26 de enero de 2020

Hasta el Viso y más allá (en busca del sol)

Dicen que las bicicletas son para el verano y eso debe ser lo que, en algunas ocasiones, piensan algunos de los integrantes de este club, o al menos lo parece, porque hoy tan solo cuatro nos presentamos a la cita matutina. Algunos tienen excusa, pero otros no ;)

A los cuatro que nos presentamos nos esperaba, como ya casi empieza a ser habitual, una densa capa de niebla y 2º de temperatura. Más de uno al abrir la ventana se lo pensó, pero al final se impuso el vicio de pasar un rato sobre la bici y con los amigos.

Dejamos atrás Zamora cruzando el puente de Cardenal Cisneros, al terminar bajamos las escaleras que comunican con el Camino Viejo de Villaralbo, si bien nada más empezar a rodar por este nos fuimos hacia la bifurcación de la izquierda, que lleva a Villaralbo igualmente.


Llegamos a esta localidad sin novedad, atravesamos algunas de sus calles y salimos de ella tomando el GR-14 con dirección a Madridanos. Durante el trayecto niebla y más niebla, barro y más barro; menos mal que este era del que, simplemente, salpica, pero no se pega. La sensación térmica debido a la baja temperatura, la humedad de la niebla y la velocidad de la bici, era baja y ya se empezaba a notar en las manos.


Al llegar a Madridanos hicimos un cambio de dirección de 90º, que nos metió de lleno en el pueblo. Lo cruzamos de lado a lado, pasamos junto a la iglesia y salimos de él por una zona en la que hay una pequeña urbanización de chalets adosados. No mucho después tomamos un camino que salía a mano derecha, que nos llevó sin mayores dificultades al camino donde se toma el desvío hacia El Viso.


Volvimos a la izquierda para seguir por la larga recta que lleva a los pies de ese teso, por la que ya se empieza a ascender algo suavemente. Pero en el momento que hicimos el giro de 90º para enfilar hacia el alto el ascenso comenzó a endurecerse. Eso sí, lo que venía por delante no nos asustaba porque no lo veíamos.


Tras el primer envite, que es duro, la inclinación se suaviza lo suficiente como para tomar aliento, para volverse a endiablar más adelante, volver a dar un mínimo respiro y terminar con otro tramo de bastante inclinación. Cada cual subió como quiso y arriba nos esperamos, en esta ocasión no hubo ocasión de deleitarnos con las vistas porque seguía sin verse nada.


Sin tiempo a quedarnos fríos comenzamos el descenso del mismo modo que la subida, cada uno a su ritmo. Volvimos a rodar por la larga recta y al terminar esta seguimos hacia Bamba. Tras pasar por esta localidad continuamos por la carretera, cruzamos la que va a Sanzoles, y seguimos sin cambiar de dirección hacia Gema. En esa vieja carretera, tan deteriorada que ya casi es camino, conseguimos ver el sol tras las nubes, pero aún así la niebla persistía.



Al llegar a Gema hicimos una parada técnica para comer algo. Alguno también aprovechó para quitar chirridos a su bici producidos por el barro incrustado por todas partes.



Tras ese impás ascendimos por las calles del pueblo, y en estas quería empezar a salir el sol. Cruzamos la carretera de Fuentesaúco y continuamos por el camino asfaltado que lleva a Jambrina. Mientras rodábamos por este fuimos testigos de la transición de la semitiniebla a la luz, porque tras atravesar un banco de niebla nada más salir de Gema nos dimos de bruces con el sol.



¡Cómo se agradece! Y no solo por la temperatura sino por la vida que cobra todo al recuperar el color. La verdad es que fuimos testigos de un espectáculo, porque aún quedaban restos de nubes bajas en algunas tierras que, al ser alumbradas por el sol, parecían desprender humo.




Hechizados por el espectáculo llegamos a Jambrina, cruzamos la localidad y continuamos nuestra marcha por la carretera que va a Peleas, un tramo que contiene un ascenso y un descenso hasta llegar al pueblo. Lo atravesamos en un plis plas, al ser la calle principal una cuesta abajo (en el sentido que llevábamos nosotros), continuamos como un kilómetro por la carretera, tras el cual nos desviamos a la derecha para seguir por el ya conocido camino que va a Cazurra.



Ya arropados por el sol íbamos mucho más a gusto y, con el poquito viento que había ayudándonos, hicimos este tramo en poco tiempo. Terminamos saliendo a la carretera que une Cazurra con Casaseca de las Chanas, bordeamos la primera localidad y seguimos por esa carretera, si bien la dejamos como un kilómetro después al tomar un camino a la izquierda que nos condujo hasta Pontejos.

Al llegar a las primeras casas de este doblamos noventa grados para tomar un camino totalmente recto que va a Morales del Vino. Seguíamos rodando alegres de ánimo y de ritmo así que llegamos enseguida. Tratamos de lavar las bicis en la gasolinera pero tenían cerrados los lavaderos. Tres se quedaron a repostar líquidos allí mismo y el cuarto, que tenía prisa, se dirigió, sin respetar esta parada técnica, directamente a Zamora.


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Relive 'Morning Jan 26th'

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