Etapa 1. Zamora - Salamanca. 71,81 km. Ascenso 515 m. Descenso 342 m.
El 29 de junio a las 9.30 de la mañana quedamos en la Catedral de Zamora siete de los ocho participantes (el octavo se incorporó en Salamanca). Nos fueron a despedir dos de las galanas y, tras las fotos, iniciamos esta aventura.
Como la noche anterior había llovido bastante decidimos ir por Morales del Vino y no seguir el camino tradicional. En Morales hicimos una pequeña parada en Fundación Personas para despedirnos de otra galana. Enseguida nos pusimos en marcha de nuevo para dirigirnos a El Perdigón y de este a Casaseca de Campeán, todo por carreteras locales para evitar el barro.
Desde Casaseca fuimos a Villanueva de Campeán y poco antes de llegar a esta localidad ya comenzamos a rodar por caminos y a seguir el track.
A pesar de todo más de uno llenamos de barro las bici, las alforjas, las zapatillas... Y así, de esa guisa llegamos a El Cubo. Allí hicimos otra parada, en este caso para tomar algo en la plaza. Nos invitó una galana que trabaja allí.
Tras volver a la bici continuamos por los sube y bajas que van en paralelo a la autovía hasta Calzada de Valdunciel. Allí por un malentendido nos separamos y quedamos cinco por un lado y dos por el otro. Hablamos por teléfono con ellos y decidieron seguir por carretera hasta Salamanca. Los del grupo grande continuamos por el track y al pasar Castellanos de Villiquera paramos en un bar a saciar la sed.
Tras la comida, descansamos, nos duchamos, paseamos por la ciudad, tomamos algo en la plaza y cenamos en un coqueto restaurante cerca de la Plaza Mayor. Desde allí volvemos hacia la residencia y justo al lado tomamos algo. En cuanto terminamos nos fuimos a la cama.
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Etapa 2. Salamanca - La Calzada de Béjar. 75,34 km. Ascenso 778 m. Descenso 804 m.
Desayunamos a las 8 en un bar cercano y a las 9, tras recoger todo y preparar las bicicletas, salimos. Nuestra primera parada fue la Plaza Mayor para hacernos allí una foto.
Tras esta breve parada continuamos hacia la Catedral para desde allí bajar hacia el río y atravesar el Puente de Piedra.
Decimos adiós a la ciudad saliendo de ella por la carretera de Cáceres. Antes de que terminen las últimas casas nos desviamos a la derecha para coger un buen camino con suave ascenso, pero casi continuo. A pocos kilómetros encontramos el Teso de Aldeatejada, donde Wellington se encontró con el general Pakenham para darle la orden de avanzar hacia Miranda de Azán, iniciándose así la batalla de Arapiles.
Seguimos por buenos caminos y el día comienza a cubrirse, la temperatura es fresquita, ideal para andar en bici. En pocos kilómetros el paisaje cambia, los campos de cereales dan paso a las dehesas con encinas y matorral bajo y nos encontramos pequeños ascensos cada poco.
El cielo cada vez estaba más cubierto cuando llegamos a Morille, un pueblo muy bonito, con varios espacios públicos, con estatuas por todas partes y con una arquitectura muy cuidada. Nos hicimos unas fotos junto a la Maestra Rural a la que se le rinde homenaje con su figura.
Justo saliendo de Morille empezamos a notar las primeras gotas. Pensamos que sería algo pasajero y seguimos adelante, pero poco después arrecia, así que no nos queda otra que parar y ponernos los chubasqueros.
Los poco más de 4 kilómetros que separan esta localidad de San Pedro de Rozados los hicimos bajo un intenso aguacero. Al llegar a esta localidad paramos en un local muy agradable regentado por una gente muy amable, el Hotel Rural Siete Carreras. Allí tomamos algo mientras escampa.
Al salir todos sentimos frío, estaba nublado y se había levantado viento, así que nos dejamos los chubasqueros y seguimos para adelante. Antes de salir del pueblo compramos pan para la comida (el jamón lo habíamos comprado en Salamanca el día anterior). Rodamos por un camino que estaba casi tomado por la vegetación.
Finalmente salimos a una carretera local. Al frente vamos viendo unas estribaciones que necesariamente tenemos que atravesar, así que pronto la carretera comienza a ascender
En un momento dado el track abandona la carretera y gira a la izquierda para sumergirnos en un bosque de robles muy bonito. Enseguida la inclinación se hace inviable para la mayoría y casi a todos nos tocó echar pie a tierra.
Estábamos ascendiendo al denominado Pico La Dueña. Cuando llegamos a arriba nos encontramos con una cruz de Santiago. Dejamos las bicicletas en el camino y ascendemos el último trecho sin bicis.
Desde arriba las vistas eran espectaculares, así que gastamos unos minutos en contemplarlas porque merecía la pena.
De nuevo sobre las bicis comenzamos un descenso muy técnico por la cantidad de piedra que tenía el camino, y al mismo tiempo muy divertido. Terminado este no entendemos cómo las bicis aguantan semejantes golpes sin romperse nada con nuestro peso y el de las alforjas.
Al llegar abajo, de nuevo cambia el paisaje y comenzamos a rodar por caminos con descensos, pequeños ascensos y buen firme. Poco antes de llegar a la localidad de Fuenterroble de Salvatierra vimos un miliario (reconstruido).
Ya en Fuenterroble paramos en un bar a tomar algo. Pedimos permiso para hacernos unos bocadillos y encargamos unas ensaladas. El sol volvíó a salir y la comida nos supo a gloria.
Tras la comida no queda otra que retornar a las bicis pero ya nos queda menos para llegar a destino, además son buenos caminos, con perfil descendente salvo pequeñas tachuelas. Tras 8 kilómetros llegamos a Valdelacasa.
Allí tomamos una carretera local para ir a Valverde de Valdelacasa. Recorremos los casi 4 kilómetros que separan ambas localidades en un plis plas porque dicha carretera es una gran cuesta abajo. Una gozada.
Atravesamos Valverde de Valdelacasa y continuamos. Siguen los buenos caminos que, además, descienden suavemente. Nos encontramos un puente salvando un río y aprovechamos para hacer una foto.
Poco después comenzamos ya a divisar la Sierra de Béjar al fondo.
Los últimos kilómetros antes de llegar a nuestro destino los hacemos en paralelo a un arroyo por un camino casi cerrado por la vegetación. Cuando esta se abre entramos a La Calzada de Béjar, el final de nuestra etapa.
Nada más entrar un cartel nos recuerda lo que nos queda...
En Calzada ocupamos las casas rurales Alba Soraya, atendidas por Máximo y Manuela, que también regentan el albergue. Las casas son mejorables pero su atención no, son buenísima gente. Nos bañamos en la piscina, lavamos las bicis y las engrasamos y cuando cae la tarde comienza de nuevo a llover, así que nos refugiamos en el albergue a ver el partido del Mundial Uruguay-Portugal. Allí conocemos a tres peregrinos, dos de ellos bicigrinos, todos están haciendo la Vía de la Plata desde Sevilla. Tras la cena volvemos a las casas y nos acostamos.
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Relive 'Morning Jun 30th'
Etapa 3. La Calzada de Béjar - Galisteo. 85,74 km. Ascenso 581 m. Descenso 1092 m.
A las 8 en punto desayunamos en el albergue y a las 8.50 conseguimos dar las primeras pedaladas tras hacernos la foto de la salida.
Máximo nos recomendó no seguir el track si no queríamos tener que bajar de la bici y tirar de ella ladera arriba, así que seguimos sus indicaciones aunque supuso un rodeo importante. No nos importó en absoluto porque eso nos permitió conocer Montemayor del Río un precioso pueblo de la sierra salmantina.
Pero para llegar a él tuvimos primero que salir de La Calzada de Béjar y descender por carretera local unos 11 km. Tuvimos que hacerlo abrigados porque había niebla alta y la temperatura era fría.
Al llegar a Montemayor nos sorprende el castillo tan bien conservado que preside el pueblo. No resistimos la tentación y subimos hasta él, recorriendo así las preciosas calles y plazuelas del pueblo.
Ya juntos llegamos a El Puerto de Béjar (pasamos por un lado), cruzamos la autovía por debajo y continuamos por la N-630 unos 2 km para desviarnos a la izquierda y tomar una especie de calzada que también es la Cañada Real de la Plata o Aliste Zamorana, según reza en un cartel.
Tras cruzar Aldeanueva salimos del pueblo y ya volvemos a lo nuestro, a los caminos. Tenemos por delante más de 20 km sin ninguna localidad por medio. Volvemos a cruzar dehesas, en algunas zonas por senderos casi cerrados. También se alterna algún tramo de carretera local.
Una alforja nos está dando problemas porque se mete en la rueda, así que toca tirar de imaginación para improvisar una solución. Una vez solucionado el problema (después comprobaríamos que no definitivamente) seguimos rodando.
En un punto el track seguía por un camino lleno de vegetación, así que decidimos continuar por una carreterita. En ella encontramos una tortuga arriesgándose a cruzarla. Le evitamos el trabajo y, posiblemente, su muerte, desplazándola nosotros al otro lado.
Más adelante comprobamos que la carretera nos aleja en exceso del camino original así que en cuanto podemos buscamos de nuevo el track, aunque para llegar a él tuvimos que hacer malabarismos.
Ya en el "buen camino" nos encontramos con una senda por la que se rueda muy bien, si bien empezamos a acumular sed, hambre y ganas de descansar, pero continuamos porque nos hemos propuesto llegar a las ruinas de la ciudad romana de Cáparra y comer allí.
Pero cuál es nuestra sorpresa cuando en el cruce anterior al arco de Cáparra aparecen el hijo y la novia de uno de los bíkers junto a una mesita en la que hay cervezas, coca colas, chorizo, lomo y pan. Aquello nos pareció un espejismo y no hay palabras para describir esta gran sorpresa.
¡Cómo nos gustaron aquellas cervezas y esas tapas! Para despedirnos no pudimos por menos que adorarlos.
Ya allí vemos las ruinas próximas al arco, las termas fundamentalmente, y nos hacemos alguna foto.
Salimos de Cáparra y volvemos a caminos que atraviesan dehesas. Estos terminan por convertirse en una senda serpenteante entre encinas por la que es muy divertido rodar y muy bonito por la vegetación que hay por los alrededores. Eso sí, había muchas cancelas que abrir y cerrar.
Tras cruzarlo contemplamos una bonita imagen de la localidad de Galisteo, con la Picota sobresaliendo del pueblo y la muralla almohade rodeándolo.
Como Galisteo está en alto tuvimos que gastar las últimas fuerzas que nos quedaban para subir la cuesta que nos separaba de este.
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Relive 'Morning Jul 1st'
Etapa 4. Galisteo - Cáceres. 96,52 km. Ascenso 1096 m. Descenso 908 m.
La cuarta etapa la iniciamos, como empezó a ser habitual, desayunando a las 8,00 h. A las 9,00 ya estábamos en nuestras bicis pedaleando hacia una de las puertas de la muralla para hacernos allí la foto.
Una vez retratados salimos del pueblo y comenzamos una serie de sube y bajas con un paisaje de fondo con poco atractivo.
Cuanto terminamos de subir la cuesta más larga nos dimos de bruces con una cancela con candado, así que no nos quedó otra que volver para atrás y buscar una alternativa. Seguimos por continuas cuestas arriba y abajo. El paisaje va mejorando algo y empezamos a encontrar ya encinas y vegetación baja.
Tras una subida un bíker se da cuenta de que ha roto un radio. Lo sujetamos para continuar y seguimos.
Los otros cinco continuamos siguiendo el track. Continuamos atravesando dehesas, en algunas ocasiones casi lidiando con el ganado.
Tras cruzar un riachuelo nos adentramos en un precioso bosque de alcornoques.
Abandonamos Cañaveral por la N-630 porque volver al track suponía dar un gran rodeo. Los primeros kilómetros son un descenso continuo de casi 12 km hasta cruzar el primer puente sobre el río Tajo.
Desde la carretera divisamos el puente romano de Alconétar, y en constraste, poco después, el que se está construyendo para el AVE.
Después del chapuzón y del descanso en la piscina nos cambiamos para visitar la ciudad. Justo en ese momento llegaron nuestros amigos con sus bicis reparadas. De todos modos nosotros nos adelantamos y fuimos a la bonita Plaza Mayor. Allí nos sentamos a esperarles tomando algo. En la Plaza también quedamos con Reme y Marta, dos conocidas de algunos de nosotros que estaban haciendo justo lo contrario que nosotros, Sevilla - Zamora. Cuando estuvimos todos dimos un paseo por el casco viejo y buscamos dónde cenar. Nos costó encontrarlo pero finalmente dimos con uno, el Restaurante Palacio de los Golfines, en el que cenamos bien y estuvimos muy a gusto. Cuando regresamos al hotel era casi la 1 de la madrugada.
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Relive 'Morning Jul 2nd'
Etapa 5. Cáceres-Mérida. 78,71 km. Ascenso 472 m. Descenso 700 m.
Comenzamos la quinta etapa siguiendo el mismo horario que todos los días, pero finalmente nos retrasamos algo saliendo del hotel. Nos dirigimos a la Plaza Mayor para hacer allí la foto del inicio.Los trabajos decoran muchos lugares del pueblo y le dan un toque de originalidad y vistosidad, desde luego.
Tras comer unos plátanos que compramos en una tienda, retomamos el camino. El track que seguimos va paralelo a la N-630 pero en un momento dado hay tantos cardos en el camino que nos tenemos que salir a la carretera durante un par de kilómetros. En cuanto podemos volvemos al camino. Encontramos un puente romano que cruzamos y poco después pasamos por un lado de la localidad de Casas de Don Antonio. Al salir del pueblo cruzamos otro puente romano precioso.
Salimos de nuevo todos juntos y enseguida pasamos por El Carrascalejo pero continuamos sin parar.
Y por fin vemos el embalse, construido por los romanos para abastecer de agua la ciudad. Allí mismo nos preparamos los bocadillos y comemos.
Cuando nos cansamos de tanta agua subimos a nuestras habitaciones, nos cambiamos y salimos a dar un paseo. Tomamos algo y buscamos donde cenar. Nos decidimos por el restaurante Columnata, justo enfrente del templo de Diana. Cenamos muy bien gracias a los consejos del camarero y tras la cena damos un paseo hasta la columna de Trajano donde tomamos una copa. Tras ella nos vamos al hotel.
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Relive 'Morning Jul 3rd'
Etapa 6. Mérida - Zafra. 63,64 km. Ascenso 598 m. Descenso 314 m.
En el hotel no nos sirven el desayuno hasta las 8.30, así que procuramos dejar todo preparado antes. Poco antes de desayunar dos de los nuestros acuden a una farmacia porque uno de ellos tiene conjuntivitis. Tras desayunar tardamos poco en salir. A las 9.45 nos hacemos la foto de la salida delante del templo de Diana.Tras rodar por varias calles terminamos saliendo de la ciudad por el magnífico Puente Romano, el más largo de la antigüedad con sus 790 m y 60 ojos.
El primer tramo es ascendente y pedregoso, pero enseguida comenzamos a ir por un camino muy ancho y en muy buen estado, y con perfil ascendente, eso sí, una ascensión muy suave pero continua. Tuvimos que hacer un tramo por la N-630, después también cruzamos la vía, volvimos al camino y poco después de nuevo la N-630 hasta la localidad de Torremejía.
Atravesamos Torremejía y al salir de esta ya volvimos a poder tomar camino, un camino magnífico, rodeado de viñas. Viñas por todas partes, miráramos donde miráramos.
Hablamos con unos paisanos y le preguntamos qué hacen con tanta uva porque la D.O. Ribera del Guadiana, que aglutina a la comarca Tierra de Barros, donde nos encontrábamos, no es aún muy conocida y nos contestaron que la mayoría de esa uva iba para La Rioja.
Rodamos muy rápido por la recta de 16 km que prácticamente une Torremejía con Villafranca de los Barros.
Cuando llegamos a Villafranca de los Barros paramos en un bar para tomar algo. Por la hora que es decidimos no comprar nada para comer porque casi seguro que lleguemos a buena hora a Zafra.
Tras reponer fuerzas continuamos nuestro camino. Nos dirigimos a Los Santos de Maimona. El camino ya no es tan monótono, hay más altos y bajos y no es tan bueno como el anterior. Eso sí, las viñas y los olivos están por todas partes, pero da gusto ver lo cuidadísimos que están unas y otros.
A pesar de llevar prácticamente todo el día recorriendo buenos caminos, un compañero descubre de nuevo un par de radios rotos. La rueda le roza un poco en el cuadro pero hay que intentar llegar a Zafra.
Pronto divisamos a lo lejos Los Santos de Maimona, y enseguida llegamos. Recorremos despacio sus calles principales. Llama nuestra atención la Plaza.
Nada más salir de este pueblo nos encontramos con un buen regalito, una subida con algunas rampas del 14%. Menos mal que sólo tiene poco más de kilómetro y medio... Nos cuesta llegar arriba pero lo conseguimos.
Desde allí prácticamente es todo bajada hasta Zafra. Hace poco que han pasado las 14.30 y ya estamos en el destino así que al llegar buscamos donde comer y damos con el Restaurante Elías, donde comemos un estupendo Menú del Peregrino.
Por fin nos podemos dar el lujo de descansar un rato tras la ducha. Y así lo hacemos. Mäs tarde quedamos para conocer algo más el pueblo. Mientras, el bíker que tenía los radios rotos y otro bíker acudieron al taller de bicis Sánchez Pimienta que les trató exquisitamente.
Ya todos juntos descubrimos Zafra, una localidad con mucho encanto y muchos rincones bonitos. Nos gustó mucho. Finalmente tomamos algo en el Parador para poder acceder a los torreones y contemplar desde allí las vistas, aunque después por un malentendido no pudimos hacerlo.
Cenamos muy bien en el restaurante del hotel atendidos excelentemente por Giovanna. Tras la cena tomamos algo en la terraza del propio hotel y enseguida a dormir.
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Relive 'Morning Jul 4th'
Etapa 7. Zafra - Almadén de la Plata. 83,67 km. Ascenso 891 m. Descenso 947 m.
En Zafra uno de los bíkers tenía que dar por concluida su particular Vía de la Plata y regresar a Zamora, así que adaptamos nuestro horario al suyo para despedirle y desayunamos a las 7.30 h. Tras la despedida, preparamos nuestras bicis y nos preparamos para hacer la foto de salida. Poco después de las 8.30 comenzamos a rodar.
Ya en el track rodamos por un buen camino y enseguida llegamos a Puebla de Sancho Pérez. Nada más salir de esta localidad comienzan los sube y bajas.
Una vez que atravesamos esta localidad continuamos hacia Fuente de Cantos. Tenemos interés en llegar a este pueblo porque es la localidad natal de Zurbarán. Hacemos rápido los 6 km que separan una localidad de otra. Cruzamos el pueblo hasta llegar a la plaza y allí preguntamos por la casa de Zurbarán.
Encontramos la casa y está cerrada. Llamamos al teléfono que aparece allí y enseguida viene una chica que nos la muestra. Está totalmente restaurada y su interés radica en los pequeños documentales que se muestran sobre el pintor.
Una vez terminada la vista volvemos a las bicis y continuamos. El terreno sigue siendo seco y con sube y bajas. Nos volvemos a encontrar de nuevo con cancelas.
Un poco antes de llegar al macro restaurante Leo nos hacemos un pequeño lío con el track, pero finalmente lo solucionamos rodando un pequeño tramo, unos 4 km, por la N-630. Tras pasar dicho restaurante volvemos a los caminos. Con esa tendencia descendente vamos de maravilla y no tardamos mucho en encontrar los restos del castillo de las Torres en las proximidades de El Real de la Jara.
Poco después nos encontramos con un ascenso muy, muy, pronunciado que logramos subir cada uno a nuestro ritmo.
Al entrar en el Real de la Jara paramos en un bar a refrescarnos, la temperatura era alta y con la subida la sensación de calor se acrecentó. El castillo medieval que hay junto al pueblo apenas lo vimos entre unas casas, pero por la hora y por el deseo de llegar al final de la etapa ni nos planteamos visitarlo.
Volvemos a las bicis y salimos del pueblo descendiendo, después prosiguen las pequeñas subidas y bajadas atravesando propiedades con animales.
Finalmente nos encontramos ante una subida imposible para hacerla en bicicleta, así que no queda otra que echar pie a tierra y tirar de ella. La cuesta es tan inclinada que cuesta muchísimo subirla y hay que ir frenando para que la bici no se vaya hacia abajo.
Una vez superado este primer tramo nos subimos de nuevo a ellas y continuamos ascendiendo pero más suavemente. Tras culminar la subida hay un descenso técnico divertido, con muchas jaras y encinas a ambos lados del camino..
Antes de terminar la etapa volvemos a encontrarnos con una ascensión dura. Está justo tras una charca en la que los cerdos ibéricos chapotean. La subimos y una vez culminada continuamos con la ascensión pero más suavemente.
Aunque parezca increíble estos son los únicos momentos en los que pasamos algo de calor en toda la ruta y en parte se debe a las subidas y la hora, ya que la temperatura tampoco es demasiado alta, en torno a 30 grados.
Descendemos y en un punto abandonamos el track sin darnos cuenta. Salimos a una carretera y vemos que, aunque dando rodeo, llegamos a nuestro destino, así que continuamos por ella y en poco tiempo entramos en Almadén de la Plata. Buscamos un bar para saciar la sed y para descansar antes de dirigirnos al hotel.
Tras esta parada buscamos el Hotel Rural El Romeral, llamamos al número que pone y Jose acude enseguida. Amablemente nos lleva a la puerta de su casa a lavar las bicis que están llenas de polvo e inmediatamente nos instalamos. Inmediatamente casi todos nosotros nos vamos a las piscina municipal que está muy próxima y cuenta con unas instalaciones excelentes.
Después del baño volvemos al hotel, nos duchamos, cambiamos y damos una pequeña vuelta por el pueblo.
Finalmente cenamos en el propio hotel. Jose nos sirvió una estupenda cena en la que el plato estrella fue el pisto, especialidad de la casa.
Relive 'Morning Jul 5th'
Etapa 8. Almadén de la Plata - Sevilla. 74,86 km. Ascenso 588 m. Descenso 1026 m.
Sabemos que nada más salir nos espera un Calvario, pero literal, porque tras pasar las últimas casas del pueblo se inicia el ascenso al Cerro del Calvario, muy inclinado y en frío... El primer tramo nos cuesta pero logramos subirlo pero hay un trozo de tierra con muy mal firme que nos hace perder pie a casi todos y ya la mayoría seguimos con la bici en la mano.
En un llano volvemos a subirnos y ya, sufriendo, llegamos al alto. En él hay dos miradores, uno que mira hacia el sur y otro hacia el norte. Las vistas desde ambos son espectaculares. Reme y Marta nos insistieron en que miráramos desde los dos, pero fuimos muy torpes, porque nos habían dejado un mensaje de ánimo bajo una piedra y no lo vimos.
El ascenso continúa un poco más mucho más suavemente y enseguida comenzamos a descender por un camino técnico, con terreno suelto y bastante inclinación que obliga a ir clavando los frenos constantemente.
La zona es muy bonita, hay mucha vegetación baja y muchos árboles. Estamos en el Parque Natural Sierra Norte. Se suceden los descensos y los pequeños ascensos y el entorno sigue siendo precioso.
Tras unos diez kilómetros cruzamos la entrada del Parque Natural (salida para nosotros) y poco después llegamos a una carretera local. El track nos indica que la sigamos a la izquierda y eso hacemos. El perfil es descendente así que rodamos muy rápido hasta que llegamos a Castilblanco de los Arroyos.
A la salida de este pueblo nos equivocamos y no seguimos el track. Cuando nos damos cuenta valoramos volver atrás o seguir por carretera hasta Guillena y optamos por lo segundo. Rodamos rápido y bien, todos en fila y a una media alta pero cuando llegamos a una localidad no es Guillena, sino Burguillos.
Consultamos a Google y desde allí la distancia a Sevilla eran 24 y a Sevilla pasando por Guillena 33. Decidimos optar por la segunda opción porque, aunque rodeemos, volvemos al track y entramos en Sevilla por donde pensábamos. Así que continuamos por carretera entre cultivos de girasol y de cereales.
Los kilómetros por carretera corren rápido así que no tardamos mucho en llegar a Guillena. Justo a la entrada vemos que volvemos a pisar el track y allí mismo paramos a tomar un tentempié.
A las 13.00 h queremos estar en Sevilla así que no nos demoramos mucho en esta parada. Nos subimos de nuevo a las bicis, cruzamos Guillena y ya volvemos a rodar por camino, aunque nada más comenzar nos encontramos con una pequeña dificultad.
Superada esta el camino es ancho, de buen firme y con suaves ascensos y descensos que permiten rodar rápido.
No tardamos mucho en llegar a Santiponce y allí están las ruinas de Itálica, que queremos visitar. No tenemos mucho tiempo así que sólo pudimos ver el Anfiteatro, porque además nadie se hacía responsable de las bicis, así que no nos podíamos alejar mucho.
Cada vez nos queda menos para llegar a Sevilla, así que ilusionados volvemos a coger las bicicletas y a por los últimos kilómetros. Cruzamos un polígono industrial rodando por un carril bici y pronto llegamos a Camas.
Al terminar Camas ya estamos frente a Sevilla. Cruzamos el puente sobre el río Guadalquivir y ya tenemos en frente Torre Sevilla.
Seguimos pedaleando y cruzamos ahora el Puente del Cachorro, tras pasarlo giramos a la derecha para tomar el carril bici que hay bordeando el río. Al llegar a la Torre del Oro paramos, no podemos dejar pasar este monumento sin tomar una instantánea.
Cruzamos al otro lado de la calle y ya comenzamos a callejear para llegar a la Catedral, nos va guiando la Giralda.
Poco antes de llegar frente a la Giralda empezamos a oír gritos y enseguida divisamos pompones agitándose y las banderas de Zamora y de Castilla y León. La alegría es indescriptible. Allí están nuestras familias e incluso algunos amigos. Tiramos las bicis de cualquier modo y corremos a abrazarnos con ellos.
En esos momentos desaparece todo el cansancio acumulado y nos sentimos orgullosos de haber logrado recorrer 629 km y haber ascendido 5590 m. Somos conscientes además de la suerte que tuvimos al tener unas temperaturas bastante más bajas de lo normal para la época, de no haber tenido ni un pinchazo a lo largo de esos kilómetros en ninguna de las bicis, tan sólo padecimos la rotura de esos radios que pudimos solucionar fácilmente, de tener unas familias comprensivas que incluso se prestan a vernos llegar y de ese modo retornar más fácilmente a nuestras casas, y por último de formar un grupo tan numeroso pero lleno de tan buena gente que es capaz de convivir durante ocho días sin problemas.
Tras las fotos tomamos algo en las cercanías de la Giralda, cargamos las bicis en los coches y nos desplazamos a la Choza de Manuela, en Bormujos, para comer allí sin temor por tener las bicicletas en los portabicis. Allí nuestro bikeramigo nos hizo entrega de un detalle que nos hará recordar estr ruta siempre que lo veamos.
Después de la comida un bíker y su mujer regresó y el resto nos fuimos a Matalascañas para disfrutar de la familia, del descanso y de la playa durante el fin de semana.
Terminada la Vía de la Plata comenzamos a pensar ya en la ruta del año que viene...
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