1 de noviembre de 2017

Subida a Peña Mira (senderismo)

En esta ocasión tocó cambiar las bicicletas por zapatillas para subir caminando desde el pueblecito de Flechas a Peña Mira, la mayor altura de la Sierra de la Culebra, y la segunda mayor altura de la provincia, tras Peña Trevinca.


Partimos 10 personas de esta bonita localidad. La mañana, aunque mayormente nublada, era muy agradable de temperatura, ideal para caminar. Nada más salir del pueblo comenzamos a ascender, y no dejamos de hacerlo en ningún momento hasta llegar a nuestro destino. Al comienzo el camino transcurre entre robles y castaños mayormente.


A medida que se va ganando altura los pinos y el brezo son los que ganan protagonismo. Enseguida empieza a merecer la pena parar y mirar atrás para contemplar el suave relieve de la Sierra de la Culebra.


La ascensión va bordeando Peña Mira y es siempre llevadera. Los ciclistas fuimos tomando nota y ya quedamos en hacerla en bici cuanto antes, porque es totalmente ciclable (salvo la subida a las rocas que culminan este pico).


Ya casi culminando el ascenso llegamos a la base rocosa, la bordeamos y, subimos los últimos metros por un senderito que discurre entre rocas. Finalmente llegamos a la cúspide, donde hay un vértice geodésico y un reloj de sol, realizado en su momento por el párraco de Figueruela y dos vecinos, que subieron todos los materiales necesarios hasta allí en dos burros.


Lógicamente las vistas desde allí son impresionantes, aunque hoy el día no acompañaba en cuanto a visibilidad, ya que había cierta bruma que le restó espectacularidad. Se ve una gran parte de Aliste, Portugal, La Carballeda y Sanabria.



Tras muchas fotos, comenzamos el descenso, pero aún en la zona rocosa hicimos una parada para comer un pequeño aperitivo que nos supo a gloria, y es que a uno de los senderistas se le ocurrió llevar una lata grande de agujas y una barra de pan y, claro, después del ascenso, fue un manjar.

Ya con las energías recuperadas empezamos el descenso propiamente dicho por un camino muy inclinado porque baja totalmente recto, sin hacer zig zag para reducir la inclinación, y con mucha piedra suelta y grandes regueros hechos por el agua. Este tramo se nos hizo largo porque llega a ser molesto tanto descenso.


Terminado este, desemboca en un camino, ya plano, que va bordeando un gran pinar. Qué gusto nos dio caminar en llano de nuevo. Más tarde giramos a la derecha para tomar un camino muy bonito, con mucha frondosidad y, ahora, con el colorido propio del otoño, que nos llevó hasta Flechas.





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29 de octubre de 2017

A pisar el puente "fantasma" de La Estrella

Los fantasmas aparecen y desaparecen, se les ve y se les deja de ver, y eso es lo que le pasa al antiguo puente de La Estrella. Cuando el embalse está alto no se ve, queda cubierto por sus aguas, y cuando el nivel del agua está muy bajo este sale a la luz, emergiendo para dar testimonio de que, a pesar de tener la inmensidad de ese agua por encima, y a pesar de los años, sigue estando ahí.

Ese puente fue el destino de nuestra ruta de hoy, pero para llegar a él primero hubo que salir. Partimos de la Ciudad Deportiva siete bíkers. Cruzamos Zamora y ya en Cardenal Cisneros había una rueda pinchada.


Hinchamos y en la gasolinera de Carrefour paramos para hinchar más, pero por circunstancias que no es menester contar ;) finalmente hubo que cambiar la cámara. Continuamos subiendo Cardenal Cisneros hacia el Sancho y nos dirigimos hacia la carretera de La Hiniesta para coger allí la Vía de la Plata.



Seguimos en todo momento la señalización IMBA recientemente puesta por la Junta. Antes de llegar a Montamarta hubo que parar de nuevo a hinchar otra rueda por pinchazo.


Más adelante pasamos por esa localidad, cruzamos el puente por la carretera y volvimos enseguida al camino.


Al llegar a la altura del cruce de Benavente dudamos por donde seguir y finalmente llegamos a un punto en el que tuvimos que cruzar campo a través unos 150 m de una tierra. Salimos a la carretera y seguimos por ella como un kilómetro, para desviarnos después y encarar la bajada hacia el puente.


Llegamos a él e impresiona ver lo bien conservado que está, claro que no es de extrañar con los enorme sillares con los que está construido.


Tras pisar el puente, hacer las fotos y tomar el almuerzo de rigor nos volvimos a subir a nuestras bicis para iniciar la vuelta.



Antes de llegar de nuevo a la carretera giramos a la derecha para rodar por lo que fue el proyecto de una urbanización, después abandonamos ese camino/calle y tomamos uno casi comido por la vegetación (jaras).


Salimos a un buen camino y volvimos a estar a la altura del cruce de Benavente, nos dirigimos hacia él y tras algunas dudas, y viendo que era tarde, optamos por seguir por carretera hacia Montamarta. Antes de llegar a esta localidad dos bíkers optaron por seguir por carretera para llegar antes y el resto volvimos al camino por el que habíamos rodado a la ida.


Pasado Montamarta nos dirigimos hacia la derecha un buen trecho para después volver a la izquierda y tomar una enorme recta que, casi sin ninguna variación de sentido, nos llevó a La Hiniesta.

Desde allí tomamos el camino habitual a Zamora, pero cruzamos por Valorio, aunque nos tocó abrir una valla (vergonzoso que aún siga cortado después de tantos años...).


Finalmente al llegar al final de Valorio cogimos el carril bici para llegar de nuevo al punto de partida.

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22 de octubre de 2017

Por la estepa zamorana

Aunque esta mañana de Domingo íbamos a ser seis, al final fuimos cuatro, pero nos quedamos en dos. Al ser la Carrera Mucho x Vivir algunos de los integrantes del grupo corrían y por ello no salieron en bici, pero hubo dos que optaron por salir en bici y después correr, de ahí que fuéramos cuatro y nos quedáramos sólo dos.

Pero volvamos al principio, salimos con frío de la Ciudad Deportiva y seguimos el cauce del Duero y del Valderaduey por el carril bici sin lograr entrar en calor.


Cruzamos la N-122 para tomar dirección Coreses, pero nos desviamos para ir hacia la pista de aeromodelismo. Por fin se nos quitó el frío subiendo algunas de las cuestas que encontramos antes de llegar a dicha vista. Entramos a verla y continuamos ya sólo dos. Bordeamos Coreses y cogimos un camino que nos llevó hasta Algodre.

Desde Algodre nos dirigimos hacia Gallegos. Entre medias encontramos varias subidas, y el paisaje estepario por todos lados, hectáreas y hectáreas, casi llanas y en esta época sin ningún tipo de cultivo. Parecía talmente un paisaje desértico.


Llegamos a Gallegos, lo atravesamos y continuamos hacia Villalube.


Este último tramo fue algo más llano que los anteriores. Al llegar paramos en la plaza, junto a la iglesia y una imitación de la Fuente de los Leones, y allí tomamos nuestro almuerzo.


Tras él comenzamos la vuelta con más subidas y bajadas y enormes rectas como protagonistas. Pasamos cerca de Gallegos y de Coreses. También estuvimos cerca de Molacillos, pero el track que habíamos marcado no entraba por ninguna de esas localidades.


Proseguimos hacia Zamora entrando a la ciudad por el barrio de Las Llamas, si bien dimos algo de rodeo para pasar por la gasolinera a hinchar una rueda que había pinchado justo al entrar en Zamora. Desde allí creímos que lo más conveniente sería ir a una de las casetas de Los Tres Árboles a hidratrarnos y recuperarnos. Así lo hicimos y así dimos por concluida la ruta.


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17 de septiembre de 2017

En busca del San Pedro de la Nave inundado

Pensamos que la gran sequía que estamos sufriendo no podía tener nada positivo, pero nosotros hemos logrado sacar algo de ello, el poder contemplar el antiguo emplazamiento de San Pedro de la Nave, inundado por el embalse de Ricobayo, y que sólo puede verse en ocasiones como esta, en las que el nivel de las aguas está bajísimo.

Pero para llegar a estas ruinas tuvimos que hacer antes un trecho. Salimos de la Ciudad Deportiva ocho bikers, que podían haber sido diez si no hubiera sido porque a última hora fallaron dos.

Salimos de Zamora por el Espíritu Santo y por el barrio de San Isidro.


Ya en lo alto de San Isidro, cruzamos la N-122 y continuamos con dirección a Palomares, pero antes de llegar cogimos un camino que ha estado mucho tiempo cerrado y que se ha abierto por orden judicial gracias a la constancia y buen hacer de Bicizamora. 



Desde Palomares fuimos hacia Valdeperdices, pero no llegamos al pueblo, sólo hasta la entrada, desde allí ascendimos hacia la carretera que va a El Campillo. 


Por ella rodamos rápido hasta llegar a la iglesia visigótica de San Pedro de la Nave.


Desde allí continuamos por un camino que nos llevó hasta otro que desciende hasta la misma orilla del embalse. Desde allí ya pudimos contemplar los restos de lo que fue San Pedro de la Nave.



Impone ver lo que un día fue un pueblo, y que hoy no es más que restos de paredes de piedra. No pudimos por menos que ponernos en la piel de todos aquellos que tuvieron que abandonarlo todo para que Iberdrola obtuviera beneficios.






Tras pasear por las ruinas y comer algo, iniciamos la ascensión. Hubo una parte que sólo los más fuertes lograran superarla sin bajar de la bici. 

Enseguida llegamos de nuevo a El Campillo y desde allí nos desviamos a la derecha para tomar un bonito camino que va bordeando el embalse. Después tuvimos que realizar una gran ascensión con dirección hacia Muelas.



Ya cerca de Muelas cambiamos de dirección para volver hacia Palomares. 


Y ya desde Palomares regresamos a Zamora volviendo a entrar por San Isidro, pero descendimos hacia Valorio donde nos hidratamos y enseguida volvimos a nuestras bicis para finalizar la etapa.

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7 de septiembre de 2017

Ruta nocturna al Teso Mayo

Teníamos ganas desde hace tiempo de hacer una ruta nocturna, pero por diversos motivos no encontrábamos fecha... hasta hoy, noche de luna llena, con una temperatura muy agradable y con una cena que nos esperaba al final, ingredientes todos que la hacían aún más atractiva.

Quedamos a las 20.30 en la Ciudad Deportiva, aún de día, y salimos hacia Coreses.


Llegando a esta localidad empezamos a ver la luna, rojiza, asomando por el horizonte, y la luz comenzó a escasear. Encendimos nuestras linteras, focos o luces frontales y continuamos nuestro camino.


Cruzamos Coreses y proseguimos por la carretera de Algodre, si bien la abandonamos por seguir por un camino. Este camino nos llevó a otro y poco después comenzamos a ascender, en realidad casi no dejamos de hacerlo hasta el Teso Mayo.


Llegamos a esta altura (que nosotros también la conocemos como las antenas de Algodre) y desde allí se podía contemplar un buen espectáculo de las luces nocturnas de los pueblos de alrededor y de Zamora.


Volvimos atrás unos metros y bajamos hacia Algodre. Desde allí continuamos por carretera hasta Coreses y desde esta localidad volvimos a Zamora por el mismo camino por el que habíamos hecho la ida.

Al llegar a los Tres Árboles nos esperaban dos bíkers, uno de ellos quiso celebrar su cumpleaños y nos tenía preparadas cervecitas frías y una suculenta cena a base de tortillas de patata, pimientos, chorizo, empanada y quesada. Mejor final imposible.



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