25 de junio de 2021

Nocturna con luna de fresa

A la primera luna llena del verano se la denomina "luna de fresa", por su color rojizo. Como no nos la queríamos perder programamos una ruta nocturna para verla, eso sí, desde la bici.

Hacer una ruta nocturna a principios de verano tiene un gran inconveniente, y es la luz, la duración de los días. Como sabíamos que hasta las 22.00 h no se ponía el sol, pero a las 23.00 habíamos quedado para cenar, quedamos a las 20.30 h para rodar al menos los últimos kilómetros sin luz.

Abandonamos la ciudad los seis bíkers que pudimos acudir a la cita por Pinilla, donde cogimos el Camino Viejo de Villaralbo, aunque nos apartamos de él enseguida, cogiendo la bifurcación a la izquierda que hay antes de pasar bajo la autovía. Continuamos por el Camino de San Antón, hasta llegar a las cercanías de Villaralbo.


Nos resultaba curioso, acostumbrados como estamos a rodar por las mañanas, observar el color de la luz, muy diferente al de las primeras horas del día, y las sombras que proyectábamos.



Como queríamos hacer una ruta inédita, al llegar a la zona de la presa de Villaralbo, en vez de seguir hacia el pueblo continuamos recto. Poco más adelante giramos a la izquierda y ese camino nos llevó a un lateral del pueblo para, seguidamente, pasar por algunas calles por las que nunca habíamos transitado.

Terminamos saliendo al GR-14, pero unos cientos de metros después de empezar a rodar por él giramos a la izquierda. Ese giro no lo habíamos hecho nunca, a pesar de haber pasado por allí cientos de veces. El camino va entre fincas y viviendas de recreo. Tras medio kilómetro desemboca en otro perpendicular, tomando nosotros la opción de la derecha.


De nuevo seguíamos pisando lugares inéditos. Ese nos llevó hasta las cercanías de Moraleja del Vino, pero no llegamos a entrar en el pueblo, lo esquivamos dejándolo a nuestra derecha. En esos momentos la luz era cada vez más cálida y, al estar el sol más bajo, nuestras sombras seguían creciendo.


Continuamos en la misma dirección unos tres kilómetros. Como seguíamos yendo por pistas en muy buen estado podíamos ir deprisa, pero nos frenábamos pensando que íbamos a llegar demasiado pronto a Zamora, sin apenas disfrutar de la falta de luz.

Llegó el momento de cambiar de dirección, y lo hicimos virando a la derecha. En esos momentos estábamos cerca de Bamba, pero nos alejamos de esta localidad, dejándola atrás y a nuestra izquierda.

Poco a poco la tarde iba cayendo y el sol ya asomaba poco en el horizonte, faltaban pocos minutos para que desapareciera por completo.


No tardamos mucho en girar noventa grados a nuestra izquierda, y después de apenas dos kilómetros, lo hicimos de nuevo hacia el mismo lado. Después de un tramo similar al anterior llegamos a la carretera que une Moraleja del Vino con Sanzoles. Prácticamente sólo teníamos que cruzarla, si bien había que virar unos metros hacia la izquierda y ya tomar el camino que apareció a la derecha. Entramos así en un camino de menor importancia en el que estaban marcados sólo las roderas de los vehículos que lo transitan.


Rodamos por él unos tres kilómetros. De nuevo era inédito para todos nosotros, pero terminó saliendo a otro que comunica Madridanos con El Viso. Ya en este vimos como el sol decía adiós al día, al tiempo que entrábamos en Madridanos.


Cruzamos algunas de sus calles, buscando la originalidad vimos partes del pueblo que no habíamos visto nunca, si bien terminamos en el GR-14, que tomamos con dirección hacia Zamora. Aguantamos sobre él unos tres kilómetros, transcurridos los cuales el camino hace una especie de "S" invertida, pero nosotros no terminamos de trazar la letra porque nos desviamos en busca de la carretera que va de Villaralbo a Villalazán.

En ese tramo ya se empezaba a notar la ausencia de luz. Aún se veía sin iluminación artificial, pero estábamos en ese punto en el que ya estaba a punto de necesitarse. De hecho aprovechamos una parada de uno de los bíkers para encender nuestros focos. Estábamos deseando :)


Al llegar a la carretera prácticamente la cruzamos, porque el camino por el que íbamos a seguir no estaba justo en frente, pero casi. Era el que parte junto a una gravera, ya cerca de Villalazán. 

Ese camino nos condujo hacia el río Duero, al que llegamos con medias luces, en ese punto en el que falta luz, pero que la proporcionada por los focos apenas se nota.


Cuando nos pusimos a la vera del río, al pasar por zonas con arbolado ya era necesaria la luz proporcionada por nuestros focos. Eso sí, la ausencia de luz natural propició, como era de esperar, que a partir de ese momento las fotos salieran movidas, pero no queríamos usar el flash porque proporciona una luz irreal.


No mucho después de atravesar esa zona de arbolado y vegetación por fin vieron la luna. La habíamos buscado en el cielo anteriormente en varias ocasiones y no conseguíamos verla. Y casi fue casualidad encontrarla porque nació a nuestra espalda. Al verla estos avisaron al resto, paramos e incluso retrocedimos unas decenas de metros para verla porque unos árboles nos lo impedían.

Aunque en la foto no se aprecia bien, era muy grande y con un color muy anaranjado.


Enseguida nos subimos de nuevo a las bicis y seguimos nuestro camino, que nos sumergió de lleno en la chopera que hay en El Plantío Viejo de Villaralbo. La poca luz del día que aún quedaba era filtrada por los chopos y, rodando entre ellos, ya no se veía nada salvo lo que era alumbrado por los focos. Con esa ayuda se ciclaba bien y nos encantó hacerlo. 
 

Prácticamente terminada la chopera continuamos junto al río por una zona de vegetación más espesa y en la que el camino apenas está marcado. Si te quedabas un poco atrás del grupo daba gusto verlo, con las luces blancas por delante, las rojas detrás, y dando la impresión, si los dejabas marchar, de que eran devorados por el bosque.
 

A esas alturas nos dimos cuenta de que íbamos fatal de hora. Tanto habíamos ralentizado nuestra marcha en los kilómetros anteriores que ahora teníamos retraso respecto al horario previsto, ya que eran las 23.00 h. Para "ayudarnos" el camino nos llevó a una especie de túnel hecho por la vegetación, zarzas por los laterales y ortigas a ras de suelo, principalmente, que nos costó un rato atravesar y más de un pinchazo, claro.


Cuando conseguimos atravesarlo todos continuamos nuestra marcha, pero el camino no permitía muchas licencias, así que íbamos despacio. No mucho después apareció una especie de caída por la que era imposible continuar, así que nos tocó retroceder unos metros para encontrar una alternativa. 

Esa alternativa nos llevó enseguida a un camino mejor, este a su vez a otro mejor y este a una zona asfaltada que nos condujo a un extremo de Villaralbo. Antes de entrar en la localidad llamamos a las Galanas que estaban esperando para la cena, para decirles que fueran pidiendo porque llegaríamos enseguida. 

Para salir de Villaralbo cogimos el Camino Viejo. A esas alturas había algún foco y alguna linterna que había agotado su batería, así que no quedaba otra que pegarse a alguien con luz o ir por libre sin luz, sabiendo que, al ser asfalto, no habría sobresaltos en forma de baches. 

Hicimos ese tramo hasta Zamora casi, casi, a la velocidad de la luz. No queríamos llegar muy tarde a la cena porque no queríamos que tuvieran que retrasar el cierre por nuestra culpa, así que volamos...

Llegamos al final de la ruta poco antes de las 11.30 y como había sed y hambre, hicimos muy bien esta última parte de la nocturna.


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