11 de febrero de 2023

De Serradilla a la Garganta del Fraile (PN de Monfragüe)

Hace como un par de meses leímos que  el sendero local Garganta del Fraile, en la localidad cacereña de Serradilla, había sido declarado el Mejor sendero homologado de España 2022, al ganar el certamen anual que convoca la Federación de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME). Desde entonces teníamos pendiente esta visita. Ahora, después de recorrer dicho sendero, podemos decir que el jurado había recorrido pocos caminos porque, este no está mal, pero hay decenas y decenas que ganan a este en casi todo.

Madrugamos con la ilusión de recorrer ese sendero que tanto prometía. Nos separaban 264 km de Serradilla, y antes de llegar a nuestro destino queríamos parar en Villarreal de San Carlos, en el Salto del Gitano y en el Castillo de Monfragüe.

Pero las cosas no siempre salen tan bien como se planean, y poco antes de llegar a Béjar uno de nuestros coches dio una señal de alarma: "Stop, riesgo de rotura del motor". Tras el susto inicial, nos echamos al arcén y tratamos de localizar, antes de llamar a la grúa, un taller Renault. Tuvimos la inmensa suerte de que el de Béjar se encontraba abierto a pesar de ser sábado. Recorrimos los 5 km que nos separaban de esta localidad y allí, en Auto-Salamanca, conectaron nuestro coche al ordenador y el resultado fue que había una avería, si bien podía esperar unos días para ser reparada, y que podíamos continuar, siempre que no pisáramos en exceso el acelerador. El mecánico, amable desde el primer momento, no nos quiso cobrar nada. Respiramos con más tranquilidad y proseguimos nuestro viaje. 

Cuando llegamos a Villarreal de San Carlos, encontramos esta pequeñísima localidad repleta de carpas de varios tamaños. Estaban vacías y no supimos si las estaban montando o desmontando (no había nadie trabajando). Entramos al Centro de Visitantes y allí preguntamos. Nos dijeron que las estaban instalando porque se iba a celebrar del 24 al 26 de febrero la FIO - Feria Internacional de Turismo Ornitológico. Monfragüe. Allí mismo nos dieron un mapa y nos recordaron los lugares de interés. 

Nuestra siguiente parada fue en el Mirador Puente del Cardenal, para poder ver el puente, que fue construido en el siglo XV, con cinco arcos, y cuya parte central fue destruida en la Guerra de la Independencia. Pero solo pudimos ver el río Tajo, ya que el puente se encontraba cubierto por las aguas embalsadas en esa zona. Lo que sí pudimos percibir fue el fuerte viento reinante, que empujaba a la baja (y mucho) los nueve grados que marcaban los termómetros.

Proseguimos nuestro itinerario y la siguiente parada fue en el Salto del Gitano, una zona del río donde, en ambas orillas, hay formaciones rocosas de gran envergadura donde anida una de las mayores poblaciones de buitre leonado de Europa. Pudimos dar fe porque nada más bajarnos miramos al cielo y eran decenas los que nos sobrevolaban a gran altura. Pero uno, el más atrevido, quiso lucirse ante nosotros y pasó planeando con majestuosidad a unos diez metros de nuestras cabezas.


Desde el Salto del Gitano nos dirigimos al Castillo de Monfragüe. Aunque hay un aparcamiento prácticamente junto a la carretera, decidimos subir hasta donde pudiéramos con los vehículos para no emplear demasiado tiempo en la visita. Llegamos hasta el lugar donde comienzan las escaleras que dan acceso al castillo. Aparcamos y, tras ascender una rampa, comenzamos a ascender por los alrededor de 150 peldaños que conducen a esta fortaleza, que está emplazado en un lugar estratégico y que tuvo un antecedente en una fortificación celta, utilizada después por los romanos y, sobre cuyos restos, los árabes construyeron el castillo actual en el año 811, si bien lo que nosotros vimos cuenta con varias restauraciones y añadidos posteriores a su construcción. Ya arriba nos dirigimos a un mirador de madera que ofrece unas vistas impresionantes. También lo son las que se pueden vislumbrar desde el mirador del propio castillo, donde el viento nos empujaba con gran fuerza.



Después de unos minutos de disfrute, descendimos las escaleras, la rampa anterior y nos subimos a los coches para dirigimos a Serradilla.

Desde el castillo habíamos visto la localidad, sin embargo, nos separaban de ella más de 30 km porque hay que dar mucho rodeo.

Cuando llegamos a esta localidad eran más de las 13.00 h así que decidimos tomar el vermú antes de comenzar la ruta. Lo tomamos en el único bar que encontramos abierto y que tenía un gran ambiente. Después de este piscolabis nos dirigimos al aparcamiento que hay en el punto inicial de la caminata.

Comenzamos a caminar y pronto encontramos señalización. Indicaba que a la Gargante del Fraile se iba por la izquierda. Aún estábamos dentro del casco urbano del pueblo y el pavimento era de cemento. Algo más adelante llegamos a una bifurcación, seguimos por la de la izquierda. Poco después había otro cruce de caminos, continuamos por la derecha. No hay pérdida ya que está muy bien señalizado. Este camino ya es el definitivo y solo hay que seguirlo para llegar a la Garganta.

Una vez que dejamos de pasar junto a naves y pequeñas fincas, el cemento dio paso a la tierra y a ambos lados del camino fuimos encontrando una sucesión de fincas de olivos, la mayoría adornados con un manto de hierba verde a su alrededor. Algunos de estos árboles eran ejemplares, nos atreveríamos a decir, centenarios.



Desde que tomamos el camino definitivo recorrimos poco más de tres kilómetros y medio, de suave descenso, como decíamos antes, entre huertos de olivos. Llegamos a una bajada más pronunciada y de frente pudimos ver la caída de agua que hay en la Garganta del Fraile. 





Junto a ella hay unas mesas de cemento, donde minutos después comeríamos como en la gloria, y ascendiendo por un caminito pudimos acercarnos más y hacer algunas fotos. Poco después nos sentamos en una de las mesas y dimos cuenta de nuestras viandas.

Después de comer continuamos nuestra marcha, ahora tocaba regresar a Serradilla. Dejando a nuestra espalda las mesas, tomamos el camino de la izquierda. Primero asciende y después baja girando 180º. 

Poco después vimos un sendero junto a un molino semiderruido. Un cartel anunciaba la Garganta a 400 m. Algunos de nosotros decidimos recorrerlos y mereció la pena porque el senderito está rodeado de mucha vegetación y es muy agradable. Al culminar la subida hasta la Garganta nos dimos la vuelta y bajamos los 400 m. 




Ya en el camino principal continuamos adelante y pronto nos encontramos con La Puente. Este puentecillo está enclavado en un pequeño valle junto a lo que fue un molino. 

Volvimos poco después al camino que, en pocos metros inicia un sinuoso ascenso para terminar coronando una loma en la que hay una pequeña área de descanso (El alambique), con varias mesas, un techado de madera y escobas y unas vistas de la Garganta magníficas.

A partir de ahí el camino se suaviza y va ascendiendo hasta Serradilla pero muy sutilmente. En este recorrido,, menos atractivo que el de ida a pesar de que pudimos contemplar una bonita charca llena, a más no poder, de pequeñas margaritas.

Y también algunas fincas con cerdos pastando libremente, un huerto con un bonito burro y otra finca con un caballo blanco precioso.


Y así, casi sin darnos cuenta, llegamos de nuevo a Serradilla y poco después al aparcamiento, poniendo así fin a la que, desde luego, no es el mejor sendero de 2022. Imaginamos que ese galardón se lo habrán dado porque está bien señalizado y cuenta con varias áreas de descanso, pero no porque sea el más bonito. No es feo, pero hay decenas mucho más atractivos.


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