Hace unos quince días algunos miembros del grupo decidimos apuntarnos a la II Marcha BTT Santa Cristina de la Polvorosa. Nuestra motivación principal era que nunca habíamos recorrido en bici nada por esa zona, pero lo que no imaginábamos era que nos íbamos a encontrar con una marcha de MTB en estado puro. Realmente ha sido una sorpresa muy agradable.
La salida estaba prevista a las 10.00 pero había que desplazarse hasta allí, unos bíkers desde Zamora y otro desde Sanabria, así que a las 8.15 h estaban saliendo unos y otros. Una vez allí, recogimos los dorsales, nos preparamos y acudimos hacia el punto de inicio.
Poco antes de comenzar se dio una vuelta a una parte del pueblo. Al llegar de nuevo a la línea de salida desde la megafonía se anunció que el recorrido largo, de 55 km, se había tenido que acortar por algún motivo (no escuchamos la razón) y poco después de las 10.00 se dio la salida. Se dijo que fuera neutralizada hasta abandonar el pueblo, pero los tres kilómetros primeros, que eran, una parte por la propia localidad, y el resto por un camino llano de concentración, los hicimos a más de 25 km/h.
Pero la fiesta se terminó pronto, porque tras ese tramo inicial comenzamos a recorrer el llamado Monte de Santa Cristina. Una zona desconocida y sorprendente para nosotros, que comenzamos a disfrutar de lo lindo recorriendo el sendero tipo "single track" que discurría entre monte bajo, encinas, carrascos y jara. Poco después de entrar en esta zona alguien pisó con la rueda un avispero y las avispas salieron y defendieron su territorio cebándose con más de un ciclista. A uno de los nuestros le picaron dos en la zona de la rodilla.
En este monte, tan pronto dábamos una curva cerrada, como iniciábamos una pequeña subida, como hacíamos eses para esquivar encinas u otra vegetación. ¡Nos estábamos divirtiendo de lo lindo! Pero eso sí, la media de más de 20 km/h de los primeros kilómetros cayó estrepitosamente, porque rodar por la zona a más de 15 o 16 km/h era difícil. Además, era imposible adelantar.
En algunos tramos la vegetación estaba algo más abierta, pero había zonas casi cerrados por esa, de hecho, atravesamos más de un túnel natural hecho por las ramas de las encinas de uno y otro lado del sendero.
Después de unos siete kilómetros, que tardaron mucho en avanzar, llegamos a una zona en la que ya se podía rodar sin problemas. En ese momentos los cuatro bíkers íbamos separados porque el recorrido nos había impedido juntarnos.
Hicimos aproximadamente cuatro kilómetros rodando fuerte aprovechando que se podían meter piñones pequeños. Tras ese recorrido paramos al llegar al primer avituallamiento para tratar de juntarnos de nuevo.
Justo después del avituallamiento se iniciaba un tramo de cuatro kilómetros que fue el que resultó más técnico y que, en algunas zonas, tenía cierto peligro. Apenas tenemos testimonio gráfico de la zona porque era complicado soltar una mano del manillar para hacer fotos. Podemos decir que había tramos estrechos donde la rueda trasera tendía a irse hacia el precipicio, que había "uves" cortas pero muy técnicas que obligaron a muchos a poner el pie en tierra para salvarlas, que había subidas y bajadas con mucha inclinación y con un firme muy suelto que no proporcionaba agarre y con tramos en los que la vegetación estaba tan cerrada que había que agachar la cabeza para no darse con las ramas.
En una de esas "uves" uno de los nuestros hechó pie a tierra, pisó mal y se le retorció el pie. Suerte que poco después volvimos justo al lugar del primer avituallamiento, no fue por error sino que el recorrido volvía a pasar por allí. También en ese punto se separaba a los ciclistas de la marcha larga y de la corta.
Tocó ahora recorrer unos cuatro kilómetros en los que hubo un poco de todo, tramos de pista algo más ancha, zonas boscosas, subidas y bajadas y alguna zona algo más técnica.
En ese momento prácticamente íbamos solos los cuatro. Aunque la organización no había publicado el track no tuvimos problema alguno para seguir el recorrido porque señalización era perfecta mediante flechas marcadas en el suelo con cal, cintas plásticas atadas a los árboles, piedras encaladas... Si se iba atento era imposible perderse, incluso en las zonas de bosque cerrado.
Entre unas cosas y otras llegamos al segundo avituallamiento, que estaba en el km 26. Este era "especial" porque había hasta pinchitos recién hechos a la brasa.
Aprovechamos para pedir hielo para el pie maltrecho de nuestro compañero. Aprovechando que había una ambulancia se acercó al que habían picado las avispas y le extendieron una pomada por la zona afectada.
Sin parar a comer nada continuamos, enseguida descendimos por el monte hacia la N-525 que cruzamos por un paso subterráneo que no era apto para los que sufrían tortículis, porque había que pasarlo agachando el cuerpo y la cabeza. Estábamos frente a Vecilla de la Polvorosa. Fuimos en paralelo a la carretera para después comenzar a ascender varias cuestas con una inclinación potente y con un firme muy suelto donde las ruedas no agarraban nada.
También es cierto que con esas subidas generamos "rentas" que no tardamos en materializar con varias bajadas, alguna de las que es mejor dejarse caer sin pensarlo mucho, porque de hacerlo no las bajaríamos.
Finalmente es terreno caracterizado por sube y bajas dio paso a otro más llano.
Agradecimos rodar unos seis kilómetros por camino ancho en el que se pasaba de 20 km/h sin querer. Tuvimos que cambiar de dirección en varios momentos, siempre bien indicado, una de estas junto al cementerio de Colinas.
Aprovechamos la complacencia del camino para hacer una foto sin sobresaltos a la "cornada" que recibió uno de los nuestros en su culotte. Fue en el primer tramo del Monte de Sta. Cristina, una rama quiso rasgárselo. En el primer avituallamiento le pusieron cinta aislante para que fuera más "decoroso" y no enseñara tanta pierna.
Percibimos que lo bueno se iba a terminar cuando la vegetación comenzó a cambiar, surgieron más árboles, más jaras y más monte bajo...
...Y se terminó el camino ancho, sumergiéndonos en un auténtico mini Cañón del Colorado en el que íbamos por divertido y sinuoso camino trazado bordeando pequeñas montañitas.
El broche final fueron un par de cuestas, ambas de importancia por su inclinación y por su mala tracción.
A esta le sucedió una "uve" tremendamente aguda. Fuimos cautos y la bajamos caminando porque pensamos que la posterior subida era muy complicada sobre la bici, si bien sobre el terreno nos dio la impresión de que podríamos haberlo logrado sobre nuestras monturas.
Hubo una cuesta complicada más, y después de ella una bajada en picado que nos dio respeto lanzarnos a descenderla, sobre todo por lo complicado de la frenada necesaria al llegar abajo.
Después de esta zona volvimos al bosque y comenzamos a rodar por otro "single track" que podemos otorgarle la categoría de el más bonito de todo el recorrido. Imposible hacer fotos en él sin pararse, así que tampoco de este hay testimonio gráfico, pero podemos relatar que no había en él más de diez metros rectos, que una curva a la derecha empalmaba con una a la izquierda. Si íbamos a buena velocidad podíamos ayudarnos de los peraltes laterales para no tener que frenar, y todo esto adornado con una vegetación casi cerrada.
Una vez salvado este tramo, tuvimos que ascender dos subidas de cierta importancia más para después salir a un camino más ancho que ya nos permitió empezar a coger velocidades de crucero.
Mäs adelante se ensanchó aún más convirtiéndose en una excelente pista de concentración, que abandonamos para seguir por un camino de menor importancia pero por el que también se rodaba bien.
Finalmente, ya cerca de Santa Cristina, pudimos seguir ganando velocidad porque el terreno lo permitía y porque "oler" el final da alas...
Al llegar al pueblo las indicaciones nos llevaron a recorrer varias de sus calles para terminar girando a la derecha y enfrentarnos al arco de meta, poniendo así fin a esta preciosa ruta.
Bajamos de las bicis para beber alguna de las bebidas ofrecidas por la organización, que también tenía preparados "pinchos" para acompañar al líquido. Después de tomar esas bebidas nos fuimos a los coches a cargar las bicis. Uno de los bíkers regresó a Zamora, y los otros tres nos quedamos a comer una rica paella hecha por la organización.
Como siempre suele suceder en estas pruebas hay que felicitar a los organizadores por su buen hacer, por su esfuerzo, por su labor altruista y porque el trabajo bien hecho les ha merecido la pena al ver que todo salió perfecto. ¡Enhorabuena!
Para descargar la ruta haz clic en el logo de Wikiloc.
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