5 de enero de 2020

Hasta Venialbo, a pesar de la niebla

El pasado Domingo más de uno dijimos que los días con niebla y fríos era mejor no salir. Esta mañana había niebla y 2 bajo cero y, sin embargo a las 9.30 estábamos 7 bíkers (más uno que se unió más tarde al grupo) en el lugar de costumbre. Somos hombres de poca palabra, está claro, y empezamos a sospechar que esto tiene algo de vicio...





Como  ya hemos dicho, tras dos días de tregua, la niebla volvió a apoderarse del paisaje y con ella invadiéndolo todo, salimos de Zamora cruzando el río por el puente de Cardenal Cisneros. Tomamos el camino de Villaralbo. Los primeros kilómetros ya se sabe, toca pasar algo de frío, y así fue. No terminábamos de entrar en calor. Si intentábamos rodar a velocidad alta para calentar el cuerpo, el aire que pegaba contra el cuerpo nos enfriaba más y si íbamos despacio para evitar ese aire tampoco acabábamos de calentar.


Atravesamos Villaralbo y continuamos por el GR 14, pero tras la larga recta que hay tras esta localidad, en vez de girar a la izquierda, lo abandonamos para dirigirnos a Moraleja del Vino. En la cuesta que hay antes del cementerio logramos templar algo nuestro cuerpo, si bien empezaban a resentirse las manos, como siempre.

Apenas llegamos a entrar en Moraleja porque nos desviamos hacia Bamba. El tramo entre ambas localidades lo hicimos sin novedad. Al salir de este pueblo continuamos por una larga recta, al comienzo llana, con una suave ascensión después, y el consiguiente descenso tras la subida.


Terminada la recta hicimos un zig zag y terminamos muy cerca de Sanzoles. No llegamos a entrar en él, sino que tomamos dirección contraria por una recta, al final de la cual giramos a la derecha para enfilar un camino, que está trazado en paralelo al llamado arroyo de Taranda, que nos llevaría hasta el mismo Venialbo.



En esa zona la niebla estaba algo más abierta, y unos cientos de metros antes de entrar en la localidad pudimos contemplar una bonita vista de la misma.


A la entrada del pueblo paramos y un bíker tenía problemas con los frenos de la rueda delantera, así que decidimos ir al bar y tomar un café mientras tratábamos de solucionarlo.


El café nos sentó de maravilla, pero el tener que abandonar el calorcito del bar y volver a la bici no nos sentó tan bien...


Al salir del pueblo nos despistamos algo del track que estábamos siguiendo y finalmente, para evitar volver atrás, terminamos volviendo al mismo camino por el que habíamos venido. Un par de kilómetros más adelante nos encontramos de frente con un bíker que había salido más tarde de Zamora y que venía a nuestro encuentro.



Finalmente terminamos entrando en el GR 14. En esa zona uno de nuestros bíkers, que ya llevaba toda la mañana con molestias en una pierna, sufrió un latigazo en un músculo, que nos obligó a parar más de diez minutos para tratar de que se recuperara del dolor.


Pasado ese tiempo consiguió subirse a la bici. Rodamos un par de kilómetros despacio pero no iba bien, así que terminó intercambiando su bici por una ebike y ya con esta consiguió ir mejor.

A partir de ese momento lo que restaba del camino de vuelta se hizo a muy buen ritmo. Pasamos por Madridanos rápidos y nos enfrentamos a la gran recta del GR 14, que hay tras esta localidad, en torno a 25 km/h.


De este modo nos pusimos en Villaralbo en pocos minutos. Cruzamos el pueblo y nos dirigimos a la zona del río para tomar allí la carretera local que va en paralelo al Duero y que llega hasta la capital. También este tramo lo hizimos muy rápido, tanto que uno de los nuestros sufrió una "pájara".

Al llegar a Zamora cruzamos el puente de Hierro y algunos retornaron a sus casas y otros fuimos a lavar nuestras bicis, que tras las últimas salidas ya iban teniendo falta. Y sí, aunque parezca mentira, perdonamos la caña. Ya no había tiempo para ella. Para otro día será...



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