16 de diciembre de 2018

Traspasando fronteras... (VI Passeio BTT Vimioso)

Hoy hemos traspasado fronteras. No era la primera vez que rodábamos por Portugal, pero sí la primera que acudíamos alli a una prueba organizada. En concreto hemos estado en Vimioso, una localidad a 22 km de Alcañices, participando en el VI Passeio BTT da Feira de Arte Ofícios e Sabores de Vimioso.

Como ganábamos una hora al ir al país vecino no tuvimos que salir demasiado pronto de Zamora. Tras cargar las bicis los seis bíkers participantes iniciamos el viaje y llegamos allí con tiempo de formalizar las inscripciones, de comer algo de lo que ofrecía la organización y de montar todos los "atripechos" en las bicis.


Cuando ya estábamos todos preparados nos hicimos una foto de grupo en la que parece que estamos lavados con Ariel (si nos comparamos con cómo llegamos...).


Tras dar una vuelta de calentamiento entre dos rotondas de la carretera general, la gente empezó a arremolinarse en dos de los carriles, aunque por allí seguían pasando los coches (en ese aspecto las pruebas españolas están mejor organizadas). A poco más de las 11,00 h se dio la salida. Recorrimos parte de esa avenida que atraviesa la localidad.


En una rotonda abandonamos la avenida y giramos a la izquierda para subir una cuesta que hizo la primera selección en el grupo y que nos hizo quitar el frío a todos.


Finalmente volvimos a salir a la avenida y por ella continuamos dirección Espanha hasta que nos desviamos a la derecha para meternos ya en un camino, pero antes hubo que subir otra cuestona que nos volvió a pillar fríos, como la anterior.


Poco después de entrar en el camino empezamos a descender y a llenarnos de barro, porque el terreno estaba muy húmedo y era imposible esquivar charcos o evitar barrizales.


El descenso terminó por llevarnos hasta las proximidades de un riachuelo y el recorrido empezaba a ser muy bonito.


Algo más adelante hubo que parar porque se formó un tapón al tener que pasar por un estrechamiento del camino que tenía unas piedras que podían resultar peligrosas.


Ya nos pusimos a la altura del riachuelo, y seguíamos su ribera en paralelo por una zona preciosa. Rodando y disfrutando llegamos al primer pueblo, Sao Joanico, localidad atravesada por ese riachuelo. Al llegar a ella había que cruzar un puente. Cada uno eligió si pasarlo por los bloques de piedra o por el agua.


Tras cruzarlo hubo un problema, la ruta en ese punto no estaba bien señalizada y hubo ciclistas que optaron en una bifurcación por el camino de la derecha, otros por el de la izquierda para finalmente unos y otros pararse y volver atrás. Tras algunas dudas volvimos a la orilla del riachuelo y ya continuamos a su lado y pasamos por debajo de un bonito puente.


Uno de los nuestros que iba algo más adelantado en la bifurcación de la duda siguió por donde decían otros y terminó haciendo un recorrido también marcado pero posiblemente para quads porque la mitad del recorrido que él hizo, que nada tenía que ver con el oficial, aunque él no lo supo hasta que llegó, tuvo que realizarlo con la bici en la mano y el resto por caminos casi impracticables.
Otros dos bikers también tuvieron problemas en este punto pero lograron volver a la senda oficial poco después.

Los tres restantes continuamos bordeando el río hasta que tuvimos que volver a parar porque el puente existente era muy estrecho.



Continuamos junto al río, ahora por la otra orilla, por un tramo con mucho barro y grandes charcos. También encontramos junto al camino lo que parecía un molino rehabilitado.





Poco después volvimos a cruzar el río y empezamos a subir hasta el segundo pueblo que atravesamos, Serapicos.


Tras cruzar la pequeña localidad continuamos ascendiendo de un modo tendido pero continuo durante más de 3 km. En esta zona el paisaje, al separarnos de la Ribeira de Angueira cambió, y empezamos a cruzar zonas de robles, zonas de pinares y de monte bajo.



Tras culminar la subida el perfil cambió y rodamos por zonas más llanas e incluso algún que otro pequeño descenso. La lluvia, amenazante, durante todo el recorrido, decidió hacer acto de presencia, para sumarse al barro, que tanto dificulta el rodaje, y hacerla más dura.


Pronto llegamos a una nueva localidad, Vale de Frades. Cruzamos varias calles y vimos que a la salida, en la parte más alta del pueblo, estaba el avituallamiento.



Llegamos a él y como llovía lo habían instalado en el interior de un local. Había varias mesas repletas de comida: panceta y chorizo a la brasa, todo tipo de dulces y bebidas.


Al salir de él llovía con generosidad. Salimos subiendo pero a partir de esa zona fue un continuo sube y baja. Subidas y bajadas tendidas, eso sí, y por zonas muy bonitas.


Poco después llegamos a una bifurcación y allí estaba la separación entre la Maratona y la Meia Maratona. Todos los del grupo nos habíamos inscrito en la modalidad Maratona (50 km) pero los tres que estábamos rodando juntos decidimos decantarnos por la Meia dadas las circunstancias. Dos de los nuestros que iban por delante optaron por la opción larga.


Ascendimos por una zona boscosa para descender poco después y así lo seguimos haciendo hasta casi la llegada. Eso sí, seguíamos encontrando zonas con mucho, mucho barro y el viento frontal decidió acompañarnos para tratar de que hiciéramos los últimos kilómetros con mayor dificultad. Siendo justos también hay que decir que en algún momento salió tímidamente el sol.



Cuando ya se suponía que deberíamos haber llegado, las indicaciones nos metieron en un carril bici. Tras un descenso por este encontramos un pequeño puente de madera donde varios ciclistas se cayeron al resbalar sus ruedas sobre esa superficie.


Este carril bici nos llevó hasta la avenida principal de la localidad y de allí al final sólo había unos cientos de metros. Llegamos al lugar de la salida y nos llamó la atención que no hubiera ni un arco ni nada que indicara que habíamos terminado.

Nada más llegar nos dirigimos a lavar las bicis porque estando como estaban no se podían cargar ni hacer nada con ellas sin llenarse de barro.


Tras lavarlas, las cargamos y nos duchamos en las instalaciones de esta ciudad deportiva donde estaba el párking.

Tras nuestra ducha llegaron nuestras dos unidades que habían hecho el recorrido largo.

Cuando ellos estuvieron preparados nos dirigimos a la Feira de Artes, Ofícios e Sabores donde había una carpa para comer. Nada más llegar nos pudimos sentar y allí comimos la comida ofrecida por la organización. Tras la comida visitamos la Feira y desde allí, tras tomar un café en Alcañices, regresamos a Zamora.

Para descargar la ruta haz clic en el logo de Wikiloc.

Powered by Wikiloc

8 de diciembre de 2018

Subida a la Laguna de Peces 2018

La Subida a Peces ya se ha convertido en un clásico entre nuestro grupo por lo que raro es el año que no la hacemos. Y como 2018 no podía ser menos la hicimos hoy aprovechando el día festivo.

Partimos temprano de Zamora, a las 8.30, tres coches con ocho bicis. Había bastante niebla, pero estábamos casi seguros de que a lo largo del camino despejaría, como así fue. Poco después de Montamarta se abrió y dio paso a un cielo prácticamente azul.

Al pasar por El Puente hicimos una parada en El Ministro para tomar un café, pero enseguida continuamos hasta Rabanillo, donde establecimos nuestra "base". Nos preparamos y en cuanto pudimos salimos hacia Galende por uno de los caminos tradicionales.


Al llegar a Galende continuamos por carretera para que nos sirviera de calentamiento. Tras la primera subida se nos pasó el frío. Enseguida llegamos al Lago, una visita inevitable, aunque supusiera un pequeño desvío. La estampa al verlo, como siempre, espectacular, destilando paz.





Tras la foto de grupo y algunas más nos subimos a las bicis y retornamos al camino tomando ahora dirección el puente sobre el Tera, en la carretera de San Martín.


Al llegar a la carretera es cuando realmente empieza la ascensión, por delante teníamos 17 km cuesta arriba. Empezamos a un buen ritmo. Los primeros metros todos juntos.


Pero sólo los primeros metros porque enseguida cada uno trató de coger su ritmo, aquel con el que se sintiera cómodo, y el grupo comenzó a romperse. Poco a poco fuimos comiendo metros y de vez en cuando nos sorprendía ver el indicador que nos hacía saber que ya habíamos recorrido un kilómetro más. Pasamos por la entrada de Vigo y continuamos hacia San Martín.


En este tramo ya empezamos a disfrutar de las vistas del Lago y eso ayuda a pedalear mejor, sin duda.



Atravesamos esta localidad y como no podía ser de otro modo, continuamos pedaleando. Es lo que tienen las cuestas, que si dejas de pedalear te paras.

Mirando a nuestra izquierda seguíamos disfrutando de las vistas del Lago y del entorno. Llegamos a los alrededores del Refugio de la Montañera, que posiblemente sean las rampas con mayor desnivel, pero también pudimos con ellas.



Lentamente, pero sin pausa, iban cayendo los kilómetros. La mayoría estábamos haciendo la subida con cierta comodidad y nos daba la impresión que incluso más rápidos que en anteriores ocasiones.

La carretera cambió de orientación y, por lo tanto, también cambiaron nuestras vistas.



El grupo estaba muy roto, así había dos unidades destacadas del resto, una sobre todo, y a continuación rodaban cinco unidades con separaciones de cientos de metros o menos entre ellas y una última unidad en solitario.



En los últimos kilómetros tuvimos público aclamándonos al pasar, aunque más de uno temió que no les pareciera bien nuestro paso y que hubiera problemas...



Faltando unos tres kilómetros la carretera cambió de orientación y se unió a la fiesta un invitado inesperado, el viento de cara. Así que en ese tramo tocó sufrir un poquito más.

Tras una curva todos sentimos una alegría indescriptible, y es que al salir de ella contemplamos esta vista:


Ver el aparcamiento significa que se acabó, que queda nada y, por si fuera poco, sin cuesta. Poco a poco todos fuimos recorriendo ese último tramo y llegando a dicho aparcamiento. Entre el primero y el último hubo mucha diferencia, pero lo importante es que todos llegamos, todos en buenas condiciones y todos felices de haberlo logrado.

Descendimos por el camino hasta la propia Laguna de Peces que, por cierto, hoy lucía de un color espléndido.



Allí nos encontramos con las Galanas y acompañantes, que iban a hacer una pequeña marcha hasta la Laguna de Yeguas.


Tras comer algo nos abrigamos, subimos de nuevo hasta el aparcamiento e iniciamos el descenso. Tres decidieron hacerlo todo por carretera.


Tras cinco kilómetros a velocidad endiablada los cinco que preferíamos bajar por caminos  abandonamos la carretera y nos desviamos por un camino que nos llevó hasta la antigua carretera. Esta nos condujo hasta una zona en la que tuvimos que cruzar la nueva. Allí nos cruzamos con nuestros compañeros.


Nosotros continuamos por un camino muy técnico hasta San Martín de Castañeda. Atravesamos esta localidad por calles desconocidas para la mayoría y al salir de ella cogimos el camino tradicional que lleva a Vigo de Sanabria. Aquí, por problemas con los frenos, uno más decidió seguir por carretera.



Hay que decir que este camino estaba precioso, cubierto totalmente de hojas, flanqueado por robles y mucha vegetación. Eso sí, las hojas escondían las piedras, y eso obligaba a rodar con precaución. Y además es precioso porque es bastante técnico y hace disfrutar de la bici.


Atravesamos Vigo y tomamos el camino tradicional que va hacia Trefacio y Pedrazales. Era similar al anterior así que seguimos gozándola.


En un momento dado nos desviamos a la izquierda para ir hacia Pedrazales. Tras cruzar esta localidad continuamos por el camino tradicional de Galende.


Seguimos disfrutando mucho y llegamos a Galende. Allí, para evitar dos cuestas muy costosas, continuamos hacia el cementerio. Ascendimos por el camino de este, cruzamos la carretera y continuamos por el camino que sale prácticamente enfrente. También este era ascedente, pero estábamos ya tan cerca de nuestro destino, que nos esforzamos y logramos superar estas últimas cuestas. Cerca de Cubelo giramos a la derecha hasta que volvimos a pisar el camino por el que habíamos partido horas antes. Lo continuamos y llegamos de nuevo a Rabanillo.

Tras una rápida ducha cargamos las bicis en los coches y nos fuimos a comer a San Martín, donde ya nos esperaban las Galanas y acompañantes. Con la comida pusimos colofón a una gran jornada, una más...


Para descargar la ruta haz clic en el logo de Wikiloc.

Powered by Wikiloc



Relive 'Morning Dec 8th'

6 de diciembre de 2018

Senderismo por Montemayor del Río

Cuando a principios de julio hicimos en bici la ruta Zamora-Sevilla, al poco de comenzar la tercera etapa nos encontramos con un pueblo precioso que nos prometimos volver a visitar con más calma. Dicho pueblo era Montemayor del Río, en la provincia de Salamanca, muy cerquita de Béjar.

Esa fue la razón por la que hoy nos desplazamos hasta allí, aunque no estaban todos los bíkers que fueron a Sevilla, ni todas las Galanas a las que les queríamos enseñar el pueblo. En total hoy éramos siete.

Aparcamos junto al precioso puente sobre el río Cuerpo de Hombre (nombre curioso) y desde allí iniciamos la ruta. En principio íbamos a hacer una descargada de Wikiloc de unos 15 km.


Nada más salir comenzamos a caminar por un sendero en paralelo al río. Un camino muy bonito, cubierto por hojas de roble y flanqueado por el río y por paredes de fincas construidas con piedras. Piedras pintadas de verde por el musgo que las cubre.

Había helado y la helada aún estaba muy presente en los prados.


Algo más adelante cruzamos un puente sobre el río y desde él, al volver la vista atrás, pudimos ver el castillo de Montemayor.


El camino de la otra orilla del río era similar al de la margen opuesta y por él seguimos hasta que nos encontramos con una bifurcación. Nosotros tomamos el camino de la derecha.




Nada más incorporarnos a él comezamos a ascender, además con una pendiente considerable. Nos empezó a sobrar la ropa porque la mañana era espléndida. La subida continuó y continuó durante unos dos kilómetros y terminó por hacernos sudar. Al llegar a la carretera continuamos por ella unos cientos de metros dirección Peñacaballera, pero poco después tomamos un camino a la izquierda que también indicaba la misma localidad.

Este camino también era muy bonito. En ese momento nos dimos cuenta de que si finalmente hacíamos la ruta prevista íbamos a llegar con el tiempo justo para comer, así que echando un vistazo al GPS encontramos un camino que iba de algo más allá de Peñacaballera hasta el río Cuerpo de Hombre, así que nos dirigimos al encuentro de ese camino. Pero antes retratamos a un enorme semental. 


El camino que seguíamos nos llevó hasta la piscina, abrimos la cancela de entrada, atravesamos las instalaciones y salimos por otra cancela. Allí ya encontramos el camino que buscábamos.



Se encontraba también cubierto de hojas pero bajo ellas había muchas piedras irregulares que nos obligaban a caminar con cuidado porque de vez en cuando resbalábamos. Disfrutamos mucho de ese descenso porque la zona era preciosa.



Tras serpentear por la ladera terminamos por encontrarnos con otro camino más ancho, que ya formaba parte del primitivo track del que partíamos, así que continuamos por él hacia Montemayor.



Poco después comenzamos a pisar el camino de ida, así que hasta pudimos guardar el GPS. Ese tramo ya conocido se nos hizo corto, pero volvimos a disfrutar de nuevo de él.



Cuando llegamos de nuevo a los coches dejamos todo en ellos y subimos andando a Montemayor, para conocerlo mejor el pueblo y ver de cerca el Castillo. Al llegar a este tomamos algo en él, que es un bar-restaurante muy agradable.

Finalmente nos desplazamos a La Calzada de Béjar, donde comimos.


Para descargar la ruta haz clic en el logo de Wikiloc.

Powered by Wikiloc