La mañana nos sorprendió a todos porque al salir de nuestras casas lo primero que recibimos fue un bofetón de aire en la cara. No lo esperábamos ni lo habíamos tenido en cuenta para diseñar la ruta, pero era lo que había... Eso sí, a cambio la temperatura era ideal: 12 grados.
A las 9.30 h tres bikers nos presentamos en la Ciudad Deportiva y otros dos nos esperaron a la salida del Puente de Hierro, ya que teníamos que pasar por allí. Los cinco juntos dejamos atrás Zamora por el llamado Camino Viejo de Villaralbo, si bien enseguida nos desviamos hacia la derecha para continuar por un camino. No uno cualquiera, sino el GR-14, la Senda del Duero, que está marcada y señalizada desde la Sierra de Urbión (Soria) hasta la frontera portuguesa, en Vega de Terrón (Salamanca).
Evidentemente, nosotros solo íbamos a seguir un tramo en dirección contraria a la marcha del río. Después de varios cambios de dirección comenzamos a rodar en paralelo al Canal San José, pero poco después ya íbamos a su lado, este tramo lo solemos evitar porque suele tener muchos abrojos, pero hoy hubo suerte y no nos causó ningún problema.
Rodamos junto al canal unos dos kilómetros, nos separamos de él al llegar a la localidad de Villaralbo, que atravesamos de lado a lado.
A esas alturas el viento ya se había dejado notar y sabíamos que soplaba del sur. Las rachas eran de hasta 30 km/h y, aunque lo llevábamos lateral no nos permitía ni hablar porque solo escuchábamos su zumbido.
Tras recorrer unos cinco kilómetros, que hicimos a buen ritmo, llegamos a Madridanos. Siguiendo las indicaciones de la Senda del Duero pasamos por un lateral de esta localidad y continuamos adelante hacia la zona llamada Las Contiendas que, nada más salir del pueblo, y tras ascender dos pequeños oteros, ya veíamos frente a nosotros.
A nuestro paso por toda esa zona encontramos grandes extensiones de maíz recién cortado y varios montones de remolacha extraída de la tierra y esperando ser cargada camino de la azucarera.
Y con ese viento resulta vergonzoso ver que todos los aerogeneradores estaban parados. ¿Por qué estaban frenados? Cómo se ríen de nosotros las compañías eléctricas...
Terminada la recta realizamos un giro de noventa grados y comenzamos a ascender suavemente con una pendiente del tres o el cuatro por ciento.
Una vez terminada esta subida de, aproximadamente, un kilómetro comenzamos un descenso que sirvió para normalizar nuestras pulsaciones, pero era solo un respiro, porque pronto nos enfrentamos a otra subida de la misma distancia, pero eso sí, más llevadera.
El descenso continuó a través de una de las calles del pueblo, que nos llevó directamente hasta la carretera que va hacia Toro.
Cruzamos la carretera y continuamos de frente por un camino que se dirige hacia el río. Al llegar a este giramos a la izquierda diciendo adiós al GR-14, después de unos veintiséis kilómetros siguiendo su trazado. Allí una señal del mismo indica los kilómetros restantes a Toro y a Villafranca de Duero.
El camino que comenzamos a seguir iba en paralelo al río, si bien después hicimos como la figura de un cuatro y nos alejamos algo del Duero.
Tras unos segundos continuamos nuestro recorrido, terminamos de pasar sobre el puente y justo al salir de él vimos un cartel que ponía: "Aviso, montería". En un primer momento paramos, pero después continuamos porque simplemente era un aviso, no una prohibición.
En este tramo encontramos bastantes plantaciones de maíz aún sin cosechar. En esos maizales quedaba bien patente la fuerza del viento y eso que en esa zona estábamos algo amparados por las elevaciones de Las Contiendas.
Al terminar uno de estos maizales giramos a la derecha noventa grados y seguimos hacia la N-122.
Al llegar junto a esta, cambiamos de nuevo de dirección, para continuar en paralelo a la carretera por el camino que da servicio a una gravera. Terminado este cruzamos la carretera y continuamos recto por un camino ancho que nos llevó hasta un pequeño túnel bajo la vía.
Eso sí, después de esa y su correspondiente bajada solo nos quedaba llanear y llanear. Nos separamos algo de las vías férreas para ir a dar cerca del Hotel El Convento. Cruzamos la carretera y continuamos de frente, dejando a Coreses a nuestra derecha. Poco después volvíamos de nuevo hacia las vías, a las que nos pegamos de nuevo a lo largo de un buen trecho.
En esta zona el viento nos daba por la izquierda y ligeramente por la espalda y notábamos algo su pequeña contribución, pero aún así, seguíamos rodando muy juntos porque algo nos amparábamos unos con otros.
Como íbamos a buen ritmo no tardamos en llegar a Villagodio y desde allí a la gasolinera Vistalegre. Junto a ella nos unimos al carril bici por el que continuamos hasta la ermita de la Peña de Francia. Desde allí nos dirigimos al Bar CD, donde refrescamos nuestras gargantas. Estando allí llegó otro biker que había salido en solitario porque por prescripción médica debe ir a ritmo tranquilo y no debe hacer muchos kilómetros.
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