Tras la visita guiada a la villa nos desplazamos hasta Santibáñez de Tera. Aparcamos a la entrada del pueblo y desde allí mismo iniciamos esta bonita ruta que, además tiene el valor añadido de haber sido habilitada, cuidada, señalizada y mimada por un grupo de mayores de la localidad.
La ruta parte de la Plaza de Santibáñez de Tera (aunque como hemos dicho nosotros partimos de la carretera que atraviesa la localidad). Siguiendo las indicaciones de color blanco y verde no tuvimos pérdida porque la ruta está perfectamente señalizada. Al comienzo, el camino transcurre entre huertas. Más adelante sale unos metros a la carretera y poco antes de que esta atraviese el puente se desvía a la izquierda y empieza la parte más bonita con mucha arboleda, vegetación abundante y el río Tera (o lagunas del mismo) a nuestra derecha. Así transcurre la mayoría de la ruta. Además, cuando hay rincones bonitos encontramos casi siempre un banco, realizado reutilizando troncos y maderas, que invita a pararse y contemplar las vistas.
El azar quiso que nos encontráramos en esa zona con Jesús, uno de los artífices de la ruta, que nos acompañó durante todo el trayecto, habiendo tenido así la suerte de convertir nuestra caminata en una visita guiada.
También encontramos sorpresas, como los árboles decorados con diversos motivos, meninas, búho, mariposa, serpiente...
Los restos de un molino que aprovechaba la fuerza del agua para moler.
E incluso los restos de la Fábrica de la luz, una instalación pionera hace 100 años, iniciativa de un médico de la localidad, que tenía dos turbinas que permitían dotar de electricidad a los pueblos de la zona y de la que eran accionistas todos los vecinos de Santibáñez.
Cuando hay que cruzar algún regato, este grupo ha realizado puentes reutilizando materiales también (troncos, vigas de madera, trozos de canal, etc.).
Después de "La playa" cruzamos una chopera enorme (aquí se nos unió también Agustín, otro de los artífices) y poco antes de terminar esta nos desviamos a la derecha para ver la "presa".
Lo más interesante es meterse en el agua y descender por la misma para contemplar una de las partes más bonitas de la ruta, pero hay que llevar calzado de agua o estar dispuesto a mojarse lo pies y piernas.
Terminada la chopera iniciamos el regreso hacia Santibáñez. Poco después nos encontramos la Fábrica de la Luz y seguimos por la parte menos atractiva del recorrido. Finalmente giramos a la derecha para, de nuevo entre huertas, realizar el último tramo de la ruta, que nos dejó de nuevo en la Plaza Mayor. A pocos metros tomamos una caña en el Bar Chana donde, llamando con antelación, también se puede encargar comida.
Pero como nosotros no habíamos llamado, teníamos una excelente tortilla y otras viandas que degustamos en "La playa" estupendamente (hay mesas y bancos). Estando comiendo de cara al río, mejor dicho a la laguna, pudimos contemplar a una nutria cruzándola.
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