12 de abril de 2020

CoroNOruta de la colza

Un Domingo más nos vemos obligados a hacer una coroNOruta por imposibilidad de salir a disfrutar de la bici, del deporte, de la naturaleza y de los amigos. El culpable sigue siendo ese virus maldito que se ha llevado por delante un montón de vidas, de futuro y de sueños.

Si no fuera por él, y ya que el pasado Domingo probablemente no habríamos hecho nuestra habitual salida por causa de la lluvia, casi seguro que este habríamos hecho la ruta de la colza, a pesar de que, al no estar el día soledo, no luciría en todo su esplendor.

Desde hace unos años, en zonas de nuestra provincia en las que tradicionalmente cultivaban cereal, han empezado a sembrar colza. En abril esta llega a su momento álgido de floración y su amarillo característico dibuja espectaculares paisajes contrastando con el intenso verde que en esta época tienen los cereales. Hoy tocaría disfrutarlos...



Al ser Domingo de Resurrección casi seguro que habríamos adelantado la salida para poder estar a tiempo de ver entrar la procesión en la iglesia de La Horta y así tener la oportunidad de que, como es tradición, nos "bailaran" la Virgen para nosotros, al ir uno de nuestros bíkers cargando con ella.

Saldríamos cruzando el río Duero por el puente de Cardenal Cisneros y, al terminar este, bajaríamos las escaleras, y seguiríamos junto a la autovía, continuaríamos dirección Villaralbo pero enseguida giraríamos a la derecha para tomar durante unos cientos de metros el GR-14, sólo hasta llegar a un cruce, donde proseguiríamos en dirección opuesta a este para dirigirnos hacia la carretera de Moraleja.

Al llegar a esta la cruzaríamos y seguiríamos entre fincas de regadío, cambiando de dirección varias veces hasta que poco después cruzaríamos por encima la Autovía de la Plata, para continuar haciendo algunos zig zag y terminar cruzándola de nuevo, pero esta vez por debajo. Despues rodaríamos sin hacer más cambios de dirección y ascendiendo suavemente, hasta llegar a Morales del Vino. Poco antes de llegar a esta localidad habría salido a nuestro encuentro el bíker que reside en ella, por lo que el grupo estaría al completo, menos el cargador, claro.

En este punto ya nos habría dado tiempo a reírnos unas cuantas veces con las tonterías que habría dicho uno u otro, a comentar con los que rodarían a uno y a otro lado algún chascarrillo o dificultad del trabajo de la semana que estaría terminando, y a hablar de algún detalle novedoso de la gran ruta en bici planificada para el verano. 

Cruzaríamos Morales, pasaríamos por la plaza y saldríamos hacia Pontejos por esa cuesta que nos hace siempre poner de pie sobre los pedales. Llegando a esa localidad empezaríamos ya a recibir algún regalo para nuestra vista.


Pasaríamos rozando Pontejos y seguiríamos adelante por buenas pistas en las que se rodaría fenomenalmente, a pesar de que el suelo estaría algo blando debido a las lluvias caídas en las última semana. Haríamos algunos cambios de dirección algo tontos pero impuestos por la trazada de los caminos, que no siempre están donde nos gustarían, y realizaríamos un descenso que nos aproximaría a una zona muy frondosa, chopera incluida, que hay en las cercanías de Jambrina.

Pero antes de llegar al pueblo giraríamos a la derecha para comenzar a ascender por un camino que nos llevaría hacia el punto más alto que hay en la carretera que une esa localidad con Peleas de Abajo. En ese punto pararíamos para otear el horizonte y disfrutar de lo que veíamos, aún jadeantes por el esfuerzo.


Una vez deleitados con la vista y recuperados de la subida continuaríamos hacia Corrales del Vino, cruzando la carretera y recorriendo primero unos dos kilómetros de sábanas o toboganes, eso sí, adornados de bonitos paisajes a un lado y otro; para pasar después por una gigantesca planta fotovoltaica que siempre suscita nuestra atención y terminar enfilando hacia esa localidad por una gran recta que discurre junto a los enormes socavones de donde se nutría de arcilla la fábrica de ladrillos SAZA, cerrada desde hace años.



A estas alturas habríamos ya comprobado que la colza, a medida que avanzamos hacia el sur, ha ido ganando terreno, de hecho veríamos desde los lugares con mayor perspectiva, ese mosaico gigante que forman sus campos amarillos en contraste con los tonos verdes cerealísticos.

Tras cruzar por las instalaciones de esa cerámica, y después de pasar de nuevo bajo la Autovía de la Plata, entraríamos en Corrales, si bien no de lleno, porque enseguida volveríamos a la derecha pasando sólo junto a algunas viviendas y saliendo de la localidad atravesando la N-630 y tomando la carretera de Casaseca de Campeán, nuestro siguiente destino. Tocaría de nuevo ascender como un kilómetro, justo hasta abandonar la carretera y girar a la izquierda, continuando por un camino que nos llevaría a cruzar la abandonada línea ferrea primero y, ya descendiendo, hasta Casaseca después.


Una vez que cruzáramos esta localidad comenzaríamos un nuevo ascenso, más duro y largo que el anterior, unos dos kilómetros de subida constante que haría que diéramos lo mejor de cada uno, y todo para llegar a los pies del teso llamado el Cueto de Corrales, donde se encuentran varias antenas y que ya hemos visitado varias veces.

Una vez en su base tocaría enfrentarse a esa rampa inclinada de terreno pedregoso y suelto que nos cuesta tanto subir, por su dureza y, sobre todo, por perder agarre las ruedas. Lo intentaríamos todos seguro, pero sólo unos pocos conseguirían llegar a la cima sin poner el pie en tierra (las ebikes no contarían en este cómputo, jeje). Eso sí, una vez recuperado el aliento y contemplando las vistas, todos pensaríamos que el esfuerzo habría merecido la pena.



Disfrutaríamos de las vistas y del descanso y enseguida comenzaríamos a descender rodando por el mismo camino que nos llevó allí. Una vez de nuevo en la base seguiríamos pisando nuestras rodadas como un kilómetro, después giraríamos a la derecha para ir hacia El Perdigón. Tocaría ahora disfrutar más sobre la bici, porque si todo el recorrido realizado hasta el Cueto se habría caracterizado por el tono ascendente, lo que restaba hasta Zamora sería un descenso continuo.

Los cuatro kilómetros que nos separarían de El Perdigón los haríamos en un santiamén, sin apenas darnos tiempo a contemplar mucho los alrededores pero es el precio a pagar por ir rápidos. Aún así nos daría tiempo a ver algo...


En El Perdigón pasaríamos por algunas de sus calles, por la plaza y saldríamos de la localidad con dirección a Entrala, pero casi a mitad de camino entre ambas localidades, giraríamos a la izquierda para tomar dirección Tardobispo. Antes de llegar a este pueblo cambiaríamos de dirección de nuevo, ahora hacia la derecha, para continuar por un camino que poco después, nos metería en el GR-14. Nos quedarían unos 9 km hasta Zamora, pero al ritmo que iríamos, aprovechando eso que tanto nos gusta que se llama "cuestabajo", lo haríamos en poco más veinte minutos. Pasados los cuales nos encontraríamos sacando las piernas de nuestras bicis en el Barrio de la Horta con el sonido aún lejano de la banda de música y de los tambores que nos indicaría que habríamos llegado a tiempo de ver "bailar" y entrar a la Virgen a su retiro. El sol, reticente durante toda la mañana a dejarse ver, se haría un hueco entre las nubes para realzar este momento y unirse al ambiente festivo que se respiraría en la calle.

Al pasar a nuestro lado el bíker, hoy cargador, nos vería y le diría a sus compañeros de carga que bailaran la Virgen en nuestro honor. Nosotros disfrutaríamos de este magnífico colofón a nuestra ruta y se lo agradeceríamos a todos los cargadores por el esfuerzo añadido de hacer mover el paso a un lado y a otro. 


Hasta aquí el sueño... Pero la realidad es que ni hemos podido hacer esa bonita y colorida ruta, ni la Virgen se ha encontrado con el Resucitado, ni nadie la ha bailado, ni apenas nadie ha salido hoy de casa. Es el precio a pagar por tratar de estar sanos y que estén los demás. No nos quejaremos, pero si seguiremos echando en falta muchos momentos que nos faltan cada día, y los de los domingos los añoramos como los que más.

¡Ojalá este confinamiento termine pronto y que ya nadie más enferme de ese maldito coronavirus!

Nota: las imágenes no se corresponden exactamente con los lugares donde se supone habrían sido tomadas. La de la Virgen de Resurrección corresponde a la procesión celebrada el Domingo de Pascua de 2017.


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La ruta de Wikiloc es una realizada en otra ocasión con algunas modificaciones hechas con Base Camp.

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