Y es que la previsión llevaba indicando desde hace días que empezaría a llover a las 11 de la mañana, y que iba a haber bastante viento, así que nuestro planteamiento era salir a las 9 para a esa hora estar ya bajo cubierto.
De los seis que habíamos quedado, tres se dejaron seducir por la pereza, pero se unió un amigo que a veces nos acompaña, y fue él quien dijo de ir a la antigua captación de agua de Pereruela.
Salimos de Zamora cruzando el Puente de Piedra, pasando por San Frontis y por Rabiche, donde cogimos un camino que tras varios sube y bajas nos llevó hasta las proximidades de Carrascal.
Sin llegar a entrar a esta localidad continuamos por el camino que va a la Dehesa Congosta, que también tiene varios toboganes. El último tramo es muy bonito porque se va en paralelo al río.
Pero enseguida nos encontramos con la temida Carva. A pesar de que al ver la inclinación cualquiera se asusta, intentamos atacarla, pero fue inútil porque el terreno estaba tan suelto que no había tracción y a los pocos metros estábamos todos con el pie en tierra.
Cuando cada uno lo consideró oportuno se volvió a subir a la bici y continuó pedaleando. Al pasar la cancela nos reagrupamos y se nos unió un conocido que venía en solitario. Ya todos juntos seguimos enfrentándonos al viento y a los ligeros chubascos que empezaban a caer de forma intermitente, y pronto llegamos a San Román.
Tras atravesar este pueblo, nos adentramos en la llamada "Pradera del terror".
Esta vista del Duero, en plena transición hacia Los Arribes. Dejamos las bicis junto a una caseta y bajamos caminando hasta donde se podía. El sitio nos pareció espectacular. Era la antigua captación de agua de Pereruela.
Tras comer algo comenzamos, cada uno a su ritmo, la larga subida por el mismo camino que nos había llevado allí, al principio con una buena inclinación que se va suavizando después. Ya en el llano proseguimos hasta Pereruela. Cruzamos una parte del pueblo, después atravesamos la carretera y, por fin sin viento de cara, cogimos un camino a la derecha que nos llevó a la llamada "Pradera de La Pueblica" y que terminó en la carretera de Almeida por la que rodamos unos cientos de metros, tras los que giramos a la izquierda para seguir por un camino que desembocó en el GR-14.
¡Qué gusto daba rodar con el viento por la espalda y con un ligera inclinación... Volábamos! Y así enseguida pasamos junto a La Pueblica, y poco después llegamos a Tardobispo. Continuamos por la Senda del Duero y en poco tiempo empezamos a ver ya Zamora en el horizonte. Y de ahí al Puente de Piedra en un suspiro.
Ruta con cierta dureza, por la orografía y por el fuerte viento, pero muy, muy, bonita.
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