2 de noviembre de 2020

La Sierra de la Culebra en todo su esplendor (pese a la niebla)

Sólo hay un detalle ha hecho que la ruta que hemos realizado hoy por la Sierra de la Culebra no lleve el calificativo de excepcional en cuanto a paisajes y lugares, y ha sido la niebla. Nos ha impedido ver y disfrutar de vistas magníficas, pero aún así, hemos disfrutado mucho. Y también sufrido, porque ha sido dura, muy dura, para lo que estamos acostumbrados en estas tierras...

La salida la realizamos desde el Cámping de Figueruela de Arriba. Para llegar allí hubo que madrugar. A las 8.30 la mayoría salió de Zamora y a esa misma hora salió otro desde Sanabria. Una hora después todos nos encontramos en ese lugar. 

Tras los preparativos iniciamos la ruta recorriendo unos cientos de metros por la carretera, dirección Figueruela, para enseguida girar a la derecha y tomar un camino que nos llevó hasta la carretera de Flechas. Rodamos por ella no llegó a cien metros y nos desviamos a la izquierda para comenzar un camino descendente muy divertido, y nos consta que con buenas vistas, si bien hoy estaban totalmente anuladas por la niebla. Cuando llegamos a la altura del arroyo Cabrón, tuvimos que cruzarlo, alguno por el agua, aunque los más prudentes optaron por aprovechar el puente, que suele estar para eso.



Fuimos recorriendo la ribera del Cabrón que, pese a la niebla, estaba preciosa, con los ocres de los robles, el colorido otoñal de los castaños y mucha vegetación miraras donde miraras.


Al llegar a Flechas comenzó la "fiesta", el perfil se tornó ascendente y "sólo" había que ascender 400 m en 5 km para llegar a Peña Mira, la mayor altura de la Sierra de la Culebra. Al principio el firme no es malo y la pendiente media es de alrededor de un 8%, pero más adelante las rampas tienen mayor inclinación, hasta un 14% y lo que es peor, el camino está repleto de piedra suelta que dificulta enormemente un pedaleo redondo y que rompe cualquier ritmo.



Las últimas rampas fueron imposibles para la mayoría, salvo para los que llevaban ebikes. Finalmente, tras una pequeña tregua en forma de un tramito plano, nos encontramos con la gran roca que culmina Peña Mira.


Ni nos molestamos en tratar de subir hasta arriba, dejando las bicis en la base, claro, porque la visibilidad era nula desde allí. Además, a pesar de que durante el ascenso habíamos pasado calor, en ese punto hacía frío. Paramos lo imprescindible y enseguida comenzamos el descenso.


Sin ser tan inclinada como el ascenso, la bajada también tenía lo suyo, y eso hizo que bajáramos rápido. Al llegar a cualquier bifurcación parábamos para reagruparnos y continuar en cuanto estábamos todos.


Después de varios kilómetros en los que predominaron las cuestas abajo, uno de los bíkers sufrió un pinchazo que, debido a su tamaño, perdió todo el aire en segundos. Tratamos de arreglarlo con una mecha, pero tenía varios orificios más y finalmente decidimos ponerle una cámara. Pero ya se sabe que los neumáticos tubelizados cuesta destalonarlos, y este, costó lo suyo. Finalmente conseguimos arreglar la rueda, pero perdimos más de media hora y, lo que es peor, nos quedamos todos helados.


Continuamos por buenos caminos, escoltados por monte bajo o pinos, y siempre con perfil descendente. De vez en cuando encontrábamos un pequeño repecho, pero pronto aparecía una cuesta abajo. 


Cuando nos encontrábamos ya cerca de Santa Cruz de los Cuérragos el track nos indicaba a todos que teníamos que coger un camino a la derecha. Pero en el punto indicado sólo había escobas y ni asomo de algo más. No tuvimos otra que buscar una alternativa y la encontramos acortando algo la ruta inicial y saltándonos una revuelta en la que estaba incluido el paso por esa bonita localidad (en el track que hemos puesto en Wikiloc ya está subsanado ese error).

Continuamos avanzando pero con algún contratiempo más. Faltaban unos bíkers y esperamos por ellos varios minutos. Finalmente aparecieron y explicaron que se había caído uno de ellos, prácticamente en el sitio porque no le salía la cala. Más adelante, cuando ya nos juntamos todos, alguien dijo si no sería que estaba floja la cala de la zapatilla, como así fue, así que sacamos herramienta y se la arreglamos, pero de nuevo, entre unas cosas y otras, volvimos a perder varios minutos.



Tras el arreglo continuamos descendiendo, tocaba ahora una rampa de firme aceptable, que permitía coger cierta velocidad y que fue divertida de bajar. Cuando nos quisimos dar cuenta teníamos a Ríomanzanas a nuestros pies, con una perspectiva del pueblo que ninguno conocíamos, pues lo estábamos contemplando desde lo alto.



Descendimos hasta la iglesia y salimos a la calle principal, la carretera, por la que rodamos, cruzamos el arroyo de Fontano, que pasa por la mitad de la localidad, y al dejar atrás las últimas casas giramos a la derecha para ir a encontrarnos con el río Manzanas.


En realidad, con su ribera, porque antes de llegar a este volvimos a la izquierda y comenzamos a rodar en paralelo a él. Tocaba ahora terreno llano y ¡por fin! podíamos mirar más allá porque la niebla había desaparecido y, aunque el día estaba gris y plomizo, nos parecía un mundo poder disfrutar de las vistas.


El camino de la ribera terminó por llevarnos a la carretera. La seguimos durante algo menos de un kilómetro y la abandonamos para girar a la derecha y encarar hacia una subida. Subida que fue dura, no en sus orígenes, en los que era llevadera, pero tras un giro a la derecha se endemonió e hizo que la mayoría tuvieran que echar pie a tierra, incluso con eléctricas al perder tracción.


Culminada la subida y tras reagruparnos comenzó el descenso hacia Villarino de Manzanas. Llegamos al pueblo y terminamos saliendo a la carretera, pero la abandonamos enseguida para coger, al salir de la localidad, a la derecha, el camino de la ribera del Manzanas. Unos hombres nos advirtieron de que había mucha agua en él y así fue, encontramos zonas con bastante barro, pero nada que nos asustara. 

Pocos metros después de comenzar este camino tuvimos que cruzar un puente precioso y original, ya que tiene la rampa de entrada a noventa grados de la pasarela, y la de salida también girada, aunque no llega al ángulo recto.
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Tras el puente comenzó un tramo precioso, con robles y castaños con su traje otoñal, e incluso alguna encina bordeando también el camino, y siempre llevando a nuestra vera al río Manzanas.


Eso sí, el río iba quedando cada vez más abajo porque nosotros subíamos y subíamos. Cierto es que las primeras rampas no eran muy pronunciadas y no se subían mal.



Pero pronto se fueron endureciendo, no en vano había que subir más de 250 m en unos 4 km. Hacia la mitad del cuestón uno de los bikers quiso darnos una sorpresa. Todo un detallazo. Hizo que nos paráramos todos, se quitó la mochila y de dentro de ella sacó unos panecillos, una bota de vino y una generosa cantidad de lonchas de uno de sus afamados chorizos. Le hicimos pocos ascos a todo el conjunto, como era de suponer...




Volvimos a nuestras bicis con el regusto del chorizo y, si alguien pensaba que por parar las cuestas se habían terminado, se equivocaba porque había que seguir.

No tardamos mucho en llegar a un castañar que estaba de cuento, con la hojarasca cubriendo todo el suelo y con las hojas de los castaños con una variedad cromática espectacular.



Después de pasar el castañar nos encontramos con unas vistas de la Sierra de la Culebra realmente espectaculares. 


Tras una revuelta del camino se escondía la peor rampa de este tramo. Eso, unido al cansancio acumulado, hizo que nos lo tomáramos con calma. Casi coronando nos cruzamos con una mujer que nos dijo que no era un camino para andar en bici (le parecía a ella) y, al ver que íbamos jadeando, nos dijo que estábamos muy tontos... : )

Enseguida vimos ya los tejados de Figueruela de Arriba, tan sólo nos quedaba llegar de nuevo al cámping.


Como no podía ser de otra manera, antes de llegar al destino tuvimos que ascender algo más. No fue mucho, pero ya nos sobró a todos. Tras terminarse la cuesta tomamos un desvío a la derecha que nos llevó hasta el campo de fútbol. De este salimos a la carretera, ascendimos por ella hasta el cámping y allí, al llegar dimos por concluida la etapa. Una muy bonita etapa, que podría haber sido preciosísima (como decimos por aquí...) de no haber sido por la niebla. No obstante, la repetiremos con sol, y con los bíkers que faltaban hoy.



Para descargar la ruta haz clic en el logo de Wikiloc.

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