Salimos de la Ciudad Deportiva aún con sol y siguiendo la orilla del río llegamos hasta el Puente de Piedra.
Tras cruzar el puente continuamos por Cabañales, seguimos hasta pasado el auditorio Ruta de la Plata y tomamos el llamado "carril bici" que une Zamora con Morales del Vino.
Ascendiendo la cuesta que hay entre la carretera de El Perdigón y el propio Morales vimos ya las últimas luces del día.
Tras cruzar Morales del Vino cogimos el camino de Pontejos. En ese tramo empezamos a probar nuestros focos.
Poco después de entrar en Pontejos giramos a la izquierda, salimos del pueblo y tomamos el camino que va a Arcenillas. Tras rodar por la recta que une ambas localidades llegamos a esta última. Ya en ese tramo la iluminación empezaba a ser necesaria.
Rodamos por algunas calles de Arcenillas y terminamos saliendo a un camino que, tras recorrer unos cientos de metros, se une a una gran recta que va hasta poco antes de Moraleja del Vino. Aquí sopesamos si hacer el recorrido previsto, que era de unos 50 km, o acortarlo algo para disfrutar más tiempo al llegar de una cerveza, unas tapas y un rato de charla. Evidentemente optamos por la segunda opción, así que continuamos por el camino que une Moraleja con Bamba. Lógicamente en este tramo ya era noche cerrada, así que no mucho después llegó un momento en el que no teníamos muy claro si estábamos en el camino correcto o nos habíamos equivocado. Tanto es así, que creíamos que las luces que veíamos al fondo eran las de Madridanos. Pero al ver las primeras edificaciones nos dimos cuenta de que era Bamba.
Desde este pueblo a Madridanos lo hicimos por el camino asfaltado que une las dos localidades y, como están muy próximas lo realizamos en muy poco tiempo.
Cruzamos el pueblo de lado a lado hasta llegar al GR-14, que tomamos para iniciar el regreso a Zamora. Rodando por este, al pasar por entre los maizales, al ser de regadío, se notaba muchísimo fresco, pero el resto del tiempo la temperatura era agradabilísima.
En este tramo se impuso un ritmo de crucero que hizo que lo recorriéramos en muy poco tiempo. Y ya en la recta que enfila hacia Villaralbo rodamos a más de 32 km/h, probablemente impulsados por las ganas de esa cañita que nos esperaba al final.
De Villaralbo a Zamora lo hicimos por el llamado Camino de San Miguel y también a muy buen ritmo.
Al llegar a Zamora paramos en uno de los bares cercanos a la Ciudad Deportiva y allí hicimos lo prometido, tomar una caña y unas tapas y charlar de las pasadas vacaciones y de la ruta a realizar en diez días, la Transculebra, de Puebla de Sanabria a Zamora por caminos. De ella hablaremos muy pronto...
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