30 de julio de 2023

Sanabria de lado a lado

Sanabria es una comarca amplia si tenemos en cuenta la Alta Sanabria, pero la parte más conocida no lo es tanto, de hecho hoy hemos ido desde Puebla de Sanabria a San Martín de Castañeda, realizando una ruta circular, y aún así el recorrido no ha llegado a cuarenta kilómetros.


El día nos sorprendió con su cielo azul y con su luz porque la mañana anterior había amanecido nublada y grisácea. Partimos de Rabanillo y nos dirigimos a El Puente, los primeros cientos de metros atravesando el pueblo y, una vez que llegamos a la carretera del Lago, hicimos la rotonda y tomamos el carril bici que va en paralelo a dicha carretera. Como es descendente llegamos a El Puente enseguida. Allí nos dirigimos hacia el Camino Tradicional que une esta localidad con Puebla de Sanabria. Este camino se inicia con una subida, le sigue un tramo con poca vegetación, pero más adelante está trazado junto al río Tera. Allí se va casi a la misma altura del río y este atraviesa una vegetación exuberante generando una imagen de las más bonitas de la ruta.

Nos separamos momentáneamente del río ascendiendo y pronto el camino comenzó a estar flanqueado por robles. Se suceden zonas con dos roderas y otras de sendero, llevando siempre el río a nuestra izquierda, pero en muchas zonas íbamos bastante más altos que él. Eso sí, la vegetación solo nos permite entreverlo entre árboles. 

Más adelante el camino se abrió y pudimos ver al fondo el Castillo de Puebla de Sanabria. Pero para llegar tuvimos que atravesar una zona muy despejada de vegetación, si bien más adelante se vuelve a cerrar y volvimos a rodar por un sinuoso sendero que nos condujo a un puente en desuso a los pies de Puebla. Lo cruzamos, salimos a la carretera, bordeamos el pueblo y cruzamos el puente sobre el Tera. 


Nada mas cruzarlo giramos 180º a la izquierda para bajar al pie del río e iniciar el regreso al El Puente, pero por la orilla contraria a la ida.

La mayor parte de este tramo es un sendero con pequeños sube y bajas y con alguna zona algo técnica. En algunos momentos pudimos ver el río, pero normalmente la vegetación no nos lo permitía. Llegamos a la playa fluvial de Castellanos, donde los participantes de la Marcha contra el Cáncer estaban tomando un bocadillo. Allí el río se remansa y transmite paz.

Dejamos atrás la playa y volvimos al sendero. Nos esperaban varios ascensos, uno de ellos con mucha piedra suelta, para, finalmente llegar a la carretera. Recorrimos por ella menos de cincuenta metros y continuamos por un camino que encontramos a la derecha. Este, tras un pequeño recorrido por una meseta, comienza a descender hacia El Puente. En ese tramo tuvimos que tomar precauciones y bajar despacio porque el camino estaba muy roto. Al terminar la bajada llegamos a esa localidad, cruzamos el puente sobre el río y poco después giramos a la derecha para continuar por el Camino Tradicional que va hacia Galende. 

Este camino se caracteriza por seguir también de cerca el cauce del río Tera y por ir entre robles, en algunos tramos tantos, que cuesta que penetre la luz. 


Lo más reseñable de este tramo es una cuesta muy empinada con mucha piedra suelta que hizo difícil no tener que poner el pie en el suelo. La subida termina al unirse a un camino más ancho por el que seguimos hacia nuestra derecha. Pero por poco tiempo porque pronto lo abandonamos para continuar, a la derecha de nuevo, por una bajada con cierto peligro si no consigues esquivar con la rueda delantera las piedras del camino. Al terminar la cuesta cruzamos, una vez más, el río a través de un puente, llegando a la zona de Corneira, donde hay una playa fluvial, un chiringuito y un aparcamiento de autocaravanas.

Allí tuvimos algunas dudas con el track, pero este nos quería hacer subir por una ascensión imposible para bicis, así que tuvimos que recular un par de veces para, finalmente, tomar el Camino Tradicional que va hacia Trefacio. Seguimos este que, como casi todos los recorridos, discurre, prácticamente todo el tiempo, entre robles, salvo un pequeño tramo en el que atravesamos una zona despejada de arbolado.

Llegamos a Trefacio, bajamos hacia la carretera y al llegar a esta nos encontramos con el nombre del pueblo dándonos la bienvenida. 


Seguimos adelante, cruzamos el río sobre el puente y continuamos con dirección a Pedrazales, pero enseguida giramos a la derecha y comenzamos a subir por una calle del pueblo. Finalmente la calle se convirtió en camino pero la subida continuó, y así siguió, prácticamente, hasta Murias. Entre medias, robles bordeando el camino primero, que fueron cambiándose por escobas más adelante, volviendo los robles de nuevo en el último tramo. 

El camino desemboca en una calle de cemento que da acceso al pueblo, pero en caso de ir hacia la derecha. Sin embargo, nosotros fuimos hacia el lado contrario y comenzamos un descenso que no cesó hasta llegar a Vigo de Sanabria. La bajada, también con piedras en algunos tramos, no nos permitió descender como nos hubiera gustado, pero aún así, disfrutamos. 

Entramos a Vigo pasando junto al cementerio, y continuamos adelante, cruzando un puente y siguiendo por una larga calle. 

La abandonamos para callejear por varias callejuelas estrechas y empinadas y, finalmente, dejamos atrás las últimas construcciones para llegar a un camino que, por error, tomamos en dirección contraria a la debida. 

Una vez tomado el sentido correcto comenzamos a ascender por un camino hacia San Martín de Castañeda. Continuamos bajo la sombra de los robles con una temperatura ideal. Prácticamente todo el recorrido es ascendente pero la subida es tendida. Llegamos a la entrada del pueblo desde donde pudimos contemplar una bonita vista de la localidad.

Continuamos por la carretera hasta el Monasterio de Santa María. Este es el único de los monasterios cistercienses que hubo en la provincia que se conserva en su totalidad. Allí mismo, tras contemplarlo uno segundos, dimos la vuelta e iniciamos el regreso.

Lo hicimos por la misma carretera al principio hasta, una vez que termina el pueblo, coger el desvío hasta el refugio. Subimos por este acceso y abandonamos el asfalto al llegar a  la primera curva, ya que seguimos recto. En ese momento comenzamos un descenso hacia Vigo de nuevo. Al principio el camino es ancho, pero más adelante es una senda sembrada de piedras que hay que ir esquivando y que hizo que nos divirtiéramos. En su segunda mitad pudimos ir contemplando el Lago en la medida que la vegetación lo permitía. 

Llegamos a Vigo, callejeamos por el pueblo y lo abandonamos cruzando un puente y tomando el Camino Tradicional que une esta localidad con Pedrazales. Volvimos a encontrarnos rodeados de robles que bordean el camino. Este, en un alto porcentaje, es descendente, de los que permiten divertirse y que exigen concentración para ir dirigiendo la bici por la mejor trazada.

El camino nos dejó en pleno Pedrazales. Giramos a la izquierda y continuamos hacia Galende. Para llegar a esta localidad tenemos que recorrer un camino muy similar al anterior, con muchos tramos de descenso algo técnico y divertido, y entre robles. 

Nos encontramos de nuevo con el río Tera, en esta zona gozando de una anchura considerable y de tranquilidad en sus aguas. 

Cruzamos el puente sobre dicho río y entramos en Galende. Recorrimos una calle plana pero hubo que ascender lo suyo para llegar a la carretera del Lago. Al llegar a esta la tomamos a la izquierda pero enseguida nos desviamos a la derecha para iniciar un ascenso que contiene un tramo con una inclinación más que considerable. Más adelante giramos a la izquierda y seguimos por una camino, que en poco más de un kilómetro, nos llevó hasta la ermita de Rabanillo, antesala del pueblo del mismo nombre, poniendo así el punto final a esta bonita ruta.


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