13 de agosto de 2023

El track era de adorno

Antes de cada salida en bici gastamos un tiempo en diseñar la ruta a seguir. Después esa ruta la cargamos en nuestros GPS y a seguir el track. La ruta sanabresa de hoy estaba diseñada sobre el mapa, pero la realidad no se parece en casi nada a lo que pretendíamos hacer, y es que a veces hay que dejar paso a la improvisación y eso es lo que hicimos.

Si somos sinceros, madrugar, no madrugamos, de hecho nos subimos a la bici sobre las 10.15 h. Menos mal que en Sanabria la temperatura tarda en subir y que la mayoría de los kilómetros se hacen bajo sombra. 

Partimos de Rabanillo dejando atrás el pueblo por el camino de Galende, si bien poco después giramos a la derecha para seguir por el que va a Cubelo. Hasta ahí, todo bien, una ligera subidita y llano hasta llegar hasta ese pequeño pueblo. Una vez que pasamos por él empezó lo bueno, una bajada larga, sin peligro, asi que gozando, eso sí, con fresquito, pero se agradecía. Terminó la cuesta abajo al llegar al Camino Tradicional que une El Puente y Galende, pero solo tuvimos que cruzarlo y seguir recto. Nos esperaba otra bajada, esta vez técnica, que nos condujo, tras cruzar el Tera sobre un puente, a la zona llamada Corneira.

Atravesamos Corneira, cruzamos la carretera y continuamos de frente. Nos esperaba un camino ascendente entre robles que nos llevó hasta Villarino de Sanabria, con alguna zona adornada con brezo para contrastar con el verde. 

Pasamos por Villarino, atravesamos la carretera y continuamos casi de frente. Al otro lado un camino descendente nos llevó hasta el río Villarino, que cruzamos por un bonito puente.


Nada más cruzar el río comenzamos a rodar por lo que parecía un cauce seco pero nos desviamos a la derecha enseguida para seguir por un senderito con una subida que nos obligó a poner el pie a tierra. 

El sendero continuó y la subida también pero más moderada. Atravesamos un mar de robles y helechos que cubría un lado y otro del camino.

En un momento dado pensamos que teníamos que girar a la izquierda y lo hicimos, pero fue un error, tras unos cientos de metros dimos la vuelta y retomamos el camino. Un poco más arriba sí que había que hacer ese giro. Lo hicimos y pronto llegamos a un camino de mayor entidad, pasamos junto a plantaciones de castaños y, poco más adelante la espadaña de la iglesia de Rozas nos anunció la llegada a esta población.

Cruzamos este pueblo, salimos a una carretera, rodamos por ella unas decenas de metros y giramos a la derecha para comenzar un ascenso largo por el típico camino sanabrés, con dos roderas y rodeado de robles, escobas y helechos. Este camino nos condujo hasta San Juan de la Cuesta. Una vez en este pueblo, lo cruzamos y salimos por lo que un día fue un camino asfaltado, y ahora baches con algo de asfalto alrededor. El primer tramo continuamos ascendiendo, pero después comenzamos a descender hacia Cervantes. Allí algunas personas se afanaban en poner la plaza de nuevo en orden después de haber sido allí mismo la verbena la noche anterior. 

Aquí fue donde nos separamos del track previsto y decidimos improvisar empezando por realizar el precioso descenso que une esta localidad con Paramio. Para ir a él pasamos por delante de la llamada "Casa del Escritor", donde, la teoría que sostiene que Cervantes era de este pueblo, se dice que nació. 


Tras hacer la foto seguimos adelante y comenzó la fiesta, prácticamente dos kilómetros de bajada continua en la que solo hay que tener cuidado por si alguna piedra de las paredes de las fincas ha caído al camino. Este recorre un bosque cerrado de robles y termina al llegar junto a las escuelas de Paramio.

Cruzamos la carretera y seguimos bajando a la parte baja del pueblo, allí, nada más pasar la abandonada pista de tenis viramos a la derecha para tomar el llamado Camino del Filo, que nos llevó hasta las afueras de Robleda en breve tiempo. El camino desembocó en la carretera que une Robleda y Triufé, continuamos por ella hacia la izquierda unos cientos de metros, hasta llegar a un punto en el que había dos caminos, a la derecha hacia Chaguaceda, pero a nosotros nos interesaba el de la izquierda. Descendimos por él y al llegar a la vaguada giramos noventa grados a la derecha para iniciar una zona de ascenso ligero en la que la vegetación se fue abriendo. 

Finalmente llegamos a Triufé. Al llegar a la carretera continuamos por ella hacia la derecha. De nuevo tocó subir y, cuando alcanzamos la zona más alta, tomamos el camino que partía a nuestra izquierda. En ese punto retomamos el track que teníamos previsto seguir. Desde allí pudimos disfrutar de una bonita vista de Puebla de Sanabria.

Seguimos por ese camino y, poco después el mismo discurría entre una zona llena de colmenas. Como en las horas centrales del día las abejas pueden estar "alborotadas" decidimos abandonar el camino e intentar seguir campo a través y retomarlo más adelante. Cruzamos así una zona repleta de castaños y poco después volvimos a encontrar el track, pero eso sí, el camino ahora era un sendero que, en algunas zonas apenas se veía. Más adelante ya se hacía algo más visible y conseguimos después de unos minutos llegar a Castellanos.  Fuera del track de nuevo decidimos ir hacia el cruce de la carretera de Ribadelago. Después de recorrer los pocos cientos de metros que separan el pueblo del mismo, la cruzamos y continuamos de frente hacia la playa fluvial, eso sí, antes de llegar continuamos por el camino de la izquie,rda, poco más adelante volvimos a tomar de nuevo el de la izquierda y seguimos por un sendero algo técnico en el primer tramo, que nos llevó, tras dos kilómetros, justo hasta la entrada del puente sobre el Tera, en Puebla de Sanabria. 


Cruzamos el puente y ascendimos hacia el pueblo, donde se estaba celebrando el clásico Mercado Medieval. 


Continuamos adelante y seguimos por la carretera de Calabor. Después de dejar el pueblo atrás giramos a la derecha, abandonando la carretera. Enseguida volvimos a girar hacia el mismo lado y descubrimos un precioso camino, que parecía recientemente rehabilitado, y que nos recordó mucho a las corredoiras gallegas.

El camino desembocó cerca del Cuartel de la Guardia Civil. Desde allí fuimos hacia el puente sobre el río Castro, lo cruzamos y comenzamos a rodar por el Camino Tradicional que une esta localidad con El Puente. Este es muy variado, combinando una parte técnica al principio, casi una pista después, para continuar por un sendero entre árboles y terminar como camino entre robles. 

Eso sí, casi todos los tramos tienen en común que van en paralelo al río Tera. Gracias a esa variedad los cuatro kilómetros que recorrimos se nos hicieron cortos. No llegamos a entrar en El Puente, porque donde termina el camino cogimos otro, también bonito y ascendente, que nos condujo a la carretera que une Barrio de Lomba y El Puente. La cruzamos y seguimos recto, dejamos el cementerio a nuestra derecha y nos dirigimos hacia Ilanes, adonde llegamos después de recorrer un primer tramo descendente y un segundo llano.

Entramos en el pueblo, ascendimos por su calle principal y lo dejamos atrás enseguida, siguiendo por un senderito que parte a la izquierda de unas fuentes. Comienza con una subida exigente y termina enseguida saliendo al camino que une este pueblo con el cercano Rabanillo, eso sí, toco subir hasta llegar a este, pero como era el fin de la ruta subimos con cierta "alegría".


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