7 de agosto de 2022

De nuevo a San Ciprián, pero con final feliz

Cuando se queda una espinita clavada lo mejor es quitárselo cuanto antes, y nosotros teníamos una desde hace unas semanas. Habíamos hecho una ruta por Sanabria que nos llevó hasta San Ciprián, pero por un contratiempo tuvimos que acortarla y modificarla variando por completo el track original que habíamos planificado. Ahora, tres semanas después lo hemos hecho, casi, casi, como lo teníamos previsto.

Los bikers que venían desde Zamora tuvieron que madrugar porque a poco más de las 9,30 h. ya estaban en Sanabria. En esta ocasión fueron tres los que se desplazaron desde la capital y uno más que ya estaba aquí. Tras descargar las bicis y realizar los preparativos necesarios comenzamos a rodar sobre las 10.00 de la mañana.

Partimos de Rabanillo y fuimos hacia la carretera de Ribedadelago, pero antes de alcanzarla nos desviamos a la izquierda para tomar un camino, cruzamos esa y continuamos recto hasta llegar al Camino Tradicional que une El Puente con Galende. 


Nos unimos a este con dirección a este último pueblo, pero no mucho después lo abandonamos desviándonos a la derecha para ir hacia el río Tera y la Playa Fluvial de Corneira. Descendimos un tramo técnico, cruzamos el Tera por un puente y fuimos hacia la carretera de Trefacio, la cruzamos y continuamos recto, iniciando una subida suave y prolongada atravesando un robledal hasta las puertas de Villarino de Sanabria. Pero antes de entrar en el pueblo nos desviamos a la izquierda para seguir por el Camino Tradicional que une esa localidad con Trefacio. La tónica fue la misma, tendencia ascendente y entre robles, pero en algún momento se había algún claro en el bosque.

 

A pesar de que, salvo el tramo inicial hasta el río Tera, no habíamos dejado de ascender, estábamos disfrutando de la bici, de la compañía y, sobre todo, del fresquito de la mañana, que después de los calores soportados era un auténtico placer.

Ya cerca de Trefacio nos confundimos y nos salimos del track previsto, pero enseguida comprendimos que si seguíamos nos volveríamos a unir a él, así que continuamos y pronto estábamos ya de nuevo sobre el track, eso sí, de este modo ni pasamos junto a las primeras casas de Trefacio, sino que nos unimos directamente al Camino Tradicional Trefacio-San Justo. Este siguió siendo más de lo mismo, es decir, ascendente, entre robles mayoritariamente y buen firme, por el que se ciclaba de maravilla.

Llegamos a San Justo, cruzamos una buena parte del pueblo y tras una curva cerrada de la carretera por la que lo estábamos atravesando nos desviamos tomando un camino que surgía a nuestra izquierda. Continuamos ascendiendo sin dejar los robledales en casi ningún tramo.


En un momento dado llegamos a una zona abierta, sin arbolado. Al llegar al fondo de esta hicimos un giro de noventa grados a la derecha y continuamos ascendiendo. No mucho después salimos a una carretera, la que va a Coso. La tomamos hacia la derecha y enseguida nos dimos de bruces con un cruce. En frente teníamos el Santuario de Alcobilla. 


Este es un lugar muy especial porque en el recinto que rodea la ermita hay decenas de castaños centenarios, la mayoría de ellos con formas caprichosas, retorcidos, con ramas más gruesas que muchos árboles considerados grandes.


Junto al curioso ejemplar que posee un diámetro de unos 6 metros y que tiene un gran rama en ángulo recto nos hicimos una foto de grupo.


Pero hay que reseñar que el mayor ejemplar es el que se encuentra al fondo (en la foto a la izquierda), cuyo diámetro es de 7,50 m.

Salimos del recinto del santuario y continuamos hacia la izquierda. Poco después abandonamos este camino torciendo de nuevo a la izquierda y siguiendo por uno que estaba semi invadido por algo hierba en sus primeros metros. Enseguida comenzamos a descender por un camino muy sinuoso y sombrío.

Bajamos usando mucho el freno porque había algunas piedras sueltas y las curvas eran muy cerradas. Así, en pocos minutos, estábamos saliendo a una carretera. Al llegar a ella giramos a la derecha para ascender hasta las primeras casas de Rábano de Sanabria. Nos dirigimos hacia la plaza, donde hay un precioso crucero y desde allí, pasando junto a la iglesia.


Volvimos de nuevo a la carretera, para desandar el tramo que habíamos hecho por asfalto y continuar hasta Barrio de Rábano. Hace tres semanas intentamos hacer esto mismo por camino y perdimos más de 45 minutos porque el camino se había perdido, de ahí que optáramos por lo seguro: el asfalto.

Desde un pueblo al otro hay unos dos kilómetros, al salir del primero hay una cuesta abajo pero enseguida se torna en un ascenso con varias curvas muy cerradas. Quinientos metros antes de llegar a Barrio hay un cruce que indica esta localidad. Continuamos hacia ella y, tras alguna curva más, nos encontramos con las primeras edificaciones, algunas en mal estado.


Antes de llegar a la iglesia hicimos un giro de noventa grados hacia la izquierda para salir de la localidad por una cuesta, para no variar. El ascenso continuó, primero entre robles, y después por zonas con poca vegetación, hasta llegar a una carretera. Justo antes de llegar a pisarla giramos a la derecha para rodar por un camino que había sido poco transitado porque tenía mucha vegetación.


No mucho después atravesamos una cuneta y nos unimos a una pista que asciende hacia la sierra. Esta es ancha y de muy buen firme y adornada por ambos lados con escobas y algunos helechos junto al propio camino. Desde aquí ya teníamos vistas y muy bonitas, por cierto. 


En ningún momento esta pista deja de ascender y la vegetación de la ladera que atraviesa dicha pista termina siendo única: escobas. El conjunto es bonito, porque el verde de estos matorrales lo cubre todo.



El ascenso por la pista tiene una longitud de, aproximadamente, 2 km, pero es una subida tendida y llevadera, si bien en algún tramo se inclina algo más de lo que a uno le gustaría. Finalmente se llega a una curva en la que surge un camino a la izquierda. En ese punto paramos para disfrutar más de las vistas y para que, quien tuviera necesidad, se llevara algo a la boca.

Enseguida volvimos a subirnos a las bicis y comenzamos el descenso hacia San Ciprián. Si antes habíamos subido 2 km, ahora tocaba descender más o menos lo mismo, pero eso sí, sin dejar que las bicis cogieran velocidad porque había muchas zonas con terreno suelto, piedras grandes y curvas peligrosas. 


Eso sí, el ir despacio nos permitió contemplar la bonita panorámica que desde allí se tenía de San Ciprián.


A medida que íbamos descendiendo la vegetación iba colonizando más zonas y terminamos bajando por un tramo repleto de escobas y robles, que dejaban pasar poco la luz.


El camino terminó en la senda que va hacia la Cascada de Los Vados. Ya en ella nos dirigimos hacia la izquierda para recorrer el pequeño tramo que había hasta el pueblo. Una vez en el pueblo fuimos hacia la carretera y desde esta abandonamos la localidad sin más demoras. 


Nos habría gustado allí mismo tomar un camino que creemos que hay por la margen derecha del río Trefacio, pero no queríamos perder tiempo, por ello fuimos a lo seguro siguiendo por asfalto.

La idea era descender por este unos tres kilómetros, hasta poco después de cruzar el desvío hacia Coso, y así lo hicimos. Poco después nos desviamos a la derecha para descender por un sendero y cruzar el río por un puente. Pero el puente estaba caído, así que sobre la marcha decidimos seguir por carretera otros dos kilómetros, hasta el Molino Botero, en concreto.


Al llegar al desvío hacia el Molino, nos dirigimos a él, lo dejamos a nuestra izquierda y bajamos la cuesta hasta un pequeño puente sobre el río. Ahora sí pudimos cruzar a la otra margen. Con la bici en la mano seguimos unos metros más, pasamos una pequeña charca y poco después otra más. Después de esta segunda ya nos unimos al track que deberíamos haber seguido e iniciamos la subida a Cerdillo.


Dicha subida tiene una longitud de, más o menos, cuatro kilómetros. Son bastante tendidos por lo que la hicimos bien y relativamente rápidos. El camino discurre entre robles pero tiene cierta anchura, no se trata ni mucho menos de un sendero.

Finalmente nos topamos con las primeras casas de la localidad. Llegamos a una calle y giramos a la derecha iniciando así una subida pronunciada hacia la parte alta del pueblo. Ya en esta, tomamos una calle a la izquierda, nos metimos por detrás de una casa (no parece que el camino pueda ir por allí) e iniciamos un recorrido, también ascendente, por el Camino Tradicional Cerdillo-Murias-Vigo. 

El tramo tiene como un kilómetro y medio y tiene algo especial, no sola la ascensión. Tras cruzar la carretera y tomar varias curvas, nos quedamos a las puertas de Murias, pero lo dejamos a la nuestra derecha y nosotros seguimos en dirección opuesta, iniciando una bajada continua hasta el Lago de Sanabria, pasando eso sí, antes por Vigo de Sanabria. 



Esta bajada se inicia en una zona bastante despejada de vegetación, pero poco después volvimos a ir entre robles. Poco antes de llegar a Vigo, cayó al suelo el bíker que iba en cabeza. Su rueda delantera se topó con una piedra que no saltó, sino que la arrastró, haciéndole atravesar su manillar. La consecuencia fueron unas pequeñas heridas en la rodilla, así que enseguida continuamos el descenso.


Enseguida llegamos a Vigo, cruzamos el puente y al salir de este giramos a la izquierda. Recorrimos la calle y, finalmente, volvimos de nuevo a la izquierda para ir hacia el Lago.


De nuevo tocaba descender y, además, por una buena pista con algunas curvas abiertas en las que apenas había que cerrar. Más adelante el camino pierde importancia e incluso hay que pasar un tramo con bastante piedra que, con un poco de técnica, las bicis de 29" atraviesan sin dificultad.

Cruzamos la carretera de San Martín y continuamos de frente por una senda salpicada también de piedras y en la que hay que aplicar de nuevo la técnica para no echar el pie a tierra.


El camino nos llevó justo en frente del cámping de Cáritas. Nos unimos al camino hacia el lado derecho y en un plis plas estábamos en la conocida playa de "Los Enanos". Como íbamos muy bien de tiempo nos tentó El Chiringuito, y como somos facilones, paramos y nos tomamos unas cervezas fresquitas y con vistas (la playa y el propio lago).

En pocos minutos estábamos de nuevo sobre las bicis, pero ya solo para recorrer unos cientos de metros y toparnos con la preciosas vistas que ofrece el lago lo mires desde donde lo mires. Las Galanas habían llevado hasta allí los coches y nos estaban esperando junto al agua, así que nosotros cargamos las bicis, nos cambiamos y nos metimos en el agua: un final feliz, desde luego.


Nota: en caso de querer hacer la ruta circular, bastaría con tomar el camino que une la playa de "Los Enanos" con Pedrazales, en esta localidad tomar el que va Galende y desde esta localidad seguir por el que la une con El Puente, llegando así al camino por el que se inició la ruta, el que nos alejó de Rabanillo.

Para descargar la ruta haz clic en el logo de Wikiloc.

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