Hay parajes que tienen nombres curiosos, como el que hemos visitado hoy. Se llama La Guardada y se encuentra a orillas del Embalse de Ricobayo, muy cerca del Puente de la Estrella. Desconocemos el porqué de ese apelativo, pero probablemente tenga algo que ver con que es una zona que se encuentra junto a un gran meandro del cauce del río Esla y es posible que quedase protegido o guardado por esa gran curva del río (hoy embalse).
Para la salida de hoy mantuvimos el horario de los días calurosos, es decir, las 9.00 h. En el punto de salida nos presentamos seis bikers con exquisita puntualidad, por lo que a las nueve en punto comenzamos a pedalear. En esos momentos el cielo presentaba algunas nubes, había 18º y algo de viento.Nos dirigimos hacia la zona de Las Viñas para, ya allí, continuar por la pasarela que cruza las vías. Esta nos dejó en la carretera de Villalpando.
Recorrimos unos cientos de metros por dicha carretera y nos desviamos hacia la de Cubillos, que nos recibió con una cuesta. Al terminar esta nos desviamos a la izquierda para continuar por un camino trazado en paralelo a esa carretera.
Continuamos por él unos nueve kilómetros en los que fuimos disfrutando porque se rodaba muy bien y la sensación era de fresco, si bien el viento lateral nos molestaba algo. Aprovechamos ese tramo para ir charlando con unos y con otros. Junto al camino fuimos encontrando enormes campos de cereales, algunos aún sin cosechar, varios parques solares de grandes proporciones, y varias tierras sembradas de girasol, estando esta planta en su mejor momento.
Después de sobrepasar esa localidad el camino nos llevó a rodar de nuevo muy cerca de la autovía. Poco más adelante ya pudimos divisar alguna zona arbolada, algo que apenas habíamos visto en todo nuestro recorrido.
No pudimos disfrutarla como se merecía porque antes de que terminara tuvimos que girar a la izquierda para pasar por un viaducto sobre la A-66. Ya del otro lado, tras unos cientos de metros, el camino nos llevó a una carretera. Se trataba de un tramo de la antigua N-630 que quedó en desuso y que solo sirve de entrada a varias fincas.
Rodamos por ella como un kilómetro y medio. Aunque hubiéramos querido, no habríamos podido seguir más. porque allí se termina. La única posibilidad que ofrece es girar a la izquierda, que es lo que a nosotros nos marcaba el GPS que debíamos hacer.
Ascendimos unos metros y llegamos al paraje La Guardada, nuestro destino, donde encontramos varias viviendas residenciales. Nos desviamos a la derecha en la primera calle que, descendiendo nos llevó hasta el embalse.
Ya junto a la orilla de este hicimos una parada. Los que quisieron aprovecharon para comer algo y, cuando terminaron, inmortalizamos el momento con un selfie.
Tras la foto retomamos la marcha bordeando la orilla del embalse. Al principio se rodaba bien porque estaba liso y el firme tenía dureza.
Bordeamos un par de residencias más y comenzamos un ascenso que nos fue alejando del Embalse de Ricobayo definitivamente.
Después de atravesar un pequeño túnel bajo las vías del AVE, iniciamos una recta de unos dos kilómetros y medio, con ligera subida en su segunda mitad, que nos llevó hasta la ermita de la Virgen del Castillo, de Montamarta.
Trazamos una recta casi perfecta, salvo en un tramo, en el que hay que desviarse para subir a un viaducto sobre las vías del AVE y, tras la bajada, hay que desviarse de nuevo para regresar a la trayectoria del camino.
Ya en Roales decidimos no seguir el track que teníamos en nuestros GPS, así que salimos de esta localidad tomando un camino que parte de la rotonda de entrada/salida del pueblo. Después de un par de cambios de dirección y de pasar por un viaducto sobre la Variante de Zamora, comenzamos a rodar en paralelo a la carretera de La Hiniesta. Allí pudimos comprobar que, por fin, se está actuando para hacer una salida de Zamora digna para los peregrinos. Ya se ha hecho el desmonte, y hay una zona compactada, pero parece ser que la obra lleva parada varias semanas.
Desde la zona del puente seguimos hacia el mismo lugar de salida, si bien fue necesario hacer una pequeña parada antes porque, aunque la temperatura era excelente, 24º, habíamos desgastado muchos líquidos que convenía reponer antes de llegar a casa. Y así lo hicimos. Una vez hidratados ya cada uno pudo irse tranquilo para su casa.
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