11 de agosto de 2024

Caminos sombríos en Sanabria para los días de calor

Cuando en media España hay una ola de calor, que también afecta a Sanabria, resulta gratificante salir en bici y no pasar calor en ningún momento, gracias a que vayas por donde vayas lo harás, casi en todo momento, bajo la sombra de los robles, de los castaños, o de ambos. 

Comenzamos en Rabanillo y enseguida nos adentramos en el camino que comunica con la cercana localidad de Ilanes. Este es una bajada desde su comienzo hasta su fin. Y, por si fuera poco, llegados al pueblo, el descenso continúa hasta llegar a la carretera. Seguimos por ella y enseguida nos desviamos para seguir por la que va a Barrio de Lomba, pero la dejamos enseguida para volver a rodar por tierra. Este camino, con una subidita en medio, nos lleva hasta otra carretera (El Puente-Barrio de Lomba), pero solo la cruzamos y seguimos de frente. En esa zona hay algo de arbolado pero también matorral. Poco después empezamos a rodar entre robles y el camino pierde anchura. Antes de llegar a Castro de Sanabria hay un tramo en el que hay piedras sueltas que nos obligaron a ciclar con precaución.


Entramos en esta localidad, poco después cruzamos la carretera y fuimos hacia la iglesia. Nos desviamos hacia la derecha y continuamos por un camino estrecho muy bonito. Poco después pasamos por debajo de la autovía y, al salir, giramos a la derecha. Unos cientos de metros más adelante cruzamos la N-525 y nos sumergimos en el Camino Sanabrés, pero en dirección contraria a Santiago. 


Este tramo nos trae recuerdos porque el año pasado hicimos ese recorrido en nuestra segunda etapa camino de Fisterrra. Rodamos en paralelo al río Castro por una bonita zona en la que los chopos y la vegetación prácticamente esconden el cauce de dicho río.


Aunque en alguna zona se abre algún claro que nos permite tener una visión del Castro que, poco más adelante, desemboca en el río Tera.


Este camino nos conduce a una carretera, la que une la N-525 con Puebla de Sanabria. Seguimos por ella como un kilómetro y llegamos a un puente sobre el río Castro, justo a los pies de esta localidad. Lo cruzamos y poco después continuamos por las empinadas rampas que nos llevan hasta la bonita Plaza Mayor, donde se encuentra la ermita de San Pelayo, la iglesia de Santa María y el castillo, tras estas. 


Al otro lado vemos el Ayuntamiento, en parte ya engalanado como preparación previa del Mercado Medieval que se celebrará del 15 al 18 de agosto. 


Descendemos por la Rúa hacia la parte baja del pueblo y al llegar a la carretera continuamos bajando, ahora hacia el río Tera. Cruzamos el puente y al salir de este hacemos un giro de 180º para seguir por el camino que va hacia la playa fluvial de Castellanos. Este es un single track trazado en paralelo al río Tera. En algunos tramos con rocas aflorando en el camino que dificultan la rodadura. 


Al llegar a la citada playa fluvial continuamos recto por el camino que va hacia El Puente. llano al comienzo y al final, y con una subida y una bajada, con el terreno roto, en el tramo central. 

Cuando llegamos a esta localidad cruzamos el puente sobre el río y giramos a la derecha. Al terminar la recta abandonamos el asfalto para seguir recto y tomar el Camino Tradicional El Puente-Galende. Este recorre en su primera mitad un robledal muy cerrado. Después hay un giro y se asciende por un camino complicado para mantener el agarre de las ruedas. La subida termina en un camino más ancho y de mayor entidad. Seguimos por este pero poco después giramos noventa grados para enfilar una bajada que entraña cierta dificultad por las piedras sueltas que cubren casi todo el camino. 

Esta bajada nos lleva de nuevo a cruzar el río Tera. Nada más pasar el puente llegamos a la Playa Fluvial de Corneira. Seguimos adelante, cruzamos la carretera y continuamos sin cambiar dirección. De nuevo cruzamos otro robledal en una subida prácticamente continua. Cuando llegamos a un cruce de caminos tomamos el de la izquierda (de haber seguido de frente habríamos entrado en Villarino de Sanabria). Este es el Camino Tradicional Villarino-Trefacio. Seguimos ascendiendo entre robles y, cuando comenzamos a descender, la vegetación se abre.


Enseguida volvemos a rodar entre robles en una zona llana y, poco después, entramos en Trefacio. Descendemos hacia la parte baja de la localidad. Allí nos topamos con la carretera y el cartel que nos recuerda en el pueblo en el que nos encontramos. 


Seguimos hacia la derecha, volvemos a cruzar un puente, este sobre el río Trefacio y, poco después giramos para tomar la carretera que va a Cerdillo. Ascendemos unos doscientos metros y nos desviamos a la derecha para proseguir por un camino por el que no habíamos rodado nunca. 

Al principio tiene cierta anchura pero poco a poco íbamos encontrando más vegetación en el propio camino y empezamos a temer que, en un momento dado, se cerrara del todo y tuviéramos que dar la vuelta. Pero no sucedió lo que nos temíamos, pero sí que nos encontramos con un árbol caído que nos cerraba el paso. Tuvimos que reptar para pasar al otro lado. 


El camino siguió ascendiendo. En esta zona, también repleta de robles, las moscas estaban especialmente pesadas y llevábamos unas cuantas orbitando alrededor de nuestras cabezas. Más adelante el camino se estrecha y había algunas zarzas casi cerrando el paso. El que suscribe trató de esquivarlas pero se engancharon a sus ropas y terminó sobre caído sobre ellas. Desembarazarse de ellas con el mínimo daño posible no fue tarea fácil. Las consecuencias fueron brazos y piernas arañadas pero sin más. 

Poco después del episodio de las zarzas llegamos a un camino más importante y, siguiendo este, no tardamos en llegar a las proximidades de Cerdillo. Al llegar a la calle principal nos encontramos con mucha gente, con arcos de meta y muchos deportistas. Sin pretenderlo pasamos bajo esos arcos como si estuviéramos participando en el trail que se estaba celebrando, pero es que no había alternativas. 


Ascendemos por varias calles del pueblo y llegamos a la sinuosa y empinada pista cementada que conduce a la cercana Murias. Ya en esta localidad recorremos un par de calles. Una de ellas nos lleva hasta las últimas edificaciones. Continuamos rectos y comenzamos a rentabilizar todo lo subido hasta allí. Bajamos por una pista ancha. Más adelante el camino pierde el arbolado y empieza a estar flanqueado por escobas. Tras varios cambios de dirección el camino se estrecha y vuelve a estar bajo la sombra de los robles. 



Poco después, sin dejar de descender, llegamos a las primeras edificaciones de Vigo de Sanabria. 
Nada más cruzar un puente nos desviamos a la izquierda y recorremos una parte del pueblo. Antes de salir del mismo nos desviamos a la izquierda y comenzamos  un tramo en el que seguimos viviendo de las rentas, porque no tenemos que tocar los pedales. 

La bajada se prolonga, más adelante se estrecha y hay un tramo con bastante piedra suelta, justo antes de cruzar la carretera. Pasamos al otro lado de esta y continuamos adelante. El camino termina siendo un senderito muy estrecho que desemboca frente al Cámping de Cáritas. Allí nos incorporamos al camino que va a la Play de Los Enanos. En pocos minutos llegamos a esta. Hacemos una parada para tomar un refresco en el chiringuito que hay junto a esta playa.

Pronto volvemos a la bici, seguimos por la carretera y antes de cruzar el puente sobre el río Tera nos desviamos a la izquierda. Vamos bordeando el río, después nos desviamos algo de él atravesando una gran pradera hasta llegar a un camino que volverá a ir paralelo al río.

Cruzamos la carretera y seguimos recto para dirigirnos a Pedrazales. En este tramo tenemos que cruzar dos pequeños puentes y rodar por un camino que tiene bastante piedra suelta pero que permite rodar bien. El último tramo es ascendente y nos lleva hasta la entrada de esa localidad. 


Vamos hasta el otro lado del pueblo. Al terminar este seguimos por el Camino Tradicional Pedrazales-Galende. Este tiene un tramo llano en los primeros metros pero enseguida comienza un sinuoso descenso que es una gozada para hacer en bici. 


Al llegar a Galende nos toca subir un par de buenas rampas para acceder a la carretera. La cruzamos y poco después nos desviamos ligeramente para comenzar una dura subida con rampas que van del 11 al 16%.  Unos cuatrocientos metros más adelante nos desviamos a la izquierda para seguir por un sendero que aún sigue ascendiendo, pero más suavemente. 

Continuamos entre robles y castaños y proseguimos todo recto. Pronto comenzamos a descender ligeramente. Al llegar a un cruce de caminos tomamos la opción de la derecha que nos llevará hasta las proximidades de la Ermita de Rabanillo. 


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