4 de diciembre de 2021

Las Arribes del Duero

Es curioso que una misma zona se denomine con género diferente dependiendo de la provincia en la que nos encontremos. En Zamora la zona en la que el río Duero va encañonado se le llama Los Arribes, pero a su continuación en la provincia de Salamanca se la denomina Las Arribes.

En cualquier caso, es una zona muy especial, con un paisaje sorprendente, un microclima que hace que se produzcan en Arribes productos impropios del resto de ambas provincias: aceitunas, naranjas, higos chumbos, etc.; y el Duero presidiéndolo todo y haciendo frontera entre nuestro país y nuestro vecino amigo Portugal.



Lo que vamos a describir no es una ruta de senderismo al uso, ya que lo que se dice caminar, caminamos poco, pero queremos hacerle un hueco en nuestro blog porque pretendemos, modestamente, ayudar a promocionar esta zona. Ayer recorrimos una parte y nos dio pena estar en sitios preciosos y ser los únicos que, en pleno puente de la Inmaculada, estábamos disfrutando de algunos de esos paisajes.

En esta ocasión, como imaginarás después de leer el título, vamos a centrarnos en la parte salmantina. Nuestra recomendación es comenzar por el principio, es decir, conociendo más de Las Arribes antes de disfrutarlas. Y para eso lo mejor es desplazarnos hasta la localidad de Sobradillo, donde se encuentra la Casa del Parque de la parte salmantina. 

Esta está ubicada en lo que fue un torreón defensivo de los muchos que había en la zona fronteriza, para defenderse de los posibles ataques de los portugueses. También las instalaciones ocupan lo que llaman "La Casa Nueva", que está justo detrás del torreón. En esta se encuentra la taquilla, información y tienda. 

Allí nos dieron un trato exquisito, nos hicieron recomendaciones de lo que podíamos visitar, nos explicaron la historia del torreón defensivo y nos sentaron las bases necesarias para conocer mejor Las Arribes. El resto de información la fuimos descubriendo, ya personalmente, a medida que íbamos visitando las distintas plantas del torreón. Es una visita muy didáctica, muy cuidada y bonita.

Siguiendo las recomendaciones e indicaciones de la persona que nos atendió en la Casa del Parque, desde allí nos dirigimos en coche, y por una pista de buen firme, a las cercanías de los miradores del Torno y del Molinillo, para disfrutar de los Arribes del río Águeda, un afluente del Duero. Aparcamos el coche a un lado de la pista y cogimos un camino indicado con una flecha.


El camino desciende entre encinas para terminar en una zona despejada donde veremos un poste con dos opciones: los miradores a los que nos dirigimos y un recorrido que va hasta Sobradillo pasando por el llamado "Buraco".

Nosotros continuamos hacia la izquierda. Doscientos metros después, siguiendo el sendero (no tiene pérdida), llegamos al mirador, si bien ya antes comenzamos a disfrutar de las espectaculares vistas.


Personalmente creemos que las vistas son más bonitas si continuamos adelante por el sendero, tras pasar por el mirador.


El porqué es sencillo, simplemente porque más adelante nos situamos justo enfrente del cauce del río Águeda.


Desde el momento en el que fuimos acercándonos al cortado del río pudimos disfrutar de varios buitres planeando relativamente cerca de nuestras cabezas. Un espectáculo ver cómo vuelan sin mover sus alas, simplemente aprovechado las corrientes térmicas.


Nuestra idea era llegar al Mirador del Molinillo, siguiendo la senda que partía del Mirador del Rollo, pero después de recorrer un buen tramo nos dimos la vuelta porque avanzábamos lentamente (subidas, bajadas, algún tramo con piedras...) y teníamos que regresar al coche para dirigirnos a Vilvestre, donde teníamos concertada la comida. Aún así disfrutamos mucho del paisaje.


Regresamos por la misma pista a Sobradillo y desde allí nos dirigimos por carretera a Vilvestre, Lo suyo habría sido ir por Saucelle y haber realizado paradas en el Mirador del Salto y en el Mirador del Picón del Moro, pero no teníamos tiempo y fuimos directos por otras carreteras, y aún así, los 36 km que nos separaban, nos llevaron tres cuartos de hora.

En Vilvestre comimos en el Restaurante El Rollo, donde Mamen, dueña y cocinera, nos trató de maravilla. 

Desde allí nos dirigimos a Mieza, donde tomamos una pista de buen firme por la que nos acercamos a dos miradores, el de la Code y el del Colagón del tío Paco. Dejamos el coche algo menos de un kilómetro antes de estos. Nos habría gustado hacer el recorrido desde el pueblo andando (no mucho más de un kilómetro), pero no teníamos tiempo debido a que en diciembre la luz del sol se va enseguida por las tardes. 

Fuimos directos al Mirador de La Code, que nos proporcionó una vista del Duero espectacular, ya que se ve un amplio tramo del mismo encajonado, del lado español con las laderas cubiertas de almezales, constituyendo el Almezal de Mieza el bosque de esta especie más extenso de Europa; y en las laderas de la otra orilla, en el lado portugués, olivos.



Después de disfrutar de estas vistas comenzamos a ascender hacia el coche, pero antes nos detuvimos en un aparcamiento que hay poco antes de descender hacia La Code, se trata del párking del Mirador del Colagón del tío Paco. Junto a este se encuentra el propio mirador, que también nos ofrece una panorámica del río muy bonita.



Seguidamente realizamos el último tramo hasta llegar al coche y desde allí nos dirigimos hacia el último mirador que la luz del día nos iba a permitir ver, el de la Peña del Águila. Para eso tuvimos que cruzar de nuevo la localidad de Mieza y seguir las indicaciones que hay en la propia localidad. De nuevo una pista nos llevó hasta el aparcamiento, si bien continuamos algo más, hasta casi el propio mirador. Desde él pudimos contemplar otra panorámica del río. 


Nos quedó mucho que ver y mucho que disfrutar de la zona, esto ha sido como un aperitivo, así que nos hemos prometido volver con la intención de hacer senderismo y bici de montaña para conocer mucho mejor Las Arribes.



No hay comentarios:

Publicar un comentario