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12 de julio de 2020

Rodando hasta el Convento de Nª Sª del Soto

A pesar de que hace poco más de una semana que terminamos el Camino del Norte, el gusanillo, es el gusanillo, y llegado el Domingo se sale en bici. La convocatoria dejó a muchos fuera porque el verano hace estragos en el grupo y son muchos los bíkers que no se encontraban en Zamora.

Queríamos una ruta sencilla, para rodar, no muy larga, que no se ascendiera mucho y que pasara por Morales del Vino y con esas pautas diseñamos una a medida hasta el Monasterio de Nuestra Señora del Soto, en Villanueva de Campeán.

21 de junio de 2020

Una clásica: ida y vuelta a El Cubo

Próximos a empezar nuestra gran ruta del verano, llevamos ya varios haciendo siempre una misma salida en los días previos, una etapa larga en km y con sus subiditas, más de las que uno se hace a la idea. Una especie de test al que nos sometemos y que, por suerte, hemos aprobado.

14 de junio de 2020

Subida al Cueto

Aunque en la ruta de hoy no estaba prevista la ascensión al Cueto, sobre la marcha se convirtió en el objetivo de la misma. No todos conseguimos ascender sobre la bicicleta, pero eso sí, todos pudimos disfrutar de las vistas de toda la zona que se pueden contemplar desde ese alto, que se encuentra en el término de Casaseca de Campeán.

1 de marzo de 2020

Sin pena ni gloria, pero con lluvia y viento

Un Domingo más la climatología quiso ser la protagonista de nuestra ruta. La verdad es que no recordamos un año en el que haya habido tantas incidencias meteorológicas coincidiendo con nuestras salidas. Las de hoy tuvieron que ver con la lluvia y el viento, nuestros peores enemigos. Finalmente algunos fuimos tercos y logramos hacer una ruta, sin pena y con poca gloria, porque no fue la prevista, pero nos conformamos. Sólo conseguimos llegar a Pereruela, pero nos costó más, debido al viento en contra, que si hubiéramos ido casi a Miranda. Eso sí, la vuelta fue otro cantar...


26 de enero de 2020

Hasta el Viso y más allá (en busca del sol)

Dicen que las bicicletas son para el verano y eso debe ser lo que, en algunas ocasiones, piensan algunos de los integrantes de este club, o al menos lo parece, porque hoy tan solo cuatro nos presentamos a la cita matutina. Algunos tienen excusa, pero otros no ;)

A los cuatro que nos presentamos nos esperaba, como ya casi empieza a ser habitual, una densa capa de niebla y 2º de temperatura. Más de uno al abrir la ventana se lo pensó, pero al final se impuso el vicio de pasar un rato sobre la bici y con los amigos.

Dejamos atrás Zamora cruzando el puente de Cardenal Cisneros, al terminar bajamos las escaleras que comunican con el Camino Viejo de Villaralbo, si bien nada más empezar a rodar por este nos fuimos hacia la bifurcación de la izquierda, que lleva a Villaralbo igualmente.


9 de diciembre de 2019

Lección de barro

Hoy hemos aprendido, o mejor dicho, recordado, que hay varios tipos de barro: el botijero, que es el más odiado por los amantes de la bici y el "de toda la vida", que salpica, mancha, resbala...

Cuando salimos a las 9.30, los cinco que formábamos el grupo imaginábamos que barro íbamos a tener, porque el otoño ha sido muy lluvioso y en los últimos días había llovido bastante, pero la verdad es que no esperábamos tanto, ni tan molesto.

Los primeros kilómetros los hicimos sin problema, primero bordeando el río, después cruzando el Puente de Piedra, para seguir por el barrio de Cabañales y terminando en la rotonda del Cementerio. Allí continuamos por el llamado carril bici Zamora-Morales, pero al llegar a la zona de El Cristo lo abandonamos, pasamos junto a la ermita para rodar después por la vía de servicio y seguir por la carretera los últimos metros antes de llegar a esa localidad.



24 de noviembre de 2019

A Villanueva de Campeán, pese a las vallas

La previsión de viento condicionó un domingo más nuestra ruta. Como todo indicaba a que soplaría de suroeste planeamos una ruta hacia el sur, para llevarlo de cara con las fuerzas íntegras, y de espalda cuando estas empiezan a flaquear.

Partimos de la C.D. siete bíkers. Tras cruzar el Puente de Hierro, el barrio de Pinilla y pasar junto al cementerio, tomamos el camino de Morales, que seguimos hasta la ermita del Cristo, donde nos esperaba un bíker más.



16 de junio de 2019

De entrenamiento hasta El Cubo

Quedan pocos días para iniciar nuestra gran ruta de este verano, así que de cara a estar algo mejor preparados hoy quisimos hacer más kilómetros de lo habitual y fuimos hasta El Cubo de Tierra del Vino.

Iniciamos la ruta en el lugar habitual seis bíkers. Salimos de Zamora cruzando el Puente de Piedra y atravesando San Frontis. Al llegar a la carretera de Bermillo giramos a la izquierda para ir hasta la rotonda del Cementerio y, poco después, coger el camino de Morales del Vino. Al llegar a la ermita del Cristo nos estaba esperando un séptimo bíker. Ya todos juntos rodamos por la vía de servicio hasta la rotonda anterior a Morales, y desde ella por la carretera hasta el pueblo.

Salimos del pueblo tomando a la derecha el llamado Camino El Perdigón, que abandonaríamos más tarde cogiendo una bifurcación a mano izquierda, el llamado Camino Sampedro. A partir de ese punto ya nos encontramos atravesando de lleno los campos agostados de cereales, aunque sea mediados de junio. Si algo presidía hoy el horizonte era el amarillo dorado de los trigos y las cebadas a punto de ser devoradas por las cosechadoras.


Hasta ese momento los caminos que habíamos transitado eran muy buenos, bastante buen firme, si bien con perfil ascendente; pero continuamos por un camino mucho menos transitado, por lo que la vegetación estaba en trámites de invadirlo todo.


No mucho más adelante volvimos a pisar buen camino. Pasamos cerca de las antenas que hay entre Casaseca y Corrales, sin dejarnos tentar por ellas y pronto comenzamos a descender hasta que llegamos a la N-630 unos cientos de metros antes de llegar a Corrales del Vino.



Cruzamos la carretera y seguimos por el camino que sale de frente, que nos llevó hasta una de las urbanizaciones que hay a la entrada del pueblo. Bordeamos la localidad por la circunvalación y tomamos la carretera de Santa Clara de Avedillo.


Nada más pasar bajo un viaducto de la autovía giramos a la derecha y poco después a la izquierda iniciando una larga y pronunciada subida.


Tras culminar el ascenso iniciamos una bajada que nos llevó de nuevo a la carretera. Recorrimos por ella unos cientos de metros y entramos en Avedillo (como lo llaman los del lugar).


Poco después de las primeras casas giramos a la derecha para continuar por un camino que nos sacó del pueblo por una zona frondosa y bonita.


El perfil seguía siendo ascendente, y poco después de esa localidad volvimos a encontrarnos con otra subida, pero más corta y menos empinada que la anterior. En cualquier caso, como suele ocurrir en todas las subidas, cada uno la subió como pudo por lo que el grupo se fue estirando.


Tras llegar arriba atravesamos una zona de pinares y poco después empezamos a encontrarnos con grandes superficies de cereales y encinas, atravesadas por grandes rectas de excelente firme.




Si durante el recorrido anterior habíamos rodado a buen ritmo, en esta zona elevamos la media porque el terreno invitaba a ello. Tras algún cambio de sentido y alguna que otra recta más, empezamos a divisar a lo lejos El Cubo.


Realizamos un descenso y nos encontramos con la carretera que une esa localidad con Fuentesaúco, la cruzamos y continuamos recto, entrando poco después en el pueblo. Atravesamos algunas de sus calles y nos dirigimos a la zona recreativa que hay a la entrada, un lujazo, buen cesped, banquitos y unas barbacoas enormes. Eso sí, nosotros esta vez prescindimos de ellas y utizamos sólo la sombra y los bancos.

Tras reponer fuerzas y hablar de la logística del regreso desde Lisboa, iniciamos el regreso. Al salir del pueblo tomamos la Vía de la Plata y no la abandonamos hasta cerca de El Perdigón. Los primeros kilómetros los hicimos en paralelo a la vía, lo que nos hizo de nuevo hablar de lo buena idea que sería aprovechar esa infraestructura para hacer una vía verde... Esos primeros kilómetros tienen un ligero perfil ascendente y se notaba.



Pero poco después, iniciamos el divertido descenso hacia el término de Cabañas de Sayago, pudiéndose contemplar desde la parte más alta buenas vistas de la zona.


No llegamos a pasar por esa localidad, la Vía de la Plata nos llevó poco después hasta Villanueva de Campeán, donde se producen los vinos de la denominación de origen Tierra del Vino. Se nota desde algún kilómetro antes de llegar al pueblo por las viñas que se encuentran a un lado y otro del camino.


Como el perfil acompañaba, los caminos eran buenos y estábamos rodando a un ritmo muy bueno, avanzábamos mucho, así que enseguida llegamos a las proximidades de San Marcial. Tampoco llegamos a entrar en esta localidad, íbamos hacia ella pero antes de llegar la Vía de la Plata gira a la derecha para poco después hacerlo a la izquierda. Como un kilómetro después abandonamos las flechas amarillas y continuamos por nuestra cuenta girando a la derecha y ascendiendo una cuesta que nos llevó hasta las proximidades de El Perdigón. Tampoco entramos en este pueblo, ya que antes de hacerlo giramos a la izquierda y lo bordeamos.

Nuestra intención era llegar a las proximidades de Entrala y allí retomar la Vía de la Plata, y así lo hicimos. Ese ritmo alegre al que hicimos toda la vuelta nos permitió llegar pronto a las proximidades. En un momento dado tuvimos que cruzar la carretera de Peñausende, rodar como cien metros por ella y girar a la izquierda para continuar por un camino, que tras algún cambio de dirección terminó por llevarnos de nuevo al track. Ya sobre él pasamos junto al llamado Brocal de las Promesas.


En pocos minutos estábamos ya en el Polígono Los Llanos y otros tantos después estábamos entrando en San Frontis. Hicimos una parada técnica en la terraza de un bar cercano al Puente de Piedra. Y tras "comentar la jugada" nos subimos de nuevo a las bicis y cada mochuelo se dirigió a su olivo.


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Relive 'Morning Jun 16th'

7 de abril de 2019

A "El Viso" en busca de buenas vistas

Hoy la primavera quiso hacerle un guiño al invierno y se disfrazó de este, forzándonos a descolgar la ropa de abrigo que ya habíamos guardado en los armarios pensando que ya no lo usaríamos más esta temporada.

Y es que partimos de la Ciudad Deportiva a las 8.45 h con 3 grados de temperatura, eso sí, el sol acompañaba y se agredecía. Lo que no se agradecía en absoluto era la brisita del norte que también quiso ser protagonista. Menos mal que de entrada no nos daba de cara.

Los cinco bíkers que salimos iniciamos la ruta rodando en paralelo al río en dirección al Puente de Piedra. Cruzamos este, seguimos por San Frontis para coger el GR-14. A pesar del fresco la mañana era espléndida.


Antes de llegar al Brocal de las Promesas giramos a la izquierda para seguir por un camino que, en línea recta, lleva hasta Morales. Este camino va ascendiendo poco a poco, no en vano hay que salvar los 50 m que diferencian la altitud de esta localidad y la de Zamora.


Cruzamos la carretera de Entrala y poco después nos estaba esperando el sexto bíker que había salido al encuentro desde Morales.

Atravesamos esta localidad y cogimos el camino de Pontejos, de nuevo otra pequeña ascensión para que los más frioleros terminaran de entrar en calor.



Poco después de entrar en el pueblo giramos a la izquierda para atravesar este y salir de él por el camino de Arcenillas, pero tras subir la primera cuesta giramos a la derecha para continuar por un camino de muy buen firme que terminó por llevarnos a la carretera que une Cazurra y Casaseca de las Chanas. Tras rodar como un kilómetro por asfalto entramos en esa localidad.

Tras cruzar Casaseca enseguida vimos nuestro destino a lo lejos, El Viso, pero a pesar de que rodábamos de frente a él tuvimos que volver a la izquierda porque el camino que transitábamos poco más allá no tenía continuidad. Entre pueblo y pueblo íbamos disfrutando de le época más bonita del campo en esta zona.




Rodamos unos cientos de metros en esa dirección pero enseguida volvimos a girar, en esta ocasión a la derecha, y poco después a la derecha de nuevo, para seguir por un camino que ya volvía a tener la dirección de El Viso.

Este camino, que es una gran recta, nos llevó hasta casi los pies de nuestra meta (volante) sin más novedad que pudimos rodar por él bastante rápidos porque el firme acompañaba, y el viento no nos molestaba (aún). Además seguíamos disfrutando de unas vistas espléndidas.


Y así, en poco tiempo llegamos hasta las proximidades del gran repetidor. Giramos a la derecha y enfilamos la recta desde donde parte la subida. Pero antes de empezar esta hay que recorrer unos 500 metros de suave ascenso que sirve de precalentamiento. Y en cuanto volvíamos la cabeza nos encontrábamos bonitas estampas como esta:


Comenzamos la ascensión. Los primeros metros ya sabemos que se hacen bien, después viene un tramo que quizás sea el más duro, evidentemente por su inclinación. Tras pasar la primera curva la ascensión se suaviza y permite recuperar el aliento y bajar algún piñón. Tras la segunda curva vuelve un repecho duro que sigue tras la siguiente. Una vez superada esta sigue la dureza pero los que hemos subido más veces sabemos que tras la siguiente se divisan ya dos señales que nos indican que ya falta muy poco para coronar. Superadas las dos la ascensión se suaviza de nuevo y, se corona.

Como subimos cada uno a nuestro ritmo, arriba fuimos llegando por etapas, primero llegaron dos unidades, después una, le siguieron otras dos y, finalmente las dos últimas.


Mientras llegaban unos y otros aprovechamos para hacer fotos de las impresionantes vistas que se pueden disfrutar desde estas alturas.





Una vez todos reunidos aprovechamos para comer algo antes de iniciar el descenso. Tras la breve parada volvimos a subirnos a las bicis para disfrutar de la bajada.




Tanto nos emocionó el descenso que el que iba el primero no se dio cuenta de que al llegar abajo había que volver a la derecha y lo hizo en sentido contrario. Pero como todo tiene arreglo, más adelante volvimos a la derecha para tomar dirección Madridanos, donde podríamos reencontrar de nuevo el track.

En ese tramo también rodamos rápido y sin problemas porque el terreno acompañaba, y salvo en el descenso, el aire no nos daba todavía de frente.


Tras llegar a Madridanos tomamos el GR-14 y nos topamos con el viento de frente. No era excesivo, pero sí lo suficiente molesto como para restar velocidad y acrecentar la sensación de frío. Por este camino fuimos haciendo abanicos y gracias a eso logramos mejorar algo nuestra velocidad.

Tras rodar unos cuatro kilómetros por la Senda del Duero la abandonamos para girar a la derecha y seguir por un camino que terminó por llevarnos hasta la carretera de Villalazán. La cruzamos y tomamos otro que nos llevó a encontrarnos con el río Duero. Seguimos por su orilla y el caminó empezó a perderse. Continuamos por la hierba pero llegó un momento en el que ya no se podía pasar, así que dimos la vuelta y buscamos un camino parlalelo al que intentábamos seguir.


Lo encontramos enseguida y ya continuamos por este, algo más alejados del río pero aún pudiendo ver bonitas estampas de este.


Continuamos rodando por este camino pero, en un momento dado, lo abandonamos girando a la izquierda y entrando en uno asfaltado que nos llevaría hasta Villaralbo.


Tras cruzar esta localidad volvimos al encuentro con el río y rodamos en paralelo a él, primero por la antigua carretera y después por el camino que seguimos habitualmente.

Aunque seguíamos con el viento de cara continuamos haciendo abanicos de dos o de tres y este se hacía más llevadero y nos permitía rodar a buen ritmo. Cuando llegamos a Zamora, al ver la hora que era, nos dimos cuenta de que habíamos hecho una buena media.


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20 de enero de 2019

Rodando a pesar del barro... y de las cancelas

Que iba a haber barro hoy no era un misterio, era una evidencia con lo que había llovido ayer, pero nunca pensamos que nos encontraríamos con una arcillera. Pero pudimos con él. Con lo que no pudimos fue con la cancela que nos cortó el paso para culminar la ruta prevista. Pero vamos paso a paso...

Para encontrarnos con el barro, primero, un buen rato antes tres bikers, sí, sólo tres, salimos de la Ciudad Deportiva, cruzamos el río por el puente de Cardenal Cisneros y fuimos hasta la carretera de Moraleja, la cruzamos y continuamos por un camino que va bordeando la Autovía de la Plata hasta la rotonda que conduce a Morales del Vino. Desde allí seguimos por carretera hasta la entrada del pueblo.


Cruzamos esta localidad y a la salida nos desviamos a la izquierda para coger el camino de Cazurra. Todo iba bien, íbamos disfrutando de la espléndida mañana, pero llegamos a un punto en el que, inexplicablemente, la autovía corta el camino. Decidimos continuar hacia la derecha y terminamos saliendo a la N 630, muy cerca de la rotonda de la salida a Morales. Hicimos por carretera esos cientos de metros y al llegar a la rotonda continuamos por la que lleva a Cazurra, donde vimos que podíamos coger de nuevo nuestro track.


Pasamos por esta localidad y tomamos un camino con dirección a Jambrina. A pesar de todo lo que llovió ayer, los suelos que estábamos pisando no tenían demasiado barro. Las ruedas se agarraban más que cuando el terreno está seco, pero estaba mejor de lo que esperábamos.



Cerca de las piscifactorías de Jambrina nos desviamos a la derecha y seguimos hacia esa localidad, a la que llegamos en pocos minutos. 

Salimos de ella y poco después tomamos un camino que se abría a la derecha. Vimos, al tenerla delante, la subida del día, pero la afrontamos con decisión. Nada más entrar en el camino vimos que el barro se empezaba a pegar en nuestras cubiertas, pero teníamos la esperanza de que empezara a despegarse en breve... Pero no, lejos de caerse algún trozo, cada vez se engrosaba más y más. Y no aprendemos... En vez de darnos la vuelta, somos tercos y continuamos adelante. Pero pocos metros porque las ruedas de dos de las bicis se bloquearon por la acumulación de barro. La otra bici, sin embargo, no tuvo problema, no se le bloquearon las ruedas y pudo culminar el ascenso.


Tirando de la bici, arrastrando las dos ruedas bloqueadas, o con ella a cuestas, íbamos ascendiendo pero de un modo penoso. Llegó un punto en el que tuvimos que parar, y con las manos y con un palo ir quitando barro.



Tras quitar lo que pudimos continuamos ascendiendo con la bici en la mano hasta que en una zona vimos que parecía que se pegaba menos, allí paramos de nuevo y quitamos lo que pudimos.



Ya con las ruedas aligeradas nos pudimos volver a subir a la bici, y con mucho peso extra pudimos ascender las rampas, que brindaban a nuestra espalda y a uno de los lados bonitas vistas de la zona.



Cuando culminamos el ascenso y ya empezamos a rodar por llano, y por un camino sin barro, parecía que volábamos.

Poco después cruzamos la carretera de Fuentesaúco y continuamos siguiendo nuestro track. Algo más adelante cambió el paisaje y empezamos a ver encinas y monte bajo.


Pero enseguida llegó la sorpresa, nos encontramos con una cancela cerrada de una finca. Pensamos que sería para evitar la salida de animales y que podríamos abrirla, pero no, tenía un buen candado puesto. No nos quedó otra que dar la vuelta, desandar como un kilómetro e improvisar tomando un camino que salía a la derecha.

Con el retraso producido por el barro y por el rodeo que estábamos dando, decidimos abandonar la idea de ir hacia Sanzoles, y tratar de ir ya enfilando hacia Zamora. Pero para eso primero hicimos varios sube y bajas, atravesamos algunas zonas con barro, otras con mucha arena... y todo eso iba pesando en la piernas. 


Finalmente salimos a un camino ancho que nos parecía que podía llevarnos a Moraleja, Y así fue, pero antes tuvimos un pequeño incidente con la pérdida de aire de la rueda de uno de los bíkers.


Desde Moraleja fuimos a Villaralbo por el camino habitual, es decir, descendiendo por la cuesta del cementerio y yendo al encuentro del GR-14.


Cruzamos Villaralbo por varias calles principales y nos dirigimos hacia el río, para coger la antigua carretera.


Justo al llegar al río enlazamos de nuevo con el track que teníamos que haber traído si no hubiera sido por la cancela cerrada. 

Desde allí vinimos rápido a Zamora, entrando en ella por donde salimos, por el puente de Cardenal Cisneros. 

Como no podía ser de otro modo, nos fuimos directamente a la gasolinera Vista Alegre a lavar las bicis. Nos costó muchísimo quitar el barro acumulado, no salía ni con agua caliente. Cuando lo conseguimos volvimos a la ciudad, donde nos hidratamos, que falta teníamos.

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Nota: en el track ya están quitados el tramo de la cancela cerrada y el realizado por el carril bici para lavar las bicicletas.

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Relive 'Morning Jan 20th'