteger estas ruinas.


En esta ocasión tuvimos la suerte de poder entrar, algo que agradecieron sobre todo dos de los bíkers, que no habían estado allí nunca y, obviamente, no habían visto su interior.
(Más información sobre la apertura de las cisternas aquí).


Tras la visita cultural dimos una vuelta al Teso para seguir disfrutando de las vistas, en esta ocasión, mermadas por la niebla alta.

Descendimos de nuevo hacia el llano y al llegar a la carretera de Villalpando perdimos una unidad, al tener un biker que regresar a Zamora. Los cuatro restantes continuamos hasta Molacillos por carretera y al entrar en el pueblo giramos a la izquierda para seguir por un camino que empezó siendo ligeramente ascendente y que, más adelante, tras volver a la derecha, se fue inclinando más. Tras coronar esa subida iniciamos un descenso que nos puso a los pies de Algodre.



Salimos de esta localidad con dirección a Coreses y al terminar las últimas casas continuamos por un camino a la izquierda que nos llevó hasta ese pueblo. Tras cruzarlo tomamos el camino habitual a Zamora, eso sí, a un ritmo fuerte, ahora que el terreno estaba suelto y no frenaba nuestras ruedas.

Al llegar a Zamora no nos quedó otra que lavar las bicis en la gasolinera. Desde allí continuamos por el carril bici hasta la ciudad. Ya en ella recuperamos algo los líquidos perdidos por el bien de nuestra salud...

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Relive 'Morning Dec 23rd'

16 de diciembre de 2018

Traspasando fronteras... (VI Passeio BTT Vimioso)

Hoy hemos traspasado fronteras. No era la primera vez que rodábamos por Portugal, pero sí la primera que acudíamos alli a una prueba organizada. En concreto hemos estado en Vimioso, una localidad a 22 km de Alcañices, participando en el VI Passeio BTT da Feira de Arte Ofícios e Sabores de Vimioso.

Como ganábamos una hora al ir al país vecino no tuvimos que salir demasiado pronto de Zamora. Tras cargar las bicis los seis bíkers participantes iniciamos el viaje y llegamos allí con tiempo de formalizar las inscripciones, de comer algo de lo que ofrecía la organización y de montar todos los "atripechos" en las bicis.


Cuando ya estábamos todos preparados nos hicimos una foto de grupo en la que parece que estamos lavados con Ariel (si nos comparamos con cómo llegamos...).


Tras dar una vuelta de calentamiento entre dos rotondas de la carretera general, la gente empezó a arremolinarse en dos de los carriles, aunque por allí seguían pasando los coches (en ese aspecto las pruebas españolas están mejor organizadas). A poco más de las 11,00 h se dio la salida. Recorrimos parte de esa avenida que atraviesa la localidad.


En una rotonda abandonamos la avenida y giramos a la izquierda para subir una cuesta que hizo la primera selección en el grupo y que nos hizo quitar el frío a todos.


Finalmente volvimos a salir a la avenida y por ella continuamos dirección Espanha hasta que nos desviamos a la derecha para meternos ya en un camino, pero antes hubo que subir otra cuestona que nos volvió a pillar fríos, como la anterior.


Poco después de entrar en el camino empezamos a descender y a llenarnos de barro, porque el terreno estaba muy húmedo y era imposible esquivar charcos o evitar barrizales.


El descenso terminó por llevarnos hasta las proximidades de un riachuelo y el recorrido empezaba a ser muy bonito.


Algo más adelante hubo que parar porque se formó un tapón al tener que pasar por un estrechamiento del camino que tenía unas piedras que podían resultar peligrosas.


Ya nos pusimos a la altura del riachuelo, y seguíamos su ribera en paralelo por una zona preciosa. Rodando y disfrutando llegamos al primer pueblo, Sao Joanico, localidad atravesada por ese riachuelo. Al llegar a ella había que cruzar un puente. Cada uno eligió si pasarlo por los bloques de piedra o por el agua.


Tras cruzarlo hubo un problema, la ruta en ese punto no estaba bien señalizada y hubo ciclistas que optaron en una bifurcación por el camino de la derecha, otros por el de la izquierda para finalmente unos y otros pararse y volver atrás. Tras algunas dudas volvimos a la orilla del riachuelo y ya continuamos a su lado y pasamos por debajo de un bonito puente.


Uno de los nuestros que iba algo más adelantado en la bifurcación de la duda siguió por donde decían otros y terminó haciendo un recorrido también marcado pero posiblemente para quads porque la mitad del recorrido que él hizo, que nada tenía que ver con el oficial, aunque él no lo supo hasta que llegó, tuvo que realizarlo con la bici en la mano y el resto por caminos casi impracticables.
Otros dos bikers también tuvieron problemas en este punto pero lograron volver a la senda oficial poco después.

Los tres restantes continuamos bordeando el río hasta que tuvimos que volver a parar porque el puente existente era muy estrecho.



Continuamos junto al río, ahora por la otra orilla, por un tramo con mucho barro y grandes charcos. También encontramos junto al camino lo que parecía un molino rehabilitado.





Poco después volvimos a cruzar el río y empezamos a subir hasta el segundo pueblo que atravesamos, Serapicos.


Tras cruzar la pequeña localidad continuamos ascendiendo de un modo tendido pero continuo durante más de 3 km. En esta zona el paisaje, al separarnos de la Ribeira de Angueira cambió, y empezamos a cruzar zonas de robles, zonas de pinares y de monte bajo.



Tras culminar la subida el perfil cambió y rodamos por zonas más llanas e incluso algún que otro pequeño descenso. La lluvia, amenazante, durante todo el recorrido, decidió hacer acto de presencia, para sumarse al barro, que tanto dificulta el rodaje, y hacerla más dura.


Pronto llegamos a una nueva localidad, Vale de Frades. Cruzamos varias calles y vimos que a la salida, en la parte más alta del pueblo, estaba el avituallamiento.



Llegamos a él y como llovía lo habían instalado en el interior de un local. Había varias mesas repletas de comida: panceta y chorizo a la brasa, todo tipo de dulces y bebidas.


Al salir de él llovía con generosidad. Salimos subiendo pero a partir de esa zona fue un continuo sube y baja. Subidas y bajadas tendidas, eso sí, y por zonas muy bonitas.


Poco después llegamos a una bifurcación y allí estaba la separación entre la Maratona y la Meia Maratona. Todos los del grupo nos habíamos inscrito en la modalidad Maratona (50 km) pero los tres que estábamos rodando juntos decidimos decantarnos por la Meia dadas las circunstancias. Dos de los nuestros que iban por delante optaron por la opción larga.


Ascendimos por una zona boscosa para descender poco después y así lo seguimos haciendo hasta casi la llegada. Eso sí, seguíamos encontrando zonas con mucho, mucho barro y el viento frontal decidió acompañarnos para tratar de que hiciéramos los últimos kilómetros con mayor dificultad. Siendo justos también hay que decir que en algún momento salió tímidamente el sol.



Cuando ya se suponía que deberíamos haber llegado, las indicaciones nos metieron en un carril bici. Tras un descenso por este encontramos un pequeño puente de madera donde varios ciclistas se cayeron al resbalar sus ruedas sobre esa superficie.


Este carril bici nos llevó hasta la avenida principal de la localidad y de allí al final sólo había unos cientos de metros. Llegamos al lugar de la salida y nos llamó la atención que no hubiera ni un arco ni nada que indicara que habíamos terminado.

Nada más llegar nos dirigimos a lavar las bicis porque estando como estaban no se podían cargar ni hacer nada con ellas sin llenarse de barro.


Tras lavarlas, las cargamos y nos duchamos en las instalaciones de esta ciudad deportiva donde estaba el párking.

Tras nuestra ducha llegaron nuestras dos unidades que habían hecho el recorrido largo.

Cuando ellos estuvieron preparados nos dirigimos a la Feira de Artes, Ofícios e Sabores donde había una carpa para comer. Nada más llegar nos pudimos sentar y allí comimos la comida ofrecida por la organización. Tras la comida visitamos la Feira y desde allí, tras tomar un café en Alcañices, regresamos a Zamora.

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8 de diciembre de 2018

Subida a la Laguna de Peces 2018

La Subida a Peces ya se ha convertido en un clásico entre nuestro grupo por lo que raro es el año que no la hacemos. Y como 2018 no podía ser menos la hicimos hoy aprovechando el día festivo.

Partimos temprano de Zamora, a las 8.30, tres coches con ocho bicis. Había bastante niebla, pero estábamos casi seguros de que a lo largo del camino despejaría, como así fue. Poco después de Montamarta se abrió y dio paso a un cielo prácticamente azul.

Al pasar por El Puente hicimos una parada en El Ministro para tomar un café, pero enseguida continuamos hasta Rabanillo, donde establecimos nuestra "base". Nos preparamos y en cuanto pudimos salimos hacia Galende por uno de los caminos tradicionales.


Al llegar a Galende continuamos por carretera para que nos sirviera de calentamiento. Tras la primera subida se nos pasó el frío. Enseguida llegamos al Lago, una visita inevitable, aunque supusiera un pequeño desvío. La estampa al verlo, como siempre, espectacular, destilando paz.





Tras la foto de grupo y algunas más nos subimos a las bicis y retornamos al camino tomando ahora dirección el puente sobre el Tera, en la carretera de San Martín.


Al llegar a la carretera es cuando realmente empieza la ascensión, por delante teníamos 17 km cuesta arriba. Empezamos a un buen ritmo. Los primeros metros todos juntos.


Pero sólo los primeros metros porque enseguida cada uno trató de coger su ritmo, aquel con el que se sintiera cómodo, y el grupo comenzó a romperse. Poco a poco fuimos comiendo metros y de vez en cuando nos sorprendía ver el indicador que nos hacía saber que ya habíamos recorrido un kilómetro más. Pasamos por la entrada de Vigo y continuamos hacia San Martín.


En este tramo ya empezamos a disfrutar de las vistas del Lago y eso ayuda a pedalear mejor, sin duda.



Atravesamos esta localidad y como no podía ser de otro modo, continuamos pedaleando. Es lo que tienen las cuestas, que si dejas de pedalear te paras.

Mirando a nuestra izquierda seguíamos disfrutando de las vistas del Lago y del entorno. Llegamos a los alrededores del Refugio de la Montañera, que posiblemente sean las rampas con mayor desnivel, pero también pudimos con ellas.



Lentamente, pero sin pausa, iban cayendo los kilómetros. La mayoría estábamos haciendo la subida con cierta comodidad y nos daba la impresión que incluso más rápidos que en anteriores ocasiones.

La carretera cambió de orientación y, por lo tanto, también cambiaron nuestras vistas.



El grupo estaba muy roto, así había dos unidades destacadas del resto, una sobre todo, y a continuación rodaban cinco unidades con separaciones de cientos de metros o menos entre ellas y una última unidad en solitario.



En los últimos kilómetros tuvimos público aclamándonos al pasar, aunque más de uno temió que no les pareciera bien nuestro paso y que hubiera problemas...



Faltando unos tres kilómetros la carretera cambió de orientación y se unió a la fiesta un invitado inesperado, el viento de cara. Así que en ese tramo tocó sufrir un poquito más.

Tras una curva todos sentimos una alegría indescriptible, y es que al salir de ella contemplamos esta vista:


Ver el aparcamiento significa que se acabó, que queda nada y, por si fuera poco, sin cuesta. Poco a poco todos fuimos recorriendo ese último tramo y llegando a dicho aparcamiento. Entre el primero y el último hubo mucha diferencia, pero lo importante es que todos llegamos, todos en buenas condiciones y todos felices de haberlo logrado.

Descendimos por el camino hasta la propia Laguna de Peces que, por cierto, hoy lucía de un color espléndido.



Allí nos encontramos con las Galanas y acompañantes, que iban a hacer una pequeña marcha hasta la Laguna de Yeguas.


Tras comer algo nos abrigamos, subimos de nuevo hasta el aparcamiento e iniciamos el descenso. Tres decidieron hacerlo todo por carretera.


Tras cinco kilómetros a velocidad endiablada los cinco que preferíamos bajar por caminos  abandonamos la carretera y nos desviamos por un camino que nos llevó hasta la antigua carretera. Esta nos condujo hasta una zona en la que tuvimos que cruzar la nueva. Allí nos cruzamos con nuestros compañeros.


Nosotros continuamos por un camino muy técnico hasta San Martín de Castañeda. Atravesamos esta localidad por calles desconocidas para la mayoría y al salir de ella cogimos el camino tradicional que lleva a Vigo de Sanabria. Aquí, por problemas con los frenos, uno más decidió seguir por carretera.



Hay que decir que este camino estaba precioso, cubierto totalmente de hojas, flanqueado por robles y mucha vegetación. Eso sí, las hojas escondían las piedras, y eso obligaba a rodar con precaución. Y además es precioso porque es bastante técnico y hace disfrutar de la bici.


Atravesamos Vigo y tomamos el camino tradicional que va hacia Trefacio y Pedrazales. Era similar al anterior así que seguimos gozándola.


En un momento dado nos desviamos a la izquierda para ir hacia Pedrazales. Tras cruzar esta localidad continuamos por el camino tradicional de Galende.


Seguimos disfrutando mucho y llegamos a Galende. Allí, para evitar dos cuestas muy costosas, continuamos hacia el cementerio. Ascendimos por el camino de este, cruzamos la carretera y continuamos por el camino que sale prácticamente enfrente. También este era ascedente, pero estábamos ya tan cerca de nuestro destino, que nos esforzamos y logramos superar estas últimas cuestas. Cerca de Cubelo giramos a la derecha hasta que volvimos a pisar el camino por el que habíamos partido horas antes. Lo continuamos y llegamos de nuevo a Rabanillo.

Tras una rápida ducha cargamos las bicis en los coches y nos fuimos a comer a San Martín, donde ya nos esperaban las Galanas y acompañantes. Con la comida pusimos colofón a una gran jornada, una más...


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Relive 'Morning Dec 8th'