29 de agosto de 2024

Ermita de San Ambrosio y Palomar de La Breña

Cerca de Barbate (Cádiz) hay algunos lugares de interés para visitar, entre ellos la ermita visigoda de San Ambrosio y el Palomar de La Breña, un palomar del siglo XVIII considerado el más grande del mundo, ya que alberga 7.700 nidos en su interior.

En esta ocasión elegimos la tarde para realizar este recorrido por las cercanías de Barbate. La temperatura, de 26º y la brisa marina, permitían la práctica de la bici sin pasar mucho calor, pero no sin sudar, que con la humedad del ambiente es imposible no hacerlo. 

Salimos de Barbate con dirección Los Caños de Meca, si bien antes de abandonar la localidad comenzamos a rodar por el carril bici construido en paralelo a la carretera. Nada más iniciarse este comenzamos un largo ascenso. La vegetación baja que encontramos a nuestra izquierda nos permiten ir viendo la costa al tiempo que ascendemos.


Como la carretera, y por tanto el carril bici, atraviesa el Parque Natural de La Breña, repleto de pinos, estos aparecen enseguida e impiden seguir viendo el mar. 

Tras unos cuatro kilómetros de ascenso, solo interrumpido por dos pequeñas y tendidas bajadas, nos desviamos a la derecha para seguir por una carretera local. Esta sigue cruzando el Parque Natural e incluso una zona recreativa con mesas y bancos.


Desde que nos desviamos vamos descendiendo ligeramente y entre sombras, algo que se agradece, durante unos dos kilómetros. Tras estos llegamos a un cruce. Allí vimos el indicador del Palomar, pero nuestra intención era visitar primero la ermita, así que tomamos la opción de la izquierda. Seguimos descendiendo, en se tramo con mayor pendiente, y vamos dejando pequeñas parcelas con edificaciones a ambos lados de la carreterita. A nuestra izquierda también observamos parte de la masa forestal del Parque Natural de La Breña. 


Poco más de dos kilómetros y medio después llegamos a otro cruce. Junto a él vimos el cartel que indica que entramos en el municipio de Vejer de la Frontera, pero nosotros seguimos a la izquierda, por un camino que sigue descendiendo. Unos quinientos metros después hicimos un giro cerrado, a la izquierda de nuevo. Se supone que la ermita está cerca pero no conseguimos ver nada hasta que no estuvimos encima. 

Cuando conseguimos ver algo sufrimos cierta decepción porque nos encontramos con algunas paredes de piedra y mucha vegetación envolviéndolo todo. Tanto el camino de acceso como la propia ermita presentan un alto grado de abandono.


Aparcamos la bici y nos dirigimos a la puerta principal atravesando la maleza. Desde ella pudimos contemplar lo que queda en pie del interior. 


Una pena, porque es de origen visigodo y fue construida en el siglo VII sobre los restos de una villa romana, utilizando para su construcción algunos de los materiales de esta. Posteriormente ha sido objeto de varias reformas. La más importante a finales del siglo XV. No se sabe desde qué fecha fue dejada a su suerte, pero como decíamos, hoy en día se encuentra en una situación de total abandono sin cubierta y con los cuatro arcos fajones apuntalados.


Una vez realizada esta visita volvemos a la bici y desandamos el camino hasta el cruce donde comenzaba el término de Vejer. Allí continuamos a la izquierda por la misma carreterita por la que habíamos ciclado anteriormente solo que enseguida comenzamos a ascender por rampas considerables. Poco más de un kilómetro después nos desviamos por un camino a la derecha que da acceso a varias fincas. 


Después de recorrer unos cientos de metros y de realizar algunos cambios de dirección llegamos a un punto donde hay una rudimentaria valla que impide el paso, aparte de indicar que se trata de una finca privada. Volvemos a la carretera y seguimos adelante. Vemos la opción de tomar otro camino que surge a la derecha. Seguimos por él y nos vuelve a suceder lo mismo más adelante. 


Regresamos de nuevo a la carreterita y no nos queda otra que seguir por ella y ascender un puerto, corto pero de cierta dureza por la inclinación de sus rampas. Eso sí, al ganar altura también ganamos mejores vistas de la sierra. 


Después de un kilómetro y medio de ascenso giramos a la derecha para introducirnos en un camino ancho y bien compactada que da servicio a un parque eólico. 


Aún subimos algo más, pero no tardamos en comenzar a descender. Como unos tres kilómetros rodando por este camino terminamos llegando al cruce donde habíamos visto como una hora antes el indicador del Palomar de la Breña.


Siguiendo las indicaciones recorrimos como un kilómetro antes de llegar al mismo. En realidad se encuentra dentro del recinto de un hotel rural que lleva su mismo nombre. Desde el exterior nada hace suponer que alberga ese enorme palomar en su interior. 


 Habíamos leído que había que pedir permiso en recepción para la visita y así lo hicimos. Nada más entrar nos encontramos con un pasillo estrecho y oscuro que contenía cientos de nidos. 


Estos pasillo están intercomunicados, así que atravesamos varios de estos y llegamos como a un patio central donde había más nidos y desde donde se accedía a otros pasillos. 





Este enorme palomar, de 7.700 nidos y más de 400 metros cuadrados de superficie, está considerado el palomar más grande del mundo, según el Libro Guinness de los récords y podía albergar unas 5.000 parejas adultas de palomas (10.000 ejemplares), más sus crías, dos de media. Es decir, que no era difícil encontrar 15.000 ejemplares entre adultos y crías. Se construyó para abastecer de carne (pichones) a los barcos y, de forma indirecta, para generar palomino, con el que abonar tierras o para hacer pólvora. 

Una vez realizada la visita nos subimos de nuevo a la bici y regresamos al cruce donde habíamos visto el indicador, unos metros después tomamos el camino que surge a la derecha, es el llamado Carril de los Treinta Poyetes. Nada más empezar a rodar por él comenzamos a descender y así lo haríamos a lo largo de los, aproximadamente, siete kilómetros que nos separaban de Barbate, un justo y merecido premio a todo lo ascendido anteriormente. 

Esta bajada se realiza entre los pinos del Parque Natural de La Breña, que flanquean ambos lados del camino. Este es ancho, mayoritariamente de buen firme, si bien hay alguna zona con pequeñas piedras que afloran a la superficie y algún banco de arena. 


En el último tramo hay menos pinos y pudimos observar Vejer mirando hacia nuestra izquierda, y poco más adelante las Marismas del Barbate frente a nosotros. 


Cuando estábamos terminando el descenso hicimos un giro a la derecha y poco después atravesamos un paso para peatones y bicis que hay junto a una cancela que cierra el paso de vehículos al camino. Nada más traspasarlo entramos en una barriada de Barbate. Recorrimos varias calles hasta llegar a nuestro destino, el mismo punto del que habíamos partido un par de horas antes. 




Para descargar la ruta haz clic en el logo de Wikiloc.

Powered by Wikiloc

No hay comentarios:

Publicar un comentario