19 de febrero de 2017

Entre España y Portugal desde Brandilanes

Aunque las previsiones auguraban un buen día, nunca habríamos imaginado que después de toda la lluvia caída el día anterior nos íbamos a encontrar con lo que nos encontramos: apenas alguna nube y barro, sí, pero mucho menos de lo esperado.

En esta ocasión ocho bikers salimos en tres coches hacia Brandilanes. Desde allí iniciamos la ruta con fresquito y no nos dio tregua, porque nada más iniciarla tuvimos que ascender lo suficiente para que nadie hablara nada más de frío.

Como Brandilanes está muy cerca de "la Raya", en menos de 3 km ya estábamos pisando suelo portugués.


Tras un descenso prolongado nos encontramos en una ribera con una piscina natural acondicionada espectacularmente para el baño. Tras un fuerte ascenso que se suavizó algo más adelante y algunos sube y bajas llegamos a Paradela.


Atravesamos una parte del pueblo y en un cruce tomamos el ramal de la derecha. ¡Error! Deberíamos haber continuado por la izquierda. Debido a esta mala interpretación del track el recorrido fue más duro.

Proseguimos con los continuos sube y bajas por buenos caminos, bosques de robles, pinares y algunas zonas de bosque bajo, recorriendo durante unos 4 km "la Raya" entre Portugal y España.


Cada vez fuimos viendo más cerca nuestro objetivo intermedio, la ermita de La Luz, si bien para llegar a ella necesitábamos aún ascender bastante. Tanto, que al llegar a sus pies nos encontramos con una rampa casi imposible, menos para tres valientes que lograron subirla sin echar pie a tierra.



Una vez reagrupados nos hicimos una foto todos juntos y comenzamos el descenso hacia Moveros.


El descenso comenzó por carretera pero enseguida nos desviamos a la derecha para tomar un camino que nos llevó hasta esa localidad. Allí comimos algo y enseguida continuamos.



Salimos de Moveros por carretera pero a la altura del cementerio nos desviamos a la derecha y cogimos un buen camino con perfil ascendente pero bastante llevadero. De nuevo recorrimos robledales y pinares. y otra vez un tramo por "la Raya".


Tras un reagrupamiento tras un despiste de dos de los nuestros, no tardamos mucho en llegar a Constantim, otra localidad portuguesa.

Salimos de ella y continuamos con nuestro objetivo puesto en otra localidad llamada Ifanes. Por el camino encontramos bonitos prados delimitados por las típicas vallas de piedra.


Nos costó llegar pero lo conseguimos. Salimos de Ifanes por carretera con un viento de cara que quiso acompañarnos para cargarnos más las piernas. Tras alrededor de 1 km nos desviamos a la derecha para continuar por un camino con perfil ascendente al principio, y descendente después, que nos condujo de nuevo a la localidad de Paradela.



Desde allí tuvimos que desandar el camino que habíamos hecho a primera hora de la mañana. El grupo ya estaba tocado por el cansancio y fuimos reagrupándonos en algunos puntos intermedios. Volvimos a pasar por la piscina natural.


Subimos la larguísima cuesta que tanto gusto nos había dado bajar unas horas antes y ya logramos ver Brandilanes.


Eso sí, antes de llegar aún hubo que ascender y descender alguna cuestecilla, pero al final, y aunque poco a poco, fuimos llegando todos.

Tras cargar las bicis e iniciar el regreso no nos quedó más remedio, para no morir deshidratados, que tomar una cerveza, o dos ;), en Fonfría.

Ruta dura y muy bonita, con paisajes muy cambiantes.

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Animación de la ruta:



5 de febrero de 2017

Al mal tiempo... buena cara y bicicleta

A pesar del temporal de los últimos días, la previsión para la mañana era buena, salvo por la velocidad del viento, más de 30 km/h, con rachas que superarían los 50. Pero se equivocaron, a las 9,00 h. llovía. Aún así iniciamos la marcha cinco bikers, pero viendo las nubes que venían y que cada vez caía más agua, dimos la vuelta y nos fuimos a tomar una café con churros a la espera de que amainara.



Estando allí la lluvia se tornó en copos de nieve, poco tiempo después volvío a ser lluvia y un poco después las nubes habían desaparecido y empezó a brillar el sol.

Nos olvidamos de la ruta que teníamos prevista y optamos por rodar por algún sitio donde no nos llenáramos de barro, así que decidimos ir hasta Villaralbo. Cruzamos el río, pudimos contemplar el arco iris y tomamos el llamado Camino de San Miguel.


Llegamos tan bien a Villaralbo llevando el fuerte viento de espalda, que alargamos el recorrido hasta Villalazán. Plato grande, piñón pequeño, rodando a treinta por hora y sin esfuerzo... !Cómo se disfruta de la bici en esas circunstancias...!


Peeeeeero, al llegar a esta localidad dimos la vuelta y empezó la fiesta... !Cómo soplaba el viento, qué zumbido constante en los oídos, qué fuerza ejercía contra nosotros! Hicimos el regreso, o resguardándonos al abrigo de algún compañero o dando relevos, y la velocidad se redujo a prácticamente la mitad.


Tres de nosotros al llegar a la entrada de Zamora decidimos volver de nuevo a Villaralbo para hacer algún kilómetro más. De nuevo la ida disfrutando y la vuelta sufriendo, pero a pesar de las inclemencias, a pesar de que casi no salimos, al final nos fuimos para casa con prácticamente 45 km. a nuestras espaldas. Supimos ponerle al mal tiempo buena cara.


29 de enero de 2017

Viento de ida y vuelta por la Tierra del Vino

En esta ocasión sólo tres bikers acudimos a la convocatoria. Es cierto que el día invitaba poco porque amaneció con algo de lluvia y viento, pero como nos ha ocurrido ya varios Domingos este año, salimos sin mojarnos y llegamos sin mojarnos (sólo con los charcos).

Iniciamos la ruta, trazada para evitar barro, en la Ciudad Deportiva. Nos dirigimos al Puente de Piedra y tras cruzarlo fuimos hacia el estadio Ruta de la Plata para coger allí el carril bici de Morales. Tras subir esa cuesta que se nos "atratanga" a todos porque nos pilla aún fríos, cruzamos la localidad y tomamos dirección a Pontejos. A estas alturas ya percibimos claramente el viento del sur que se oponía a nuestro pedaleo.




Llegamos sin novedad a este pueblo que bordeamos para coger a la salida el camino a Cazurra. Desde esta localidad que también bordeamos, y con el viento aún en nuestra contra, nos dirigimos a Peleas de Abajo. Los últimos metros antes de Peleas fueron de carretera.


Al cruzar este pueblo, justo frente a la iglesia, uno de los bikers notó que su rueda delantera había pinchado. La desmontamos pensando que no tenía líquido antipinchazos, pero no habría sido necesario porque sí lo tenía.



Tras reanudar la marcha entramos enseguida en calor ascendiendo un buen repecho tras el que divisamos Jambrina.



Atravesamos de lado a lado esta localidad para coger la carretera local que conduce a Gema, a la que llegamos tras superar los altibajos de ese tramo.

Desde Gema tomamos dirección a Bamba, por camino y por una antigua carretera por ambos se rodaba excelentemente, sobre todo teniendo en cuenta que el viento ya lo teníamos como aliado.


Pasamos por Bamba y desde allí fuimos hasta Madridanos por una carretera que une ambas localidades. Ya en esta última volvimos a los caminos, cogiendo el GR-14. Hasta ese momento apenas habíamos pisado barro, pero en el tramo que nos condujo hasta Villaralbo nos llenamos de él. Además el viento había virado y de nuevo lo teníamos contra nosotros. Una suerte pedalear en su contra a la ida y a la vuelta ;)

Al llegar a Villaralbo paramos en una fuente para limpiar las transmisiones con la ayuda inestimable del bote del agua. Enseguida volvimos a subirnos a nuestras "limpias" bicis para ponernos en sólo 10 minutos en Zamora, a pesar del viento.

Al llegar pudimos comprobar que a pesar de que la ruta estaba diseñada como "antibarro", no había sido muy efectiva.




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Animación de la ruta:



22 de enero de 2017

Preciosa ruta por Sanzoles, Monte de Venialbo y la Laguna de El Pego

Teníamos muchas ganas de hacer esta ruta desde que se celebró la I Marcha Matacucos, y hoy, por fin, pudimos hacerla. Nuestra idea era salir desde Sanzoles por lo que nuestros amigos de Bicizamora nos lo pusieron fácil porque hace 15 días hicieron más o menos lo que queríamos hacer nosotros.

Nos juntamos en esta ocasión 10 bikers, la primera vez que éramos tantos. Nos desplazamos hasta Sanzoles en coches (salvo un valiente que lo hizo también en bici) y desde allí iniciamos la ruta.

Al principio la mañana estaba fría, bueno, muy fría, los coches marcaban cinco bajo cero cuando llegamos, pero enseguida entramos en calor porque tras una bajada iniciamos una larga subida y tras otro descenso una subida mucho más larga que la anterior.


Tras estos calentones iniciales enseguida llegamos a una zona de pinares atravesada por un buen camino lleno de toboganes.


En un momento dado, tras una curva, nos encontramos con una vista preciosa de Venialbo y el valle que ocupa.


Pronto empezamos a descender por excelentes caminos hacia esta localidad, que atravesamos tras un par de paradas técnicas en ella.


Salimos del pueblo girando a la derecha y continuamos por buenos caminos con perfil de suave ascenso.

A pesar de que la mañana era espléndida la helada se mantenía en muchos tramos de los caminos.


Tras varios cambios de dirección llegamos a una zona en la que predominaban las encinas, incluso cruzamos alguna dehesa (con apertura de cancelas incluida) repleta de ganado vacuno,


Tras cruzar estas dehesas hicimos una parada para comer algo y reponer fuerzas, y aprovechamos para hacernos una foto de grupo.


Cuando retornamos al camino nos encontramos rodando por un lugar espectacular, se trataba de la zona llamada "La Laguna de El Pego", repleta de arbolado y con zonas de mesas, juegos infantiles, etc.


Una vez pasada esta zona volvimos a encontrarnos con encinares y tras ellos, a medida que nos aproximábamos de nuevo a Venialbo, los árboles dieron paso a tierras de cultivo de cereales sin ningún tipo de arbolado.

Al llegar a Venialbo, salieron a recibirnos un grupo de admiradoras que se pasearon elegantemente delante de nosotros.


Al salir de esta localidad hicimos una mala lectura del track que estábamos siguiendo (el de Bicizamora) y eso nos llevó a volver por el mismo sitio que habíamos ido a primera hora de la mañana, así que nos esperaban varios ascensos y descensos.


Los dos últimos ascensos se nos hicieron muy duros a todos.



Menos mal que al llegar a Sanzoles, nuestros dos jefes de logística nos estaban esperando con un par de tortillas, chorizo y cervezas; que ingerimos tras beber un excelente caldo que nos había preparado una de las galanas (galana=esposa o pareja de biker). Todo nos supo a gloria.

Tras ducharnos todos, tuvimos la oportunidad de probar el "Arrôs amb fesols i nap" que nos preparó nuestro jefe de cocina que, por cierto, estaba muy rico. Al terminar el anfitrión nos obsequió con una tarta, café, copas...

Preciosa ruta, de un paisaje muy variado, con cierta dureza pero hecha para disfrutarla.

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15 de enero de 2017

Por la Reserva Natural Lagunas de Villafáfila

Teníamos una asignatura pendiente desde hace dos años y era hacer una ruta por las Lagunas de Villafáfila tal cual la habíamos planificado. En aquella ocasión no pudo ser por un pinchazo pero hoy ya lo conseguimos.

En esta ocasión nos desplazamos ocho bikers en coches hasta Villafáfila. Durante el camino el termómetro marcaba -4º y al llegar allí -2º y con esta temperatura empezamos la ruta.

Salimos de Villafáfila bordeando la Laguna Grande. Poco después nos adentramos campo a través para acercarnos a ella y el hielo existente se pegaba a las ruedas.


Pero eso sí, conseguimos ver a lo lejos grupos de ánades.


Continuamos hasta que llegamos a la carretera de Otero, allí giramos a la derecha, cruzamos la que va a Villarrín, y continuamos rodando, pero por poco tiempo porque tuvimos que echar pie a tierra por un pinchazo. El asunto se complicó y hubo que cambiar la cámara. En cuanto todo estuvo listo proseguimos y en pocos minutos llegamos a Villarrín. Para entonces, aunque la helada era grande, ya no teníamos sensación de frío, gracias a que íbamos a buen ritmo y a la inestimable ayuda del sol.

Tras cruzar Villarrín, enfilamos por otro camino hacia el abandonado pueblo de Otero de Sariegos,


Entre medias variedad de palomares, típicos de la zona.




Al llegar, cruzamos este pueblo fantasma, habitado en otros tiempos por romanos y visigodos y vacío en la actualidad. Poco después paramos en uno de los observatorios de aves que hay en la zona. Con la ayuda de varios monoculares avistamos grupos de ánades en las Salinas.



En pocos minutos continuamos nuestra marcha, dirigiéndonos hacia la Laguna de Barillos, una de las más grandes pero mermada por la sequía. La bordeamos, un tramo por carretera, y volvimos a un camino que poco después abandonamos para girar hacia la izquierda para enfilar hacia Tapioles.


Tras atravesar esta localidad salimos de ella por uno de los pocos repechos que hay en la zona y continuamos rodando por excelentes caminos. En este tramo encontramos alguna pequeña subida y bajada de poca importancia.


Mäs adelante cambiamos de nuevo de dirección, hacia la derecha, y empezamos a divisar Villafáfila. Rodando fuerte en pocos minutos la alcanzamos.


Tras cargar las bicis en los coches nos dirigimos al Restaurante El Palomar donde nos tomamos un caldo calentito con unas gotitas de Jerez, que terminó con los escasos resquicios de frío que traíamos de la bici.



Bonita y cómoda ruta que nos ha permitido conocer mejor la Reserva Natural "Lagunas de Villafáfila", o Las Salinas, como las llaman las gentes del lugar. La pena fue no avistar muchas aves, los grupos descritos de ánades posados en las lagunas y tres avutardas.

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