6 de julio de 2025

Al Porvenir de Zamora

En 1899 se creó la sociedad anónima El Porvenir de Zamora, que tenía por objeto gestionar la distribución de la red eléctrica en la provincia de Zamora. En 1902 comenzó la construcción del salto de San Román de los Infantes, inaugurado un año más tarde, conocido popularmente como El Porvenir. Hoy lo hemos visitado.

Como las temperaturas siguen altas hoy mantuvimos el horario de los días calurosos y quedamos a las 9.00 h. Hubo varias bajas, algunas de última hora y, finalmente, fuimos cuatro los que nos presentamos con ganas de pedalear. Tras solventar unos pequeños problemas técnicos, iniciamos la marcha a las 9.14 h. 

Fuimos bordeando el río al tiempo que disfrutábamos del frescor de la mañana ya que había 20º cuando partimos. Cruzamos el Puente de los Poetas y subimos hacia Rabiche para coger un atajo que lleva al camino de Carrascal. 


Justo antes de cruzar un pequeño canal tuvimos problemas para pasar porque algunos vecinos de la zona han llenado aquello de basura. Finalmente pudimos pasar y seguir el senderito que comunica con el camino que siempre solemos coger para ir hacia el barrio zamorano de Carrascal.

Recorrimos sin novedad los algo más de cuatro kilómetros que separan por este camino Zamora de este barrio.


En esos kilómetros hay algunos sube y bajas, siendo un descenso el que nos llevó hasta los pies de Carrascal, si bien es necesario ascender, ya por la carretera, para adentrarse en el barrio. 


Recorrimos un par de calles y salimos de él hacia la izquierda, continuaando ascendiendo suavemente hasta que cambiamos de dirección. Nada más girar a la derecha iniciamos un descenso.


Terminó ese y, tras un pequeño repecho, continuamos bajando ya dirección al río Duero. Al llegar prácticamente a su altura comenzamos a rodar en paralelo a este. Poco después llegamos a la zona arbolada que hay en las cercanías de las edificaciones de la Dehesa de Congosta. 


En una zona en la que se abría la vegetación pudimos ver una buena imagen del río.


Unos metros más adelante giramos más de noventa grados a la izquierda y comenzamos la subida conocida como La Carba, siempre temible porque alberga tramos con el 20% de desnivel. Nos llevamos una sorpresa al comprobar que el firme ha sido muy mejorado y eso suaviza su dureza, al pasar de terreno suelto a un firme casi liso.


No obstante, subimos 140 m en 1.200 metros, siendo la primera rampa y una zona hacia la mitad los tramos más duros.

Traspasamos el arco por el que se sale de la dehesa y giramos hacia la derecha comenzando así un primer descenso de algo más de medio kilómetro que terminó en una bifurcación. Si se sigue recto se va hacia la Presa de San Román, y a la izquierda hacia la Central de San Román. Nosotros continuamos hacia la central.


Desde esa intersección la bajada ha sido recientemente asfaltada así que este segundo descenso de tres kilómetros de distancia fue una gozada.


Según se desciende, viendo la orografía y el paisaje, nadie diría que estábamos a tan solo unos 9 km (en línea recta) de Zamora, porque es todo muy diferente del alfoz de la capital. Como bajando se avanza rápido, en poco tiempo comenzamos a ver un edificio de la central, imaginamos que era para el personal.


Nada más pasar junto a ese edificio llegamos también al resto de instalaciones. Lo curioso de esta central es que abarató notablemente el coste de producción de la electricidad para la ciudad de Zamora. Hasta entonces se producía mediante maquinaria de vapor, pero el ingeniero Cantero Villamil ideó un sistema para producirla a menor coste, utilizando un gran meandro del río Duero. 

Se construyó un túnel de 1,5 km que atraviesa el meandro, llevando el agua del rio hasta el otro lado del mismo, donde está la central. El desnivel entre los extremos del túnel es de 11,5 m. De este modo, ese agua movía dos turbinas capaces de producir electricidad a un precio mucho menor.

Esta planta hidroeléctrica fue la primera que se construyó en el Duero y la segunda de España, lo que hace que fuera un auténtico referente para la época.
  

Junto a las instalaciones pudimos disfrutar del Duero comenzando en esta zona a ir encorsetado por Los Arribes. 



Allí mismo, y para dejar constancia de los que estuvimos, nos hicimos un selfie justo antes de subirnos de nuevo a las bicis.


Lo que teníamos por delante no nos pilló de sorpresa porque debíamos recorrer en sentido contrario todo el descenso que habíamos hecho desde que cruzamos bajo el arco de salida de la Dehesa de Congosta.

La parte de mayor ascensión se corresponde con la asfaltada, pero este firme siempre suaviza cualquier subida.


Poco a poco, y cada uno a su ritmo, fuimos ascendiendo hasta la intersección donde se termina el asfalto.


Continuamos subiendo, ya por camino, hasta la entrada de la dehesa y desde allí proseguimos hacia el cruce con la carretera que va a San Román de los Infantes. Al llegar a esta nos unimos a ella para descender hacia el pueblo.


Atravesamos la localidad e hicimos una parada para mostrar a uno de los bikers el cactus gigante que hay junto a una vivienda, ya que no lo había visto nunca.


Inmortalizado el momento, continuamos adelante. Salimos de esta bonita localidad ascendiendo y girando hacia la izquierda, lo que nos permitió tener una buena vista del pueblo.


Desde allí continuamos ascendiendo suavemente por un camino poco transitado. No tardamos mucho en unirnos a uno mejor.


Por este, y después de haber recorrido unos cinco kilómetros desde el pueblo de San Román, nos aproximamos a Pereruela.


Al llegar al pueblo hicimos un pequeño recorrido por él. Salimos a la carretera, rodamos unas decenas de metros por ella y nos desviamos a la derecha. 


Por el camino que tomamos nos alejamos del pueblo y continuamos recto, primero subiendo ligeramente y, enseguida, bajando, suavemente también.


Cruzamos la carretera CL-527 y poco después la ZA-330, en el tramo entre Las Enillas y La Tuda. 


Después de cruzar este giramos a la izquierda para continuar dirección a la zona conocida como El Salto la Vieja. 


Poco antes de llegar a Las Enillas cambiamos de dirección hacia la derecha. Dejamos a nuestro lado izquierdo El Salto la Vieja y ascendimos para continuar dirección San Marcial. 


La inclinación cambió pronto y comenzamos a bajar suavemente o a llanear por un camino de buen firme por el que se podía rodar a buena velocidad. 


Por él continuamos hasta que, ya cerca de San Marcial, giramos a la izquierda para cruzar la Rivera de Campeán, por el Puente del Andaluz. 


Tras cruzar el puente continuamos recto unos tres kilómetros entre enormes campos de cereales con las espigas ya bien rellenas de grano, esperando ser cosechadas en unos días.


Al llegar a la carretera que une Tardobispo y la ZA-305 nos incorporamos a ella hacia la derecha unos cien metros, para enseguida girar a la izquierda y seguir, otra vez por camino, hacia Zamora.

Pero antes de llegar a la capital tuvimos que recorrer unos dos kilómetros hasta llegar al GR-14. Después, empezamos a rodar por este recorriendo una larga recta hasta El Brocal de las Promesas. Dejamos los tres monolitos a nuestra izquierda y seguimos pedaleando hasta el cruce con la carretera que va a MercaZamora.


Cruzamos esta y, siguiendo por el GR-14, dos kilómetros y medio después, llegamos al barrio de San Frontis. Descendimos por él hasta llegar a la carretera de Carrascal. Seguimos por esta dirección al Puente de Piedra, pero antes de cruzar este hicimos una parada en el bar que lleva su nombre. Allí, en su puerta, a la fresca (aunque ya había 29º) recuperamos líquidos e hicimos unas risas antes de subirnos a nuestros sillines para poner el fin a la ruta. 




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