13 de abril de 2024

La ribera del arroyo de la Saz

A Sayago le sienta bien la primavera. En realidad le sienta bien a todas nuestras comarcas, pero nosotros le sacamos más partido a esa por su cercanía a Zamora. En esta ocasión hemos paseado por la ribera del arroyo de la Saz, en Gamones.


Tras el desplazamiento hasta Gamones, dejamos los coches junto a la iglesia. Justo al otro lado de la carretera encontramos una baliza del GR-14 (Senda del Duero). Siguiendo estas no tuvimos problema porque nos guiaron todo el trayecto.


Recorrimos un par de calles del pueblo, una de ellas muy larga y sin viviendas, bueno, siempre que no consideremos viviendas a los nidos de cigüeña.


Nada más dejar atrás las últimas casas del pueblo nos encontramos con el cauce, con poca agua, del arroyo de la Saz, al que acompañamos en algunos momentos de esta tarde. Tuvimos que cruzar al otro lado pero lo hicimos sin problemas caminando por grandes rocas que afloran en su cauce. Enseguida nos empezamos a encontrar con cortinas delimitadas por esas obras de arte que son las paredes de las mismas.


Poco después pasamos por un pequeño puente desde donde pudimos contemplar una bonita vista del arroyo.


Nos separamos ligeramente del cauce pero enseguida volvimos a su vera. Las balizas nos indicaban que siguiéramos por su ribera y así lo hicimos.


Estábamos disfrutando de lo que íbamos viendo a nuestro paso, pero había un detalle que le estaba quitando mucho encanto al paseo: el calor. Y es que los casi 28º aplanaban a cualquiera. Con las temperaturas propias de abril lo habríamos disfrutado más, seguro.

Las balizas nos indicaron que debíamos separarnos de nuevo del arroyo. Como nos parecía más bonito seguir por su ribera lo intentamos pero enseguida reculamos porque había mucha agua y barro por ella. Así que acatamos las indicaciones de las balizas y continuamos por un camino que, en ocasiones iba entre sombras, pero la mayor parte del recorrido no las tenía.


Caminamos por él como un kilómetro y medio tras el que nos desviamos a la izquierda, descendimos un poquito y nos encontramos con un primer molino muy bonito y en muy buenas condiciones porque ha sido restaurado.

Continuamos bajando unas decenas de metros más y nos topamos con otro molino y un poco más adelante con un puente tradicional de lajas, o lanchas.


Al llegar a ese punto las Galanas dijeron que no querían caminar más bajo el calor y, para refrescarse, se descalzaron y sumergieron sus pies en el agua del arroyo.

Tras unos minutos de descanso comenzamos el regreso que fue un calco del camino de ida pero en sentido contrario. Eso sí, aprovechamos para ir recreándonos y plasmando en fotos lo más bonito que íbamos encontrando a nuestro paso.




Finalmente llegamos de nuevo al pueblo y nos dirigimos a nuestros coches. Como en Gamones no hay bar nos desplazamos a Torregamones para saciar nuestra sed que, en la mayoría de los casos, era mucha. Pero no llegamos a esa localidad porque al llegar a la carretera de Miranda vimos que, justo en frente, el Mesón Rural El Villar estaba abierto. Allí mismo paramos y nos refrescamos tranquilamente. Una vez refescados regresamos a Zamora.



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