18 de noviembre de 2018

La "Matacucos " no nos mató...

Por primera vez los Bikers Duri hemos participado en la BTT Titán Matacucos, de Venialbo que, en esta ocasión, era ya la tercera edición.

Nos desplazamos en coches hasta Venialbo siete bíkers. Ya allí,  preparamos todo y recogimos los dorsales y la bolsa de regalo.


Y pocos minutos después nos metimos en mitad del lío de bicis y ciclistas que se forma en las salidas de estos eventos.


Tras la salida se hizo un recorrido por las calles del pueblo y volvimos al punto de inicio, donde poco después se dio la salida oficial.


En cuanto enfilamos una recta el pelotón se empezó a estirar y nuestro grupo también porque en estos eventos somos partidarios de que cada uno vaya a su ritmo.


Salimos de la localidad por una zona de viviendas adosadas, poco después entramos ya en un camino con cierto perfil descendente y tras algún giro nos encontramos con el primer calentón de la mañana.


Y es que una rampa bastante empinada nos estaba esperando y, además, tenía trampa, porque cuando parecía que habíamos subido ya todo había que girar a la izquierda y había otra más corta pero más inclinada y tras esa, una bajada y más subidas... Y claro, tanto subir tenía que tener premio: unas vistas estupendas del valle.


Continuamos rodando por una zona de pinares muy bonita. Como suele pasar en los lugares donde hay pinos, había bancos de arena en algunas zonas por las que había que transitar con cuidado. Realmente los hay en toda la ruta, pero en ningún caso hubo que parar por no poder atraversarlos.



Pocos kilómetros después volvió a cambiar el paisaje, encontrándonos con viñedos a punto ya de perder la hoja. En esta zona el perfil de la ruta era de diente de sierra con pequeñas subidas y bajadas.



Algo más adelante nos enfrentamos con una gran bajada que iba a ser un regalo envenenado porque tras ella comenzaron subidas y bajadas sin cesar. Tras cada larga subida aparecía un pequeño descenso y enseguida otra larga rampa ascendente. En esta zona uno de los nuestros tuvo problemas con su rueda trasera y como no se pudieron solucionar tuvo que llamar a la asistencia de la organización, que lo trasladó a la meta, teniendo que poner fin así a su participación.



Y de nuevo el subir alto tenía premio, en esta ocasión una buena vista del Viso y el valle circundante.


Las piernas empezaban a resentirse y no llevábamos ni 20 km cuando, tras un descenso un cartel indicaba que allí estaban esperándonos La Pinta, La Niña y La Santa María.


Estas "tres carabelas" eran en realidad tres rampas consecutivas... Así que no quedó otro remedio que poquito a poco ir ascendiendo. Eso sí, al llegar arriba un cartel indicaba la conquista de cada una.


Tras La Pinta descendimos algo y comenzó el ascenso a La Niña.


Al mirar para atrás la vista daba mejor idea de lo ya ascendido.


Al terminar el ascenso de la Santa María había un aliciente: el primer avituallamiento. Paramos unos minutos para servirnos algo de comida (había fruta y fiambre, barritas, pan...) y bebida. Tras reponer fuerzas continuamos.

La Santa María fue un punto de inflexión porque a partir de ahí el recorrido se suavizó algo, si bien hubo también ascensos y descensos, pero más suaves. Tras recorrer una zona con tierras de cultivo volvimos a adentrarnos en otra zona de pinares muy bonita.


Tras los pinos descendimos y nos adentramos en una zona llana. Atravesamos una dehesa de ganado vacuno que también tiene su encanto, y no sólo porque se rodaba muy bien por ella, sino porque era bonita.


Después de recorrer esta dehesa en la que el paisaje era también muy diferente del resto, con encinas y zonas de pasto, atravesamos las cancelas que ponían fin a la misma y nos adentramos en La Laguna, de El Pego, donde el otoño había hecho de las suyas, convirtiendo este tramo en el más bonito de la ruta.



Pasamos bajo un puente que evita el cruce con la carretera ZA-610 que va hacia La Bóveda de Toro, cruzamos también un pequeño puente de madera y volvió a cambiar el paisaje, apareciendo de nuevo encinas y pasto. Enseguida nos encontramos con el segundo avituallamiento. 


También había de todo en él pero apenas paramos, porque la meta estaba cada vez más cercana y no teníamos mucha necesidad de comer.

Proseguimos nuestro camino siendo ahora el perfil una subida constante pero tendida que se hacía bien. De vez en cuando aparecía alguna "tachuela" pero podíamos con ella. 



A falta de unos diez kilómetros volvimos a encontrarnos con zonas de cultivo y el perfil se tornó descendente.

Con la meta ya cercana, por buenos caminos y con ese perfil, en esta parte casi todos rodamos rápido y, aunque hubo algún repecho antes de la terminación, nos repusimos y seguimos adelante.


La entrada en Venialbo fue bonita porque recorrimos una buena parte del pueblo, después descendimos por un camino técnico, recorrimos una zona llana cercana al frontón y ascendimos por una calle, donde encontramos el arco de llegada.

Ya en la meta volvimos a juntarnos los siete. Tras comentar las anécdotas y felicitarnos nos hicimos la foto que da fe de que estuvimos allí.


Una vez terminada la prueba todos llegamos a la conclusión de que la organización fue perfecta. Muchos vecinos de la localidad participan en la organización. Tanto la entrega de dorsales, el desayuno, la señalización, los avituallamientos, los pasos de carretera vigilados por Protección Civil, la llegada, etc., etc.,... todo fue perfecto. La comida no la podemos juzgar porque no nos quedamos, pero nos consta que en los dos años anteriores ha estado muy bien. ¡Felicidades a Venialbo entero y a la organización!

Conclusión: el año que viene volveremos y además participaremos de la comida. 


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Relive 'Morning Nov 18th'

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