29 de junio de 2025

Peñas Rojas

Peñas Rojas es un paraje del término de Palacios del Pan, del que lo separan unos dos kilómetros. Una parte de él está bañado por el Embalse de Ricobayo lo que ha propiciado que haya una urbanización de chalés y el Club de Vela Zamora. Hoy, empujados por el calor, hemos querido ir hasta allí.

Como el Domingo anterior, fue el calor el que marcó nuestra hora de salida, adelantándola a las 9.00 h. Aún así, a esas horas ya había 21º. En el punto de encuentro nos juntamos cinco bíkers porque dos se cayeron de la convocatoria en el último momento. Nada más partir nos dirigimos hacia el río y seguimos su curso casi hasta la entrada de Valorio. Ya allí, ascendimos hacia el Alto San Isidro y continuamos por el Camino del Monte unos tres kilómetros.

Pasamos por un viaducto sobre la Ronda Norte de Zamora y desde allí nos enfrentamos a una larga recta repleta de pliegues a lo largo de otros tres kilómetros, aproximadamente.

Giramos a la izquierda en ángulo recto, recorrimos un trecho y volvimos a girar, esta vez a la derecha, para continuar por un camino que nos llevó hasta donde comienza la bajada a la Dehesa de Palomares.

Al terminar la cuesta abajo cambiamos de dirección, siguiendo hacia la derecha, entrando así en un camino muy bonito bordeado por arbolado y monte bajo. 

A la salida de una curva nos salieron una corza y sus cuatro crías corriendo tras ella. Nos encantó verlas.  Poco después un giro a la izquierda nos puso en un camino por el que tuvimos que ascender unos dos kilómetros. 

Al ascenso le siguió un descenso no muy largo y alguna subida y bajada más por buena pista. 


Esta terminó saliendo a la carretera local que une Valdeperdices con Andavías y Montamarta, por la que rodamos como un kilómetro.

Tras ese tramo nos desviamos a la derecha, poco después cruzamos un puentecillo y entramos al pueblo de Valdeperdices. Recorrimos una pequeña parte de él y enseguida lo dejamos atrás siguiendo un camino que nos llevó hasta el embalse de Ricobayo.

Dicho camino continuaba hacia la izquierda pero nosotros seguimos recto por un senderito que iba bordeando las aguas. En algunos puntos estaba casi cerrado por la vegetación.

Siguiendo este prácticamente llegamos al llamado Puente de Almendra. 

Lo cruzamos y, ya en la otra orilla, continuamos por el camino principal, que va ascendiendo hacia Palacios del Pan. 

Realmente no llegamos a pisar las calles del pueblo porque poco antes nos desviamos a la izquierda. Uno de los bikers se quedó en ese punto, ya que después de llegar a Peñas Rojas, volveríamos a pasar por allí. Los otro cuatro continuamos por un estupendo camino, eso sí, con varias subidas y bajadas.

Más adelante, ya casi junto a la urbanización de chalés, nos desviamos ligeramente a la izquierda y comenzamos a, mayoritariamente descender, hacia la zona del embarcadero. Desde el camino pudimos disfrutar con la vistas. 

La bajada siguió porque teníamos que llegar al nivel del agua. Ya en la esplanada que hay al terminar la cuesta abajo nos encontramos con una señora que estaba junto a una autocaravana. Uno de los bikers le preguntó si sabía si había agua por allí y contestó que creía que no.


Fuimos recorriendo la península en la que nos encontrábamos hasta que nos lo permitió el camino. Donde se termina dimos la vuelta y volvimos a pasar junto a la señora. En esos momentos tenía cuatro botellitas de agua entre los brazos para ofrecernos. Agradecimos enormemente a esta buena samaritana el detallazo, pero solo le cogimos una (para el que había preguntado) porque los demás aún teníamos. 

Justo al lado hicimos una parada para hacernos un selfie junto al embarcadero del Club de Vela. El agua nos tentó porque, aunque aún no eran ni las 10.30, ya había 28º. 


 De nuevo pedaleando, tuvimos que ascender todo lo bajado, es decir, algo menos de un kilómetro al principio para después continuar con varios sube y bajas otros dos. Eso sí, las vistas nos estaban nada mal. 


Llegamos de nuevo al punto donde se había quedado el quinto biker. Se unió a nosotros, rozamos una calle de Palacios del Pan y descendimos hacia el lecho del Embalse de Ricobayo. Al llegar a este lo bordeamos hasta llegar a la carretera que cruza Andavías. 

Continuamos unos cientos de metros por esta, entramos a las calles de la localidad, continuamos por un sendero casi cerrado por la vegetación y terminamos saliendo a un camino de mayor importancia, pero con una cuesta importante que salvar. Como un kilómetro después nos desviamos a la derecha.


Seguidamente, tras cambiar en un corto periodo de tiempo otras tres veces de dirección continuamos por un camino que, después de unos siete kilómetros, la mayoría con tendencia descendente, nos llevó hasta La Hiniesta. 

Cruzamos la localidad por la carretera y, antes de salir del pueblo, nos desviamos para continuar por el camino habitual que se sigue para ir a Zamora. Al llegar al campo de Golf de Valderrey continuamos por la carretera antigua de La Hiniesta hasta que pasamos bajo las vías del tren por un pequeño túnel. Al salir del mismo, nos desviamos a la derecha. Enseguida nos enfrentamos a una rampa muy empinada que nos condujo a otro mundo. 

De repente aparecimos en un camino oscuro, que atraviesa un cerrado bosque de pinos, que hoy estaba amenizado por el canto de las cigarras,  La sombra se agradecía y rodar por un camino diferente y sinuoso también.


Después de un kilómetro de diversión llegamos al mismo camino por el que habíamos ascendido unas horas antes para salir de Valorio, solo que ahora lo recorrimos en sentido contrario. Salimos a la carretera, allí nos incorporamos al carril bici y seguimos por él hasta San Martín. Desde allí íbamos hacia Trascastillo, pero hicimos un parada técnica en el Bar La Vega, donde repusimos líquidos e hidratos de carbono, tan necesarios ambos con temperaturas, a esas horas, las 12.00 h, de 32º. 

Desde allí regresamos al lugar de partida, si bien por el camino cada mochuelo se fue yendo hacia su olivo.




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