Por el Pinar de Peñausende y por Sayago

El Domingo pasado un bíker sugirió hacer una ruta por Sayago. Y como en este grupo sólo hay que proponer, que siempre hay gente dispuesta a hacer las propuestas realidad, esta mañana partimos de Zamora cinco bíkers en dos coches dirección Peñausende.

La helada que había no nos la podíamos perder así que, una vez que preparamos las bicis en la puerta de La Becera, nos subimos a ellas y a disfrutar de la mañana, de los dos bajo cero, pero también del sol y del cielo azul sin una sola nube.

Los primeros kilómetros los hicimos por buenos caminos, con cierta tendencia descendente. La ruta nos llevaba hacia el extremo izquierdo del Pinar de Peñausende.

Al llegar a los primeros pinos vimos aparecer una cuesta no muy larga, pero muy, muy inclinada, que nos terminó de quitar el frío y nos sacó el resuello. Cuando coronamos estábamos en el borde exterior del pinar. Rodamos por estar vereda unos dos kilómetros rodeados de pinos y de jaras.

Tras ese recorrido giramos a la derecha y nos sumergimos de lleno en el Pinar. Descendimos un camino que en alguna ocasión hemos realizado en sentido contrario y empezamos a zigzaguear y a subir y bajar rampas no muy largas pero muy inclinadas.

Tras este periplo por lo que parecía un bosque canadiense, llegamos a una rampa larga y dura. Algunos consiguieron subir y otros, al perder tracción tuvieran que poner pie a tierra. En cualquier caso todos, al llegar a un punto, tuvimos que cargar con la bici para traspasar un pino caído que impedía el paso.



Tras terminar el ascenso llegamos de nuevo al camino que bordea el bosque y ya continuamos por él hasta las antenas repetidoras que hay junto al vértice geodésico de la zona. Tras pasar las antenas iniciamos un descenso muy inclinado por asfalto que termina en la carretera de Ledesma. Cruzamos esta y rodamos por una zona de buen camino.

Poco después llegamos a un punto en el que el track daba cierto rodeo que se podía evitar, pero preferimos ser fieles a él porque imaginábamos que recorreria una zona bonita. Y así fue, ese tramo fueron continuas subidas y bajadas por una zona de jaras, algunos robles, pinos de corta edad y encinas. 

 

Eso sí, desde esa zonas había buenas vistas de los alrededores, incluido Peñausende.

Terminamos con ese rodeo y llegamos a un camino con subidas y bajadas tendidas que terminó por llevarnos hasta Figueruela de Sayago. Allí paramos para tomar una barrita junto a la iglesia, a la brigada.

Tras este receso salimos de la localidad con dirección a Tamame de Sayago por un camino trazado en paralelo a la carretera que une ambas localidades. Nuestras piernas agradecieron por fin tener un tramo casi plano por el que se rodaba de maravilla. Además, tuvimos espectadores de gala...

Así, en pocos minutos llegamos a Tamame.

Cruzamos la localidad y salimos de ella por un camino trazado a la derecha del pueblo. A partir de ahí rodamos también por buenos caminos, si bien ya no eran tan planos como el que nos había llevado hasta Tamame.

Siguiendo el track, hicimos un recorrido alargado artificialmente, puesto que podíamos haber acortado para llegar a Peñausende, pero también en esta ocasión preferimos ser fieles a él. Continuamos entre dehesas y explotaciones bovinas y no mucho después volvimos a ver la silueta de Peñausende.

 Poco después llegamos a La Becera de nuevo. Allí, al sol de la terraza, tomamos una caña y seguidamente nos duchamos gracias a las facilidades dadas por Vicente, el propietario. Tras la ducha llegó el grupo de las Galanas, que había caminado por la zona, y ya todos juntos tomamos un menú tradicional del que todo estaba bueno.

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