19 de julio de 2022

A San Ciprián de Sanabria

San Ciprián de Sanabria es una bonita localidad de la comarca que le da el apellido. Por si situación no todo el mundo la conoce, si bien en los últimos años recibe un buen número de visitas porque allí nace la ruta de senderismo que lleva a las Cascadas de Los Vados. En esta ocasión tuvimos la oportunidad de ve esta localidad desde una perspectiva distinta, desde lo alto. Nos costó llegar, pero nos encantó.

En esta salida solo participamos tres bíkers. Uno ya estaba en Sanabria y los otros dos se desplazaron desde Zamora. A poco más de las 10 iniciamos la ruta desde Rabanillo. 

Recorrimos un par de calles del pueblo y abandonamos este por la carretera principal, pero antes de llegar a la rotonda, tomamos un camino que parte a la izquierda. Este lleva también a dicha vía, la cruzamos y continuamos por el camino de en frente. Descendimos hasta encontrarnos con otro camino, al que nos unimos girando a la izquierda. Continuamos bajando y pronto hubo que girar noventa grados a la derecha para comenzar un descenso técnico, empinado y con piedra suelta, que nos llevó a cruzar el río Tera por un puente poco conocido. Poco después estábamos ya en la playa fluvial de "Corneira". Continuamos hasta la carretera, la cruzamos y proseguimos por el camino de en frente, el que lleva a Villarino de Sanabria.

Este camino es el típico sanabrés, sombrío, atravesando un robledal y picando hacia arriba. Al llegar a las inmediaciones de esa localidad giramos a la izquierda y continuamos por el Camino Tradicional que une Villarino y Trefacio. Los pocos kilómetros que separan ambas localidades fueron variados, con subidas, bajadas, zonas de bosque cerrado y otras de vegetación más abierta.


Justo cuando vimos las primeras edificaciones de Trefacio tomamos un camino a la derecha que, de nuevo entre robledales mayoritariamente, y ascendiendo, nos llevó hasta otra localidad, en este caso San Justo de Sanabria.

Nos incorporamos a la carretera y la seguimos. Pasamos junto a un bonito crucero y poco después nos desviamos a la izquierda y así continuamos por un camino, de nuevo con zonas con bastante vegetación y algunas con monte bajo. 

En un momento dado tuvimos que realizar un giro de casi noventa grados hacia la derecha para tomar el camino que nos llevaría hasta la carretera que une el Santuario de La Alcobilla con Coso de Sanabria. Rodamos por ella, hacia la derecha, unas decenas de metros y llegamos al cruce de dicho Santuario. Nos acercamos hasta el mismo, sobre todo, para admirar los castaños de proporciones gigantescas debido a la edad que atesoran.

Tras una sesión de fotos con los castaños volvimos a la carretera por la que continuamos hacia la derecha pero un tramo de unos cien metros, porque enseguida nos desviamos a la derecha para tomar un camino descendente que nos llevó hasta Rábano de Sanabria. 

Atravesamos el pueblo y salimos de él por un camino, un error. Ese camino nos llevó al cauce casi seco de un riachuelo. Como si queríamos avanzar por dicho cauce debíamos ir tirando de las bicis, tratamos de buscar alternativas, pero no existían. Creímos que lo más acertado sería salir de ese cauce, así que finalmente, bajados de las bicis y tirando de ellas, ascendimos una ladera muy empinada.

Después bajamos de nuevo hacia el lecho del río porque no veíamos otra alternativa para ir hacia el pueblo de Barrio de Rábano. Lo curioso es que, después de penar por el monte, terminamos en el mismo punto en el que habíamos decidido buscar alternativas mejores, es decir, en el cauce del riachuelo. Caminamos por este un buen tramo y finalmente ya dimos con un camino que ascendía hacia ese pueblecito. Eso sí, el camino en cuestión estaba lleno de barro o de... mejor no pensar qué podía contener, pero el olor lo delataba... (En el track de Wikiloc hemos suprimido ese tramo y lo hemos modificado trazando una alternativa que une directamente Rábano con Barrio de Rábano). 

Una vez en Barrio de Rábano rodamos por una de sus calles y salimos de él por un camino que no estaba muy marcado y que nos hizo pensar si estaríamos haciendo bien. 

Enseguida comprobamos que no había problema. Fuimos ascendiendo en una subida no muy empinada pero sí constante atravesando, mayoritariamente, zonas de escobas. Pese al calor de esos días hasta ese momento no tuvimos problemas con la temperatura. Algo más de un kilómetro después llegamos junto a una carretera (la de Coso), pero antes de llegar a pisarla giramos a la derecha para rodar de nuevo un camino poco transitado, ya que tenía bastante vegetación. El ascenso continuó. Unos quinientos metros después abandonamos ese camino para tomar una pista que surgía a nuestra derecha. 

Esta pista que empezamos a recorrer en ese momento, y de algo más de dos kilómetros (hasta que la abandonamos), se caracterizó por una subida prolongada de entre el 6 y el 10% de inclinación. Eso sí, con unas vistas espectaculares de las cotas más altas de la zona, con sus verdes laderas y algún que otro camino rompiendo esa monotonía de color. 

La subida la fuimos haciendo cada uno a nuestro ritmo y agradeciendo mucho la ayuda proporcionada por el motor, abusando de él solo lo necesario. 

Tras esos algo más de dos kilómetros había que hacer un giro a la izquierda y abandonar la pista. Allí nos reagrupamos, comimos algo y disfrutamos de las vistas. 

Enseguida comenzamos el descenso. Este fue largo, más de dos kilómetros con inclinación en algunos tramos de hasta el 20%, tanto que nos terminaron doliendo los brazos de frenar y de sujetar la bici porque tenía tramos técnicos con piedra suelta. 

Las vistas que íbamos obteniendo de San Ciprián eran espectaculares porque se veía un conjunto de tejados uniformados de negro, contrastando con el verde circundante.



El camino terminó por llevarnos hasta el que va a la Cascada de Los Vados. Nos incorporamos a él hacia la izquierda para dirigirnos al pueblo. Llegamos a este enseguida. Nos moríamos por un Aquarius o una cerveza pero preguntamos y ya no hay bar. Vimos la hora y nos dimos cuenta de que si continuábamos fieles al track íbamos a terminar muy tarde, así que decidimos descender por carretera hasta Trefacio, allí tomar esas bebidas, y después continuar hasta el final de la ruta. Y así lo hicimos. 

El descenso por carretera no tiene ninguna historia más que da gusto bajar siete kilómetros sin dar pedales, o dándolos para no rodar a menos de 35 o 40 km/h. En Trefacio nos bebimos lo estipulado y poco después tomamos el Camino Tradicional que une esta localidad con Galende. Es un bonito camino con altibajos, bajo sombra de robles y siempre cercano al río Trefacio.

Llegamos a Galende, cruzamos el río por el puente y ascendimos hacia la parte alta del pueblo. Ya en la carretera de Ribadelago rodamos unos metros por ella y nos desviamos a la derecha para ascender por una calle que a cada metro se inclina más. Es parte del Camino Tradicional que une Galende con Ilanes o con Cubelo. Ascendimos esas empinadas rampas y antes de terminar esa larga cuesta nos desviamos hacia la izquierda para tomar un sendero de ascenso más suave en sus inicios, si bien después se aplana. Discurre entre robles y castaños, también bajo sombra y, solo con un desvío más a la derecha, nos llevó hasta cerca de la ermita de Rabanillo. Es decir, a nuestro lugar de partida.


Para descargar la ruta haz clic en el logo de Wikiloc.

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