Pocas veces hemos sido diez bíkers en una salida, pero hoy se dieron varias circunstancias para que lográramos llegar a ese número. Esto es así, el fin de semana pasado fuimos dos, y hoy diez. Pero el caso es que da gusto ver a un grupo tan numeroso rodar junto.
Habíamos diseñado un recorrido largo, pero facilón, con suaves subidas y mucha pista para rodar y rodar sin problemas. Y así resultó, si bien al final los kilómetros pesan.
Las circunstancias que se dieron hoy para ser tantos fueron que nos acompañaron dos sobrinos de dos bíkers y un amigo que rueda con nosotros en bastantes ocasiones. Nos encanta ver a dos jóvenes que cambian la cama por un madrugón y una mañana tranquila por unas horas de práctica deportiva.
Salimos a poco más de las 9.30 del lugar de costumbre. Hicimos un pequeño recorrido urbano que nos llevó hasta la pasarela que hay junto a la estación de tren.
Una vez de nuevo a ras de suelo continuamos por la carretera de Villalpando unos metros para seguir por la de Cubillos, si bien la abandonamos poco después para tomar un camino a la izquierda que nos llevó por un lateral de La Villarina en un primer momento, después en paralelo a la N-630, para terminar junto a las naves que hay junto a la rotonda anterior a Roales. Nada más pasar estas giramos a la derecha para seguir por una pista similar hasta las proximidades de Valcabado.
Junto a esa localidad volvimos a cambiar de sentido, esta vez a la derecha, y tras rodar y girar en varios cruces de caminos terminamos saliendo al camino asfaltado que une Monfarracinos y Cubillos.
No llegamos a entrar en esta localidad porque antes giramos casi noventa grados a la derecha para continuar por un camino, también ancho y de buen firme, salvo los primeros metros, que va en paralelo a la loma donde están instalados los aerogeneradores. En esta zona si alguien tenía dudas de en qué tierras habitamos, sólo tenía que mirar a los lados para saber que es Castilla.
La larga recta por la que rodábamos, de unos 6 km, en la que solamente los pequeños oteros terminaban con las vistas de campos y campos amarillentos, no se nos hizo larga y hasta unos galgos, dejaron sus quehaceres de busca presas para unirse en paralelo a nosotros.
Cuando nuestro camino se encontró con la carretera giramos hacia la derecha para no mucho después hacerlo hacia la otra mano y enfilar otra recta que nos llevó hasta las primeras edificaciones de Moreruela de los Infanzones.
Tras una breve parada para que un bíker saludara a unos familiares, continuamos atravesando el pueblo y saliendo de él por la carretera que une este con Piedrahíta y San Cebrián de Castro. Nada más pasar por debajo de un pequeño túnel tomamos un camino que sale a la izquierda, aunque enseguida, unos metros más adelante volvimos a girar, en esta ocasión a la derecha.
Teníamos por delante otros 5 km de recta, prácticamente llana, que da para rodar, para ir mirando el paisaje y para rodar a buen ritmo.
Al final de la recta, después de virar a uno y otro lado, y de pasar bajo la Autovía de la Plata, llegamos a la N-630, dentro del casco urbano de Montamarta. La cruzamos y seguimos por sus calles, si bien hicimos una parada para disfrutar de un breve descanso y de un pequeño almuerzo.
Después de reanudar la marcha teníamos por delante unos 9 km hasta llegar a Andavías. En ese tramo recorrimos primero otra pista de aproximadamente tres kilómetros, para después girar unos grados a la izquierda y continuar por otra, dejando a un lado los aerogeneradores que hay instalados a un lado y otro del Viaducto Martín Gil.
Esta otra pista también prácticamente llana, con sólo leves inclinaciones, la recorrimos en poco tiempo, si bien los kilómetros se iban notando en las piernas y el grupo se fue estirando algo aunque, como siempre, en un momento dado nos reagrupamos de nuevo.
Entramos en Andavías e hicimos una "tournée" por sus calles. Incluso pudimos ver una coqueta bici anunciando la "Casa la garza garbancera"
Dejamos atrás el pueblo después de subir una cuesta, posiblemente la más inclinada de todo el recorrido, y seguimos por un buen camino de concentración trazado en paralelo a la carretera. Cambiamos de dirección varias veces y entre cambio y cambio, rectas, eso sí, casi todas con ligera tendencia ascendente. Esos pequeños ascensos volvieron a estirar el grupo. Finalmente terminamos por cruzar la vía y girar a la derecha, y allí mismo nos volvimos a reagrupar.
Nos unimos al camino que hemos recorrido decenas de veces para ir hasta el "Martín Gil", trazado posiblemente cuando se construyó la vía férrea, porque va kilómetros y kilómetros a su vera. Eso sí, esta vez lo usamos poco porque tras menos de dos kilómetros, cuando se separa de la vía, giramos primero a la izquierda, y tras un tobogán con baja y sube, a la derecha para ir hacia La Hiniesta.
Como ese tramo, tras pasar por encima de la vía del AVE, es cuesta abajo lo hicimos en un plis plas y enseguida estábamos entrando en esa localidad.
De La Hiniesta a Zamora lo hemos hecho tantas veces que dejamos a las bicis solas hacer el recorrido y lo hicieron a la perfección. Eso sí, tras pasar por el puente de la vía, a la altura de La Alamedilla, giramos a la derecha para ascender por ese tramito rompepiernas, que a casi todo el mundo echó a pie a tierra, que lleva a ese camino que tanto nos gusta, trazado haciendo eses entre pinos con pequeños sube y bajas. Un tramo endurero para dejar buen sabor de boca y terminar con la monotonía de las pistas de concentración.
Finalmente, abandonamos Valorio. Allí mismo perdimos una unidad porque tenía prisa y continuamos el resto por el carril bici y al llegar al Puente de Piedra el instinto nos hizo parar en el Oviedo para "comentar la jugada" y celebrar un par cumpleaños con unas cañitas los mayores y unos refrescos los "juveniles" recién ascendidos al equipo "sénior".
Después de refrescarnos lo de siempre: cada mochuelo a su olivo.
Para descargar la ruta haz clic en el logo de Wikiloc.
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