Aunque está en el término de Arenas de San Pedro (Ávila), esta ruta de senderismo la comenzamos desde aquí, la llamada Piscina Natural El Pelayos (también se puede hacer desde el mismo Arenas de San Pedro). Junto a dicha piscina natural hay un puente por el que pasa la carretera de Candeleda (AV-924) y junto al puente hay un aparcamiento donde dejar el coche a la sombra. Al lado del río hay algunas mesas con bancos donde poder sentarse a descansar o a comer algo.
Tras dejar el coche en el aparcamiento seguimos unas decenas de metros por la carretera (dirección Candeleda) y enseguida vimos un camino que bajaba hacia el cauce del río. Al principio es un sendero rodeado de mucha vegetación.
Ese ascenso nos fue separando del río puesto que íbamos dejando su lecho cada vez más abajo. Esa separación nos impidió ver que desemboca en el Arenal, que era al que, desde ese momento, seguíamos en paralelo.
El camino terminó siendo una pista rodeada de pinos fundamentalmente. Por ella se caminaba estupendamente. De vez en cuando desde algún claro del bosque pudimos contemplar las cumbres nevadas de la cara sur de Gredos.
El camino que comenzamos a seguir era un senderito que no podía ser más bonito. Lo habían adornado poniendo un manto verde a ambos lados y discurría junto al río Arenales, que descendía con fuerza por encima de las piedras que encontraba a su paso.
Cuando la vegetación nos permitía ver el Arenales nos sorprendía con una imagen más bonita que la vista con anterioridad.
Tras ese paso por rocas volvió a haber camino y esa fue la tónica habitual hasta ya casi el final. Pequeños tramos de camino que se iban alternando con tramos en los que este ascendía por una ladera, bien de tierra, bien de roca, para después descender de nuevo para volver a otro tramo de camino de tierra.
Hay que aclarar que el río a veces se calmaba algo. De vez en cuando fuimos encontrando pequeños remansos que en verano serán testigos de más de un chapuzón porque invitan a ello sus aguas profundas y cristalinas.
Ya acercándonos al final del recorrido, en el kilómetro 8 aproximadamente, tuvimos que ascender mucho por una ladera. Desde la subida pudimos contemplar un puente atravesando un pequeño cañón. Por la dirección hacia la que nos llevaba el camino parecía que dicho puente no era para nuestro recorrido, pero en un momento dado tuvimos que girar hacia la izquierda y entonces sí, ya vimos que nos dirigíamos hacia él.
Así que al llegar a la pista continuamos hacia la izquierda y comenzamos a caminar por esta a buen ritmo ya que el firme es muy bueno y en el primer tramo va descendiendo. Unos ochocientos metros después, tras un ligero repecho y otra bajada llegamos a la zona recreativa previa al puente desde donde habíamos salido. Ascendimos a la carretera y fuimos hacia el coche, dando así por terminada esta bonita ruta.
Por si alguien quiere ir con niños, yo no la recomendaría con menores de 10 o 12 años porque algunos pasos, sin llegar a ser peligrosos, hay que controlar bien donde se pisa. Si solo va un niño al que se puede llevar de la mano aún, pero en esos tramos no deben ir solos.
Al terminar también nos planteamos si habría sido mejor hacerla al revés, es decir, ir por donde había sido nuestra vuelta. Lo dejamos a la elección de cada uno. Tal como lo hicimos nosotros la primera mitad es muy cómoda y la segunda entraña pequeñas dificultades y, por lo tanto, más tiempo y más cansancio. Si se prefiere hacer la parte que es algo más dura para terminar por la parte más suave, habría que hacerla empezando por donde nosotros terminamos. En cualquier caso, ¡os encantará!
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