Un día más la meteorología se puso en nuestra contra y no nos dejó coger las bicicletas. A decir verdad el día si lo permitió pero con todo lo que había llovido en los días anteriores no quisimos salir a llenarnos de barro, así que cambiamos las ruedas por zapatillas y caminamos por un paraje de Aliste que nos ha gustado mucho, por la ribera del río Mena.
La ruta que planificamos se basa en una extraída del Wikiloc de Zamoraesmas. Partía de Mellanes, por lo que salimos de Zamora cinco senderistas a las 10.00 h. El preceptivo café lo tomamos en Fornillos de Aliste, porque sabíamos que en Mellanes no hay bar donde poder hacerlo. Después del café nos subimos de nuevo al coche, terminamos el viaje. Aparcamos el coche junto a la antigua escuela y partimos desde allí la caminata siendo poco más de las 11.00 h.Como el edificio de la escuela se encuentra en la parte más alta del pueblo, descendimos por la calle principal hasta llegar a la carretera que va hacia Rabanales. Continuamos por ella y enseguida pudimos ver el río Mena al pasar por un puente.
A nuestra izquierda íbamos contemplando cortinas que, con la inminente llegada de la primavera, tenían un intenso verde.
Recorrimos como uno setecientos metros. Tras los cuales encontramos los restos de un molino y más abajo un pequeño puente de losas que cruzaba el ramal del río que iba a dicho molino. Lo cruzamos y poco después nos encontramos con el río.
Los otros dos no se animaron y optaron por regresar hacia Mellanes. Quedamos en vernos allí al llegar. Los que cruzamos dejamos que se secaran nuestros pies, nos calzamos y comenzamos a caminar junto al río. Poco después continuamos unos metros campo a través y llegamos a un camino semiabandonado. Continuamos por este y enseguida llegamos a otro más importante que nos llevó hasta el que teníamos que haber seguido de no habernos encontrado con el problema del cruce del río.
Poco después llegamos a un puente. Junto a él confluyen un arroyuelo y la rivera del Mena. Una vez unidos se considera ya el río Mena.
Nada más cruzar el puente comenzamos una nueva y larga subida que se prolongó a lo largo de un kilómetro y medio. La primera parte era suave, el suelo estaba compuesto con fragmentos de pizarra y la vegetación era mayoritariamente baja.
Tras esa primera parte vino una pequeña vaguada y enseguida comenzó la segunda parte del ascenso, algo más inclinado que el anterior. En esta zona volvimos a encontrar el camino flanqueado por robles y con firme de tierra.
Terminamos el ascenso al Alto Perrollo y desde la zona pudimos contemplar la bajada que nos llevaría hasta Mellanes, si bien para llegar debíamos recorrer antes los dos kilómetros de descenso que nos separaban del pueblo.
Si desde que cruzamos el río y nos separamos habíamos hecho todo el recorrido muy deprisa para evitar que los dos que habían regresado a Mellanes tuvieran que esperarnos mucho, al ir ahora ayudados por la gravedad íbamos más rápidos aún.
Según nos fuimos acercando al pueblo fuimos encontrando cortinas delimitadas por preciosas paredes de piedra adornadas con musgo.
Poco después iniciamos la subida a la parte alta del pueblo, donde ya nos esperaban nuestros dos amigos, si bien tan solo hacía unos diez minutos que habían llegado.
Como en el pueblo no hay bar para poder tomar un refresco o una cerveza y así dejar algo allí donde realizamos una actividad, nos fuimos directamente a Grisuela, en concreto al Restaurante Catalina donde, como siempre, nos trataron de maravilla y comimos la mejor carne de la provincia. Una vez comidos volvimos a subirnos al coche y regresamos a Zamora.
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