Cuando viajamos, siempre que podemos, llevamos la bici con nosotros para conocer desde ella la zona visitada. Eso hemos hecho hace unos días por la costa de Cádiz.
La mañana nos recibió con cielo azul, buena temperatura y la claridad propia de la Costa de la Luz. Partimos de la Fuente del Gallo, recorriendo calles de urbanizaciones hasta llegar a Conil. Allí recorrimos algunas calles y, tras cruzar un par de rotondas, llegamos a la salida de la localidad, donde nos incorporamos a un carril bici por donde pudimos rodar de maravilla si no hubiera sido por el viento de Levante que nos daba frontalmente.
Recorrimos por él unos diez kilómetros, pasando junto a El Palmar y llegando a una rotonda donde comienza el municipio de Barbate.
Allí mismo abandonamos el carril bici y nos fuimos hacia la izquierda para iniciar una subida tendida por un camino asfaltado que, como bien dice su nombre, a veces era de tierra y a veces de asfalto.
Poco más de tres kilómetros después nos desviamos a la derecha para enfrentarnos a un repecho asfaltado.
Siguiendo por esa carreterita, poco después, la abandonamos para continuar por el llamado Carril de los Treinta Poyetes. Se trata de un camino ancho de tierra rodeado de un espeso pinar. La subida que comenzamos cuando abandonamos el carril bici continuaba, de hecho en total fueron como unos once kilómetros de ascenso suave.
Terminado el ascenso llegó el momento de rentabilizarlo bajando y se conoce que habíamos sacado buen rédito porque descendimos a lo largo de unos seis kilómetros. ¡Qué gozada!
A mitad de la bajada, a nuestra izquierda, pudimos contemplar un mar de pinos y al fondo un pueblo blanco en lo alto de una loma, Vejer de la Frontera.
Continuamos bajando y llegamos a las primeras viviendas de Barbate. Allí callejeamos hasta llegar a la playa. Cerca del Faro posamos para dejar constancia de nuestro paso por allí.
Allí, junto al Faro y a un monumento al atún (Barbate es considerada la capital del atún rojo de almadraba), tomamos algo en una terraza mirando al mar.
Una vez repuestos los líquidos y bien hidratos iniciamos la marcha por el Paseo Marítimo. Al llegar al Puerto comenzamos a rodar por un carril bici.
Poco después, al sobrepasar el Puerto, comenzamos a rodar por un carril bici que debe llevar muy poco tiempo hecho porque estaba inmaculado. Allí mismo se iniciaba una larga subida de unos seis kilómetros.
El ascenso cada uno lo realizó a su ritmo y, una vez que concluyó, comenzó una bajada que, en algunos tramos, era muy inclinada.
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Además, como varias curvas eran bastante cerradas, hubo que poner en acción los frenos más de una vez. Pero la verdad es que era una gozada rodar por allí sin jugarnos la vida en la carretera y con aquellas vistas.
El descenso nos llevó hasta la localidad de Los Caños de Meca. La atravesamos de lado a lado por la carretera trazada paralela al mar y, prácticamente al terminar el pueblo, giramos a la izquierda para seguir la indicación del Faro de Trafalgar.
Nos hizo especial ilusión visitar este lugar porque a todos nos venía a la mente aquel sonsonete que aprendíamos de pequeños y que nombraba los cabos y golfos de España, en el que se decía "...Trafalgar y Tarifa en Cádiz...". Y también por pisar la zona cercana a donde tuvo lugar el 21 de octubre de 1805 la famosa batalla de Trafalgar, en la que la escuadra franco-española fue derrotada por la inglesa, estando esta al mando del almirante Nelson.
Para llegar al faro tuvimos que sudar porque la carretera estaba tomada por las dunas y fue necesario bajarse de la bici en múltiples ocasiones para atravesar las zonas de arena. Pero llegar a él compensó.
No gastamos mucho tiempo allí, así que tras hacernos una foto comenzamos a rodar por donde habíamos venido hasta llegar de nuevo a la carretera.
Ya en ella volvimos a rodar por el carril bici construido en paralelo a la carretera. Pasamos junto a Zahora, rodamos un tramo por donde ya lo habíamos hecho esa misma mañana en el camino de ida y terminamos por abandonar dicho carril para dirigirnos a la Playa de El Palmar.
Al llegar a la zona de playa continuamos en paralelo a esta. Había un gran ambiente por la zona: bañistas, chiringuitos, puestos de venta...
Al terminar la playa tuvimos que cruzar un pequeño riachuelo y seguimos por un camino que, en algún tramo tenía algún pequeño banco de arena. A esa hora, superado el mediodía, hacía ya calor y bajarse de la bici y tener que tirar de ella, costaba.
Ya cerca de Conil pasamos junto a la Torre de Castilnovo, construida en el siglo XVI para realizar la doble función de vigilancia militar y para vigilar también el paso de los atunes, un recurso muy explotado en la zona en las almadrabas.
Después de la breve parada junto a la torre continuamos hacia la ya próxima Conil que, en conjunto, lucía así de bonito en el horizonte.
Para llegar al pueblo tuvimos que cruzar un bonito puente sobre el río Salado. Una vez del otro lado pasamos junto a la zona de aparcamiento que hay junto a la playa.
Después no quedó otra que darse un calentón final para ascender a la parte alta del pueblo. Desde allí continuamos pedaleando, ya con mucho calor, y enseguida comenzamos a recorrer las urbanizaciones de La Fuente del Gallo, así que en pocos minutos llegamos al final de nuestra ruta.
Para descargar la ruta haz clic en el logo de Wikiloc.
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