En este grupo hay una tradición veraniega, en concreto en agosto, que consiste en realizar una ruta en tierras de Sanabria y degustar después los típicos habones sanabreses. Este año no iba a ser menos, eso sí, tomando las precauciones debidas.
Los que se desplazaban desde Zamora madrugaron para realizar el viaje y estar en destino sobre las 10 de la mañana. Una vez descargadas las bicis y, tras realizar los preparativos, a las 10,15 aproximadamente iniciamos la ruta.
Teníamos previsto un recorrido pero finalmente, asesorados por un bíker conocedor de la zona que nos acompañó, lo fuimos cambiando sobre la marcha. En cualquier caso comenzamos recorriendo el camino tradicional que une Rabanillo con Quintana, tres kilómetros con pequeños sube y bajas atravesando robledales.
Una vez que atravesamos Quintana continuamos por el camino que conduce a Limianos. La distancia es corta, primero se desciende, se llanea en una zona de vegetación abierta para terminar ascendiendo por una cuesta repleta de piedras por la que es difícil ciclar.
Poco después de entrar en Limianos tomamos la carretera que desciende a la que une El Puente con Sotillo que, prácticamente, sólo cruzamos para tomar un camino que enseguida nos llevó a pasar junto a un molino y sobre un puente que nos permitió cruzar el río. No mucho después salimos a la carretera que une Sotillo y San Román, por la que rodamos unos dos kilómetros.
Una vez sobrepasado San Román continuamos por un camino que, poco después abandonamos para seguir por un sendero apenas marcado y que, en su momento, fue parte del recorrido de una de las ediciones de la Marcha BTT Sanabria. Es un tramo muy bonito, pero las talas de algunos árboles y los caminos de concentración realizados en la zona han hecho que ya no se sepa por donde va, lo que provocó que tuviéramos que hacer algunos metros con la bici en la mano.
Finalmente terminamos saliendo a uno de esos nuevos caminos y acabamos cerca de Ilanes.
Antes de entrar en el pueblo proseguimos por una pista que conduce a un cementerio y a la carretera que une Barrio de Lomba y El Puente. Cruzamos dicha carretera y tomamos el divertido camino que nos llevó a esa última localidad, que cruzamos de lado a lado para así continuar por el camino tradicional que va de El Puente a Galende.
Este camino, conocido ya por todos, pero que nos sigue gustando cada vez que lo recorremos, nos llevó en poco tiempo a Galende. Después de recorrer una buena parte del pueblo, salimos de él y cruzamos el río Tera por un puente. Poco después de salir de este giramos a la izquierda y subimos una dura y corta ascensión, a las que le sucedieron otras más largas y de menos inclinacion, salpicadas de piedras que dificultan algo la ciclabilidad. Tras superar estos ascensos surgió un tramo más llano que nos llevó hasta la entrada de Pedrazales.
Cruzamos esta localidad y antes de salir de la misma giramos a la derecha para proseguir por el camino tradicional que va a Vigo, que alberga uno de los tramos más duros del recorrido porque se asciende durante dos kilómetros por un terreno con mucha piedra que dificulta el pedaleo.
En Vigo cogimos un camino que desciende por una pista lisa y ancha, salvo el último tramo, que se estrecho y tiene mucha piedra, y que nos llevó hasta la carretera que asciende hasta esa localidad. Nos incorporamos a ella rodando hacia la izquierda durante unos cientos de metros para, al llegar al río, girar a la izquierda para tomar el camino que va, bordeando dicho río, hacia Pedrazales.
Poco después nos encontramos con un imprevisto, el camino cortado por acumulación de agua. Alguno se atrevió a cruzar sobre la bici, pero el resto nos bajamos de ellas y tomamos una alternativa que rodeaba el gran charco.
Tras otro pequeño ascenso, adornado también con piedras, llegamos de nuevo a Pedrazales. Volvimos a atravesarlo y seguimos por el mismo camino que nos llevó hasta allí minutos antes, sólo que ahora tocaba la divertida tareas de descenderlo.
Llegamos a Galende y ascendimos hasta la carretera que va al Lago. La cruzamos y comenzamos a ascender por una rampa de cemento muy inclinada en sus primeros metros, que termina convirtiéndose en camino. Ese camino tiene una variante, más bien un sendero, que surge a la derecha, que tomamos para continuar ascendiendo. Una subida larga, de casi dos kilómetros, con rampas exigentes pero bonita, atravesando bosque de roble con algún que otro castaño y muchos helechos por todas partes.
El ascenso termina en un camino de concentración del término de Quintana. Seguimos por él pero enseguida nos desviamos a la izquierda para sumergirnos en un mar de escobas, prácticamente campo a través, hasta que llegamos a una zona de robles donde comenzamos a ver marcas en las cortezas de algunos de ellos. Las fuimos siguiendo, si bien en cabeza iba nuestro amigo conocedor de la zona. Este recorrido es un zizagueo constante entre árboles, adornado, cada ciertos metros con bajadas de una especie de terraplenes, rampas cortas y muy inclinadas. Algunas de ellas parecen imposibles de bajar sin clavar la rueda delantera al llegar abajo, pero una vez que se comprueba que no tienen peligro son muy divertidas.
Después de casi cuatro kilómetros de este recorrido descendente llegamos a las proximidades del cementerio de Ilanes. Pensábamos tomar algo en esta localidad pero se nos hizo tarde y decidimos regresar ya a la "base" y así poner fin a nuestro recorrido. Eso sí, antes algunos tuvieron que ir a rescatar a uno de los bíkers, que se había despistado y se había perdido.
Al llegar a Rabanillo dimos por concluida la Ruta de Los Habones correspondiente a este año. Tras cargar las bicis hubo quienes se fueron a dar un baño al Lago, si bien el resto optó por la ducha tradicional.
Sanabria no defrauda nunca y de nuevo nos regaló con una magnífica mañana de bici.
Para descarga la ruta haz clic en el logo de Wikiloc.
No hay comentarios:
Publicar un comentario